Haced lo que Él os diga MONICIÓN DE ENTRADA En este segundo domingo del tiempo ordinario se nos invita a encontrarnos con Dios que nos ama con amor infinito, al igual que una esposa ama a su esposo. EL amor de Dios es así, gratuito, desinteresado, no toma cuentas del mal, no es envidioso, espera siempre, aguanta siempre, soporta todo. Dejemos que su gracia trabaje en nosotros. Seamos instrumentos de su amor. Alcemos nuestra mirada para contemplar y descubrir, a modo de rádar, dónde falta el amor, para llenar ese hueco, al igual que Dios llena los nuestros.
LITURGIA DE LA PALABRA Primera Lectura: Is. 62, 1-5 La alegría del marido con su esposa, es la de Dios contigo Salmo: 95 R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones Segunda Lectura: 1C 12, 5-11 El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece. Aleluya 2Te 2:14 Dios nos llamó por medio del Evangelio para que consigamos la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Evangelio según San Juan 2, 1-12 En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -«No les queda vino.» Jesús le contestó: -«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: -«Haced lo que él diga.» Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: -«Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: -«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: -«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.». Esto sucedió en Caná de Galilea. Fue el primer signo realizado por Jesús. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Palabra del Señor.
ORACIÓN REFLEXIÓN SEMANAL Iniciamos esta semana con distintos acontecimientos mundiales que han tocado nuestro corazón. Jesús fue el hombre que se dejó afectar y se compadeció ante el sufrimiento humano. Ante las catástrofes naturales (recordamos el terremoto en Haití), la soledad de tantos hermanos nuestros, el desamparo de los niños, la violencia y terrorismo qué podemos hacer nosotros?... aprendamos de María, la mujer que supo captar las necesidades de los demás y seamos mediadoras de la salvación que Jesús ofrece a todos. CÓMO VOY HACERLO? Y hoy vamos hacerlo a través de una mediación: María Juan 2, 1-12 : En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. El Dios de Jesús no se nos revela en un templo ni rodeado de imponente majestad. Se nos revela en un ambiente de alegría y de fiesta, en la fiesta humana por excelencia, acompañado de amig@s. Algo que nos conviene tener presente a l@s cristian@s, que a veces miramos de reojo lo que suponga diversión, placer y alegría. Comienza en la fiesta del amor, porque el amor es la única fuerza capaz de llenar de milagros la tierra. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -«No les queda vino.» María participa en la fiesta de quienes gozan, bailan, disfrutan del vino, ríen, cantan, sin dejar de observar todo lo que sucede en ella.
Su observación, activa y comprometida, le permite ver lo que nadie ve. Vive con atención afectuosa a lo que falta, pendiente de quien necesita ayuda, vive en actitud de interés y amistad hacia l@s demás, dispuesta a solucionar situaciones difíciles y momentos de apuro. No dice: ya no queda vino de forma impersonal, sino: no les queda vino. Primero las personas, después las cosas. Pide para l@s demás. Jesús le contestó: Mujer déjame, que todavía no ha llegado mi hora. Y su madre dijo a los sirvientes: Haced lo que Él diga Son las últimas palabras de María en el Evangelio. No nos podía haber dicho nada más profundo y mejor. Haced lo que Él os dice. Practicad el Evangelio, que es el camino para introducir el amor en el mundo. Amor que ama primero, que ama sin exigir recompensa, amor de Evangelio. Estas palabras son el testamento de María. No volvió a decirnos nada más. Tampoco necesita venir a visitarnos para darnos nuevos mensajes, a veces terroríficos. Su último y definitivo mensaje es: Haced lo que él os diga. Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: -«Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba Las tinajas son símbolo de la antigua alianza que ya no da vida ni alegría, están vacías. Pesan, son de piedra, es difícil cambiarlas,moverlas.
