El Teatro Español ocupa el lugar del Corral de Comedias de El Principe, que conoció Cervantes. Madrid cervantino La huella del Príncipe de los Ingenios El Madrid que vivió y en el que murió Miguel de Cervantes sigue pareciéndose, justo cuando conmemoramos el 400 aniversario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, al Madrid de hoy. En su trazado, al menos; incluso en el propio espíritu aventurero del Siglo de Oro, por más que muchos edificios no todos hayan mudado de rostro y de uso. JESÚS ORTIZ FOTOS: JESÚS ORTIZ Cervantes vivió en Madrid, algo de lo que existen pruebas documentales, al menos en tres ocasiones. El momento histórico coincide con los últimos años del reinado de Felipe II y buena parte del de Felipe III. Qué llevó al primero a situar su corte en un lugar sin mar o sin río de cierta enjundia? Teorías sobre el porqué de la decisión del hijo de Carlos I las hay a cientos, incluyendo lo saludable de la zona en opinión de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, que solía quejarse de las condiciones climáticas de Toledo. Madrid, tal cual lo vive inicialmente el joven Miguel en torno a 1566, acababa de ser definida, apenas un lustro antes, como corte española y no dejaba de ser un poblachón grande con unos 30.000 habitantes en el que destacaba el Alcázar, una calle más o menos importante que, en expresión actual, era multiusos y un río bastante irregular en cuanto a su caudal y comportamiento. El Alcázar, es verdad, había sido en varias ocasiones residencia real y sede de Cortes Generales, lo mismo que los Jerónimos. La calle sigue existiendo: es la calle Mayor, que era centro comercial a diario y lugar preferente de paseo aquello tan viejo de ver y ser visto en días festivos, amén de regocijo para muchos en cuanto la luz del día desaparecía y se abrían las mancebías aledañas. Y el río, claro, el Manzanares. Y no es que fuese solo un arroyo aprendiz de río, como lo definiese Quevedo, es que en aquellos tiempos su cauce era utilizado por las carretas en verano como vía, de puro seco que estaba en cuanto arreciaba el estío. Los Cervantes Cortinas se instalaron en este Madrid cortesano y creciente en el antes citado 1566. Pero, un momento! Cómo que Cervantes Cortinas? No es el autor de El Quijote Cervantes Saavedra? Bueno: por un lado, aún no se había implantado en el siglo XVI la costumbre de usar los apellidos paterno y materno; y, por otro, es un insondable misterio por qué el hijo de Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas acabó utilizando en segundo lugar el apellido Saavedra. En fin: Rodrigo, una especie de cirujano menor o barbero mayor, según 74 Escritura PÚBLICA
se mire, su mujer Leonor y las seis criaturas que les habían ido naciendo en su periplo desde Alcalá de Henares hasta Madrid, pasando por ciudades como Valladolid, Córdoba o Sevilla Miguel era el cuarto, se instalaron en la calle Leganitos, que era atajo concurrido hacia el Alcázar Real. Miguel, si se da por bueno que nació en 1547, tendría entonces 18 o 19 añitos. Tampoco está claro si llega en ese momento con sus padres o ya estaba en Madrid. Parece, eso sí, que se había propuesto ingresar en la Universidad Complutense la de entonces, que era la de Alcalá de Henares, así que asistía a clase preparatoria en el Estudio de la Villa, donde su director, el catedrático de gramática Juan López de Hoyos, ya intuyó los valores literarios de Cervantes, hasta el punto de encargarle colaboraciones, fundamentalmente poemas, en algunos de sus trabajos, como la muy celebrada Historia y relación verdadera de la enfermedad, felicísimo tránsito y suntuosas exequias de la Serenísima Reina de España Doña Isabel de Valois, nuestra señora..., que mereció para el escritor en ciernes el aplauso del maestro, nuestro caro y amado discípulo. Pero el joven poeta salió también, por lo que se sabe, pendenciero: se batió en duelo en 1569, hirió a un importante caballero