Trayectorias Palabras clave: migración interestatal, migración absoluta, migración reciente de la migración interna. Jaime Sobrino* La población total de México sumó 112.3 millones de personas en 2010, de las cuales 19.7 millones residían en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento, y 3.3 millones cambiaron su entidad federativa de residencia entre 2005 y 2010. El propósito de este documento consiste en estudiar los procesos de continuidad y cambio de la migración interestatal durante la primera década del nuevo milenio. Volumen y características de la población migrante La migración histórica, absoluta o de toda la vida se refiere a la población residente en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento. Son personas que en el transcurso de su vida han realizado, al menos, un cambio de residencia y que implicó cruzar el límite político-administrativo entre dos entidades federativas (Partida, 1995:3). Los 19.7 millones Cuadro 1. México. Migración interna, 1900-2010 Año Población total Migración absoluta a Proporción de migrantes b Migración reciente c Tasa de migración d 1900 13,607,272 1910 15,160,369 1921 14,334,780 1930 16,552,722 1940 19,653,552 1950 25,779,254 1960 34,923,129 1970 48,225,238 1980 66,846,833 1990 81,249,645 2000 97,483,412 857,151 1,053,266 1,189,606 1,688,930 2,081,193 3,305,717 5,008,697 6,984,483 11,245,100 13,963,020 17,220,424 6.30 6.95 8.30 10.20 10.59 12.82 14.34 14.48 16.82 17.19 17.66 2,726,307 2,620,604 3,468,508 3,584,957 11.31 7.84 8.54 7.36 2010 112,336,538 19,747,511 17.58 3,292,310 5.86 a población que residía en una entidad federativa distinta a la de su nacimiento. b porcentaje de la migración absoluta respecto a la población total. c población que cinco años antes del levantamiento censal residía en otra entidad federativa. d migrantes por cada mil habitantes al año. Se obtiene al dividir la migración reciente entre cinco, después entre la población total y por último se multiplica por mil. Fuente: Estimaciones propias basadas en los censos de población de 1900 y 2010. 26
de migrantes absolutos representaron 18% de la población total, indicador que se denomina proporción de migrantes. Por primera vez en la historia censal de México, dicho indicador fue menor al del censo precedente (véase el cuadro 1), lo que significa que, en la primera década del nuevo milenio, el ritmo de crecimiento poblacional sobrepasó al del monto migratorio. El incremento relativo de la población migrante por sexo ha sido similar desde la década de los setenta, de tal modo que en 2010 había 92.5 hombres por cada 100 mujeres con la connotación de migrante absoluto. La proporción de migrantes por entidad federativa tuvo alto rango de variación, situación que muestra diversas intensidades de movilidad en el territorio nacional. Más de 40% de la población residente en 2010 en Quintana Roo y Baja California había nacido en una entidad federativa distinta, mientras que ese porcentaje era menor a 6% en Chiapas y Guerrero. Por otro lado, más de 40% de los nacidos en el Distrito Federal y 24% en Durango no residían ahí, en tanto que sólo 8% de los nacidos en Chihuahua, Baja California Sur y Nuevo León habían migrado. La proporción de inmigrantes y emigrantes fue mayor a 15% en Colima, el Distrito Federal, Hidalgo, Nayarit y Tlaxcala, entidades federativas con elevado intercambio poblacional. Entre 1980 y 2010, el mayor incremento relativo de inmigrantes ocurrió en Baja California Sur y Querétaro, mientras que el Distrito Federal registró el mayor aumento en los emigrantes, situación que habla de la irrupción del flujo migratorio urbano-urbano. Los 3.3 millones de personas que cambiaron su entidad federativa de residencia entre 2005 y 2010 constituyen la migración reciente. Esta migración se captó por primera vez en 1970, con una tasa de 12 migrantes por cada mil personas al año, y a partir de entonces ha disminuido hasta alcanzar 6.1 personas en 2010 (véase el cuadro 1). La migración reciente disminuyó de manera importante durante la primera década del nuevo milenio. La caída de tal movimiento fue mayor entre las mujeres, por lo que el índice de masculinidad del flujo avanzó de 97.1 en 2000 a 99.3 en 2010. La población migrante masculina se concentró en los grupos de edad de 20 a 39 años (48% del total), en tanto que las mujeres lo hicieron en el rango de 20 a 34 años (41%). En ambos subconjuntos se aprecia mayor propensión a la movilidad en segmentos de edad vinculados con la inserción al mercado de trabajo (Boyle 27
