Cfr. Benedicto XVI, Encuentro con los párrocos y sacerdotes de la Diócesis de Roma, Lectio Divina, 10 de marzo de 2011



Documentos relacionados
CONTENIDOS CRITERIOS DE EVALUACIÓN

Evangelia CURSO PARA EL ULTIMO MOMENTO 3. LECCIÓN

Lección Marta pensó que Jesús iba a resucitar a su hermano en el último día. Es eso lo que Jesús quería decir? -No.

TEMA 4.- La Sagrada Escritura

DE Él, POR Él, PARA Él

QUEREMOS CONOCER A JESÚS

Moisés 7. Llegando a la tierra prometida Versión para líderes. Para un estudio de una hora, sólo hagan las preguntas marcadas con asterisco (*)

LECTIO DIVINA Domingo 30 de Mayo de 2010 La Santísima Trinidad

Parábola de la torre inconclusa y el rey que va a la guerra

Como Compartir Nuestra Fe Sin Discutir

MISTERIOS GLORIOSOS* CUARESMA-2014

ESTUDIO DE HEBREOS Por: Rubén Álvarez

Lección IV-1 Unidad IV: La Iglesia Página 221 La Iglesia: Prometida y Establecida

PREDICANDO EL EVANGELIO (B.5.3.4)

1 Corinthians 10:31-32

Núcleo V Jesús entrega su vida por nosotros.

que parece importarle es su apariencia, su autosuficiencia y una alta falsa autoestima que la conduce a una vida de soledad y al abismo del vacío.

Día 34: Dar los regalos de Dios

Hoja de Trabajo 1 Nuestros Conceptos y Tradiciones

2ª Corintios: Mensaje nacido del corazón de Pablo

UN LIBRO, UNA ILUSIÓN

Recetas. Lección para hacer en casa. Dios está siempre presente en nuestra familia. es seguro para ti y los demás.

Estamos en un momento histórico. Es una época de crisis y de oportunidades para cambiar. TÚ, AUTOGESTOR qué opinas de lo que está pasando?

ENCUENTRO CON SENCILLEZ DE CORAZÓN

Vida de Cristo Del Evangelio de. Lucas. Lección 5. Jesús Lee. Lucas 4:14-30

Un día en el zoo Página 1

EL PEDRUSCO DE SAN VALENTÍN

Yahvé o Jehová? En esta carta quiero indicar solamente los nombres más importantes, por ejemplo:

Qué debo hacer después de ser salvo para agradar a Dios?

Biblia para Niños. presenta. Isaías Ve el Futuro

Jorge Himitian Sitio oficial

EL RECONOCIMIENTO DE, y EL ASIRSE EN LA PRÁCTICA DE, LAS PERSONAS DE LA DEIDAD EN LA ASAMBLEA.

Evidencia de la Resurreccion de Cristo Leccion Numero Dos

LA CONVERSIÓN DE SAULO (C.8.3.5)

Actividad 2.- Cuento y vídeo de Ubuntu

La Palabra de Dios, la verdad que le hará libre!

LECTIO DIVINA Domingo 10 de Enero de 2010 El Bautismo del Señor Ciclo C

LA FAMILIA, UN TALLER

Más Cerca: Desarrollando la Intimidad con Dios Dennis Rouse

TEMA: EL VIAJE DEL PEREGRINO. TEXTO: I PEDRO.2:11.

JESÚS Y EL PERDÓN (D )

EL BAUTISMO EN EL NOMBRE DE JESUS

Cruz de Esperanza Misionera, Con los Jóvenes Estudiantes HOY

ANECDOTARIO UN TRATO VENTAJOSO

Lección 5 Jesús es el Señor

LECTIO DIVINA Domingo 2 Tiempo Ordinario Ciclo C Enero 20 de 2013

Juan 9:1-12 Jesús sana a un ciego de nacimiento

Puedes Desarrollar Tu Inteligencia

No se puede reducirla a una empresa u ONG internacional de servicios religiosos. a pesar de las miserias de los hombres que la componen en la tierra.

Estoy. contigo. Pensamientos de Santa María Micaela del Santísimo Sacramento

la vida devocional personal

Descubra el plan de Dios: paz y vida

PROYECTO EN FAVOR DE LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD ONU FUNDACIÓN AIRBUS ADEAC

Tirando de la manga de Cristo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.

LECCIÓN 16: EL TRIBUNAL DE CRISTO

Curso Teológico de Confirmación 8º GRADO LECCION #9 SANTISIMA TRINIDAD LA SEÑAL DE LA CRUZ. Quién es el Hijo? El Hijo, Jesucristo, es Dios.

Lección 3 Cómo Hablar con Dios (Aprendamos a Orar) QUÉ ES LA ORACIÓN?

