Encuentro Taller sobre Identidad. Exposición a cargo de Equipo Argentino de Antropología Forense Organizado por: La Cámpora Derechos Humanos Horacio Pietragalla realizó la presentación y a modo de introducción sostuvo haber tenido suerte al encontrar los restos de sus dos padres: A los tres meses a mi papá, estaba enterrado como NN en San Vicente, localidad de Córdoba, y al año pude recuperar a mi mamá. Estaban en depósitos judiciales que estaban en una exhumación en el año 1984 donde se hicieron varias exhumaciones. Muchos trabajos eran sin experiencia en la Argentina y una de las consecuencias fue que se perdió material potencial porque se hacía con palas y eso hizo que los restos se mezclen, y las muestras que podían sacar en ese momento eran las huellas maxilares. En ese marco donde no se tenía experiencia como se trabajaba las muestras se llevaban a la universidad de La Plata. Luego se pararon esas investigaciones y la mayoría de los restos no se pudieron recuperar. Yo recuperé de mi mamá partes genéticas pero el cráneo no lo puede recuperar. Me siento afortunado porque en poco tiempo pude recuperar los restos de ambos padres. Era la primera vez que un hijo recuperaba ambos padres, imagínese de 30 mil desaparecidos todo lo que falta. Por eso agradezco el trabajo del Equipo porque me devolvió parte de la identidad: las Abuelas a mí, y el Equipo a mis viejos. Exposición de Pablo Varela del Equipo Argentino de Antropología Forense, quien ya había participado en Abuelas de Plaza de Mayo en el Área de Investigación. Pablo Varela dijo que la Argentina fue punta de lanza en algunas cuestiones. La antropología forense también nace en Argentina en contextos de violencia política y derechos humanos y los equipos que funcionan en otras partes del mundo también tienen participantes de nuestro país. Que sea forense habla de secuestro, desaparición de personas y se debe que trabajar con los restos. El Equipo surgió en el 84. Es una ONG y no depende de nadie y se basan en la ciencia, trabajan a demanda de familias, también si hay demanda de otros países y el objetivo es la búsqueda y recuperación de los restos y una de las consecuencias que tiene es jurídica. El equipo tiene una composición de antropólogos y arqueólogos, especialistas en informática y en área genética por lo que es multidisciplinario. Básicamente muchos trabajan también en otros lugares como Centroamérica, donde hubo procesos muy extensos. En Guatemala hay 250 mil desparecidas y también identificaron restos de personas que intentan cruzar desierto de EEUU y México. Otros integrantes trabajan en Vietnam y otros 50 países. La antropología forense no existía y comulgó disciplinas. El EAAF no depende del Estado porque las pericias son en contra del Estado. Si bien el contexto político es distinto, es el Estado el responsable de lo que ocurrió y el que tiene que dar cuenta. Por eso si el presupuesto del EAAF se manejara a partir de ahí se tildaría de falta de independencia lo que no daría libertad para manejar tiempos, protocolo y recursos económicos. A medida que creció fue más fácil pero cada gasto es
con fondos internacionales de derechos humanos y el Equipo tiene una forma comunitaria de manejar su caja. Actualmente trabajan 30 personas que integran el Equipo. Se remarcó que en la dictadura se dividió al país en zonas militares. El EAAF buscó pensar la lógica del represor y se dividieron el Equipo por regiones provinciales, por ejemplo Pablo tomó las provincias del noroeste argentino. Cada integrante del EAAF se especializaba en esa lógica. A veces les preguntan los familiares y los integrantes lo primero que les piden es la zona y fecha de desaparición para poder entender un poco mejor de qué se está hablando. Cada subzona tenía un comando específico, una jerarquía, un circuito propio de centros clandestinos de detención, por ejemplo, la lógica de marina en un contexto determinado es distinto a la del ejército en otro contexto. Cada zona tenía su destino final particular. Cuando una persona era detenida era llevada a un centro clandestino de detención. Se calcula que existían alrededor de 400 centros. Se buscaba