PROGRAMA No. 0120 Script Ready / / AR Recorded / / SM Edited / / Checked / / Corrected / / Mastered / / EXODO Capítulo 25:8-30 Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro de Éxodo. En nuestro programa anterior, comenzamos a considerar el capítulo 25 de este segundo libro del Antiguo Testamento. Y estábamos hablando sobre los materiales para el tabernáculo que Dios había ordenado construir. Concluimos diciendo que se ha estimado que sólo los materiales usados en la construcción de este tabernáculo, tenían un valor equivalente a los cinco millones de dólares. El tabernáculo era de un tamaño pequeño porque tenía que ser llevado en la marcha por el desierto, pero era muy adornado, rico y hermoso. Hoy vamos a comenzar nuestro estudio con el versículo 8 de este capítulo 25 de Éxodo; y dice así: 8 Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. (Éxo. 25:8) Dios nunca dijo que Él iba a vivir en el tabernáculo. Dijo, sin embargo, que moraría entre los querubines. Ahora, el primer libro de Samuel 4:4; el Segundo libro de Samuel 6:2; el Segundo libro de Reyes 19:15 e Isaías 37:16, todos dan testimonio de este hecho. Israel era una teocracia y Jehová era el Rey. Israel debía ser gobernado por Dios. El arca era el trono de Dios, pero Él no se sentó en ella. El trono estaba entre los querubines y ahí es donde el hombre se reunía con Dios. Hay una idea que existe hoy en día, que declara que Dios mora en un edificio hecho de mano. Eso no es verdad. Hay quienes llaman al edificio de la iglesia, la casa de Dios. No es la casa de Dios porque Él no mora en un edificio, y nunca moró en uno. El edificio de la iglesia es el lugar donde el hombre se encuentra con Dios. El tabernáculo fue construido para enseñar este hecho a los israelitas. El arca era el trono de Dios y era el primer mueble que debían construir. Ahora, leamos el versículo 9 de Éxodo 25: TTB 4127-4128-4129 Página 1 de 10 Programa No. 0120
9 Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. (Éxo. 25:9) El escritor a los Hebreos nos dice que este tabernáculo terrenal fue modelado conforme al tabernáculo en el cielo. Surge entonces la pregunta: Hay un tabernáculo literal en el cielo? Sostenemos que lo hay porque Dios dice que lo hay. Hebreos 8:5 dice:... los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. Hebreos, en el capítulo 9, versículo 23, continúa diciendo: Fue, pues necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Veamos ahora las instrucciones para la construcción del Arca del Testimonio. El atrio del tabernáculo era un lugar encerrado alrededor del tabernáculo y tenía cien codos de largo y cincuenta codos de ancho. Ahora, un codo tiene cuarenta y cinco centímetros. En otras palabras, medía como cuarenta y cinco metros por veintidós metros y medio. Alrededor del atrio había una cerca de madera de acacia que era un poquito más de dos metros y cuarto de altura; es decir, cinco codos de altura. El altar de bronce y la fuente estaban en el atrio. Así nos dice el capítulo 30 de Éxodo, versículo 6. El tabernáculo propiamente dicho era dividido en dos compartimientos: el lugar santo y el lugar santísimo. El tabernáculo propiamente dicho tenía treinta codos de largo y diez codos de ancho por diez codos de altura. El lugar santísimo tenía diez codos de largo, diez codos de ancho y diez codos de altura, formado así un perfecto cubo. El mobiliario del tabernáculo propiamente dicho estaba compuesto por la mesa para el pan de la proposición, el candelabro de oro, y el altar del incienso. El arca del testimonio y el propiciatorio estaban en el lugar santísimo. Leamos ahora, los versículos 10 al 13 de Éxodo 25: TTB 4127-4128-4129 Página 2 de 10 Programa No. 0120
10 Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. 11 Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. 12 Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. 13 Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro. (Éxo. 25:10-13) El tabernáculo estaba formado de tal modo que al marchar los israelitas por el desierto, podía ser llevado sobre los hombros de los sacerdotes. Era erigido cuando acampaban, y lo quitaban cuando iban a marchar a otro lugar. Cada mueble en el tabernáculo estaba equipado con anillos y varas para poder ser llevado fácilmente por el desierto. Ahora, el propiciatorio que servía de tapa para el arca, era considerado como un mueble separado. Veamos estos detalles en los versículos 17 al 19 de Éxodo 25: 17 Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. 18 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. 19 Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. (Éxo. 25:17-19) Note usted otros detalles provistos por Dios en el versículo 20 de este capítulo 25 de Éxodo: 20 Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. (Éxo. 25:20) Los querubines miraban al propiciatorio. Veamos algo más en los versículos 21 y 22: 21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. 22 Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel. (Éxo. 25:21-22) TTB 4127-4128-4129 Página 3 de 10 Programa No. 0120
