Guía de Ayuda para el Duelo 1
2 ÍNDICE: Introducción Qué es el duelo 3 4 6
3 INTRODUCCIÓN: Desde pequeños se nos han enseñado muchas cosas en nuestra vida, conocimientos y habilidades que nos han servido en nuestro día a día para desenvolvernos con seguridad y autonomía. Pero, tradicionalmente, nadie nos ha dicho cómo nos podemos sentir y qué podemos hacer tras la pérdida de una persona querida. Esta guía pretende ayudar a las personas a afrontar el dolor que supone la muerte de un ser querido, a tratar nuestro duelo para que sea una experiencia que no nos anule y de la que salgamos enriquecidos. Eres más consciente que antes de lo que es importante y lo que es trivial. Tu ser querido vivió, pero tú todavía estás vivo. Vale la pena esperar al futuro! Henry David Thoreau
4 QUÉ ES EL DUELO: El duelo es un proceso, que evoluciona en el tiempo y en el espacio; normal, puesto que se manifiesta en todos los seres humanos al sufrir una pérdida; es dinámico, puesto que implica una serie de tareas que no siguen un proceso lineal. Depende del reconocimiento social, afectando al doliente y a los que le rodean. También es un hecho íntimo puesto que cada uno lo vivimos de una manera personal e individual, a la vez que social, que conlleva rituales asociados a la pérdida. Y, por último, es un proceso activo, porque deberemos realizar un trabajo personal para superar esa pérdida (Poch y Herrero). Es un camino por el que todos pasamos cuando hemos perdido a un ser querido y que tenemos que seguir para adaptarnos a una nueva vida. El recorrido de ese camino lleva hacia la superación.
5 Qué es el duelo El duelo nos prepara para vivir sin la presencia física de la persona perdida, a la vez que mantiene el vínculo afectivo con ella. Aunque la pérdida de seres queridos no puede escogerse, la forma en la que elaboramos el duelo es un proceso activo de cambio y de afrontamiento, que puede favorecer la maduración y el crecimiento personal. Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar a nuestro ser querido sin sentir ese dolor tan intenso, cuando hemos dejado de vivir centrados solo en el pasado y en lo que pudiera haber ocurrido si no hubiera fallecido, y guardamos un recuerdo entrañable de nuestra vida con esa persona, invirtiendo de nuevo nuestra energía en la nueva vida que ahora nos toca vivir.
6 TAREAS EN EL PROCESO DE DUELO: Podemos considerar el duelo como un camino en el que, para llegar al destino, tenemos que realizar una serie de tareas. Como se dijo anteriormente, el duelo es una experiencia personal, por lo que este camino varía de unas personas a otras. No obstante, hay una serie de tareas que realizan, en mayor o menor medida, casi todos los que han sufrido una pérdida importante. Tenemos que concienciarnos de que el duelo va a suponer un esfuerzo personal, que debe orientarse a no dejarnos arrastrar por la tristeza improductiva. Debemos permitirnos estar de duelo, aunque nos puede ayudar marcarnos pequeñas metas u obligaciones para retomar la normalidad en nuestro día a día.
7 Tarea 1: Aceptar la realidad de la pérdida. Para comenzar el proceso de duelo es necesario reconocer que esa pérdida nos duele, aceptar que aquello que amábamos y hemos perdido no regresará mas. Esta tarea implica acostumbrarnos a la ausencia y descubrir todos los aspectos que se ven modificados por la pérdida y cómo han cambiado, por tanto, los roles o papeles que representamos en la vida diaria. La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. François Mauriac
8 Tarea 2: Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida. Es necesario reconocer y trabajar el dolor emocional. Para ello es bueno expresar todas las emociones que implica la pérdida sufrida, sin sentirnos extraños o excéntricos. Debemos reconocer nuestro derecho a sentir tristeza, enfado, miedo, añoranza, incertidumbre, paz, y cualquier otro sentimiento que aparezca. «Dad palabras al dolor. La desgracia que no habla murmura en el fondo del corazón, que no puede más, hasta que le quiebra" William Shakespeare. Macbeth
9 Siempre que nos apetezca, es bueno hablar de nuestros sentimientos con los demás, con quienes conocían a la persona fallecida, con familiares y amigos. Cuando verbalizamos nuestros sentimientos y los convertimos en palabras, estamos realizando una actividad intelectual que nos obliga a poner nuestras emociones en contexto. Nos permite poner un punto de realidad en una situación que muchas veces nos parecerá irreal e inasumible. Aunque es un proceso personal, es bueno pedir ayuda a los demás cuando lo necesitemos. En la mayoría de las ocasiones, esta ayuda puede ser simplemente la compañía, estar con otras personas que permitan que nuestro mundo pase de estar exclusivamente enfocado a la pérdida a tener otros puntos de vista y otros enfoques distintos.
10 El dolor compartido es más llevadero y se soporta mejor. En casi todas las ciudades existen hoy en día grupos de personas que han sufrido la pérdida de un ser querido y se reúnen para compartir, sentirse entendidas y acompañadas. Estos grupos son útiles también porque quienes los forman están fuera de nuestro ámbito habitual y entienden, de una forma menos implicada emocionalmente, cómo nos sentimos.
11 Tarea 3: Adaptarse a un nuevo medio en el que el fallecido está ausente Es necesario acostumbrarnos vivir de una forma diferente, con nuevas necesidades y retos, y definir estrategias que podamos llevar a cabo para adaptarnos mejor a una nueva forma de ser y de vivir. Esto implica adaptarse a muchos niveles: a la ausencia de los roles que desempeñaba el fallecido, adaptarse al significado de quiénes somos sin esa persona, y adaptarse a una nueva forma de entender el mundo, porque nuestras creencias seguramente se verán modificadas tras la pérdida. Es una reconstrucción global en la que lo más importante es volver a establecer una serie de objetivos vitales, elaborar un plan nuevo, con otras metas a alcanzar.
12 Al principio, estos objetivos pueden ser a corto plazo, de manera que abarquen tal vez solo una semana, pero según pasen los días, semanas o meses, habrá que elaborar planes y estrategias más sofisticados para seguir adelante con la vida e irlos poniendo en práctica poco a poco. Algunas personas sienten el impulso de llevar a cabo cambios radicales en su vida (cambio de casa, de trabajo, de lugar de residencia ), o en sus relaciones personales o familiares. Por lo general, es mejor dejar estas decisiones para más adelante. «En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que se estaba el día antecedente a la tal desolación» Ignacio de Loyola
13 Tarea 4: Reacomodar emocionalmente la pérdida y seguir viviendo Con el tiempo y con trabajo y disposición por nuestra parte, finalmente lograremos encontrar razones para seguir disfrutando la vida, buscaremos un espacio para recordar al que ya no está y lograremos despedirnos de lo que ya no es para dar paso a una nueva vida con nuevos objetivos y expectativas. En realidad, no existe el concepto de "superar u olvidar". Más bien podemos hablar de "integrar" la pérdida en nuestra vida. El recuerdo de nuestro ser querido empieza a transformarse de una emoción dolorosa en una emoción reparadora.
14 Nunca se olvida al ser querido, ni se pierden sus recuerdos. Pero estos recuerdos no deben impedir que generemos otros vínculos. Somos y nos desarrollamos gracias a las relaciones que establecemos con otras personas y que constituyen el hecho de vivir.