MEDISAN 1997;1(2):44-9. INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MÉDICAS FACULTAD NO. 1 MEDIOAMBIENTE Y CÁNCER Dra. Arelis Arocha Arzuaga, 1 Dra. Rosa María Gandía Bonnin, 2 Dra. Ana Ibis Núñez Bourón 3 y Dr. Fernando Martínez Calzadilla. 1 RESUMEN Se exponen brevemente algunos factores medioambientales capaces de convertirse en elementos cancerígenos para el hombre, entre ellos el tabaco, el alcohol y ciertos tipos de alimentos, así como también determinados tóxicos industriales y el estrés como mecanismo psicológico, que pueden modificar la vigilancia inmunológica y favorecer la aparición y desarrollo acelerado del cáncer, al actuar sobre los linfocitos y las interleucinas. Estos aspectos deben servir para garantizar una eficiente promoción de salud, encaminada a prevenir tan terrible enfermedad. Palabras clave: CARCINÓGENOS AMBIENTALES; PROMOTORES DE TUMOR; ONCÓGENOS; VIGILANCIA INMUNOLÓGICA; SUSTANCIAS NOCIVAS. =================== 1 Especialistas de I Grado en Bioquímica Clínica. Instructores. 2 Especialista de I Grado en Fisiología Normal y Patológica. Asistente ISCM. Profesora Adjunta de la Cátedra de Psicología de la Universidad de Oriente. 3 Especialista de I Grado en Fisiología Normal y Patológica. Instructora. Profesora Adjunta de citada Cátedra.
INTRODUCCIÓN El cáncer es un padecimiento tan temido como antiguo, 1 que continúa siendo hoy, en los albores del siglo XXI, una incógnita para el hombre. La ciencia ha dedicado innumerables esfuerzos para esclarecer la verdadera génesis de este proceso, y aunque a través de los años se ha avanzado en su estudio, no ha sido con la rapidez y dinámica que precisa. El primer intento para explicar las causas de la enfermedad se sustentó en la gran incidencia de cáncer de pulmón en fumadores, así como en la asociación de la neoplasia maligna de vejiga con componentes de las pinturas; es decir, se insistió fundamentalmente en los factores externos como desencadenantes de la afección. 2, 3 Con el proceso de la genética se comenzó a ampliar el horizonte investigativo y se descubrió la existencia de oncogenes en el genoma de células tumorales, por lo cual se pensó lógicamente: el enemigo está dentro de uno mismo, y durante mucho tiempo el hombre se sintió aún más temeroso, pues cualquiera podía hallarse marcado irremediablemente por sus propios genes para padecer el mal. 2, 4 Afortunadamente ya se conoce mucho más sobre los agentes que condicionan la aparición del cáncer, aunque todavía no alcanza la expectativa deseada: el problema estriba en la combinación de factores del medio externo, que influyen sobre los oncogenes y alteran la secuencia de crecimiento y desarrollo de las células. 3-6 Con este descubrimiento, el hombre ha empezado a ganar la batalla contra el cáncer (la influencia de la polución, los productos enlatados y el estrés, entre otros, pueden ser perfectamente controlados) y su conocimiento ayudará a evitar uno de los peores sufrimientos del ser humano. En este trabajo nos propusimos mencionar algunos elementos carcinogénicos previamente conocidos y otros de más reciente hallazgo, con el fin de hacer un modesto aporte a la lucha mundial contra esta dolencia. DESARROLLO CÁNCER Y MEDIOAMBIENTE Se ha dicho que vivimos en un mar de carcinógenos, en el sentido de que numerosos agentes ambientales, naturales y creados por el hombre poseen actividad carcinogénica. A medida que se descubren las causas de los distintos tipos de cáncer, se hace más evidente que la aparición de una minoría de ellos se halla genéticamente predestinada, mientras que la mayoría surge como consecuencia de noxas ambientales. 2, 7-9 A continuación señalamos algunos de los factores que al parecer están contribuyendo de manera significativa a esta especie de epidemia de cáncer que enfrenta la humanidad. 1. El consumo de tabaco 2. La dieta 3. La industria 4. El estrés CONSUMO DE CIGARRO Y CÁNCER La relación científica existente entre el tabaquismo y el cáncer resulta ser tan clara como cualquier otro vínculo de causa y efecto en una enfermedad determinada.