En tercer lugar nos dice que era un lugar donde Jesús se había reunido a menudo con sus discípulos y que Judas también conocía el lugar.

1 CORINTIOS 14:20-40

IGUALES EN LA DIFERENCIA SOMOS DIFERENTES, SOMOS IGUALES

BAUTISMO. "el que con niños se acuesta..."

María Jesús Álava Reyes y Susana Aldecoa. La buena educación. Enseñar con libertad y compromiso para convertir a los niños en adultos felices

Cómo Entender la Biblia INFORME DEL ALUMNO Y HOJAS DE RESPUESTAS

Lección Era capaz el hombre endemoniado de salvarse el mismo del poder de todos los demonios que lo controlaban? -No.

En mi vida, quién es el Espíritu Santo?

Pastora Susie Fernández Iglesia Casa de Oración y Adoración 20 de octubre del 2013

Marcos Cuarto estudio 4:35 al capítulo 6

Jason Henderson Zoe, Costa Rica La Gloria de Dios

Actividad 1: Olivia y los osos polares

comenzado una nueva vida

Reflexiones del Boletin Sobre Corresponsibilidad Pesamientos Sobre Donar Primavera del 2015*

Escuela Radial de Catequesis Argentina

Cómo podemos guiar a los niños a Cristo?

GUIA DE MITAD DE SEMANA. El Espíritu Santo trae claridad y unidad. Amar como Jesús amó. La Ascensión de Jesús NAC-USA DEVELOPMENT INSTITUTE.

2 de diciembre Seguid despiertos! 8 de diciembre Preparad el camino!

Parroquia Inmaculada Concepción de Belgrano. 08 de enero de 2014

El 2do. Tratado de Lucas a Teófilo Cap. 1 y 2 Con un énfasis a las características distintivas del cristianismo del siglo I.

4.- Creo en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.-


REFLEXIÓN PARA LA REUNIÓN POR GRUPOS.

PARA RECONSTRUIR HAY QUE REGRESAR A DIOS (D )

Cómo escribir el Trabajo Fin

La Biblia. Mi respuesta Creo que la Biblia es la palabra de Dios y deseo leerla diariamente. Jesús YO y. A qué se compara la Biblia?

5Juan El plan. Los objetivos LECCIÓN

PAPA FRANCISCO: QUÉ ES CÁRITAS

Lección 3: Dios El Espíritu Santo: Su Regeneración

Qué Creemos? Lección 17. Mission Arlington Mission Metroplex Currículo 2008

Capítulo Ciento catorce -- Jesús Acepta un Regalo Especial. Todo cristiano sabe que Jesús lo dio todo para que pudiéramos tener paz con

1 CORINTIOS 3:9-23 LEAN 1 CORINTIOS 3: Qué dice Pablo de sí mismo y de Apolo, qué son? Son colaboradores de Dios.

COMO ESTAR LIBRE DE PREOCUPACIONES. Por Marianne Lizana Moreno

EVANGELISMO ENSEÑANZA DE EJEMPLOS ILUSTRADOS

ANTES. Objetivo de la actividad. Recuerda que... Ideas fundamentales. Contenidos. ETAPA 1 1er AÑO

EL CIEGO BARTIMEO ES SANADO (D )

Homilía del Padre Cipriano Sánchez, L.C. Misa del Espíritu Santo 5 de noviembre de 2015 Capilla Universitaria.

PREDICANDO AL VERDADERO JESÚS A.A.

MI HIJO MI SALVADOR Lección 1 EL CORDERO DE DIOS

que os haga irreprochables en santidad delante de Dios nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos (1 Tes 3,13).

En las siguientes tres lecciones enfocaremos algunas

XXII CONVENCIÓN NACIONAL FAMILIAS ANÓNIMAS

Lección A pesar de haber pasado mucho tiempo desde que Dios prometió enviar el Salvador, Se olvidó Dios de Su promesa? -No.

Transcripción:

