ganado terreno gracias a que su producción se hace a partir de biomasa o residuos orgánicos que reducen las emisiones de gas carbónico. Estados Unidos lo mezcla con la mayor parte de gasolina que consume y en Brasil va hay vehículos que funcionan con etanol puro sin necesidad de combinarlo. Colombia no se ha quedado atrás en este mercado y produce biocombustibles líquidos como el bioetanol a partir de caña de azúcar; y biodiésel con palma de aceite. La demanda actual de biodiésel y etanol es de casi 18.000 barriles diarios donde el sector transporte acapara el mercado para reemplazar la gasolina y el diésel. Aunque estos también se pueden usar como detergentes, disolventes y emulsificantes. Antes de que los motores funcionaran con gasolina, en 1893 Rudolf Diesel diseñó su famoso motor que utilizaba aceite de maní para la combustión. Cuarenta años después Henry Ford construyó una planta que elaboraba casi 38.000 litros diarios de etanol en el que la materia prima era el maíz, pero tuvo que cerrar en los años cuarenta porque no podía competir con el precio del petróleo que era más barato. Hoy, aunque los combustibles fósiles siguen dominando el mercado, los biocombustibles han Con estas cifras, el país es el décimo productor de bioetanol de caña de azúcar en el mundo, con 130 millones de galones al año. Valle del Cauca es la región que más lo produce, seguido de Risaralda, Caldas y Cauca. Este biocombustible se consigue a partir de la fermentación de los azúcares provenientes de la caña. Una vez se obtiene este etanol se purifica con destilaciones y tamices moleculares. El biodiésel, por su parte, se obtiene a partir de la palma africana y se produce a través de un proceso conocido como transesterificación en el
que el aceite pasa por diferentes etapas de refinación, antes de ser sometido a otro proceso donde el glicerol que contiene es sustituido por un alcohol, usualmente metanol. Su producción actual es de 525.000 toneladas anuales que equivalen a 170 millones de galones provenientes de Cesar, Cundinamarca, Magdalena, Atlántico, Meta y Santander. La fabricación de biocombustibles está regulada por las leyes 693 de 2001 y 939 de 2001 que pretenden incentivar la producción nacional y definir los precios, las calidades y los porcentajes de mezclas. Así, su desarrollo se ha enfocado en el progreso rural, la diversificación de la canasta energética y la protección del medioambiente. Dentro de los beneficios que ha traído al país el uso de biocombustibles en el sector transporte, está el hecho de que las mezclas actuales disminuyen las emisiones de gases efecto invernadero en más de 2,5 millones de toneladas de gas carbónico, lo que equivale a sembrar 190 millones de árboles en un año. Gracias a este sector, el país ha reducido las importaciones de 12.000 barriles diarios de combustibles fósiles, pues al producir 18.000 barriles de biocombustible cada día, se reemplaza el 8 por ciento de la gasolina por bioetanol y el 9,2 por ciento del diésel por biodiésel. Además, en la producción de este último al emplear 2.000 toneladas anuales de aceite de fritura o aceite vegetal usado se contribuye a reducir los costos de tratamiento de aguas residuales de los acueductos y a mitigar más del ciento por ciento de las emisiones de gases efecto invernadero. LA SOBREOFERTA En 2008, el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) hizo una serie de recomendaciones para estimular el uso de biocombustibles y así diversificar la canasta energética, tener mayor autosuficiencia y reducir las emisiones de gas carbónico. Por esta razón, el sector agrícola e industrial hizo inversiones por más de 2.000 millones de dólares para poder responder a este desafío. Para ese momento y con el fin de estimular este sector, el gobierno se comprometió a que para 2020, los combustibles fósiles usados en el país llevarían una mezcla de hasta 20 por ciento de biocombustibles. Hoy, esas mezclas están en el orden de 8 y 10 por ciento y; de acuerdo con los gremios del sector, no hay voluntad ni reglas claras para llegar a ese 20 por ciento, lo cual pone en peligro la subsistencia económica de esta actividad, pues con las altas inversiones que se hicieron ya hay una sobreproducción de biodiésel y bioetanol y los mismos no se están usando. Con la oferta actual de biodiésel, por ejemplo, el país estaría en la capacidad de abastecer la demanda de todo el territorio nacional si la mezcla fuera del 12 por ciento. Hoy apenas está en el 9,2 por ciento. Para la Federación Nacional de Biocombustibles (Fedebiocombustibles), "a la fecha el país no cuenta con un claro panorama de incremento de mezclas para el biodiésel por lo que hoy este sector tiene una sobreoferta de al menos 36 por ciento, y esto atrasa la cadena de suministro". En el caso del bioetanol, este se ha visto afectado por la formulación del precio techo que establece que el costo del etanol no puede ser más alto que el de la gasolina fósil en las estaciones de servicio. Así, el precio del biocombustible está condicionado por el precio del petróleo que con la caída que ha tenido en los últimos meses genera pérdidas de más de 1.000 pesos por galón. Fuente: Adaptado del Especial de la Revista Semana Alta Tensión.
