UNA ÉPOCA APREMIANTE Por el élder Marvin J. Ashton Del Consejo de los Doce Conferencia General Abril 1974 Como vosotros, yo también en los meses anteriores estuve pensando en la crisis de energéticos, y lo que éstos significan para nosotros. Hemos pasado por algunas inconveniencias, pero afortunadamente, la crisis ha sido superada en cierto sentido. Hoy mi pensamiento está ocupado en otra crisis que no ha podido ser superada, que permanece entre nosotros, una crisis que requiere nuestra atención inmediata. Imaginad junto conmigo una capilla con un letrero recién colocado al frente que dijera: " Combustible espiritual! Las 24 horas Sin límite de cantidad Sin cupones Sin impuestos Pase y tome el que quiera" Imaginad conmigo un hogar que en el tapete de la entrada diga: "Bienvenido vecino Combustible espiritual gratis Entre tal como esté' Imaginad conmigo a una persona cuyo continente irradie este mensaje: "Yo sé que vive mi Señor, mi copa rebosa." Hermanos y hermanas, esta es una época apremiante. Es una época de crisis espiritual. Estamos llegando al filo de la medianoche. Es urgente enfrentar la crisis espiritual mundial, hay que actuar ahora mismo; y solamente lo podemos lograr trabajando. La negligencia y la morosidad son armas mortales que impiden el progreso humano. Gracias a Dios, no hay necesidad de encarar la posibilidad de escasez del combustible de la preparación. Se acumula gota a gota, a lo largo de una vida justa. Jesús, nuestro Redentor, nos dio una poderosa parábola para que la usáramos en estos días, se refiere a la importancia de la preparación personal constante. Es conocida como la parábola de las Diez vírgenes, y es una amonestación a toda la humanidad. "Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. "Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. "Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; "Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. "Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. "Y a la medianoche se oyó un clamor: Aquí viene el esposo; salid a recibirle! "Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. "Y las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. "Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. "Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. "Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos! "Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir" (Mateo 25:1-13). Se podría concluir muy apropiadamente que las diez vírgenes representan a la gente de la Iglesia de Jesucristo, y no solamente a los miembros sino a la gente de todo el mundo. Las vírgenes prudentes y las insensatas, todas ellas, habían sido invitadas a las bodas; sabían que la ocasión era muy importante. No eran paganas, salvajes ni gentiles, ni se les conocía como corruptas o perdidas; más bien eran gente informada que conocía el evangelio de salvación y exaltación, pero que no había hecho de él el eje de su vida. Conocían el camino, pero estaban insensatamente impreparadas para la venida del esposo. Todas, aun las insensatas, tomaron sus lámparas para esperarlo, pero usaron su aceite. En el momento en que era más necesario, no tuvieron aceite para volver a llenar sus lámparas. Todas habían sido advertidas durante su vida. Actualmente muchos de nosotros estamos en una situación semejante. Mediante la falta de paciencia y confianza, hemos dejado de prepararnos. Otros se han dejado adormecer por la autocomplacencia, pensando para sí que la medianoche nunca vendrá. La responsabilidad de tener aceite en nuestras lámparas es un requisito y una oportunidad personal. El aceite de la preparación individual no puede ser compartido. Las vírgenes prudentes no fueron egoístas ni descorteses cuando se rehusaron a compartir su aceite con las insensatas en el momento de la verdad. La clase de aceite que necesitamos para iluminar nuestro camino en la obscuridad, no puede ser compartido. En la parábola, el aceite pudo haber sido comprado en el mercado, pero en nuestras vidas tiene que irse guardando a lo largo de una vida justa y virtuosa, gota a gota. Cómo puede uno compartir las bendiciones que recibe al visitar a los enfermos? Cómo puede compartir las bendiciones que recibe al auxiliar a las viudas y a los huérfanos? Cómo puede compartir uno su testimonio personal de la verdad? Cómo compartir las bendiciones recibidas al asistir a una conferencia? Cómo se comparte la lección de obediencia aprendida al vivir el principio del diezmo? Ciertamente cada uno debe acumular esta clase de aceite para sí mismo. No debemos esperar a