et al., 1998:83-104), situación que se mantuvo con respecto a años anteriores. Un elemento de cambio fue el aumento en la edad promedio de los migrantes, entre 2000 y 2010, de 30 a 32 años en los hombres y en las mujeres de 29 a 31, lo que habla de una población con mayor nivel educativo o previa experiencia laboral. La intensidad migratoria por entidad federativa también tuvo un importante diferencial y, como en 2000, hubo mayor variación en las tasas de inmigración que en las de emigración. Las mayores tasas de inmigración se registraron en Baja California Sur y Quintana Roo, con más de 20 migrantes por cada mil habitantes al año, mientras que Chiapas y Guerrero tuvieron las menores, con un valor inferior a tres inmigrantes. Por otro lado, el Distrito Federal tuvo la mayor tasa de emigración, 17 personas por cada mil habitantes al año, mientras que la menor ocurrió en Guerrero con tres. De manera complementaria, los estados de Coahuila, Jalisco, Puebla y San Luis Potosí registraron la menor diferencia entre sus respectivas tasas de inmigración y emigración, situación que significa balance en el flujo migratorio. La menor tasa de migración reciente en México obedeció más a la desaceleración en las entidades de atracción y menos a la contracción en las de rechazo. Durango, Nayarit y Veracruz sufrieron la pérdida más relevante en la tasa de emigración, con -3 personas por cada mil habitantes, y en ellas su grado de urbanización en 2010 era inferior al promedio nacional, situación que concuerda con el modelo de transición de la movilidad de Wilbur Zelinsky (1971), es decir, disminución progresiva de la migración con origen rural. Sin embargo, la contracción más importante en las tasas de inmigración fue en Baja California, Chihuahua, Quintana Roo y Tamaulipas, con -5 personas, entidades con un grado de urbanización por encima del promedio nacional, aspecto que se contrapone al mismo modelo de Zelinsky que sugiere un aumento paulatino de la migración urbana. Flujos migratorios El monto de migración interna reciente se concentró, como en años anteriores, en muy Cuadro 2. México.Principales entidades federativas según volumen de migración interna, 2010 Entidad federativa Inmigrantes Entidad federativa Emigrantes Migración absoluta Total nacional 19,747,511 19,747,511 México 5,566,585 Distrito Federal 5,207,907 Distrito Federal 1,679,045 Veracruz 1,611,089 Baja California 1,299,773 Puebla 999,476 Nuevo León 961,505 Michoacán 939,387 Jalisco 961,503 México 939,141 Tamaulipas 764,399 Oaxaca 919,145 Veracruz 731,901 Jalisco 804,674 Migración reciente Total nacional 3,292,310 3,292,310 México 583,607 Distrito Federal 737,742 Distrito Federal 239,125 México 332,627 Veracruz 206,240 Veracruz 236,542 Jalisco 160,853 Jalisco 152,242 Baja California 154,029 Puebla 135,568 Quintana Roo 143,899 Baja California 128,101 Nuevo León 133,657 Guerrero 107,724 Fuente: Estimaciones propias basadas en el censo de población de 2010. 28
pocas entidades de origen y destino (véase el cuadro 2). El Distrito Federal, Baja California, Jalisco, el Estado de México y Veracruz participaron con 41% de los inmigrantes y 48% de los emigrantes, mientras que su peso demográfico en el total nacional fue 38%. Asimismo, 19 entidades tuvieron balance migratorio positivo (más inmigrantes que emigrantes) y 13 registraron negativo (más emigrantes que inmigrantes). Un total de 30 entidades mantuvieron su situación de atracción o rechazo respecto al año 2000, en tanto que Nayarit cambió de expulsor a receptor y Chihuahua a la inversa; el primer caso se explica por el crecimiento de sus actividades turísticas, mientras que el segundo por la pérdida de competitividad en su industria maquiladora de exportación y el clima de inseguridad prevaleciente. buena parte no correspondió a migración interna sino a movilidad intrametropolitana. La emigración desde estas entidades tuvo como destino al resto del territorio nacional, pero en especial a sus estados circundantes en la región Centro (Hidalgo, Morelos, Puebla y Querétaro), así como Guanajuato y Veracruz; sus inmigrantes también tuvieron como principal origen los estados de la región Centro, así como Guerrero y Oaxaca. Otros flujos de relevancia distintos a los de la zona de influencia de la Ciudad de México fueron la corriente migratoria entre Puebla y Veracruz y la movilidad de Sinaloa a Baja California, de Jalisco a Nayarit, de San Luis Potosí a Nuevo León, de Tamaulipas a Veracruz y de Chiapas