EL ÚLTIMO DÍA DE LA TIERRA Por JUAN MOISÉS DE LA SERNA Copyright 2015
PREFACIO EL ÚLTIMO DÍA DE LA TIERRA La Tierra, nuestro hogar, donde nos sentimos seguros y protegidos, Qué nos llevaría a abandonarla con celeridad?, Qué haría que haría peligrar tanto nuestra vida que decidamos salir lo más rápido posible, dejando atrás todo lo que conocemos? Una inquietante novela que nos habla de nuestra fragilidad como especie ante lo que tanto tiempo se lleva temiendo que pueda suceder, y que, en cambio, somos incapaces de predecir ni controlar su desenlace.
Una piedra que se acerca, no la podremos parar aunque estemos alertas, ella podría chocar. Aquí sería imposible, la vida continuar pensemos en la salida, quizás se pueda encontrar. Marchando lejos podremos, algunos pocos salvar pero hay que prepararse, para dejar el hogar. El futuro es incierto, cada vez se acerca mas esa roca que ahora viene, algún día nos dará. --- AMOR ---
TABLA DE CONTENIDOS Prefacio Tabla de Contenidos Nota Legal Capítulo I. O.O.P.ARTS Capítulo II. VIAJE A EGIPTO Capítulo III. LA PUNTA DEL ICEBERG Capítulo IV. PÉRDIDA DE TIEMPO Capítulo V. LA REVELACIÓN Capítulo VI. EMPEZAR DE NUEVO Capítulo VII. DÍA DE DECISIONES CAPÍTULO VIII. EL PRIMER CONTACTO CAPÍTULO IX. TÚ DECIDES CAPÍTULO X. EL AMANECER CAPÍTULO XI. LA PUERTA ABIERTA CAPÍTULO XII. EL CAMBIO DE RUMBO CAPÍTULO XIII. HOJA DE RUTA CAPÍTULO XIV. SORPRESAS Sobre Juan Moisés de la Serna Otros E-Books de Juan Moisés de la Serna
Dedicado a mis padres
NOTA LEGAL EL ÚLTIMO DÍA DE LA TIERRA No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros medios, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por el teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47. Juan Moisés de la Serna, 2015
CAPÍTULO I. O.O.P.ARTS En la ciudad de Milán (Italia) Había sido un concienzudo investigador durante toda mi vida hasta que por casualidad me había topado con las revolucionarias teorías del caos, así me formé en esta disciplina, inicialmente considerada casi folklórica, pero a medida que me adentraba iba observando cómo aquel campo se extendía no sólo a la física, sino también a la astronomía e incluso a la sociología, todo se podía explicar con estas simples aproximaciones al concepto de caos y de orden. No satisfecho con esta aproximación, intenté profundizar en otras disciplinas que destacaban por tener un componente teórico importante que prometía mucho pero que actualmente carecía de un desarrollo tecnológico adecuado. Así estuve durante algunos años trabajando en distintos proyectos en donde se desarrollaba uno u otro aparato que respondía a las aportaciones teóricas más actuales, aunque cuando se encontraban con una dificultad técnica la superaban empleando para ello las soluciones tradicionales, pues el salto entre los aportes teóricos y sus
aplicaciones técnicas en muchas ocasiones se hacía difícil de superar. Una de las investigaciones en que estuve trabajando fue la de analizar los resultados sobre la modificación de la linealidad del tiempo, un proyecto de casi tres años que no dio ningún fruto y que al final se suspendió porque los promotores decidieron que no era rentable por los escasos resultados que se obtenían. A pesar de ello, había quedado intrigado con la posibilidad de atravesar el tiempo, de explorarlo, de conceptualizarlo como circular o incluso como pliegues llenos de agujeros por los que se podían comunicar dos espacios diferentes e incluso dos tiempos diferentes. Todo esto lo había investigado a nivel teórico, sin conseguir superar las grandes dificultades existentes en la relación materia energía, teóricamente podría ser posible trasmitir energía de un lugar a otro sin necesidad de seguir la linealidad espacial, al igual que sucedía con los agujeros negros o con los agujeros de gusano los cuales unían planos distintos empleando para ello pliegues que recortaban la distancia, y basado en esto, había tratado de unir dos momentos distintos del tiempo junto con otros colegas.
Esto hace años hubiera suscitado grandes dudas teóricas, pero ahora parecía estar al alcance de la mano con los nuevos avances en cuanto a la física cuántica. Estas aportaciones habían abierto todo un gran abanico de posibilidades que hasta ese momento y con las leyes que se habían empleado de la física eran imposibles de imaginar. Ahora en cambio se estaba más cerca de lograr, pero todavía existía una barrera que no se había conseguido superar ya que desconocía cómo convertir la materia en energía para ser enviada por estos pliegues y cómo recuperar luego su estructura original. Había realizado grandes avances al conseguir dilatar y contraer el tiempo de unas pocas moléculas, en unas condiciones muy controladas, para ello había empleado grandes campos magnéticos unidos con la potencia de un acelerador de partículas, con todo aquello había logrado provocar un pliegue en el tiempo, el cual no se había conseguido estabilizar. Es precisamente por esa falta de control en cuanto mantenimiento de apertura del pliegue, unido al desconocimiento sobre cómo hacer que ese pliegue se extienda hacia adelante o hacia atrás en el tiempo, junto al gran consumo energético requerido, lo que hizo que el proyecto se cerrase.