naturales protegidas más importantes y estratégicas de la región Caribe de Colombia. Han sido también reconocidas a nivel internacional como Reserva de la Biósfera y Humedal de importancia internacional bajo la Convención Ramsar. La actividad palmera en esta región debe realizarse sin afectar estas dos áreas de tan significativa importancia. La Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, advirtió, a través de su presidente Jens Mesa Dishington, que el sector está comprometido con la sostenibilidad de la agroindustria de la palma de aceite. Por ello desde el 2004 es miembro de la Mesa Redonda de Palma de Aceite Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés) y promueve las buenas prácticas empresariales que aseguren el desarrollo sostenible, económico, social y ambiental de esta actividad productiva. Uno de los principios fundamentales de sostenibilidad de la RSPO es que los cultivos de palma de aceite preserven y manejen adecuadamente las áreas con alto valor de conservación (AVC). Ellas comprenden los bosques y otros ecosistemas estratégicos como humedales y sabanas naturales biodiversas. El establecimiento de cultivos de palma de aceite en Colombia debe tener en cuenta la presencia de áreas protegidas naturales y otras áreas con alto valor de conservación, para asegurar su preservación. La Sierra Nevada de Santa Marta y la Ciénaga Grande de Santa Marta son dos de las áreas El sector igualmente está comprometido con el manejo responsable del recurso hídrico en el país, el cual es un bien público cuyo uso se encuentra regulado por ley y son las autoridades ambientales las que ejercen estas funciones. Entre los requerimientos legales ambientales que todos los palmicultores, y productores del sector agropecuario en general, deben cumplir están la captación legal de agua (bajo un permiso de concesión) y su uso acorde con el volumen de agua concesionado. Soluciones conjuntas En un escenario de escasez hídrica, como el que ha venido padeciendo la región Caribe en los últimos tres años, Fedepalma ha promovido que los palmicultores de esta zona se articulen a espacios de discusión y construcción conjunta de soluciones en el corto, mediano y largo plazo a la problemática de las cuencas que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y desembocan en la Ciénaga Grande de Santa Marta. Fedepalma lidera el proyecto GEF "Paisaje Palmero Biodiverso", del cual también hacen parte el Instituto Alexander von Humboldt, WWF Colombia y Cenipalma, con el objetivo de contribuir a la conservación de la biodiversidad y a
procurar un manejo sostenible de los agroecosistemas palmeros. Una de las áreas de trabajo de este proyecto es precisamente el corredor ambiental existente entre la Sierra Nevada y la Ciénaga Grande de Santa Marta, donde se está promoviendo un manejo sostenible de los cultivos de palma en armonía con la importancia ambiental de este corredor de conectividad ecológica. El manejo sostenible del agua es un tema prioritario de esta iniciativa en esta región. El artículo completo lo puede consultar aquí. Fuente: www.eleconomistaamerica.co Fuente: www.fedebiocombustibles.com
quien analizó esta situación con los cañicultores durante su asamblea. La CREG solo se ocupaba de la regulación del sector eléctrico y del gas, pero el año pasado le ampliaron su competencia hasta los combustibles líquidos. Los cañicultores están a la espera de los resultados de un estudio contratado por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) encaminado a establecer la fórmula que debe regir la fijación del precio del etanol y el biodiésel. Los cultivadores de caña temen que con la nueva fórmula el precio del biocombustible se reduzca entre el un 13 y un 17 por ciento y a este hecho se suma que la productividad ha bajado en el campo. Los ingenios se montaron en una inversiones significativas para producir etanol y a través del tiempo empiezan a cambiar las reglas de juego, eso hace daño porque genera incertidumbre, genera desestabilización, para poder cubrir los compromisos con los cuales iniciaron esas inversiones, dijo Carlos Hernando Molina, presidente de la junta directiva de Procaña. La mayor preocupación en relación con este estudio es porque se ha hecho sin concertar con el sector y no, necesariamente, consultando la realidad que afronta esta cadena productiva y de ahí saldrán unas recomendaciones que no se sabe cuáles serán. Esperamos que antes de tomar determinaciones se de la concertación con el ministerio de Minas, dijo el exministro de Minas, Amilkar Acosta, ponente de la Ley del Etanol, Toca esperar para ver cuál es la fórmula y cómo va a operar, de todas maneras se espera y se aspira a que consulte los distintos factores que inciden en la formación del precio, me refiero al costo de oportunidad. Estamos en un sector que tiene la posibilidad ya sea de producir aceite para el biodiésel o de producir etanol para mezclar con la gasolina, pero al mismo tiempo el sector palmicultor tiene la posibilidad de comercializar ese aceite para uso doméstico y en el caso del etanol, los ingenios pueden orientar su producción hacia el azúcar, dijo Acosta. Hoy en día el Gobierno fija el precio, pero ha respetado el costo de oportunidad y los costos de transformación de la materia prima; en el caso del etanol existe un techo que es el precio dela gasolina; en el caso del diésel, por el contrario, el referente son los precios internacionales del aceite. Para el exministro, el Gobierno ha sido tímido frente a la determinación de aumentar el porcentaje de estas mezclas que están por debajo del 10 por ciento. Colombia no es un país petrolero, nuestras reservas son precarias y en los últimos dos años en lugar de aumentar disminuyen. Hace dos años alcanzaban para 6,4 años, hoy no alcanzan para 4,9 años. El país se ve afectado por un bajo precio y por la caída de la producción, señaló Acosta.
Los cañicultores están inquietos además, por la caída de la productividad. En diciembre del 2015 la producción del sector estuvo en 110 toneladas por hectárea, para enero y febrero en 108 toneladas, cuando veníamos de 119 toneladas, en promedio, en el 2014 y la realidad es que todavía no hemos tocado piso, creo que la producción irá decreciendo, dijo Molina. Fuente: Adaptado de www.eltiempo.com