Sacerdci ministerial. Debems dejarns impner el pes del Señr cm servidres que n hacen su vluntad, sin la vluntad del Señr. Trabajams sin tratar de aparecer y n buscams alabanzas. El primer valr es estar cn Crist; vivir cn Crist es la verdadera vida. Estems atents a nuestr estar cn Crist. Cfr. Benedict XVI, Encuentr cn ls párrcs y sacerdtes de la Diócesis de Rma, Lecti Divina, 10 de marz de 2011 Eminencia, excelencias y querids hermans: Para mí es una gran alegría estar cn vstrs el cler de Rma cada añ, al inici de la Cuaresma, y cmenzar cn vstrs el camin pascual de la Iglesia. Quier dar las gracias a su eminencia pr las hermsas palabras que me ha dirigid, agradecers a tds el trabaj que realizáis pr esta Iglesia de Rma que según san Ignaci preside en la caridad y debería ser siempre también ejemplar en su fe. Hagams junts td l psible para que esta Iglesia de Rma respnda a su vcación y para que nstrs, en esta «viña del Señr», seams brers fieles. Hems escuchad el pasaje de ls Hechs de ls Apóstles (20, 17-38) en el que san Pabl habla a ls presbíters de Éfes, narrad expresamente pr san Lucas cm testament del Apóstl, cm discurs destinad n sól a ls presbíters de Éfes sin también a ls presbíters de tds ls tiemps. San Pabl n sól habla a quienes estaban presentes en aquel lugar, sin que también ns habla realmente a nstrs. Pr tant, tratems de cmprender l que ns dice a nstrs en esta hra. Una misión que debe penetrar cada vez más la ttalidad de nuestr ser: sms embajadres de Crist y servidres del Evangeli. Cmienz: «Vstrs habéis cmprbad cóm he prcedid cn vstrs td el tiemp que he estad aquí» (v. 18); y sbre su cmprtamient durante td el tiemp san Pabl dice, al final: «De día y de nche, n he cesad de acnsejar ( ) a cada un» (v. 31). Est quiere decir que durante td ese tiemp era anunciadr, mensajer y embajadr de Crist para ells; era sacerdte para ells. En ciert sentid, se pdría decir que era un sacerdte trabajadr, prque cm dice también en este pasaje, trabajó cn sus mans cm tejedr de tiendas para n pesar sbre sus bienes, para ser libre, para dejarls libres. Per aunque trabajaba cn las mans, durante td este tiemp fue sacerdte, td el tiemp acnsejó. En tras palabras, aunque exterirmente n estuv td el tiemp a dispsición de la predicación, su crazón y su alma estuviern siempre presentes para ells; estaba animad pr la Palabra de Dis, pr su misión. Me parece que este es un aspect muy imprtante: n se es sacerdte sól pr un tiemp; se es siempre, cn tda el alma, cn td el crazón. Este ser cn Crist y ser embajadr de Crist, este ser para ls demás, es una misión que penetra nuestr ser y debe penetrar cada vez más en la ttalidad de nuestr ser. Debems servir al Señr cn tda humildad: dejarns impner el pes del Señr cm servidres que n hacen su vluntad, sin la vluntad del Señr. San Pabl, además, dice: «He servid al Señr cn tda humildad» (v. 19). «Servid» es una palabra clave de td el Evangeli. Crist mism dice: n he venid a ser servid sin a servir (cf. Mt 20, 28). Él es el Servidr de Dis, y Pabl y ls Apóstles sn también «servidres»; n señres de la fe, sin servidres de vuestra alegría, dice san Pabl en la segunda carta a ls Crintis (cf. 1, 24). «Servir» debe ser determinante también para nstrs: sms servidres. Y «servir» quiere decir n hacer l que y me prpng, l que para mí sería más agradable; «servir» quiere decir dejarme impner el pes del Señr, el yug del Señr; «servir» quiere decir n buscar mis preferencias, mis priridades, sin realmente «pnerme al servici del tr». Est quiere decir que también nstrs a menud debems hacer csas que n parecen inmediatamente espirituales y n respnden siempre a nuestras eleccines. Tds, desde el Papa hasta el últim vicari parrquial, debems realizar trabajs de administración, trabajs temprales; sin embarg, ls hacems cm servici, cm parte de l que el Señr ns impne en la Iglesia, y hacems l que la Iglesia ns dice y espera de nstrs. Es imprtante este aspect cncret del servici, prque n elegims nstrs qué hacer, sin que sms servidres de Crist en la Iglesia y trabajams cm la Iglesia ns dice, dnde la Iglesia ns llama, y tratams de ser precisamente así: servidres que n hacen su vluntad, sin la vluntad del Señr. El Señr ns precede en la humildad; trabajams sin tratar de aparecer y n buscams alabanzas. 1