Jesús cambia el agua purificaciones que ordenaba la ley-, por vino excepcional y abundante, símbolo de fiesta, de los nuevos tiempos mesiánicos, del amor, de la presencia del Reino y del compartir. En la boda en la que falta el vino, se ofrece el vino bueno, la mejor revelación del rostro de Dios. Entonces les mandó: -«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: - «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.» Sin la disponibilidad de María, Jesús no hubiera nacido. Sin la respuesta de los sirvientes, el agua no se hubiera convertido en vino. Los milagros son también acción y responsabilidad humana. Jesús cuenta siempre con nosotr@s. Los sirvientes se pusieron a las órdenes de Jesús y el agua se convirtió en vino. Si nos ponemos a su disposición, le podremos descubrir en todos los instantes de nuestra vida y proclamar las maravillas que hace en nosotr@s y por nosotr@s. Veo la acción de Dios en mi vida? Estoy a su disposición? Soy sensible a las necesidades de l@s demás? Tiene mi vida el vino de la fe, la alegría, la amistad, la pasión, la bondad, la amabilidad, la fiesta interior, la ternura, el amor? Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Los signos del cuarto Evangelio son como indicadores que apuntan hacia Jesús y ayudan a fortalecer la fe en él. Los signos hechos por Jesús fueron escritos para que creáis. Tod@s estamos llamad@s a hacer signos y, sobre todo, a ser signo que provoque, despierte, estimule la fe de l@s demás. Qué signos hago? Qué signos puedo hacer? Qué puedo yo llevar al Señor? Como los servidores de Caná, sólo agua, nada más que agua. Sin embargo, Él la quiere toda y precisamente aquélla. Y cuando la seis tinajas de piedra de mi humanidad sean ofrecidas a Él llenas de pobreza, colmadas de mi humanidad, de la que bien poco tengo que gloriarme, será Él quien convierta esta simple agua en el mejor de los vinos: Él, el maestro experto en banquetes, que alegra a los pobres, un Dios que está de parte del vino, de la fiesta, un Dios feliz que da el placer de existir y de creer. Yo creo en Dios porque es el Dios de Caná,Dios feliz que desea la felicidad de sus hijos. Cada mañana: al despertar repite en tu corazón: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos y hazte consciente de la presencia de Dios que habita tu vida, que pasa sencillamente por ella - y pide al Señor Envíame tu Espíritu, que ilumine mi corazón para comprender y descubrir que Tú habitas en mí y en la realidad que me rodea, que hoy me llamas a seguirte, a reconocerte en lo sencillo, me dices tomando la iniciativa como siempre Qué buscas? aprovecha su mirada, sus palabras para iniciar una nueva historia de amistad con Él que va a cambiar tu vida si le dejas Cada anochecer: me siento junto a Él, al Padre y al Espíritu, y como una amigo habla con otro amigo recordamos juntos todo
lo vivido, cada persona y acontecimiento y lo deposito en Él para que lo proteja y bendiga: Trinidad, en tus manos pongo este día, lo que hice, hablé, amé y serví dónde te encontré y dónde solo encontré vacío en quién percibí tu amor y en quién solo me encontré conmigo mismo Le doy gracias por los encuentros sencillos con Él en los otros, y le pido perdón por las veces en que no he sido capaz de descubrir su presencia amorosa en la realidad RINCÓN DE LA ORACIÓN Ansias de vivir. No sé qué hacer, Señor, con estas ansias de vida, que me van devorando cada día! Si pretendo frenarlas, ya no vivo. Si las dejo correr, dónde me llevan? Tú eres la vida. Yo sólo un hilo de tu fuente. Manar, correr, verterme Sin mirar dónde, cómo y a quiénes, derramarme. Y a los pies de mi hermano, de cualquiera, estrellar mi alabastro y dejar que la casa se empape toda del perfume, barato, que te traigo. Eso es vivir? Pues eso ansío El morir a mi muerte,
el no acabarme con algo tuyo, por dar, entre mis dedos. Y, cuando haya partido, continuaré, manando de tu fuente, lo aprendido: Muero, siempre que vivo; Vivo, siempre que muero.