Año 1270. Toledo I.- Situación política 1270 Los tres grandes imperios de finales del siglo X se han debilitado. El Imperio Romano Germánico está ahora reducido a un conglomerado de territorios dispersos y del que se han separado los estados del norte de Italia. Poco después de la muerte de Federico II se inicia el Gran Interregno, en que el emperador es sólo una figura decorativa carente de poder. El Imperio Bizantino ha sido abandonado, primero, e invadido, después, por los países occidentales. En 1054 se produce la separación definitiva de la iglesia ortodoxa (Cisma de Oriente). Pocos años después sufre una derrota importante ante los turcos. En 1204 la Cuarta Cruzada termina con el saqueo de Constantinopla. Hace sólo nueve años que se ha reinstaurado un Bizancio independiente de los cruzados latinos, pero ya muy débil. El Imperio Musulmán se ha ido dividiendo en múltiples zonas con su propia autonomía. A mediados del siglo XI el califa de Bagdad llama en su ayuda a los turcos selyusidas, provenientes del Asia Central, integrándose en su país de acogida. En 1207 diversas tribus nómadas, también de Asia Central, designan Gengis Kan, rey universal, a Temujin y adoptan el nombre de mongoles (ó tártaros según denominación cristiana). En 1258 sus sucesores conquistan Bagdad finalizando el califato abasí. Díez años más tarde conquistaban China. Los mongoles (la Horda de Oro ) han reducido el Principado de Kiev al vasallaje, dominan China, y se han establecido en la zona de Persia (Kanato de Il). El ejercito mongol esta organizado en hordas de 10.000 combatientes cada una, mandadas por un lugarteniente del kan. En Siria, Palestina y Egipto hay un sultanato mameluco. El norte de África está dividido en diversas facciones. Del califato de Córdoba sólo queda un reducido reino en Granada (nazaríes). En 1212 el rey Alfonso VIII de Castilla dirige la ofensiva cristiana que termina con la gran derrota musulmana de las Navas de Tolosa. Inglaterra y Francia se han consolidado como estados de creciente influencia en Europa. En la segunda mitad del siglo XI, Guillermo el Conquistador, duque de Normandia, invade Inglaterra, constituyendo una monarquía anglo-francesa (dinastía Plantagenet), a la que, en pocos años, se añade Irlanda. En 1220 Felipe Augusto de Francia (dinastía Capeto) recupera Normandía. En 1270, Inglaterra es una monarquía moderna con un rey, Enrique III (hijo de Juan Sin Tiera y sobrino de Ricardo Corazón de León), sometido a control parlamentario desde la aprobación de las Provisiones de Oxford (1258) y con un teórico vasallaje del rey de Francia. En Francia reina Luis IX el Santo, que encabeza la Octava Cruzada (la última), ahora contra Túnez en la que termina muriendo el monarca. Los incipientes reinos cristianos de hace tres siglos, en la península ibérica de tiempos del Califato, se han expandido fuertemente. Aquel reducido y débil condado de Castilla se ha convertido en todo un extenso reino, a costa de los anteriores territorios musulmanes de La Mancha, Andalucía y Murcia. Pero además, desde 1230 con Fernando III el Santo, Castilla une su reino con León (que incluye Galicia, Asturias y Cantabria, aunque ya no el norte de Portugal).
Ahora el rey de Castilla y León es Alfonso X el Sabio y Toledo (reconquistada en 1085) se ha convertido en su capital. Los otros tres reinos de la península son Aragón-Cataluña (Jaime I el Conquistador), ahora con el añadido de los territorios conquistados a los musulmanes en Baleares y Valencia; Portugal, independiente desde principios del siglo XII; y Navarra, ahora con una dinastía de origen francés. Cada reino de la península tiene sus propias Cortes, incluso en los casos de unión política bajo un monarca común. Estas Cortes son un contrapoder, principalmente de la nobleza, frente al rey. El estado llano o tercer estado (labradores y una burguesía incipiente de artesanos y comerciantes) apenas tiene peso frente a los otros dos estados (eclesiásticos y nobles). En Italia se consolidan las potentes repúblicas de Florencia, Génova y Venecia.