El propiciatorio era como un baúl cubierto de oro por dentro y por fuera. Era hecho de madera de acacia, la cual es casi indestructible. Era un símbolo perfecto del Señor Jesucristo en Su deidad y humanidad. Jesucristo era el Dios-Hombre. El oro representaba Su deidad, la madera representaba Su humanidad. No se podía hablar del arca pensando en un mero cofre de madera, porque contenía oro. No podía ser llamado un cofre de oro, porque contenía madera. Se necesitaba tanto el oro, como la madera, para mantener el simbolismo que señalaba a Cristo como el Dios-Hombre. No se puede mezclar estas dos cosas; pasar por alto esta dualidad es tomar en consideración una noción monstruosa de Su persona. No hay doctrina en todas las Escrituras, que sea tan llena de un misterio tan infinito, y que sea tan alejada del pensar del hombre, como la doctrina de Cristo el Dios-Hombre. Sin embargo, no hay símbolo tan simple como el arca que describa esta unión de Dios y del hombre en un cuerpo. Un mero cofre de madera y de oro habla de cosas insondables. Verdaderamente Dios escogió lo necio del mundo para avergonzar a los sabios. Aquel arca simplemente cuenta toda la historia, según lo que el hombre pueda percibir, del misterio inescrutable de la bendita Persona del Señor Jesucristo. El arca estaba cubierta de oro por dentro y por fuera. Ahora, el Apóstol Pablo nos dice en Colosenses 2:9: Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Jesucristo no era tan sólo Uno que hacía milagros, ni solamente un Hombre que tenía un conocimiento de Dios que se había desarrollado excesivamente. Amigo oyente, Jesucristo era Dios! Habló como Dios. Se puso en un nivel igual a Dios. En Juan 14:1 y 9 nuestro Salvador dice: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.... Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre;...Sí, amigo oyente, Él era el perfecto Dios. A la vez, Cristo era perfecto Hombre. Se cansaba. Se sentaba junto al pozo en Samaria, en el fresco del día. Él dormía, comía, bebía, se reía, lloraba y más que todo eso, Él sufrió y murió. Todas éstas son características humanas. Tanto el oro como la madera en el arca, eran necesarios, y sin embargo, el uno no se mezclaba con el otro, ni se perdiá la identidad del uno en el otro. Cristo era tanto Dios, como Hombre, pero las dos naturalezas nunca fueron fundidas ni unidas. Cristo nunca funcionó como Dios y Hombre a la vez. Lo que Él hizo fue, o perfectamente humano, o perfectamente divino. TTB 4127-4128-4129 Página 4 de 10 Programa No. 0120
El arca no era un cofre vacío. Contenía tres cosas que son enumeradas en la carta a los Hebreos, capítulo 9, versículo 4; dice allí: el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto. El contenido del arca también era simbólico. La vara de Aarón que reverdeció habla de la resurrección del Señor. El maná habla del hecho de que Cristo es el Pan de vida. Los Diez Mandamientos, hablan de la vida que vivía Él estando en la tierra, cumpliendo toda la ley, y cumpliendo las profecías que fueron dichas acerca de Él. Las tablas del pacto hablan de la majestad de Cristo. Nació Rey. Vivió como Rey. Murió un Rey, y resucitó de entre los muertos como Rey. Y Él viene de nuevo a la tierra como Rey también. El programa de Dios está en marcha hoy en día y ha estado en marcha desde la eternidad hasta el tiempo cuando Cristo reine sobre esta tierra. La tierra necesita un Soberano y el hombre necesita un Rey. Algún día esto sucederá. La urna de maná también habla de Cristo como profeta. Cristo habló de parte de Dios, como Juan enseña claramente en su evangelio, capítulo 6, versículo 32 donde dice: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Jesucristo fue también el mensaje de Dios al hombre. Es la Palabra de Dios y el mismo alfabeto de Dios. Era el Alfa y Omega. Es el primer mensaje de Dios y el último mensaje al hombre. Después que Cristo vino a la tierra como Dios-Hombre, el cielo ha permanecido en silencio porque Dios no tiene ninguna otra agenda que presentar después de Cristo. La carta no tiene ninguna postdata porque Cristo es la personificación de esa carta. Dios reveló Su corazón en Cristo Jesús. Ahora, la vara de Aarón que reverdeció también habla de la obra de Cristo como Sacerdote. El profeta habló por Dios delante del hombre, pero el sacerdote habló por el hombre delante de Dios. Cristo se ofreció como Sacerdote. Murió en la cruz, resucitó de entre los muertos y ascendió a los cielos. Aun ahora mismo se sienta a la diestra de Dios en el cielo. Jesucristo, el Dios-Hombre resucitó de los muertos y Él es el ejemplo único de la resurrección hasta la hora presente. La vara de Aarón habló de aquella resurrección. Fue una vara muerta que fue vivificada. El arca habla de Cristo como Profeta, Sacerdote y Rey. El evangelista Juan en el TTB 4127-4128-4129 Página 5 de 10 Programa No. 0120
