Homilía del Padre Cipriano Sánchez, L.C. Misa del Espíritu Santo 5 de noviembre de 2015 Capilla Universitaria. Creo que las lecturas de hoy son como unos faros potentísimos preciosos para lo que hoy como comunidad universitaria, estamos viviendo. No estamos viviendo el hecho de que una persona asume la rectoría de la Universidad, lo que estamos viviendo realmente es la vitalidad, el empuje, la ilusión de una comunidad universitaria que precisamente a través de estos símbolos va caminando hacia delante. Yo digo que la lectura (Rom 14, 7-12), sobre todo el evangelio (Lc 15, 1-10) que hemos oído, nos enseña las grandes líneas que como comunidad universitaria, ustedes y yo, tenemos que ser. La primera lectura en la que San Pablo nos hablaba precisamente en su carta a los Romanos, de que nosotros somos del Señor. Esta Universidad es esto, es una Universidad del Señor. Si estamos aquí en la Anáhuac podemos estar por muchos motivos, podemos estar porque tenemos un trabajo y nos dan un sueldo, es un motivo muy legítimo; podemos estar también porque el ambiente es muy bueno, la gente es muy buena onda y todo ese tipo de cosas, también podría ser. Pero no olvidemos que ustedes y yo
estamos aquí con un propósito, un propósito mayor, y ese propósito mayor, es el que nos guía a todos: Somos del Señor. Somos una Universidad de clara identidad católica, somos una Universidad de profunda exigencia en la vivencia de los valores y que detrás de la palabra formación integral, se esconde una palabra mucho más sencilla que es la palabra Santidad Cristiana. Si para algo están ustedes aquí, y les agradezco mucho que hayan venido, es porque en el fondo lo que queremos, de cada uno de nosotros, y lo que queremos de cada uno de los jóvenes que se nos encomienda es eso: que sean de Cristo. Porque es lo único que en verdad les va hacer felices. No va a ser la Ingeniería, no va a ser la Filosofía, no va a ser la Arquitectura el Turismo les hace un poco más felices, pero sólo por un rato, hasta que llega la tarjeta de crédito. Lo que nos hace felices es: Ser del Señor, eso es lo que nos hace felices. Y Cómo podemos ser del Señor? Qué significa ser del Señor? El evangelio nos ha dicho, y yo quisiera que este evangelio fuese no solamente como una línea que hoy Dios nos pide, a mí, a ustedes, que quizá mete la gran línea de esta Universidad: La oveja perdida y la moneda perdida, nuestra gran tarea es ser buscadores de ovejas perdidas. Ser personas que hacen que la oveja vuelva a encontrar su rebaño, vuelva a encontrar su lugar, vuelva a encontrar su sitio.
Ustedes y yo sabemos muy bien que es muy fácil decir que la juventud está muy perdida, que son ovejas perdidas, pero creo que el problema no es que haya ovejas perdidas, el problema es que haya pastores perezosos, ese es el problema, y ojalá que ustedes y yo, en esta Universidad, el tiempo que Dios quiera que estemos trabajando juntos, seamos pastores diligentes, pastores activos, pastores que se preocupan por la persona, pastores que se preocupan por lo que está sucediendo en el corazón de cada uno y de cada una de los jóvenes que son al fin y al cabo el para qué del por qué todos nosotros estamos aquí. La calidad académica, la innovación, la investigación, las acreditaciones y todo ese tipo de cosas no tienen ningún sentido si no tuviéramos jóvenes a los que hacer ovejas del rebaño del Señor, a los que hacer parte de esta felicidad, que ojalá todos nosotros podamos convertir. Para esto hay que tener la actitud de la mujer que busca la moneda cuánto vale una moneda? Siempre me he hecho esa pregunta, cuánto vale una moneda? Y una moneda vale... nada. Y una moneda vale todo. Cuánto vale una moneda perdida de bajo de la tierra y debajo de una cama? No valen nada. Literalmente no vale nada. La moneda vale en la medida que está en curso, por eso se llama monedas de curso común o de curso corriente. Si la moneda está debajo de la cama no vale nada, si está ahí es un trozo de metal.
Cuántos trozos de metal tenemos nosotros debajo de las camas, de las camas de nuestras aulas, de las camas de nuestras oficinas, de las camas de nuestros despachos, de las camas de nuestros lugares de convivencia? Descubrir el valor, incluso de quien parecería que no vale nada, esa es nuestra gran tarea. Esa es la tarea que yo les agradezco que ustedes me inviten a compartir con ustedes. La tarea de hacer de las monedas que están por ahí, que somos todos nosotros, que son cada uno de los jóvenes: monedas de gran valor. Que se crean ellos mismos que valen mucho, porque valen mucho y valen mucho, uno vale mucho a veces no por lo que marca el signo que está marcado de cinco pesos, o dos pesos, valen mucho por quién lo busca, sí hombres. Ser hombres y mujeres que buscan de tal forma que las personas sepan cuánto valen, esa es la tarea de esta Universidad. Yo les invito a que la compartamos a que la caminemos juntos, iluminados por Dios, y cuando a veces nos dé miedo pues recordemos el salmo (Sal 26) que hoy hemos repetido: El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida, quién me hará temblar? En estos días me han preguntado Padre, no está nervioso? Padre no tiene miedo? Y si no he temido, quién nos hará temblar como Universidad, como docentes, como personas, como amigos, quién nos hará temblar? Les invito a que nos quedemos con esto: Ser del Señor, ser buscadores de monedas y de ovejas y nunca tener miedo porque no somos solamente nosotros los que iluminamos el camino,
sino que hay alguien que es el Señor que es nuestra luz y nuestra salvación quien nos guía. Esta misa justamente es Misa del Espíritu Santo, y le pedimos a él, todos juntos, ustedes y yo, que seamos guiados por él en esta tarea tan hermosa de llevar adelante una obra que es del Señor, que es para el Señor y que ojalá entre todos sepamos mantenerla en este camino que es el camino de la de la verdad, que es el camino de la misericordia, que es el camino de la sabiduría, que es el camino de la calidad, pero sobre todo es el camino también, no lo olvidemos, de la caridad. Que Dios nos ayude a todos, que Dios nos ilumine a todos, gracias por acompañarme en este momento de oración antes de la ceremonia que tendremos en algunos instantes. De nuevo mil gracias por estar aquí esta tarde.