En la Iglesia sms realmente embajadres de Crist y servidres del Evangeli. «He servid al Señr cn tda humildad». También «humildad» es una palabra clave del Evangeli, de td el Nuev Testament. En la humildad ns precede el Señr. En la carta a ls Filipenses, san Pabl ns recuerda que Crist, que estaba sbre tds nstrs, que era realmente divin en la glria de Dis, se humilló, se despjó de su rang haciéndse hmbre, aceptand tda la fragilidad del ser human, llegand hasta la bediencia última de la cruz (cf. 2, 5-8). «Humildad» n quiere decir falsa mdestia agradecems ls dnes que el Señr ns ha cncedid, sin que indica que sms cnscientes de que td l que pdems hacer es dn de Dis, se ns cncede para el rein de Dis. Trabajams cn esta «humildad», sin tratar de aparecer. N buscams alabanzas, n buscams que ns vean; para nstrs n es un criteri decisiv pensar qué dirán de nstrs en ls diaris en trs sitis, sin qué dice Dis. Esta es la verdadera humildad: n aparecer ante ls hmbres, sin estar en la presencia de Dis y trabajar cn humildad pr Dis, y de esta manera servir realmente también a la humanidad y a ls hmbres. El Apóstl n predica un cristianism «a la carta» según sus ideas telógicas preferidas, y n se sustrae al cmprmis de anunciar tda la vluntad de Dis. «N he mitid pr mied nada de cuant s pudiera aprvechar, predicand y enseñand» (v. 20). San Pabl, después de algunas frases, vuelve sbre este aspect y afirma: «N tuve mied de anunciars enteramente el plan de Dis» (v. 27). Est es imprtante: el Apóstl n predica un cristianism «a la carta», según sus gusts; n predica un Evangeli según sus ideas telógicas preferidas; n se sustrae al cmprmis de anunciar tda la vluntad de Dis, también la vluntad incómda, incluids ls temas que persnalmente n le agradan tant. Nuestra misión es anunciar tda la vluntad de Dis, en su ttalidad y sencillez última. Per es imprtante el hech de que debems predicar y enseñar cm dice san Pabl, y prpner realmente tda la vluntad de Dis. Y piens que si el mund de hy tiene curisidad de cncer td, much más nstrs deberems tener la curisidad de cncer la vluntad de Dis: qué pdría ser más interesante, más imprtante, más esencial para nstrs que cncer l que Dis quiere, cncer la vluntad de Dis, el rstr de Dis? Esta curisidad interir debería ser también nuestra curisidad pr cncer mejr, de md más cmplet, la vluntad de Dis. Debems respnder y despertar esta curisidad en ls demás, curisidad pr cncer verdaderamente tda la vluntad de Dis, y así cncer cóm pdems y cóm debems vivir, cuál es el camin de nuestra vida. Así pues, deberíams dar a cncer y cmprender en la medida de l psible el cntenid del Cred de la Iglesia, desde la creación hasta la vuelta del Señr, hasta el mund nuev. La sencillez de la fe: Dis se ha revelad en Crist. El cristianism n es un paquete inmens de csas a hacer; entrams en ls detalles, per sin perderns en ells. La dctrina, la liturgia, la mral y la ración las cuatr partes del Catecism de la Iglesia católica indican esta ttalidad de la vluntad de Dis. También es imprtante n perderns en ls detalles, n dar la idea de que el cristianism es un paquete inmens de csas pr aprender. En resumidas cuentas, es alg sencill: Dis se ha revelad en Crist. Per entrar en esta sencillez cre en Dis que se revela en Crist y quier ver y realizar su vluntad tiene cntenids y, según las situacines, entrams en detalles n, per es esencial hacer cmprender pr una parte la sencillez última de la fe. Creer en Dis cm se ha revelad en Crist es también la riqueza interir de esta fe, las respuestas que da a nuestras preguntas, también las respuestas que en un primer mment n ns gustan y que, sin embarg, sn el camin de la vida, el verdader camin; en cuant afrntams estas csas, aunque n ns resulten tan agradables, pdems cmprender, cmenzams a cmprender l que es realmente la verdad. Y la verdad es bella. La vluntad de Dis es buena, es la bndad misma. La cnversión a Dis, la fe en Jesús. Cambi de manera de pensar cn una nueva dirección de vida. Después, el Apóstl afirma: «He predicad en públic y en privad, dand slemne testimni tant a judís cm a griegs, para que se cnvirtieran a Dis y creyeran en nuestr Señr Jesucrist» (v. 20-21). Aquí hay una síntesis de l esencial: cnversión a Dis, fe en Jesús. Per fijems pr un mment la atención en la palabra «cnversión», que es la palabra central una de las palabras centrales del Nuev Testament. Aquí, para cncer las dimensines de esta palabra, es interesante estar atents a las diversas palabras bíblicas: en hebre, «šub» quiere decir «invertir la ruta», cmenzar cn una nueva dirección de vida; en grieg, «metánia», «cambi de manera de pensar»; en latín, «penitentia», «acción mía para dejarme transfrmar»; en italian, «cnversine», que cincide más bien cn la palabra hebrea que significa «nueva dirección de la vida». Tal vez pdems ver de manera particular el prqué de la palabra del Nuev Testament, la palabra griega «metánia», «cambi de manera de pensar». 2