capítulo 1 de su evangelio, versículo 14, nos dice: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Ahora, el propiciatorio estaba puesto encima del arca. Era allí donde el sumo sacerdote rociaba la sangre del sacrificio. Esto también era simbólico de la obra de Cristo. Después de Su muerte en la cruz, Cristo literalmente presentaba Su sangre en el cielo. Hay quienes creen que este es un modo crudo de pensar. No creemos que sea un modo crudo de pensar porque la sangre de Cristo no es cruda, sino preciosa. El Apóstol Pedro llama a la sangre de Su Salvador preciosa, en su Primera Epístola, capítulo 1, versículos 18 y 19 donde dice: Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. La sangre de Cristo es más preciosa que el oro o la plata. Lo más apreciado en el cielo es la sangre de Cristo, la cual derramó en la tierra por el hombre. Presentó Su sangre al entrar en el cielo, y eso es lo que hace que el trono de Dios sea un propiciatorio para nosotros hoy en día. Se nos invita hoy a acudir a Dios, sobre la base del hecho de que Jesucristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, ha ofrecido Su propia sangre por nuestros pecados. Hebreos 4:14 al 16 nos recuerda que: Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Usted y yo, amigo oyente, nos acercamos a Dios por medio de nuestro gran Sumo Sacerdote que está en el cielo. Él es el Cristo vivo a la diestra de Dios. En Él hallamos misericordia. Muchos creyentes tratamos de luchar aquí solos. Tratamos de enfrentarnos con los problemas de la vida, solos. Ningún hombre es lo suficientemente fuerte, ni capaz para hacer eso. A todos nos falta ayuda, y la mayoría de nosotros no estamos aprovechando la ayuda que Cristo nos ofrece. Pablo oró por los Efesios, en el capítulo 1 de su carta, versículos 19 y 20, donde dijo: Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del TTB 4127-4128-4129 Página 6 de 10 Programa No. 0120
poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales. Que el mismo poder de Su fuerza opere en nosotros hoy en día! Lamentablemente, vemos tan poco de aquel poder operando en los creyentes hoy en día. Lo que nos falta es asirnos de él por la fe ya que tenemos a un Sumo Sacerdote que está a la diestra de Dios. El sumo sacerdote en el tabernáculo del desierto entraba al lugar santo, rociaba la sangre en el propiciatorio y luego salía. Cuando Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote, hizo Su ofrenda, se sentó a la diestra de Dios y todavía intercede hoy en día por nosotros. Vive en el cielo para mantenernos seguros y nosotros debemos guardarnos en contacto con Él. Amigo oyente, ha hablado usted hoy con Cristo? Consideremos ahora, la mesa para el pan de la proposición. Hay siete muebles en el tabernáculo. Primero, el altar de bronce. Segundo, la fuente. Tercero, el candelabro de oro. Cuarto, la mesa para el pan de la proposición. Quinto, el altar del incienso. Sexto, el arca del testimonio. Y séptimo, el propiciatorio. La mesa para el pan de la proposición estaba situada en el lugar santo junto con el candelabro de oro y el altar del incienso. La mesa para el pan de la proposición y el candelabro de oro, hablan de la adoración. Dentro del lugar santo está el lugar de la adoración. El candelabro de oro es una de las figuras más perfectas que tenemos de Cristo. La mesa para el pan de la proposición, habla de Él como el pan de vida. El altar del incienso habla de la oración. Hoy en día, el Señor es nuestro Gran Intercesor. El tabernáculo es así una representación de la persona de Cristo. La mesa para el pan de la proposición tiene doce panes sobre ella. Hay muchas explicaciones en cuanto a cómo fueron arreglados estos panes, pero lo importante para recordar es que cada pan representa una tribu de Israel. En otras palabras, Dios estaba proveyendo la igualdad para todos. Prosigamos ahora, con el versículo 23 de este capítulo 25 de Éxodo: 23 Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. (Éxo. 25:23) TTB 4127-4128-4129 Página 7 de 10 Programa No. 0120