II.- Sociedad 1270 La ciudad de Toledo estaba amurallada y predominaban en ella edificios religiosos y militares. Todo funcional, nunca ostentoso dada la limitación de recursos y las continuas guerras contra los musulmanes. Sólo un escaso 5 o 10% de la población sabía leer y escribir, habitualmente en latín, la lengua de la fe y la ley. Incluso entre la gente acomodada había mayoría de analfabetos. La comunicación verbal se realizaba habitualmente en una lengua romance a la que se venía denominando castellano. En Toledo funcionaba una Escuela de Traductores donde se empezaban a traducir obras al castellano, superando el proceso previo de pasar del árabe o del griego al latín el patrimonio cultural greco-romano de la Antigüedad. En ese castellano primitivo escribían juglares ( mester de juglaría ) y los más cultos escritores, principalmente poetas de temática religiosa del momento ( mester de clerecía ). Entre los primeros destaca el Cantar del Mío Cid. Entre los segundos las obras de Gonzalo de Berceo o el Arcipreste de Hita. El pensamiento culto va superando los estrechos límites de los monasterios. Hace ya más de un siglo que se han creado las primeras universidades europeas (Bolonia, 1088; París, 1150, Oxford, 1168). En la península ibérica: Palencia (1212), Salamanca (1244), Valencia (1245), Sevilla (1254). La de Alcalá, dependiente del arzobispado de Toledo se fundará pocos años después, en 1293. Ya no sólo se estudia el trivium (gramática, retórica y dialéctica) sino que se amplía al quatrivium (aritmética, geometría, música y astronomía, más rudimentos de física, química y medicina). Inicialmente están vinculadas a la Iglesia, que impone en sus Estudios Generales ciertos elementos de censura. Entre los pensadores de la época sigue teniendo gran ascendencia el árabe Averroes, nacido en Córdoba (1126-1198), teólogo, filósofo aristotélico y también astrónomo, matemático y con conocimientos de medicina. En 1215 la Universidad de París prohibía difundir las teorías aristotélicas y los comentarios de Averroes, pero sus seguidores y difusores continuaban en esa universidad. Enfrente estaban los más estrictos seguidores de Santo Tomás de Aquino y la escolástica, que intentaban explicar el mundo desde la fe. Otro cordobés influyente es el judío Maimónides (1135-1204) autor, entre otras obras, de un código legal y tratado teológico-filosófico que intentaba conciliar ciencia y revelación bíblica. En 1270 está en su apogeo el filósofo, poeta y evangelizador catalán-mallorquín Ramón Llull (1232-1315), que compuso su obra en latín, catalán e incluso árabe. Estamos en plena época de fanatismo religioso exacerbado por las guerras santas de las Cruzadas contra los musulmanes. Los judíos y los mahometanos, conversos o no, son objeto de vigilancia e incluso de persecución, con periodos más o menos tensos en las relaciones. Cualquier desviación de la doctrina oficial se persigue con dureza. Es tiempo de influyentes ordenes militares. En pocos años la poderosa orden de los templarios será aniquilada (1314) por la acción encabezada por Felipe el Hermoso de Francia y consentida por el papa Clemente V.
El Santo Oficio de la Inquisición se ha encomendado por el Papa, en 1231, a la orden de los dominicos. La Iglesia está en el centro de la vida social e influye en todos los ámbitos. Su degradación ética y su subordinación política han provocado un amplio movimiento de órdenes mendicantes, preocupadas por la oración y una vida ascética. Desde el centro de Francia se expanden por otros países monasterios que siguen las estrictas reglas de San Benito (Cluny y Cister). Durante los siglos XII y XIII se construyen miles de iglesias, abadías o catedrales, inicialmente en un sobrio estilo románico, para ir pasando a lo largo del XIII hacia un nuevo estilo que más tarde se denominaría gótico como sinónimo de bárbaro (los godos son los responsables del hundimiento del mundo clásico romano). El vestido habitual para campesinos, artesanos o comerciantes es una túnica, calzones y calzas (medias) hasta las rodillas, con sombrero para evitar sol y lluvia. Para las mujeres la túnica suele llegar a los pies y ocultar las formas del cuerpo. Clérigos, maestros u oficiales de justicia visten también amplias túnicas hasta el suelo. Las clases acomodadas añaden detalles de cuero, bordados o joyas. Los transporte (de mercancías o personas) siguen siendo muy lentos en la mayoría de países. Posiblemente el servicio de comunicaciones más rápido y moderno es el establecido por los mongoles del Gran Kan, que utilizan casas de postas situadas cada 25 millas para cambiar de caballo y un sistema adicional de mensajeros a pie, que esperan en alquerías dispuestas cada 3 millas y corren día y noche anunciando su llegada para el relevo con un cinturón de campanillas.