Se trata de un cambi real de nuestra visión de la realidad. En un primer mment el pensamient parece típicamente grieg, per, prfundizand, vems que expresa realmente l esencial de l que dicen también las tras lenguas: cambi de pensamient, sea, cambi real de nuestra visión de la realidad. Cm hems nacid en el pecad riginal, para nstrs «realidad» sn las csas que pdems tcar, el diner, mi psición; sn las csas de tds ls días que vems en el telediari: esta es la realidad. Y las csas espirituales se encuentran «detrás» de la realidad: «Metánia», cambi de manera de pensar, quiere decir invertir esta impresión. L esencial, la realidad, n sn las csas materiales, ni el diner, ni el edifici, ni l que pued tener. La realidad de las realidades es Dis. Esta realidad invisible, aparentemente lejana de nstrs, es la realidad. Aprender est, y así invertir nuestr pensamient, juzgar verdaderamente que l real que debe rientar td es Dis, sn las palabras, la Palabra de Dis. Este es el criteri, el criteri de td l que hag: Dis. Est es realmente cnversión, si mi cncept de realidad ha cambiad, si mi pensamient ha cambiad. Y est debe impregnar lueg tds ls ámbits de mi vida: en el juici sbre cada csa deb tener cm criteri l que Dis dice sbre es. Est es l esencial, n cuánt bteng ahra, n el benefici el perjuici que btendré, sin la verdadera realidad, rientarns hacia esta realidad. Dis es la realidad, Crist es la realidad y el criteri de mi acción y de mi pensamient. Así el pensamient se cnvierte en fe, est es, cnfiar en el Señr, vivir cn él y emprender su camin en un verdader seguimient de Crist. Me parece que en la Cuaresma, que es camin de cnversión, debems vlver a realizar cada añ esta inversión del cncept de realidad, es decir, que Dis es la realidad, Crist es la realidad y el criteri de mi acción y de mi pensamient; realizar esta nueva rientación de nuestra vida. Y de igual md la palabra latina «penitentia», que ns parece alg demasiad exterir y quizá una frma de activism, se transfrma en real: ejercitar est quiere decir ejercitar el dmini de mí mism, dejarme transfrmar, cn tda mi vida, pr la Palabra de Dis, pr el pensamient nuev que viene del Señr y me muestra la verdadera realidad. De este md, n sól se trata de pensamient, de intelect, sin de la ttalidad de mi ser, de mi visión de la realidad. Este cambi de pensamient, que es cnversión, llega a mi crazón y une intelect y crazón, y pne fin a esta separación entre intelect y crazón, integra mi persnalidad en el crazón, que es abiert pr Dis y se abre a Dis. Y así encuentr el camin, el pensamient se cnvierte en fe, est es, tener cnfianza en el Señr, cnfiar en el Señr, vivir cn él y emprender su camin en un verdader seguimient de Crist. El viaje de San Pabl a Jerusalén, un viaje hacia el martiri. San Pabl cntinúa: «Y ahra, mirad, me dirij a Jerusalén, encadenad pr el Espíritu. N sé l que me pasará allí, salv que el Espíritu Sant, de ciudad en ciudad, me da testimni de que me aguardan cadenas y tribulacines. Per a mí n me imprta la vida, sin cmpletar mi carrera y cnsumar el ministeri que recibí del Señr Jesús: ser testig del Evangeli de la gracia de Dis» (vv. 22-24). San Pabl sabe que prbablemente este viaje a Jerusalén le cstará la vida: será un viaje hacia el martiri. Aquí debems tener presente el prqué de su viaje. Va a Jerusalén para entregar a esa cmunidad, a la Iglesia de Jerusalén, la suma de diner recgida para ls pbres en el mund de ls gentiles. Pr tant, es un viaje de caridad, per es alg más: es una expresión del recncimient de la unidad de la Iglesia entre judís y gentiles, un recncimient frmal del primad de Jerusalén en ese tiemp, del primad de ls primers Apóstles, un recncimient de la unidad y de la universalidad de la Iglesia. En este sentid, el viaje tiene un significad eclesilógic y también cristlógic, prque así tiene much valr para él este recncimient, esta expresión visible de la unicidad y de la universalidad de la Iglesia, que tiene en cuenta también el martiri. La unidad de la Iglesia vale el martiri. Así dice san Pabl: «Per a mí n me imprta la vida, sin cmpletar mi carrera y cnsumar el ministeri que recibí del Señr» (v. 24). El mer sbrevivir bilógic dice san Pabl n es el primer valr para mí; el primer valr para mí es cnsumar el ministeri; el primer valr para mí es estar cn Crist; vivir cn Crist es la verdadera vida. Aunque perdiera la vida bilógica, n perdería la verdadera vida. El mer sbrevivir bilógic dice san Pabl n es el primer valr para mí; el primer valr para mí es cnsumar el ministeri; el primer valr para mí es estar cn Crist; vivir cn Crist es la verdadera vida. Aunque perdiera la vida bilógica, n perdería la verdadera vida. En cambi, si perdiera la cmunión cn Crist para cnservar la vida bilógica, perdería precisamente la vida misma, l esencial de su ser. También est me parece imprtante: tener las priridades justas. Ciertamente debems estar atents a nuestra salud, a trabajar cn racinabilidad, per también debems saber que el valr últim es estar en cmunión 3