reducir a las personas para producir otra detención y de ahí surge el concepto de caída. Sobre la filosofía con la que piensa el Equipo se expuso que muchas veces se habla livianamente de que éste cantó a aquel, al otro. En el EAAF nunca hablan de esa manera, sino de delación que es un concepto despojado de una carga valorativa. Los militares tenían muy bien entendido que bajo la presión y la tortura era posible sacar información y la inteligencia de Estado hacía ir juntando esos pequeños datitos. Cuando las personas eran detenidas, una de las posibilidades era circular por distintos centros clandestinos, otra opción era la legalización para salir del país, y sino el destino final, es decir la eliminación de los cuerpos. Cada zona asignaba cómo era el destino final. En Tucumán por ejemplo los llevaban al norte o los ponían en un arsenal militar. En Capital Federal y gran Buenos Aires hubo muchos vuelos de la muerte. Es incalculable la cantidad de personas que arrojaron al mar, era más complejo para ellos pero más efectivo porque por ejemplo en Tucumán a los detenidos los mataban y los inhumaban, en cambio en los vuelos les era más simple. Se tiene que tener en cuenta que cada zona fue buscando la efectividad. Era así; en cada zona se esmeraron para lograr ese objetivo. Con la apertura democrática y el Juicio a las Juntas hubo un contexto más favorable para la búsqueda y fue la primera vez que el equipo logró la identificación de una persona. El Equipo surgió porque se convocaron antropólogos para colaborar, muchos tuvieron miedo en ese momento, lo que era comprensible, y solo se acercaron cinco personas pero también Clyde Snow, un científico norteamericano que vinculaba conocimiento de ciencias forenses y compromiso con las luchas latinoamericanas. Él se juntó con este grupo de estudiantes y ahí se empieza a formar el Equipo. Participó de estas primeras exhumaciones no científicas. El primer peritaje fue una chica detenida en Mar del Plata y trasladada a La Plata y ahí se vislumbró que se podían identificar a los desaparecidos y que había pruebas científicas irrefutables de que era lo que había ocurrido. La mamá de Horacio Pietragalla fue exhumada en este contexto y de esta manera.
Las primeras exhumaciones tenían problemas de falta de compromiso de los investigadores y la falta de idoneidad para hacer el trabajo. Muchas de esas exhumaciones todavía no se pudieron resolver. Los restos pasaron a la Asesoría Pericial de la Nación y de la Plata. A fines de los 90 pudimos hacernos cargo de esas grandes bolsas de restos, algunos quedaron en la asesoría en bolsas y otros volvieron a lugares de origen. Hubo una gran mezcla que todavía se arrastra y gracias al ADN hoy están pudiendo identificar a personas exhumadas en el 84,85 y 86. En cambio las exhumaciones que hacen actualmente desde el EAAF tienen técnicas arqueológicas, que es científica. Las cuatro áreas que lo conforman son: la investigación preliminar donde reconstruyen la historia de cada desaparecido, su vinculación con otras personas desaparecidas y generar su historia de identidad. El área de investigación arqueológica es la recuperación en sí de los restos.todos los integrantes la hacen y después cada uno se especializa en su área. Otra área es la de laboratorio que analiza restos, y el área genética que corrobora los trabajos anteriores. El área preliminar genera hipótesis de identidad e intenta ver qué sucedió. Tratan de reconstruir hechos, desde un enfrentamiento cuando ve que mueren cinco subversivos y nadie de fuerzas de seguridad uno entiende que es un hecho fraguado. Se completan con fuentes orales y escritas para generar esa hipótesis. Muchas veces van a los lugares, hablan con vecinos, juntan fuentes judiciales, etc. La fuente oral basada en gran parte en la memoria como es traicionera es donde van y vienen, hay que imaginarlo como un rompecabezas. Fuentes escritas son diarios, libros de cementerios, actas de defunción. Son muchas horas de lectura. Están casi todos los días buscando fuentes, reinterpretando noticias, leyendo diarios de la época. Matan en Tucumán a 14 guerrilleros. Ahí hay 14 víctimas, a partir