Decía un sabio que hemos conseguido llegar a la luna, pero aún no conocemos el corazón humano, y en mi opinión estaba muy en lo cierto. No puedo imaginar un dolor más fuerte que la pérdida de un hijo/hija. Varias madres y padres con nuestros bebés recién nacidos, nos acercamos a comprobar si respiran queriendo evitarlo. Día a día van creciendo, de forma completamente natural, y nuestro miedo como responsables de su vida puede crecer, estancarse o decrecer, pero rara vez desaparece. Si alguien nos prometiera una seguridad absoluta, supongo que firmaríamos con los ojos cerrados. Con esa promesa muchos padres vacunan a sus hijos e hijas, confiando que es la mejor protección que pueden darle. Entonces sucede justo lo que no esperaban y después de una de esas vacunas, muere su hijo. Federico es uno de esos padres, que después de sufrirlo ha abierto una causa para que otras personas no encuentren lo que él encontró. En la asociación de afectados por las vacunas puedes encontrar más personas afectadas, algunas por muerte y otras por reacciones muy adversas. 1 / 5
Así las cosas, otros padres deciden informarse acerca de los riesgos beneficios de vacunar, y piden retrasar la vacunación, o hacerlo de forma selectiva. Comparan las incidencia de complicaciones en las enfermedades infantiles con las reacciones adversas graves, y entonces deciden que vacunará sólo de aquellas en las que en su opinión el riesgo/beneficio lo aconseje. No suelen hacerlo sólos sino que hablan con pediatras o médicos acerca del tema. Otros deciden, después de mirar en el instituto nacional de estadística, que la vacunación se introdujo después que las enfermedades comenzaran a bajar. Y entonces cuestionan la efectividad de la vacuna. Entre estos algunos vacunan y otros no. Entre toda esta maraña algunos padres pierden a sus hijos justo después de ser vacunados. Como la reacción afecta a 29 niños y niñas (mayo de este año) que lo único que tienen en común es la vacunación, es evidente que algo ha pasado. Después de investigar todo apunta a un error en el manejo, y no a un contaminante dentro de la vacuna. Dos de esos niños mueren y sus padres se preguntarán continuamente si no hubieran vacunado, si no lo hubieran hecho justo ese día si si si Pasa un mes y aparece el primer caso de una enfermedad vacunable en 30 años en España. Los medios de comunicación se hacen eco de esta noticia. No así del caso de Federico, también en España, ni de los 29 niños de Méjico. Me pregunto qué hace tan especial este caso, y encuentro que el niño no había recibido vacuna alguna. Sus padres están hundidos, aunque tal vez no tanto como los padres de los dos niños fallecidos en Méjico o Federico que perdió a su propio hijo, ya que para su hijo aún hay esperanza, aún está vivo. 2 / 5
Sin embargo, aunque parezcan diferentes, en realidad son bastante similares estas historias. Son padres preocupados por la salud de sus hijos que han recibido ataques por todas partes. Federico responde así a un médico que no entiende sus reticencias a vacunar ahora. Pero por desgracia no es el único que recibe desacreditaciones, también los padres del niño hospitalizado en este momento las recibe. Poco importa que el primero haya perdido a su hijo por vacunarlo (presuntamente) y que el caso actual tenga a su hijo grave según todos los medios justo por lo contrario. Poco importa? En mi opinión justo esto es lo importante y lo que une a todos los padres y madres en general, el deseo de hacer lo mejor para sus hijos y el dolor cuando no lo consiguen. Me gustaría pensar que una persona que decide no usar una vacuna después de conocer casos como el de Luca (fallecido presuntamente por la vacuna) no le culparía por la enfermedad de su propio hijo. Prefiero pensar que entendería el dolor de ese padre al vivirlo en carne propia viendo a su propio hijo sufrir. Para poder hacer eso necesita comprender que los dos tienen en común el haber hecho lo que creyeron lo mejor y no funcionó. Estos padres tienen más en común que diferente, aunque uno haya vacunado y el otro no. Estoy segura que uno no quería ser el caso raro del que advierte la ficha técnica, y el otro no quería ser el ejemplo de que si no vacunas la enfermedad puede aparecer Ambos se preguntarán si su hijo estaría mejor de haber tomado otra decisión. Ambos necesitan el bálsamo de saber al cien por cien que hicieron todo lo que podían por sus hijos. Ambos necesitan la comprensión de una sociedad que conoce el dolor de perder a un hijo-hija, o tener un hijo o hija enfermo. Ambos sentirán dolor no sólo por sus hijos e hijas, sino por las condenas de sus semejantes. 3 / 5
Me pregunto si el camino hacia esa integración pasará por admitir que las vacunas no dan el 100% de protección y que incluso los niños vacunados pueden padecer la enfermedad de la que se vacunan. Me pregunto como se sentirá la persona que administró la vacuna a los 29 niños y niñas mejicanas. Me pregunto si además alguno de esos padres le hubiera preguntado acerca de la seguridad de ese acto y le hubiera tranquilizado diciéndole que no existe riesgo Me pregunto si su trabajo sería más fácil explicando la ficha técnica del producto y permitiendo que el peso de la responsabilidad lo tengan las personas que cuidan a lo niños y niñas... Al final todas las personas actuamos en base a lo que consideramos lo mejor y por ahora nos falta entrenamiento en aprender cuando no lo conseguimos, porque nuestro entrenamiento está orientado durante toda la vida a castigar los errores, no a aprender de ellos... Teresa García Psicóloga. 4 / 5
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