cn Crist; vivir nuestr servici y perfeccinarl lleva a cmpletar la carrera. Tal vez pdems reflexinar un pc más sbre esta expresión: «cmpletar mi carrera». Hasta el final el Apóstl quiere ser servidr de Jesús, embajadr de Jesús para el Evangeli de Dis. Es imprtante que también en la vejez, aunque pasen ls añs, n perdams el cel, la alegría de haber sid llamads pr el Señr. Y diría que, en ciert sentid, al inici del camin sacerdtal es fácil estar llens de cel, de esperanza, de valr, de actividad, per al ver cóm van las csas, al ver que el mund sigue igual, al ver que el servici se hace pesad, se puede perder fácilmente un pc este entusiasm. La renvación de nuestra juventud espiritual Vlvams siempre a la Palabra de Dis, a la ración, a la cmunión cn Crist en el Sacrament esta intimidad cn Crist y dejémns renvar nuestra juventud espiritual, renvar el cel, la alegría de pder ir cn Crist hasta el final, de «cmpletar la carrera», siempre cn el entusiasm de haber sid llamads pr Crist para este gran servici, para el Evangeli de la gracia de Dis. Y est es imprtante. Hems hablad de humildad, de esta vluntad de Dis, que puede ser dura. Al final, el títul de td el Evangeli de la gracia de Dis es «Evangeli», es «Buena Nueva» que Dis ns cnce, que Dis me ama, y que el Evangeli, la vluntad última de Dis es gracia. Recrdems que la carrera del Evangeli cmienza en Nazaret, en la habitación de María, cn las palabras «Dis te salve María», que en grieg se dice: «Chaire kecharitmene»: «Alégrate, prque estás llena de gracia». Estas palabras cnstituyen el hil cnductr: el Evangeli es invitación a la alegría prque estams en la gracia, y la última palabra de Dis es la gracia. Velad. La smnlencia de ls buens. A cntinuación viene el pasaje sbre el martiri inminente. Aquí hay una frase muy imprtante, que quier meditar un pc cn vstrs: «Velad pr vstrs misms y pr td el rebañ sbre el que el Espíritu Sant s ha puest cm guardianes para pastrear la Iglesia de Dis, que él se adquirió cn la sangre de su prpi Hij» (v. 28). Cmienz pr la palabra «Velad». Hace alguns días tuve la catequesis sbre san Pedr Canisi, apóstl de Alemania en la épca de la Refrma, y se me quedó grabada una palabra de este sant, una palabra que era para él un grit de angustia en su mment históric. Dice: «Ved, Pedr duerme; Judas, en cambi, está despiert». Est ns hace pensar: la smnlencia de ls buens. El Papa Pí XI dij: «El gran prblema de nuestr tiemp n sn las fuerzas negativas, sin la smnlencia de ls buens». «Velad»: meditems est, y pensems que el Señr en el Huert de ls Olivs repite ds veces a sus discípuls: «Velad», y ells duermen. «Velad», ns dice a nstrs; tratems de n drmir en este tiemp, sin de estar realmente dispuests para la vluntad de Dis y para la presencia de su Palabra, de su Rein. Un activism cn buenas intencines, per en el que un descuida la prpia alma. Estems atents a nuestr estar cn Crist. «Velad pr vstrs misms» (v. 28): estas palabras también valen para ls presbíters de tds ls tiemps. Hay un activism cn buenas intencines, per en el que un descuida la prpia alma, la prpia vida espiritual, el prpi estar cn Crist. San Carls Brrme, en la lectura del breviari de su memria litúrgica, ns dice cada añ: n puedes ser un buen servidr de ls demás si descuidas tu alma. «Velad pr vstrs misms»: estems atents también a nuestra vida espiritual, a nuestr estar cn Crist. Cm he dich en muchas casines: rar y meditar la Palabra de Dis n es tiemp perdid para la atención a las almas, sin que es cndición para que pdams estar realmente en cntact cn el Señr y así hablar de primera man del Señr a ls demás. «Velad pr vstrs misms y pr td el rebañ sbre el que el Espíritu Sant s ha puest cm guardianes para pastrear la Iglesia de Dis» (v. 28). El sacerdci n es una realidad en la que un encuentra una cupación, una prfesión útil, hermsa, que le agrada y se elige. N! Ns ha cnstituid el Espíritu Sant. Sól Dis ns puede hacer sacerdtes; sól Dis puede elegir a sus sacerdtes. Aquí sn imprtantes ds palabras. En primer lugar: «el Espíritu Sant s ha puest»; es decir, el sacerdci n es una realidad en la que un encuentra una cupación, una prfesión útil, hermsa, que le agrada y se elige. N! Ns ha cnstituid el Espíritu Sant. Sól Dis ns puede hacer sacerdtes; sól Dis puede elegir a sus sacerdtes; y, si sms elegids, sms elegids pr él. Aquí aparece claramente el carácter sacramental del presbiterad y del sacerdci, que n es una prfesión que debe desempeñarse prque alguien debe administrar las csas, y también debe predicar. N es alg que hagams nstrs slamente. Es una elección del Espíritu Sant, y en esta vluntad del Espíritu Sant, vluntad de Dis, vivims y buscams cada vez más dejarns llevar de la man pr el Espíritu Sant, pr el Señr mism. 4