III.- Demografía 1270 El crecimiento vegetativo de la población era reducido. La elevada mortalidad infantil que hacía que una mayoría de nacidos no llegase a los 14 años, compensaba la elevada fecundidad (más de 4 hijos por mujer de media). Uno de cada cuatro nacidos moría durante el primer año de vida y un joven de 20 años tenía una esperanza de vida de otros 20 años. Entre los diversos países de la Europa Occidental se superarían los 50 millones de habitantes y uno de cada ocho residirían ahora en los reinos hispanos. El reino más poblado (y extenso) era Castilla-León con unos 4 millones y medio de habitantes; cerca de un millón en Aragón-Cataluña; unos 100.000 en Navarra. La ciudad de Toledo tendría a finales del XIII unos 40.000 habitantes. La población de los terrenos ocupados a los musulmanes y las zonas fronterizas (las marcas ) exigieron amplios movimientos migratorios para su repoblación. Aparte de francos y otros europeos de más allá de los Pirineos, la población incluía a antiguos cristianos visigodos, cristianos arabizados (mozárabes), mahometanos que conservaban su religión (mudéjares) o que se convirtieron al cristianismo (moriscos) y judíos. En el Toledo de 1270 una parte considerable de la población era mudéjar, sobre todo en el campo circundante a la ciudad y un 5% aproximadamente era judío. En el conjunto de Castilla se estima que había unos 200.000 mudéjares y otros tantos judíos.
IV.- Gobierno 1270 El gobierno de Alfonso X está lleno de tensiones con los nobles. El rey quiere crear nuevas poblaciones para su dominio (realengos), nombrar jueces de su directa dependencia, introducir impuestos,... Los nobles se quejan de que con el final de las campañas de reconquista ha terminado una época de enriquecimiento y tratan de compensar su pérdida con nuevas presiones sobre los campesinos de sus señoríos y forzando al monarca para que les conceda tierras, dinero o derechos. Los impuestos afectan, en general, sólo al pueblo llano, los pecheros, quedando exentos iglesia y nobleza. Los ingresos se dedican, en gran parte, a financiar las soldadas de las tropas que aportan los nobles. Además, hay servidumbres de servicios de trabajo (corveas) para labores de siega, transporte o reparaciones; diezmos para las iglesias parroquiales; derechos sobre el bellotar de los cerdos o la fabricación de quesos; obligación del uso de molinos u hornos de pan del propietario de la tierra; tributos en especie (p. ej. sobre gavillas). Por orden descendente de importancia los títulos nobiliarios eran: duque, marqués, conde, vizconde y barón. En muchos casos el tratamiento de baronía se generalizó como expresivo de dignidad nobiliaria del señor feudal de un territorio. El noble de alto nivel que auxiliaba al rey en su gobierno o como gobernadores de sus tierras ( realengos ) recibía, a veces, el calificativo de ricohombre. Junto a la nobleza titulada, en la España del momento había una proporción importante de hidalgos ( nobleza que viene a los hombres por linaje ) que gozaban también de privilegios de exención de impuestos, portar armas o no poder ser presos por deudas civiles. La hidalguía se transmitía sólo a hijos varones, incluso ilegítimos, siempre que fueran reconocidos y recibieran 500 sueldos, según el Fuero Viejo de Castilla. Un caballero podía ser o no hidalgo, ya que sus principales requisitos eran tener capacidad económica para mantener su caballo, ser hombre de armas y ser armado por otros caballeros.