Todo esto se lo había comentado detalladamente a Suili la última vez que nos habíamos encontrado. Ella me había escuchado atentamente a pesar de no conocer los conceptos sobre algunos de los términos técnicos que empleaba. Se había especializado en un tipo de investigación diferente, en el que su objeto de estudio era más bien de tipo personal. Ahora se dedicaba al estudio del ser humano desde varias aproximaciones, analizando las teorías y aportes que sobre la mente humana se tenían, abarcando los distintos campos de la ciencia, filosofía, psicología, sociología, antropología social y hasta la primatología, así como desde la teología y la parapsicología, estas dos últimas aproximaciones las había tenido que estudiar al comprobar que no podía obtener todas las respuestas que buscaba desde un punto de vista exclusivamente científico, estos dos aportes la ofrecieron otra forma de aproximación a algunos fenómenos sobre la mente y sus efectos que no quedaban suficientemente explicados por la ciencia tradicional. Todo ello sin faltar a su formación como neuróloga y psiquiatra, ya que habían sido muchos años de ejercicio profesional para perder este aporte médico del ser humano. Todo esto lo recordaba mientras miraba por la ventanilla del taxi.
Esta sería la tercera vez que iba a quedar para hablar, un reencuentro que se había hecho esperar muchos años, pues desde que nos separamos cada uno ha seguido su propio camino, pero la amistad que nos unía ha permanecido intacta. Casi no me lo podía creer cómo hemos podido encontrarnos después de tanto tiempo y de esa forma tan particular. Ambos asistíamos a unas jornadas sobre los nuevos avances en autómatas. El interés que me había llevado a aquellas jornadas era el aprender sobre las nuevas aplicaciones tecnológicas con energías renovables, por su parte Suili había ido a comprobar los avances que se habían realizado en la expresión y comprensión de las emociones por parte de autómatas. Un encuentro casual que ambos quisimos volver a repetir, para poder hablar con más calma, pues era mucho lo que habíamos vivido por separado y por tanto mucho lo que teníamos por compartir. Llegó el taxi hasta la plaza de la catedral (Piazza Duomo) de Milán, eran cerca de las ocho y todavía había muchos turistas que se acercaban allí a observar la majestuosidad de la catedral gótica de finales del siglo XIV, considerada la tercera iglesia católica más grande del mundo.
Esta era una obra colosal que se había tardado más de medio milenio en finalizar, que constaba de multitud de pináculos y agujas, lo que le daba esa imagen tan característica, en donde se custodiaba una importante reliquia de la cristiandad, uno de los clavos de la cruz de Jesús. Estuve paseando con una sensación entre ansioso y nervioso, pues tenía muchas ganas de volver a verla. Me encontraba en un lugar privilegiado y además a una hora adecuada, era el final de la tarde. El sol se empezaba a poner, y los edificios empezaban a iluminarse convirtiendo aquella visión en un algo verdaderamente hermoso. Una tarde nublada y fría era lo único que se interponía para poder disfrutar plenamente de aquel enclave. Aproveché para colocarme bien la chaqueta y para calentarme un poco las manos frotándolas entre sí, pues hacía algo de fresco, ese había sido el motivo por el que había preferido venir en taxi en vez de hacerlo andando como era mi costumbre, y por ello había llegado un cuarto de hora antes de la hora acordada. Parecía que ella me había producido un gran efecto pues no recordaba la última vez que me había sentido tan nervioso mientras esperaba a una mujer.
Probablemente el haber estado durante tanto tiempo entre libros y ordenadores, me ha hecho perder destrezas en el trato con las mujeres me decía a mí mismo para justificar mis nervios. Aunque ella siempre restaba importancia a su físico, había sido agraciada con una hermosa figura, unido a un lindo rostro y unos bonitos ojos. Además, se trataba de una mujer muy inteligente con sus diversas carreras y doctorados, que realizaba investigaciones por distintos laboratorios del mundo, siendo una destacada ponente a la cual invitaban a participar en muchos congresos tanto de ámbito académico como divulgativo. Lo que más me gustaba de ella, era la profundidad de su mirada, la cual me hacía olvidar cualquier tema de conversación que estuviese hablando. En esta ocasión para evitar quedarme en blanco a la hora de hablar con ella había traído apuntado un pequeño guión, unas pocas frases en caso de no saber continuar la conversación. Saqué la libreta de un bolsillo y repasé lo allí apuntado «La relación entre la materia y lo psicológico, la esencia de la cultura y la presencia de capacidades humanas en máquinas»
Todos estos eran temas de los que ambos podíamos hablar extensamente, aunque fuese desde distintas aproximaciones. - Hola Suili la saludé cuando la vi aparecer, parecía que ella sí había decidido andar para quitarse así un poco del fresco. Ella me devolvió el saludo con una tímida sonrisa mientras me estrechaba la mano, - Hola Carlo, disculpa si he llegado algo tarde, pero me he entretenido atendiendo una videoconferencia, me acaban de invitar a visitar unas ruinas para que les de mi parecer sobre algunos aspectos de las mismas.
Sobre Juan Moisés de la Serna Doctor en Psicología y docente universitario, orador y divulgador científico. Viajero incansable, lo que le ha permitido conectar con culturas tan diversas como los Aborígenes australianos, o los Inuit canadienses, con lo que poder conocer las diversas motivaciones que mueven a los humanos a reaccionar y comportarse ante diferentes situaciones creando una base para reflejarla en sus escritos. El lector se encuentra envuelto desde el primer momento en una atmósfera de reflexión personal, según se van sucediendo los más desconocidos acontecimientos a los que cualquiera de nosotros se puede enfrentar en un momento determinado.
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