Vigilar es «apacentar», desempeñar la misión de pastr. Es un sentid de respnsabilidad hacia ls demás. En segund lugar: «s ha puest cm guardianes para pastrear». La palabra que el text españl traduce pr «guardianes» en grieg es «epískps». San Pabl habla a ls presbíters, per aquí ls llama «epískpi». Pdems decir que, en la evlución de la realidad de la Iglesia, ls ds ministeris aún n estaban dividids claramente, n eran distints; evidentemente sn el únic sacerdci de Crist y ells, ls presbíters, sn también «epískpi». La palabra «presbíter» viene sbre td de la tradición judía, dnde estaba vigente el sistema de ls «ancians», de ls «presbíters», mientras que la palabra «epískps» fue creada encntrada en el ámbit de la Iglesia pr ls pagans, y prviene del lenguaje de la administración rmana. «Epískpi» sn ls que vigilan, ls que tienen una respnsabilidad administrativa para vigilar cóm van las csas. Ls cristians eligiern esta palabra en el ámbit pagan-cristian para expresar el fici del presbíter, del sacerdte, per cm es bvi cambió inmediatamente el significad de la palabra. La palabra «epískpi» se identificó de inmediat cn la palabra «pastres». O sea, vigilar es «apacentar», desempeñar la misión de pastr: en realidad de inmediat se cnvirtió en «pimainein», «apacentar» a la Iglesia de Dis; está pensad en el sentid de esta respnsabilidad respect de ls demás, de este amr pr el rebañ de Dis. Y n lvidems que en el antigu Oriente «pastr» era el títul de ls reyes: sn ls pastres del rebañ, que es el puebl. Seguidamente, el rey-crist, al ser el verdader rey, transfrma interirmente este cncept. Es el Pastr que se hace crder, el pastr que se deja matar pr ls demás, para defenderls del lb; el pastr cuy primer significad es amar a este rebañ y así dar vida, alimentar, prteger. El fici de pastr tiene ds cncepts centrales. Alimentar dand a cncer la Palabra de Dis, n sól cn las palabras, sin testimniándla pr vluntad de Dis; y prteger cn la ración, cn td el cmprmis de la prpia vida. Tal vez ests sn ls ds cncepts centrales para este fici del «pastr»: alimentar dand a cncer la Palabra de Dis, n sól cn las palabras, sin testimniándla pr vluntad de Dis; y prteger cn la ración, cn td el cmprmis de la prpia vida. Pastres, el tr significad que percibiern ls Padres en la palabra cristiana «epískpi», es: quien vigila n cm un burócrata, sin cm quien ve desde el punt de vista de Dis, camina hacia la altura de Dis y a la luz de Dis ve a esta pequeña cmunidad de la Iglesia. Para un pastr de la Iglesia, para un sacerdte, un «epískps», es imprtante también que vea desde el punt de vista de Dis, que trate de ver desde l alt, cn el criteri de Dis y n según sus prpias preferencias, sin cm juzga Dis. Ver desde esta altura de Dis y así amar cn Dis y pr Dis. La Iglesia nació en la cruz. Jesús la adquirió cn su sangre. «Pastrear la Iglesia de Dis, que él se adquirió cn la sangre de su prpi Hij» (v. 28). Aquí encntrams una palabra central sbre la Iglesia. La Iglesia n es una rganización que se ha frmad pc a pc; la Iglesia nació en la cruz. El Hij adquirió la Iglesia en la cruz y n sól la Iglesia de ese mment, sin la Iglesia de tds ls tiemps. Cn su sangre adquirió esta prción del puebl, del mund, para Dis. Y cre que est ns debe hacer pensar. Crist, Dis creó la Iglesia, la nueva Eva, cn su sangre. Así ns ama y ns ha amad, y est es verdad en td mment. Y est ns debe llevar también a cmprender que la Iglesia es un dn, a sentirns felices pr haber sid llamads a ser Iglesia de Dis, a alegrarns de pertenecer a la Iglesia. Ciertamente, siempre hay aspects negativs, difíciles, per en el fnd debe quedar est: es un dn bellísim el pder vivir en la Iglesia de Dis, en la Iglesia que el Señr se adquirió cn su sangre. Estar llamads a cncer realmente el rstr de Dis, cncer su vluntad, cncer su gracia, cncer este amr suprem, esta gracia que ns guía y ns lleva de la man. Felicidad pr ser Iglesia, alegría pr ser Iglesia. Me parece que debems vlver a aprender est. La Iglesia n es sól dn de Dis y divina sin también humana. La hierba mala. El mied al triunfalism tal vez ns ha hech lvidar un pc que es herms estar en la Iglesia y que est n es triunfalism, sin humildad, agradecer el dn del Señr. Sigue inmediatamente que esta Iglesia n siempre es sól dn de Dis y divina, sin también muy humana: «Se meterán entre vstrs lbs ferces» (v. 29). La Iglesia siempre está amenazada; siempre existe el peligr, la psición del diabl, que n acepta que en la humanidad se encuentre presente este nuev puebl de Dis, que esté la presencia de Dis en una cmunidad viva. Así pues, n debe srprenderns que siempre haya dificultades, que siempre haya hierba mala en el camp de la Iglesia. Siempre ha sid así y siempre será así. Per debems ser cnscientes, cn alegría, de que la verdad es más fuerte que la mentira, de que el amr es más fuerte que el di, de que Dis es más fuerte que tdas las 5