de la corte y tuvo que huir tras ser condenado a que le cortasen una mano, entre otras lindezas nunca se hubiese escrito El Quijote! Una pena el altercado, porque el inicio de su carrera literaria había coincidido con la puesta en funcionamiento de la primera imprenta madrileña y la creciente importancia de los Corrales de Comedias: el caldo de cultivo del Siglo de Oro. Lepanto, la batalla, y las penurias del cautiverio de por medio, Cervantes regresa a Madrid en 1580 y, aunque viaja a Orán y Lisboa, tiene en la Villa y Corte su residencia. Parece que vivió en varias casas, todas situadas en lo que hoy se conoce como el Barrio de las Letras. Y en los dos años siguientes Monumento a Cervantes (1916) en la Plaza de España, escoltado por sus dos personajes más universales. El joven Miguel llega en torno a 1566 a Madrid, que acababa de ser definida, apenas un lustro antes, como corte española se dedicó a lo que mejor sabía hacer, además de manejar bien el arcabuz: escribir. Aprendió a moverse por los ambientes literarios, escribió comedias se forjó el autor del Ingenioso Hidalgo y publicó su primer libro, La Galatea, en 1584. En ese año, casi cuarentón, Escritura PÚBLICA 75
Inmueble, en la calle Cervantes, donde el escritor vivió en su última etapa madrileña. En Casa Alberto escribió Cervantes sus últimos trabajos. Tras Lepanto y el cautiverio, regresa a Madrid en 1580. Parece que vivió en varias casas, todas situadas en lo que hoy se conoce como el Barrio de las Letras Monumento a Cervantes (1834) en la Plaza de las Cortes e inmueble que ocupó el Estudio de la Villa. fija su residencia en Esquivias y hasta 1600 va y viene a Madrid, se mueve por Andalucía cobrando impuestos, da con sus huesos en la cárcel en la que, al parecer, concibe o escribe El Quijote y va con su familia a Valladolid, donde Felipe III tuvo su corte unos años (los que necesitó para enriquecerse su valido, el Duque de Lerma). En el último trimestre de 1604 se imprime la primera edición de la primera parte de El Quijote. Esto tiene lugar en Valladolid. El libro sale a la luz a principios de 1605 y tiene un éxito inmediato. En 1606 (ya forrado el Duque de Lerma) regresa la Corte a Madrid y los Cervantes Saavedra a Esquivias brevemente. A partir de ahí se marca la tercera y definitiva estancia de Cervantes en Madrid, a la que regresó un año más tarde. El escritor, ya conocido como el Manco de Lepanto, vivió en la calle Magdalena, en la de Huertas o lindando con ella y en la del León, en la esquina con la pequeña vía que hoy lleva el nombre del autor y entonces se llamaba de los Francos. 76 Escritura PÚBLICA
INFORMACIÓN Oficina central de Turismo Ayuntamiento de Madrid Plaza de Cibeles, 1 (Palacio de Cibeles) Tf.: 914 544 410 turismo@esmadrid.com Centro de Turismo Plaza Mayor (Visitas guiadas) Plaza Mayor, 27 (Casa de la Panadería) Tel.: 902 221 424 visitasguiadas@esmadrid.com www.esmadrid.com Sociedad Cervantina (Imprenta Juan de la Cuesta) Atocha, 87 Tel.: 914 203 437 info@sociedadcervantina.es imprenta@sociedadcervantina.es Reservas http://www.sociedadcervantina.es Las mesas de la taberna Casa Alberto, en la Calle Huertas, saben mucho de las horas que Miguel dedicó a poner tinta sobre papel de los últimos manuscritos de su vida Reproducción de una imprenta del siglo XVI situada en la Sociedad Cervantina (imprenta Juan de la Cuesta). ALOJAMIENTO ME Reina Victoria **** Plaza de Santa Ana, 14 Tel.: 917 016 000 recepcion.memadrid@melia.com www.melia.com RESTAURANTES Y TAPEO Casa Alberto Calle de las Huertas, 18 Tel.: 914 299 3560 casaalberto@casaalberto.es www.casaalberto.es El Barril de las Letras Cervantes, 28 Tel.: 911 863 632 www.elbarrildelasletras.com La Entretenida Cervantes, 16 Tel.: 917 377 588 www.laentretenida.com Plaza de la Villa, centro del Madrid de los Austrias que vivió Cervantes. Fachada de la Sociedad Cervantina. El otro Quijote, el de Avellaneda, le sorprendió y enfureció