Charles Journet LA EUCARISTÍA TERNURA DEL AMOR DE DIOS
Índice Prólogo... 5 Primera Parte La Eucaristía, corazón de la Iglesia y sacramento de su unidad... 9 I La presencia corporal de Cristo sacramentado... 11 Encarnación y Eucaristía... 11 Discurso sobre el Pan de vida... 13 El relato de la Institución... 17 La transustanciación... 19 Presencia sustancial, inmediata y presencia de signo, mediatizada... 20 Cómo se hace presente Dios al mundo y al hombre, sin experimentar cambios en sí mismo... 21 La transustanciación es un milagro inmenso... 24 El acto de confesión de la fe católica... 25 II La Misa, sacrificio y sacramento de Cristo... 31 El acto redentor de Cristo, nueva Pascua... 31 El aspecto sacrificial de la Misa... 33
La comunión sacramental viene a incendiar la unión por la fe y el amor... 36 La Misa, presencia y ofrenda incruenta del sacrificio cruento de la cruz... 38 III La Iglesia, sacramento de la vida divina comunicada... 43 Los sacramentos de la nueva Ley... 43 La sacramentalidad propia de la Iglesia: las grandezas de la jerarquía están al servicio de las grandezas de la santidad... 45 La presencia corporal de Cristo encarnado, corazón de la Iglesia militante... 47 Segunda Parte Meditaciones sobre la Eucaristía... 53
Prólogo La Eucaristía se encontraba en el centro de la vida y el pensamiento de Charles Journet. Todos estaban impresionados por su extraordinaria devoción (en el pleno sentido que tiene la palabra en Francisco de Sales) cuando celebraba la santa Misa. Él presidió durante los últimos años de su vida la procesión del Corpus Christi en un Carmelo que le era muy querido. En un momento dado, las monjas lo vieron completamente absorto por la contemplación de la hostia. En el texto de estas conversaciones dos palabras vuelven a menudo: el fuego y la dulzura. Éstas expresan la tonalidad espiritual, que es el conjunto del sentido pleno de la profundidad del misterio de la Redención, y eco de una paz más que humana. Así leemos respecto a la Comunión: la unión por ingestión no está en detrimento de la unión por la fe y el amor; al contrario, ella viene a incendiar la unión por la fe y el amor. La Comunión en el Cuerpo y la Sangre de Cristo por ingestión es un proceso de absorción de Jesús, el Salvador, viniendo a incendiar en nosotros el amor para que podamos hacernos uno con él. En cuanto al misterio del sacrificio de la Misa, nos encontramos con este magnífico comentario: La cruz está conservada en la eternidad, es la estrella más espléndida de la misericordia divina; las cosas 5
La Eucaristía Ternura del amor de Dios que suceden aquí abajo siguen presentes en la eternidad divina. La ofrenda del Salvador es parte de un momento en el tiempo y de un punto en el espacio, y se adentró en la eternidad divina donde está siempre viva; y mientras el mundo subsista, Jesús, el Salvador, quien ahora está en la gloria, no quiere salvarnos de otro modo que a través de su cruz, y en un momento dado, hay un rayo de la cruz sangrienta que llega en medio de nosotros, pero envuelto en la suavidad del rito. Los textos de estas conversaciones corresponden a los últimos años de la vida del cardenal Journet. Los primeros, de 1974, reproducen las enseñanzas teológicas y espirituales impartidas a los sacerdotes. El vínculo indisoluble entre la Eucaristía y la Iglesia es vivamente puesto en evidencia. De hecho, la eclesiología católica es una eclesiología eucarística: La presencia real es la razón de ser de la permanencia de esta Iglesia en el espacio y el tiempo hasta la parusía. Las meditaciones, un poco anteriores, han sido extraídas de conferencias hechas para las monjas. Éstas toman, tal vez, la forma de aforismos de una pureza cristalina. Las cuestiones concernientes a la Eucaristía, como sacrificio y sacramento, ocuparon el espíritu del teólogo desde el principio de su actividad. Incluso es probable que estas cuestiones se le hayan presentado antes que aquellas relativas a la Iglesia. De eso da prueba la larga correspondencia, que data de 1922 a 1973, con Jacques Maritain. La Eucaristía es uno de los temas importantes de sus intercambios; tanto el filósofo como el teólogo aportaron su preciada contribución. En 1957, Charles Journet consagra una obra a la santa Misa, presencia del sacrificio de la cruz. Antes y después, él vuelve frecuentemente sobre el tema mediante artículos y folletos. Las preocupaciones pastorales nunca están au- 6
Prólogo sentes en el espíritu del teólogo: lo demuestra, en 1960, un pequeño catecismo sobre la Misa. Estas preocupaciones son inseparables, lo comprendemos sin dificultad, la preocupación en relación a la integridad de la doctrina. En 1966, un folleto retoma el texto de una conferencia impartida en Roma el año anterior: La presencia sacramental de Cristo. Este texto, de una gran belleza, es una respuesta de sensatez a la crisis provocada por las teorías de la transignificación 1 y las amenazas que pesaban sobre la fe del pueblo de Dios. La relativa abundancia de los escritos de Charles Journet acerca de la Eucaristía no hace, sin embargo, superflua la publicación de las presentes conversaciones. Ciertamente éstas recuerdan los puntos esenciales de la doctrina de la fe. Pero son también y sobre todo, un testimonio de la vida y de la oración de un gran contemplativo. Nos gustaría transcribir aquí, entero, el conmovedor diálogo interior que se lee en las meditaciones: Pues claro que sí, pobre hijo mío. No tengas miedo de todas tus imperfecciones pasadas o presentes, de todas tus sombras, de todas esas cosas No tengas miedo: yo soy quien te llevo en mis brazos, quien te estrecho contra mi corazón. No dudamos que estas páginas, abrirán los corazones para recibir el impacto de la presencia corporal del Verbo. Georges Cottier, O.P. 1 N. del T.: Con los términos transfinalización o transignificación, aplicados a la Eucaristía, entendemos el hecho de dar al pan y al vino una finalidad o una significación que sobrepasan su finalidad o significación ordinarias: www.mercaba.org/la Eucaristía como presencia real. 7