6 fuerzas cntrarias a él. Y cn esta alegría, cn esta certeza interir emprendems nuestr camin inter cnslatines Dei et persecutines mundi, dice el cncili Vatican II (cf. Lumen gentium, 8): entre las cnslacines de Dis y las persecucines del mund. La pción preferencial pr ls pbres, el amr pr ls débiles es fundamental para la Iglesia. Y ahra el penúltim versícul. En este punt n dese entrar en detalles: al final aparece un element imprtante de la Iglesia, del ser cristians. «Siempre s he enseñad que es trabajand cm se debe scrrer a ls necesitads, recrdand las palabras del Señr Jesús, que dij: Hay más dicha en dar que en recibir» (v. 35). La pción preferencial pr ls pbres, el amr pr ls débiles es fundamental para la Iglesia, es fundamental para el servici de cada un de nstrs: estar atents cn gran amr a ls débiles, aunque tal vez n sean simpátics, sin difíciles. Per ells esperan nuestra caridad, nuestr amr, y Dis espera este amr nuestr. En cmunión cn Crist estams llamads a scrrer a ls débiles cn nuestr amr, cn nuestras bras. La adración a Dis de rdillas, adrand su grandeza. Es expresión n de servidumbre, sin precisamente de la libertad que ns da el amr de Dis, la alegría de estar redimids, de unirns cn el ciel y la tierra, cn td el csms, para adrar a Crist, de estar unids a Crist y así ser redimids. Y el últim versícul: «Cuand terminó de hablar, se pus de rdillas y ró cn tds ells» (v. 36). Al final, el discurs se transfrma en ración y san Pabl se arrdilla. San Lucas ns recuerda que también el Señr en el Huert de ls Olivs ró de rdillas, y ns dice que del mism md san Esteban, en el mment del martiri, se arrdilló para rar. Orar de rdillas quiere decir adrar la grandeza de Dis en nuestra debilidad, dand gracias al Señr prque ns ama precisamente en nuestra debilidad. Detrás de est aparece la palabra de san Pabl en la carta a ls Filipenses, que es la transfrmación cristlógica de una palabra del prfeta Isaías, el cual, en el capítul 45, dice que td el mund, el ciel, la tierra y el abism, se arrdillará ante el Dis de Israel (cf. Is 45, 23). Y san Pabl precisa: Crist bajó del ciel a la cruz, la bediencia última. Y en este mment se realiza esta palabra del Prfeta: ante Crist crucificad td el csms, el ciel, la tierra y el abism, se arrdilla (cf. Flp 2, 10-11). Él es realmente expresión de la verdadera grandeza de Dis. La humildad de Dis, el amr hasta la cruz, ns demuestra quién es Dis. Ante él ns pnems de rdillas, adrand. Estar de rdillas ya n es expresión de servidumbre, sin precisamente de la libertad que ns da el amr de Dis, la alegría de estar redimids, de unirns cn el ciel y la tierra, cn td el csms, para adrar a Crist, de estar unids a Crist y así ser redimids. Una ración al Señr El discurs de san Pabl termina cn la ración. También nuestrs discurss deben terminar cn la ración. Orems al Señr para que ns ayude a estar cada vez más impregnads de su Palabra, a ser cada vez más testigs y n sól maestrs, a ser cada vez más sacerdtes, pastres, «epískpi», es decir, ls que ven cn Dis y desempeñan el servici del Evangeli de Dis, el servici del Evangeli de la gracia.