Un cigarro encendido despide más de 6 800 sustancias químicas, tanto unidas a pequeñas partículas del humo como gaseosas. Entre las primeras se destacan el arsénico (1 000-25 000 ng), la benzopirina (20 ng), el polonio - 210 (0,03-1,3 pci), así como un carcinógeno reconocido como productor de cáncer de vejiga. Los fumadores corren un riesgo 10 veces mayor de contraer cáncer pulmonar que los no adictos al hábito; riesgo que parece ser incluso más alto si los consumidores viven en las ciudades. Esto último puede deberse al sinergismo que se establece entre los carcinógenos del humo del tabaco y los que se encuentran en la atmósfera. Se ha comprobado que en las mujeres casadas que no fuman, se triplica el riesgo normal de padecer cáncer del pulmón si sus 2, 9, 10 esposos lo hacen (fumadoras pasivas). DIETA Y CÁNCER Informes recientes han revelado que las dietas basadas principalmente en frutas y vegetales son muy favorecedoras en cuanto a evitar los tumores malignos; pero sólo 10 de los norteamericanos consume una proporción aceptable de estos dos alimentos, sin comprender la posibilidad que tienen de presentar la afección, superada únicamente por los fumadores. 11 Burkitt et al 2 fundamentaron en 1975 los grandes cambios ocurridos en la incidencia del cáncer y llamaron la atención sobre el hecho de que las personas que incluyen una gran cantidad de fibras en su alimentación, son menos propensos a sufrir cáncer colorrectal. Acerca de este último, también Graham et al 2 llegaron en 1979 a la conclusión de que podía ser inhibido en animales que comieran vegetales crucíferos, por ejemplo col, coliflor y nabos, entre otros. Las diferencias geográficas en la aparición de neoplasias malignas se deben, en primer lugar, a los variados regímenes alimenticios de las distintas regiones. 11, 12 Aunque el pescado suele ser siempre recomendado, se han detectado elevados índices de neoplasmas en poblaciones que adquieren este alimento de aguas contaminadas con sustancias químicas. 13 Seguidamente se citan algunos factores cuyo potencial cancerígeno está vinculado con la alimentación: 1. Ingestión de alcohol El riesgo de padecer cáncer bucal, laríngeo y de esófago se acrecienta notablemente en los individuos que ingieren bebidas alcohólicas, e incluso deviene mayor aún si a dicha condición se adiciona el tabaquismo. El hígado se afecta sensiblemente con el alcohol, lo cual conduce a cirrosis hepática en alrededor del 15 % de los bebedores, que es casi siempre la enfermedad de base para el cáncer hepático primario. 2 2. Conservación de alimentos Algunos comestibles que contienen carbohidratos como el maní y el arroz almacenado en lugares con clima cálido y húmedo, desarrollan un hongo llamado Aspergillus flavus y su toxina: la aflotoxina, con alto poder cancerígeno. En la conservación de algunos víveres, entre ellos los jamones y otros ahumados, se emplea el nitrito de sodio; sal que interactúa con las aminas en el tractus gastrointestinal y forma las llamadas nitrosaminasas. Estas sustancias incrementan el número de radicales libres en nuestro organismo, los cuales constituyen verdaderos depredadores de los tejidos y peligrosos 2, 14 carcinogénicos.
3. Cocción de alimentos y cáncer Usar la parrilla para freír carne o pescado puede dar lugar a la aparición de benzopirina (carcinógeno conocido), así como de productos que poseen una actividad mutagénica 10 000 veces mayor que la que se observa con la primera. Esto sucede si dichos alimentos se exponen al calor por un tiempo muy prolongado. 4. Grasas en la dieta Los cánceres de próstata, mamario y colorrectal se correlacionan epidemiológicamente con el alto consumo de grasas en la dieta, pero hasta el momento no se ha podido determinar con certeza qué elemento los vincula. 5, 11 También la desnutrición proteicocalórica guarda algún tipo de relación con el desarrollo del cáncer. 15 INDUSTRIA Y CÁNCER En América Latina concomitan diversos factores cancerígenos en los obreros: hábitos de fumar, ingestión de alcohol, mala nutrición y ambientes laborales altamente contaminados. 16 Los trabajadores que fabrican trajes de amianto, inhalan las largas y delgadas fibras de esta sustancia, que se acumulan en los pulmones y se convierten en importantes agentes cancerígenos. 2 La asbestosis provoca cáncer en 40 % de las personas que la padecen, fundamentalmente en los pulmones, del tipo del mesotelioma. En Cuba se examinó a los trabajadores del asbesto y se encontró una incidencia de 19,8 % en los que presentaban sangre oculta en heces fecales; signo este muy significativo para el diagnóstico del cáncer de colon. Es por esa razón que muchos países tratan de racionalizar el uso de 17, 18 este material de construcción. En la industria del plástico se ha identificado el clorovinilo como el causante de cáncer del hígado, 2 mientras que en la agricultura se utilizan muchos productos con alto poder carcinogénico. 