V.- Dinero 1270 La emisión de moneda es otro reflejo del escaso poder real frente a los grandes señores feudales: aunque exista una moneda común, su acuñación puede realizarse en cecas del rey o de la alta nobleza. El metal lo aportan particulares (habitualmente grandes comerciantes) y la ceca deduce gastos de acuñación y señoreaje (garantía que otorga el señor ), devolviendo el sobrante en monedas de curso legal, con el peso y pureza ordenados. En 1270 había en Europa muy diversas monedas de oro y plata. Entre las principales están las de las ciudades-estado italianas: genovino, fiorino de oro o florín y, en pocos años, el ducado veneciano. Añadamos el ecu francés y el penique de oro de Inglaterra. En plata la moneda habitual es el grueso, aunque sigue hablándose en dineros y sueldos. Los dineros han ido mermando en peso y pureza. Los nuevos gruesos equivalen a 26 dineros en Venecia, 12 en Francia o 4 en Inglaterra. La relación oro plata está en Europa de 10 a 1. En Castilla la unidad de cuenta es el maravedí, introducido ya hace un siglo. Sin embargo, ha pasado a acuñarse ahora en plata y no en oro como antes. Desde tiempos de Fernando III existe, además, la dobla (doble dinar de oro) o castellano. Un maravedí de oro puede equivaler, por su peso en metal, a unos 50 euros o dólares de la época actual y una dobla, sobre 100. Por su capacidad adquisitiva: Un buey: 9 maravedíes. Un cordero: un cuarto. Dar muerte a un campesino (Fuero de Barcelona): se pena con 42 maravedíes (poco más de 2.000 euros). El doble si se trata de un caballero o un burgués. Hasta 40 veces más si es un vizconde. Una viña se ha valorado en un documento en 30 doblas (unos 3.000 euros) La Iglesia considera inmoral cobrar un interés por una cantidad prestada de dinero. Los judíos se especializan como cambistas, prestamistas o recaudadores de impuestos, lo que ayudará a una mala fama entre el pueblo llano.
VI.- Actividad económica 1270 La Iglesia es centro de la vida social y económica. La construcción de edificios religiosos es una fuente importante de trabajo. Como poseedora de terrenos, da ocupación a múltiples campesinos. Pero además condiciona ideológicamente el prestigio social de las diferentes ocupaciones. Las artes pecuniativae, relacionadas con el dinero y el comercio, son mal vistas. Lo moralmente correcto es dedicarse a las artes possessivae, es decir a la agricultura, la industria o la administración de asuntos públicos. La ocupación más habitual es la agricultura, principalmente de autosubsistencia y policultivo. El campo da un pobre rendimiento (cuatro o cinco de cosecha por grano sembrado) ante la aun inexistencia de abonos minerales, la insuficiencia de abono proveniente de una relativamente escasa ganadería y la necesidad de rotar los campos en barbecho. La mayoría de los agricultores eran campesinos sin tierras, trabajando en arriendo o aparcería para los señores propietarios (relación feudal). La ganadería, sobre todo la oveja por su lana como materia prima textil, va ganando importancia. En 1273 Alfonso X crea el Honrado Concejo de la Mesta, junta de defensa de intereses ganaderos. Algunos avances tecnológicos van aportando nuevas posibilidades. Molinos de agua para abatanar paños; molinos de viento para moler cereales, hilar seda o batir el cuero; ruedas para hilar (devanaderas); uso de la cal como ligante de piedras y ladrillos en la construcción... Incluso hay algunos avances tecnológicos en la agricultura: sustitución progresiva del buey por el caballo; yugo frontal para buelles y collera de armazón rígido para caballos; nuevas herramientas de hierro proporcionadas por las fraguas rurales. Nacen nuevos polos comerciales pujantes, con proyección internacional, en ciudades como Barcelona (Consulado del Mar), Sevilla y Burgos. La lucha comercial por el dominio del Mediterráneo entre las repúblicas de Venecia y Génova, lleva a buscar en otros países escalas para sus rutas. Marco Polo realiza el viaje medieval más ambicioso del momento, llegando hasta China (7.900 kms en línea recta desde Venecia a Pekín). Antonio Pulido, Momentos estelares de Econolandia