Ceremonia de bienvenida a los nuevos y nuevas habitantes 9 de octubre de 2010, 16:00 Sala Comunal de Plainpalais Discurso de la señora Sandrine Salerno Alcaldesa de Ginebra «Bienvenidos a Ginebra: ciudad internacional y cosmopolita» Señoras, Señores, Bienvenidos a Ginebra! Quiero dar la bienvenida a cada uno y a cada una de ustedes, que viven en la Ciudad de Ginebra desde hace un año o algo menos. Bienvenidos a Ginebra, ciudad internacional y cosmopolita, a cuya población se unen aportándole su «toque», su diferencia que consiste, sobre todo, en una nueva visión de las cosas, la que ustedes nos aportan. Como Alcaldesa de Ginebra desde el 1 de junio de 2010 hasta el 31 de mayo de 2011, me satisface enormemente acogerles en nuestra Ciudad, que desde ahora es también la de ustedes! Me alegra mucho compartir este importante momento. Y también me alegrará conocerles de forma más informal al terminar esta ceremonia.
Quizás lleguen ustedes de otras comunas de Suiza, y quizás también de otros países y de otros continentes. Son ustedes suizos, e incluso ginebrinos o ginebrinas, pero también quizás tengan otros orígenes, otros pasaportes, y aportan a Ginebra sus singularidades y sentimientos de pertenencia. También contribuyen así a la renovación de nuestra población, permitiéndonos cultivar nuestras diferencias que, juntas, conforman la hermosa biodiversidad de Ginebra. Todo eso es verdad, pero también lo es que todos y todas tenemos al menos un punto en común: Hemos elegido Ginebra; hemos elegido vivir y vivir juntos en Ginebra! Hemos elegido esta pequeña ciudad de la punta del Lago Leman para construir nuestro futuro, individualmente, con nuestras familias y rodeados de nuestros amigos y amigas, pero también colectivamente contribuyendo juntos a la prosperidad de la comuna. Amo Ginebra y espero que ustedes la amarán como yo! Ginebra, es una ciudad viva y cálida, una ciudad acogedora para los que nos dejamos integrar en ella, cualesquiera que sean nuestros orígenes, nuestras opiniones, nuestros intereses y nuestros valores, nuestros hobbies y nuestros caprichos. Mi padre era de origen italiano y mi madre de origen francés. Por lo tanto, formo parte de esas ginebrinas y de esos ginebrinos con sentimientos de pertenencia diversos y con varios pasaportes.
En Ginebra, hombres y mujeres procedentes de más de 170 países se cruzan y se conocen, en una armonía fuera de lo común y, todos y todas, esta tarde, damos testimonio, aquí, de esa diversidad y de esa armonía. Ginebra es conocida como uno de los escaparates de la Comunidad Internacional. Pero Ginebra también es el lugar donde se sientan juntas las naciones del mundo, y una ciudad donde la gobernanza mundial se inventa entre los bastidores de las organizaciones internacionales y de las ONG internacionales. Ginebra es una ciudad internacional, ciertamente; pero también una ciudad cosmopolita, una ciudad «localmente mundial». Ginebra siempre ha sido una ciudad de migraciones: para los habitantes de las comunas vecinas que querían vivir en el corazón de la aglomeración franco-valdo-ginebrina; para los residentes de otros cantones suizos ; para las trabajadoras y los trabajadores extranjeros que en el pasado venían a trabajar en la construcción o en la hostelería y hoy en los bancos, en el trading o en el sistema hospitalario; para los estudiantes; para los refugiados, hugonotes hace cinco siglos, o los que huyeron de los sistema autoritarios de la Europa del Este o de América Latina durante la Guerra Fría; y más tarde con ocasión de las terribles guerras contemporáneas en África y en la antigua Yugoslavia Ginebra siempre ha construido su prosperidad sobre una población en constante transformación y en perpetua regeneración, cuya integración
en el sistema institucional suizo y ginebrino es la clave de nuestro desarrollo. Tanto si somos ginebrinos antiguos como recién llegados/as, disponemos en esta ciudad de una libertad de expresión a veces envidiada. Sepamos utilizarla con responsabilidad, también para defender la de aquellos y aquellas que aquí, o en cualquier parte del mundo, no disfrutan de ella. En abril de 2005, la población de Ginebra aceptó conceder el derecho de voto a nivel comunal a las personas de origen extranjero que lleven residiendo en nuestro territorio un mínimo de ocho años. Yo misma trabajé intensamente en el lanzamiento de esa iniciativa popular que cristalizó en un movimiento que en aquel momento denominamos «J y vis, j y vote». Es por ello que me enorgullezco hoy de la apertura de espíritu de la que entonces hicieron gala los ginebrinos y ginebrinas. En aquel momento, no obtuvimos más que la mitad de lo que pedíamos: el derecho de voto. El próximo desafío es, pues, conquistar la otra mitad, el derecho de los extranjeros a ser elegidos; o dicho de otra manera el derecho a participar políticamente en la construcción de nuestro destino común. Tanto si son ustedes suizos como si son extranjeros, les animo, pues, a que hagan uso de todos sus derechos democráticos: el de petición, el de iniciativa, el de referéndum popular; el derecho a votar y a ser elegido; el derecho a organizarse en asociaciones de intereses o de barrio; el
derecho a hacer política en los partidos existentes, o el de crear otros si estos no les gustan! Como dice la expresión popular: la democracia solo se desgasta si no se usa! Nos esperan ya numerosos desafíos comunes: Por ejemplo, el de reconocer por fin a toda una franja de la población extranjera que no se halla representada en nuestras instituciones y que no puede estar presente esta tarde porque vive en la clandestinidad, mujeres y hombres sin reconocimiento legal que participan en nuestra prosperidad, pero en la sombra. Sin derecho a manifestarse, estos hombres y mujeres con los que, a menudo sin saberlo, nos cruzamos diariamente viven en la angustia cotidiana de ser detenidos y expulsados y les debemos nuestro respeto y apoyo. Otro desafío que tenemos por delante es la refundición de nuestra Constitución. Como ustedes saben, en 2008 fue elegida una Asamblea constituyente. Sus trabajos probablemente van a redefinir las relaciones entre las comunas y el Cantón de Ginebra. Es por ello que hemos decidido este año ofrecer la palabra, tras la intervención de la Presidenta del Consejo Municipal de la ciudad, a dos constituyentes: Marguerite Contat-Hickel e Yves Lador. Me alegrará mucho escucharles. Una última idea: La prosperidad de nuestra ciudad reposa sobre una situación económica saneada y de servicios públicos de calidad. Ginebra ofrece, a la vez, las ventajas de una pequeña ciudad y las de
una gran metrópolis: sobre todo a nivel cultural. Ginebra ofrece servicios públicos de cercanía de gran calidad, al igual que en el campo social y en el deportivo. Nuestros servicios públicos, nuestros servicios al público, constituyen también algo que queremos dar a conocer y compartir hoy. No duden en pasear al término de esta ceremonia por los diversos stands de presentación. Pregunten, interpelen a los funcionarios, ellos están ahí por y para ustedes. Por última vez, déjenme que les diga: En Ginebra están en casa! Bienvenidos a casa! Gracias. Sandrine Salerno Alcaldesa de Ginebra