Note usted que la mesa para el pan de la proposición es de dos codos de largo y un codo de ancho; es decir, dos veces más larga que ancha. Tiene un codo y medio de altura. La mesa para el pan de la proposición tiene la misma altura del arca del testimonio. Ahora, el versículo 24: 24 Y la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro alrededor. (Éxo. 25:24) La cornisa de oro es un reborde alrededor de la mesa para guardar que el pan no se caiga. Otras especificaciones encontramos en los versículos 25 y 26: 25 Le harás también una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro alrededor. 26 Y le harás cuatro anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas. (Éxo. 25:25-26) Un vez más se nos dice que debían meter varas a través de los anillos para que la mesa para el pan de la proposición pudiera ser llevada por el desierto, al viajar los israelitas. Era llevada en los hombros de los sacerdotes. Avancemos algo más con los versículos 29 y 30 de Éxodo 25: 29 Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de oro fino los harás. 30 Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente. (Éxo. 25:29-30) Tanto el pan como la mesa son figuras de Cristo. Lo representan a Él. La mesa para el pan de la proposición sugiere muchas cosas; habla de alimentos, de provisiones, y de abastecimiento. Es una mesa de salvación. Nuestro Señor dio una parábola en Mateo 22:1 al 10, la cual nos cuenta de la fiesta de bodas del hijo del rey. Ahora, los convidados rehusaron venir y esto incitó al rey a tratar directamente con quienes habían rehusado venir. Habiendo hecho esto, el rey extendió la invitación para que incluyera aquellos en las salidas de los caminos. En Mateo 22, versículo 9, leemos: Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron. Fueron convidados a venir y a comer. Y así la invitación ha salido al mundo hoy en día, para que todos vengan y participen de la salvación que se halla en el Señor Jesucristo. TTB 4127-4128-4129 Página 8 de 10 Programa No. 0120
También es una mesa de providencia. Dios, siendo Creador, provee toda la comida necesaria tanto para el hombre como para la bestia. Ahora, gústele o no, amigo oyente, usted come todos los días en la mesa de Dios, hablando de la esfera física. Sin embargo, cuán pocos reconocen esta verdad y se olvidan de darle gracias a Él por Sus abundantes provisiones.. Dios es quien provee lo necesario para nosotros. Esta mesa también habla de la Cena del Señor como fue instituida por el Señor en las horas antes de Su muerte en la cruz. Es una mesa para creyentes. La mesa para el pan de la proposición es una prefiguración de Cristo como el sustentador de la vida espiritual del creyente. La mesa tenía dos codos de largo, un codo de ancho, y codo y medio de alto. Era hecha de madera de acacia y cubierta de oro. La incorruptible madera de acacia habla de Su humanidad. Esta madera era un producto de la tierra, pero no estaba sujeta a la acción química de la tierra. Del mismo modo nuestro Señor tuvo un cuerpo hecho del polvo de la tierra, y concebido en el seno de una virgen. Ahora, el oro habla de Su deidad, pero el oro no es producido por la tierra; es separado de ella, y tiene un valor inherente. En cuanto a Su deidad, Cristo no fue de esta tierra. Era Dios. Vino de la gloria. Ahora, en la mesa eran puestos doce panes. Se habla de la mesa y el pan como uno. Nosotros hacemos lo mismo hoy en día, cuando hablamos de la Mesa del Señor. No comemos la mesa sino que asociamos la mesa con la comida. El pan era cambiado cada sábado. La familia sacerdotal comía con vino; el pan que era quitado lo comía en el lugar santo. El pan habla de Cristo como el dador de vida. Cristo interpretó esto en Juan, capítulo 6, versículo 32, cuando dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Un poco tiempo después en el versículo 35 de este mismo capítulo 6 del evangelio de Juan, Jesucristo dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás. El pan de la proposición también habla de Cristo como el sustentador de la vida. La vida eterna es un don y es el maná que descendió del cielo. La persona que recibe el maná recibe entonces, la vida eterna. Sin embargo, la vida eterna necesita de una comida especial para TTB 4127-4128-4129 Página 9 de 10 Programa No. 0120
sustentarla, para ayudarla a crecer, y para hallar fuerza. El pan de la proposición representa a Cristo como aquella comida especial para aquellos que han participado del maná de la vida. Es nuestra oración, amigo oyente, que usted hoy, participe de este maná y reciba así la vida eterna en Cristo Jesús. Será, pues, hasta nuestro próximo programa, Dios mediante, es nuestra oración que el Señor le bendiga ricamente! TTB 4127-4128-4129 Página 10 de 10 Programa No. 0120