mañana. La medianoche no está tan lejos de aquellos que han sido negligentes. "Mas he aquí, los días de vuestra probación ya pasaron; habéis demorado el día de vuestra salvación hasta que es demasiado tarde, y vuestra destrucción está asegurada..." (Helamán 13:38). En estos días es urgente que nos preparemos para la venida del Señor. Y a causa de que habéis escuchado la amonestación y continuáis acumulando el aceite de la virtud en vuestras lámparas, recibiréis grandes bendiciones. Volvamos a imaginar la capilla de la que hablábamos hace unos momentos, con su letrero: " Combustible espiritual! Las 24 horas Sin límite de cantidad Sin cupones Sin impuestos Pase y tome el que quiera" Indudablemente que cada cual tendrá en mente un edificio diferente. Quizá es el que frecuentan regularmente, su propio barrio o rama. El que yo tengo en mente en este momento es el Barrio Masterton, en la Estaca Wellington-Nueva Zelanda. Tuvimos la oportunidad de dedicar esa casa de adoración en febrero. Nunca he visto un edificio más inmaculadamente limpio. Parecía nuevo. Olía a nuevo. En su sencillez era hermoso, parecía un edificio digno de ser dedicado al. Señor. Había sido construido por nuestra gente. Había sido pagado por nuestra gente; había sido pulido hasta recibir un acabado finísimo por manos orgullosas. Era sólido y hermoso, sus jardines habían sido tratados con muy buen gusto. Según el alcalde de la ciudad, que no era miembro, había sido construido por gente feliz. Tres semanas antes de nuestra llegada algunos habían predicho que no alcanzaría a estar listo para ser dedicado. Aquellos inclinados a la duda no conocían a este buen obispo y a su congregación; gente de posición humilde, pero con un alto sentido de responsabilidad. Las paredes fueron pintadas, los pisos, encerados, y todo el trabajo fue hecho por los padres después de que sus hijos habían sido acostados por la noche. Los jóvenes acarrearon cubetas de agua para regar los jardines y hacer florecer los capullos, pues Nueva Zelanda estaba pasando por una larga temporada sin lluvia. No solamente lo terminaron, lo dejaron reluciente! Este es un grupo de gente que estaba acumulando aceite para sus lámparas, gota a gota, con sacrificio, preparación, cooperación, fe y obras. Mientras este barrio trabajaba hasta la medianoche, su amor se nutría. También ellos obtuvieron un triunfo reluciente. En todos nuestros edificios de estaca y barrio hay provisión de combustible espiritual. Entrad y servíos. Uníos a los miembros del barrio. Participad con ellos. No deis simplemente, dad de vosotros mismos. No recibáis sin participar. Aquel que piensa en los demás y les sirve, llena su lámpara con aceite. Mientras la crisis de energéticos puede superarse no usando demasiada energía, la crisis espiritual debe aumentar mediante el uso y la preparación. Declaro a vosotros este día, que mientras más deis, más gotas de aceite espiritual recibirá vuestra lámpara.
Estoy pensando en este momento en cierto hogar, el hogar de un vecino, un amigo vuestro y mío. Es un hogar de esos que en el tapete de entrada dice: "bienvenido vecino Combustible espiritual gratis Entre tal como esté." Me refiero al hogar del presidente Spencer W. Kimball. Dondequiera que estéis; dondequiera que hayáis estado, él es vuestro amigo. Su casa es una casa de oración. Cuando él ora, sentimos muy de cerca el poder de Dios. Su fe siempre precede a sus oraciones. Quienes tenemos la gran bendición de asociarnos cotidianamente con el presidente Kimball, le hemos escuchado decir que cada día que pasa la oración adquiere una nueva dimensión en su vida. Orar es una experiencia didáctica, orar es una experiencia de poder, orar es una experiencia de humildad. La oración es una reserva de combustible espiritual. Orar en compañía del presidente Kimball es un confortamiento espiritual. Podríamos decir con toda propiedad que aunque el presidente Kimball es un profeta de Dios, también aprende a orar orando. El nos ha dicho muy sabiamente: "La asistencia a las reuniones sacramentales