de la fecha se buscan 14 certificados de defunción. Puede haber 14 ingresos al cementerio. Si mueren en una fecha específica es probable que hayan denunciado los familiares la muerte en fechas próximas. Muchas tuvieron causas judiciales o consejos de guerra. Cada fuente tiene sus datos, por ejemplo acta, la edad, el sexo, etc. Suponiendo que hubo 14 guerrilleros muertos es probable que sean de la misma organización. Cuando se encuentra una fosa donde hay varios individuos el Equipo maneja que son personas que se conocían por trabajo, por vecindad, etc, es probable que hayan sido trasladados a un mismo centro clandestino y a las mismas sepulturas. La película La batalla de Argel propuso básicamente el esquema con el que trabajan, desandando el camino que ellos hicieron. La arqueología forense: una vez proyectadas historias de desaparecidos tienen alguna inducción de cuáles pudieron ser destinos finales y no solo recuperan los restos óseos sino toda la evidencia que puede haber. Fundamental los proyectiles, o cualquier otra información, porque será vinculante en juicios para buscar responsables. La arqueología destaca los restos tal como lo dejaron una vez que se recupera el escenario no se puede reproducir otra vez por eso tanto registro fotográfico. Hacen planos tridimensionales y la tecnología ayuda para que no digan que los restos los
pusieron ahí. Se utilizan cepillos e instrumentos finos, según los terrenos a veces son simples, otras más complicadas, en el cementerio de Avellaneda es la fosa más grande que encontraron en la Argentina donde hubo 336 individuos. Trabajo muy largo y minucioso. Tardaron dos años en exhumarse y mucho tiempo antes encontrar el lugar y todavía están hoy tratando de identificar algunas personas. Otra fosa común fue la de Tucumán en el Arsenal, la buscaron en 2009 y la encontraron en 2011. El tema es encontrarlas. Suponiendo Mar del Plata, hay un solo cementerio municipal y fue el principal destinatario de las personas desaparecidas. En el libro del encargado del cementerio tenía que anotar los ingresos porque después no puede administrarlo. Pero la impunidad de los militares era tal que entraban, se lo dejaban, y hoy cualquiera va al cementerio y lo ve. En un destacamento militar no hay ningún plano y la búsqueda es compleja porque tienen que hacer pozos, pero muchas veces no encuentran nada. En campo San Pedro, provincia de Corrientes, encontraron una fosa pero hace 3 años y medio que buscan otra. En Avellaneda los sepultureros lo decían, y así era. Los que son cementerios ordinarios por ahí en una sepultura anotaban un individuo y después se encuentran a más. En un libro hay una fecha por lo menos pero en exhumación clandestina no hay nada. En Neuquén, en predio de Gendarmería, encontraron huesos, cuando vieron la evidencia eran 7 individuos que habían muerto en la conquista del desierto. Cuando es así se deriva a otras dependencias que trabajan con restos óseos. En la instancia de Laboratorio se lavan los huesitos, se rotulan y miran uno por uno para percibir evidencia de la causa de muerte, o que cuenten la historia de esas personas en vida. El tema del mar es complejo, pensaban que durante muchos años no iban a poder encontrarlos. De hecho los que quedaron en el Mar o Río de la Plata todavía no hay técnica para abordarlo, pero muchas veces la naturaleza estuvo colaborando y hubo períodos donde aparecieron restos en costas de la provincia de Buenos Aires y la costa Uruguaya. Así se encontraron a las monjas. Estuvieron mucho buscándolas en el cementerio de General Lavalle al sur de San Clemente del Tuyú, aparecieron restos. Los bomberos del pueblo las inhumaron, eran 14 donde estaban Azucena Villaflor, las monjas francesas, y otras personas. En el laboratorio se hace una rutina, los restos hablan de la historia de vida, pueden proyectar la clase social, si era diestro, si tuvo hernia de disco, qué trabajo hacía, una serie de datos que después se cruzacon la historia de vida que no tiene cuerpo. El trabajo es juntar un cuerpo sin identidad formal pero con características y una historia, con la identidad de una persona cuyo cuerpo no tienen.