8 ESTRÉS Y CÁNCER Es un hecho probado que independientemente de la existencia de los oncogenes y de su interrelación con los factores carcinógenos ya señalados, nuestro organismo dispone de un complicado sistema de células y moléculas que garantizan la vigilancia inmunológica. Este sistema inmune puede reconocer y destruir las células malignas que se forman constantemente (Thomas y Burnet, 1957), 20 aunque en estudios más recientes se ha planteado que dichas células son capaces de evadir la citada respuesta; 21, 22 sin embargo, la barrera inmunitaria normal continúa siendo un mecanismo altamente defensivo contra ellas. 23 Los linfocitos T (CD4+) funcionan como células inductoras, al liberar sobre todo interleucinas; 11 sustancia esta sumamente importante para la vigilancia inmunológica, que hoy representa una perspectiva alentadora en el tratamiento del cáncer. 24, 25 El organismo se enfrenta a un grave problema cuando los altos niveles de cortisol y adrenalina liberados en situaciones de estrés, modifican la capacidad de las células inmunitarias de los linfocitos T (CD4+ y CD8+), linfocitos B y macrófagos. Las personas sometidas a fuertes presiones psicológicas (muerte de familiares, divorcios o conflictos laborales) enferman con gran facilidad y son más susceptibles de presentar cáncer que las exentas o no de esas dificultades, pero con rasgos de perso-
nalidad que les permiten afrontar mejor tales inconvenientes. En el siglo II de nuestra era, Galeno opinaba que las mujeres tristes padecían más cáncer de mamas que su contrapartida las alegres. 23 CONCLUSIONES Aun cuando no hicimos mención de algunos importantes carcinógenos como las radiaciones, en el presente trabajo se describieron brevemente varios factores medioambientales que, interactuando con nuestros oncogenes, pueden dar lugar al desarrollo de células malignas. El humo del cigarro, el alcohol y ciertos componentes de la comida que habitualmente ingerimos, son altamente cancerígenos; pero un riesgo adicional corren las personas que trabajan en lugares contaminados por sustancias como cemento, fibras de amianto y fertilizantes, si bien todos estos factores pueden ser más lesivos cuando se asocian a situaciones de estrés. Mientras más evitemos los agentes agresores, tanto físicos como psicológicos, y tengamos una vida más en contacto con la naturaleza, cuidaremos el entorno y padeceremos menos de cáncer. SUMMARY In this work we briefly show some environmental factors that may become cancerigenic in humans; among them we can find alcohol addiction, smoking; and some especific food as well as certain industrial toxics and stress as a psychologic mechanism. These factors may modify the inmunologic surveillance and favour the quick development and evolution of cancer, since they act on the lymphocytes and interleucines. These aspects should serve to guarantee an efficient health promotion, intended to prevent such a terrible disease. Key words: ENVIRONMENTAL CARCINOGENS; TUMOR-CAUSING AGENTS; ONCOGENOUS; INMUNOLOGIC SUVEILLANCE; NEXIOUS SUBSTANCES. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Cuba. Ministerio de Salud Pública. Manual de farmacología II. Ciudad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1988:357-60. 2. The causes of cancer. Washington, D.C.: American Scientist, 1981; t 3:437-46. 3. Linge E, Rix BA, Villadsen E. Cancer in prenting workers in Denmark. Occup Environ Med 1995;52(11):738-44. 4. Bishop JM. Oncogenes. Barcelona: Editorial Investigación y Ciencia, 1982:52-64. 5. Campos S. Nutrición y cáncer. Su relación con aspectos preventivos en salud. Horiz Enferm 1992;3(2):63-9. 6. Barrera R, Peralta O. Bases moleculares de la inmunología del cáncer. Salud Publica Mex 1995;37(4):344-53. 7. Heath CW. Electromagnetic field exposure and cancer: a review of epidemiologic evidence. CA Cancer J Clin 1996;46(1):29-44. 8. Kristensen P, Andersen A, Irgens LM, Bye AS. Cancer in offspring of parents endaged in agricultural activities in norway incidence and risk factors in the farm environment. Int J Cancer 1996;65(1):39-50. 9. Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología. Asociación entre la contaminación atmosférica y otros factores ambientales en la ocu-
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