agrega aceite a nuestras lámparas, gota a gota, a través de los años. El ayuno, la oración familiar, la orientación familiar, el control de los apetitos de nuestro cuerpo, la predicación del evangelio, el estudio de las Escrituras, cada acto de dedicación y obediencia es una gota que agregamos a nuestra reserva. Obras de bondad, pago de diezmos y ofrendas, pensamientos y actos castos, matrimonio en el templo, esto también contribuye de manera importante a nuestra reserva de aceite con la cual podemos volver a llenar nuestra lámpara en la medianoche" (Spencer W. Kimball, Faith Precedes the Miracle, Deseret Book Co., 1972, pág. 256). Os doy mi testimonio de que Dios escucha las oraciones hechas con humildad. Si no las escuchara, entonces no nos pediría que oráramos. Parte de nuestras oraciones más valiosas, más apremiantes, pueden ser un remanso de paz, reverencia y amor, en el cual podamos escuchar hasta el más leve murmullo del Espíritu. No podríamos decir con toda razón que aquel que acude al pozo de la oración cotidianamente, con fe inconmovible, está extrayendo aceite para sus lámparas? También es posible almacenar más aceite mediante una meditación concienzuda. Una vez más, pensad conmigo en aquellas personas que conocéis y que irradian una dedicación activa en el reino de Dios. Es un honor asociarse con ellos, es inspirador sentir su entusiasmo y preparación para llevar a cabo los asuntos del Señor. Recuerdo ahora a una hermosa joven de veintidós años que la hermana Ashton y yo conocimos recientemente en California, ella tiene dos años de haberse convertido. Estaba tan emocionada por el reciente descubrimiento de su más valiosa posesión, el evangelio de Jesucristo, que contagiaba a quienes la rodeaban. Hay en ella una sincera urgencia por compartir el evangelio con sus semejantes, particularmente con sus bellos padres y su familia. A medida que ella se prepara y trabaja, agrega aceite a su reserva. En nuestra mente no hay duda de que ella sabe que Dios vive y que Jesús es
el Cristo. Su copa realmente rebosa con el bendito conocimiento y la convicción que posee. Cuando ella, tan dulce y sin embargo tan fervientemente, nos pidió que pasáramos un momento a su casa con sus padres, sentimos la necesidad urgente de estar allí. En su hogar había una buena hermandad. Había paz, unidad y amor dentro de sus muros. " Qué hermosos han sido mis veintidós años!" dijo: "Tan desafiantes y satisfactorios. Mis bendiciones son incontables y realmente estoy muy agradecida a mi Padre Celestial. El me ha bendecido con estos padres a quienes quiero mucho, y yo aprecio entrañablemente las oportunidades que recibo junto con ellos. La Iglesia y el evangelio me inspiran a trabajar muy duro en todo lo que hago, especialmente me dan fuerza para vivir cristianamente y compartir mis muchas bendiciones con los demás." He aquí una hija de Dios consciente de la importancia actual de las palabras de Alma: "Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra" (Alma 34:32). Hermanos, estamos viviendo en una época apremiante. Estamos viviendo en un tiempo de crisis espiritual. Estamos llegando al filo de la medianoche. "Por lo tanto, permaneced en lugares sagrados, y no seáis movidos, hasta que el día del Señor venga; porque, he aquí, viene pronto, dice el Señor" (D. y C. 87:8). Pido a nuestro Padre Celestial que diariamente nos ayude a prepararnos, con el fin de que podamos acumular el aceite de la espiritualidad gota a gota, pensamiento por pensamiento y acto por acto a medida que vivimos. Las señales están a la vista con solo buscarlas. Gracias a la bondad y misericordia de Dios podemos decir: " Combustible espiritual! Las 24 horas Sin Límite de cantidad Sin cupones Si n impuestos Pase y tome el que quiera." Mediante una preparación y una actitud adecuadas desde dentro de los muros de nuestro hogar, podemos indicar con justicia: "Bienvenido vecino combustible espiritual gratis Entre tal como esté." Finalmente, os dejo mi testimonio: Vuestra lámpara también puede rebosar de aceite espiritual si lo acumuláis día tras día, gota a gota, por medio de un servicio justo a Dios y al hombre. Dios vive, Jesús es el Cristo. El es nuestro Redentor, y este es su reino sobre la tierra. De esto doy mi humilde testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.