y Tabasco a Quintana Roo Con la información básica del censo de población de 2010 es posible concluir la consolidación de la migración urbana-urbana como flujo principal, situación ya evidenciada en 2000 (Sobrino, 2010: 106): el volumen de emigrantes e inmigrantes por entidad federativa estuvo altamente correlacionado con su población urbana total, como también sus respectivas tasas con el grado de urbanización. Pero no hubo asociación entre migración y volumen absoluto o relativo de población rural. Así, a mayor tamaño de población urbana, mayor atracción y expulsión de migrantes; a menor grado de urbanización, menor tasa de emigración y de inmigración. Este hallazgo se refuerza con el hecho de que el Distrito Federal y el Estado de México, territorios en donde se ubica la Ciudad de México, fueron las principales entidades de expulsión y atracción. Estas entidades concentraron 18% de los emigrantes y 11% de los inmigrantes recientes totales, sin considerar su corriente migratoria interna, en la cual 29
Notas finales Los tabulados básicos del censo de población de 2010 ofrecen montos generales de migración absoluta y reciente por entidad federativa, sexo y grupos de edad. Los microdatos de la muestra censal son un instrumento de gran valor para conocer atributos de los migrantes y su comparación frente a los que no lo son. Desafortunadamente, la muestra de 2010 presenta problemas para realizar tales estudios. Por ejemplo, el total de migrantes recientes ascendió a 3.7 millones de personas, es decir 400 mil más que los tabulados básicos, lo que equivale a un excedente de 12%. Tal diferencial se explica fundamentalmente por la sobreponderación de los inmigrantes a Aguascalientes, el Distrito Federal, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz, y de los emigrantes de Baja California Sur, Chihuahua, Hidalgo, el Estado de México, Puebla, Querétaro y Tamaulipas (Gutiérrez y Rivero, 2011). La migración interna de México durante la primera década del nuevo milenio tuvo procesos de continuidad y cambio con respecto a décadas precedentes. Los elementos de continuidad consistieron en: a) gradual disminución de la tasa de migración reciente, b) consolidación del flujo urbano-urbano como predominante, c) mayor cantidad de entidades federativas con saldo neto migratorio positivo y d) posición del Distrito Federal y el Estado de México como puntos de origen y destino de los mayores montos de emigración e inmigración. Entre los procesos de cambio sobresalen: a) disminución absoluta en el flujo de migración reciente, b) mayor desaceleración en la migración femenina; c) aumento en la edad promedio del migrante y d) pérdida de atracción de algunas entidades como destino de la migración. Con el uso de modelos multivariados se exploraron variables vinculadas a la migración interna de México (Sobrino, 2010: 80-89). En 2000, los factores estructurales explicativos del balance migratorio entre entidades federativas fueron el tamaño de la actividad económica, la dinámica de crecimiento y la participación del sector secundario en el mercado de trabajo. Al replicar el ejercicio para 2010, se encontró que las condiciones de vida de la población residente fue la principal variable explicativa. Esto significa que los flujos de migración interna en México durante la primera década del nuevo milenio no sólo se explicaron por motivos económicos y ocupacionales, sino preferentemente por condiciones de bienestar de la población residente. A ello habría que agregar la situación de inseguridad existente en algunos puntos del territorio nacional y la relación entre migración interna y migración internacional. *El Colegio de México, Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales, ljsobrin@colmex.mx. Referencias Boyle, Paul, Keith Halfacree y Vaugahn Robison (1998), Exploring Contemporary Migration, Harlow, Pearson Education Ltd. Gutiérrez, Edith y Estela Rivero (2011), Cuando la muestra no alcanza: problemas para estimar la migración interna a partir de la muestra censal, en Coyuntura Demográfica, México, Sociedad Mexicana de Demografía, núm. 1. Partida, Virgilio (1995), Migración interna, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, El Colegio de México, Universidad Nacional Autónoma de México. Sobrino, Jaime (2010), Migración interna en México durante el siglo XX, México, Consejo Nacional de Población. Zelinsky, Wilbur (1971), The Hypothesis of the Mobility Transition, en Geographical Review, vol. 61, núm. 2, pp. 219-249. 30