Cada movimiento que hacen genera un stress, el cuerpo es como una máquina. Si se tiene 30 años y se es un hachero del monte santiagueño y se es diestro va a tener un stress óseo más acentuado que en la otra lateralidad. Pueden estimar la edad de un esqueleto con rango de dos o tres años de diferencia. Tratan de hacer hipótesis de cinco identidades, excepto que haya una marca muy específica, y por ejemplo, de cada cuerpo extrae ADN y se pone en banco informático. Es una base súper compleja y cada área incorpora la información. El ADN tiene un ingreso en huesos y en sangre. El análisis genético, es la otra área en la que trabajan y donde se corrobora una posible identidad. Básicamente los genetistas licúan la huella ósea y por eso conviene tener huesos lo más compactos posibles, básicamente el fémur, y también son fundamentales los dientes. Cuando encuentran los restos muchas veces no tienen las muestras que necesitan y trabajan con lo que tienen. Es fundamental también la vinculación generada con familiares. Si una familia no quiere iniciar la búsqueda, las razones siempre serán aceptables para el EAAF. Hasta ahora superaron los 600 restos identificados y tienen otros 600 restos sin identificar. Están en sus laboratorios tratando de ser identificados básicamente porque faltan muestras de ADN. Hay muchas zonas de cementerios que saben que ingresaron cuerpos pero por diferentes motivos se hacen dificultosas las exhumaciones. Por ejemplo, en Tucumán se usaron los tres sectores marginales, de los cuales dos fueron reutilizados en época de Bussi. Es decir, inhumaron restos arriba de los que ya estaban. Nosotros trabajamos levantando esos restos y fueron encontrando abajo restos de personas desaparecidas, por la forma de inhumación, por las lesiones. También hay presunción de exhumación en la ex Esma, en Campo de Mayo, y están tratando de encontrarlo. Son una ONG y cuando empiezan a recuperar mucha cantidad de restos y la genética permitió identificar personas el EAAF toma las muestras de ADN, pero es imposible que 10 o 15 salieran a tomar muestras de miles en todo el país. Necesitan que alguien tomara esas muestras y ahí surgió la vinculación con el Estado, como no es este Estado el victimario. De todas formas hubo un debate interno. La coyuntura dio para poder hacerlo y se dio la iniciativa para hacerlo. Es la primera iniciativa del mundo donde ONG se vincula y le pide al Estado salir a buscar las muestras de ADN. Piden a disposición una serie de hospitales de todo el país, convocan a jefes de hemoterapia de hospitales nacionales, capacitan, les explicamos que las personas que van a hacerse la extracción tiene un montón de cuestiones emotivas. Para 2007 solos juntaron 2000 muestras de ADN. Y desde el 2007 al 2012, más de 8000 muestras. Fue fundamental la vinculación. Esta experiencia se trasladó a Guatemala y a Perú, pero no en todos los contextos el Estado está dispuesto a preguntar qué necesitan. No hubo una sola contaminación de una muestra.
Otra cuestión importante fue que mucha gente que no se vinculó nunca con estas cuestiones hayan generado una red muy rica, con talleres, charlas debate, etc. Acá se da la creación del banco, una muestra la tiene el Estado y otra el EAAF porque si alguna vez el Estado cambiase de concepto, el EAAF seguirá teniendo una muestra. La idea es llegar a 300 identificaciones a partir de la campaña que se firmó en 2007 con el gobierno. La identificación de una víctima de terrorismo de estado tiene varias consecuencias, la primera es la de la familia. Todos los familiares son destinatarios de la verdad, pero hay algo con las mamás y los papás que los moviliza más. Desde lo jurídico presentan todas las pruebas y hay que buscar un responsable. Declaramos en los juicios, se hacen cargo de lo que hacen y tratan de aportar así a la verdad histórica, a la memoria y a la justicia. También es fundamental el testimonio de compañeros de militancia. Hay casos donde a veces algunos familiares no quieren darlo a difusión y los miembros del Equipo se cuestionan también qué pasa con el derecho del resto de sus compañeros de saber qué sucedió. Frente a esta discusión de quien es el destinatario de la identificación después de la familia, si la sociedad o no, en algunos juzgados del país decidieron publicarlas. Otros no se han animado. A nosotros estas cuestiones ya nos trascienden pero nunca han dado a difusión una identidad que la familia no quisiera. Horacio remarcó sobre el final que cada vez que un resto se identifica avanzamos sobre la impunidad de años por lo que es fundamental el trabajo del Equipo para familiares y toda la sociedad. También remarcó la importancia de dar la muestra de sangre para identificar al familiar.