en Madrid, y fue en la capital donde en menos de un año escribió la auténtica segunda parte de su texto más universal se realizó en la imprenta de Juan de la Cuesta, en la calle Atocha, lo que hoy es sede de la Sociedad Cervantina, que publicó en 1615. Cuentan algunas crónicas que las mesas de la taberna Casa Alberto, en la calle Huertas, supieron mucho de las horas que Miguel dedicó a poner tinta sobre papel de los últimos manuscritos de su vida. A principios de 1616 terminaba su última obra, Los trabajos de Pensiles y Segismunda, y en abril el mundo, que su prestigio era ya era universal, despedía a Miguel de Cervantes. Lástima que prestigio y modus vivendi no fuesen parejos, porque murió empobrecido. Algún documento de la época cuenta que, con el hábito franciscano y el rostro al descubierto, fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas. La calle de la última morada cervantina se llamaba entonces de Cantarranas; hoy es la de Lope de Vega Y una casualidad: la casa del autor de El caballero de Olmedo está en la hoy denominada calle Cervantes. No deja de ser una ironía, habida cuenta la animadversión que se profesaron ambos grandes escritores en vida. Escritura PÚBLICA 77
Miguel de Cervantes o el deseo de vivir (1616-2016) Instituto Cervantes. Madrid, 16 de diciembre de 2015 a 2 de mayo de 2016 Lepanto (J. M. Navia). Calatrava (J. M. Navia). La exposición, organizada por el Instituto Cervantes en colaboración con Acción Cultural Española, es la visión cervantina del fotógrafo José Manuel Navia, que ha seguido las huellas de Cervantes plasmando visualmente los lugares y caminos que el gran autor transitó a lo largo de su vida, una vida atribulada e incierta que también se nos revela veladamente en sus obras, como explican desde la organización. La exposición está compuesta por más de 70 fotografías, acompañadas de textos detallados y citas literarias que hacen referencia tanto a la vida del autor como a sus obras. Se trata de fotografiar, de un modo subjetivo y evocador, los principales lugares ligados al itinerario vital de Miguel de Cervantes, las huellas de una vida, de modo que el resultado final no sea una colección más de imágenes de distintos lugares, sino una serie fotográfica que conforme la mirada personal de un viajero que quiere hacer suyo ese territorio cervantino, tanto literario como real, a través de la imagen. Imagen y palabra Autorretrato de José Manuel Navia. Navia es licenciado en Filosofía y uno de los grandes fotógrafos españoles contemporáneos, cuyos trabajos se publican habitualmente en Medios como El País, La Vanguardia y la edición española de National Geographic. Entre los reconocimientos a los que se ha José Manuel Navia En este trabajo, sin duda uno de los más personales que he realizado hasta ahora, he querido enfrentarme sin reservas a la difícil y apasionante relación para mí esencial que se establece entre imagen y palabra, entre fotografía y literatura, siempre sobre la base de la importancia que, como fotógrafo, concedo a la idea de huella (frente a la de aura). Para indagar en todo ello, me he permitido el lujo de trabajar a partir de la vida y la obra de uno de los más grandes escritores no sólo de España sino de la literatura universal: Miguel de Cervantes. Las sorpresas e incertidumbres me han asaltado sin parar. El atrevimiento no es pequeño. INFORMACIÓN Instituto Cervantes Alcalá, 49 Tel.: 914 367 600 informa@cervantes.es / www.cervantes.es hecho acreedor destacan el Fotopress 1987, el Society of Newspaper Design (EE.UU.), en 1994, 1995 y 1997; el Premio Godó de fotoperiodismo 1999 o el Imagen 2006 de la Sociedad Geográfica Española. Desde la Comunidad de Madrid hasta el Museo Marugame Hirai de Japón hay colgada obra suya, además de estar presente en multitud de ediciones de todo tipo. La exposición tendrá su continuidad en un libro del mismo título que publicará Ediciones Anómalas. 78 Escritura PÚBLICA