1. Introducción: El documento La Iglesia y los pobres Armando Cester Martínez Profesor del Instituto Diocesano de Estudios Teológicos para Seglares de Zaragoza La elaboración de este documento la debemos situar en el contexto de un amplio proyecto que se propuso la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española, que pretendía promover la pastoral de la caridad en general y más en concreto la diaconía de la caridad con todas sus exigencias. Es decir, que trataba de la animación y renovación de la caridad en la Iglesia de España. Como objetivos específicos, en esta labor, se marcaron tres retos: el conocimiento de la realidad pastoral de la caridad en las Iglesias particulares; la celebración de una sesión plenaria de la Conferencia Episcopal sobre la caridad en la vida de la Iglesia 1 ; y la elaboración de un documento sobre la Iglesia y los pobres 2. 1. Esta asamblea se celebró los días 15 al 20 de noviembre de 1993 y de ella dimanó el documento: CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La caridad en la vida de la Iglesia. Propuestas para la acción pastoral aprobadas por la LX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Madrid, 1993. Este documento se citará como CVI. 2. COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA- ÑOLA, La Iglesia y los pobres, Madrid, 1994. Este documento se citará como IP. 10 11
1 Armando Cester Martínez A estos objetivos se añadió posteriormente, fruto de las Propuestas aprobadas en la LX Asamblea Plenaria, la celebración de un congreso sobre: Los desafíos de la pobreza a la acción evangelizadora de la Iglesia 3. El documento IP nace, pues, en el seno de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española (= CEE), para promover la reflexión y apoyar las Propuestas de acción pastoral emanadas de la LX Asamblea Plenaria de la CEE dedicada a la Pastoral de la Caridad y que como fruto dio la aprobación del documento CVI. Debemos añadir que, para la confección del documento, se creó una Comisión Mixta de Pastoral de la Caridad integrada por las Comisiones Episcopales y las instituciones caritativo-sociales más relevantes 4, lo que lo dotó de un carácter participativo en su elaboración y de una labor de comunión en su realización. Por otra parte, recoge y desarrolla las pautas que el Concilio Vaticano II nos daba para el ejercicio de la caridad: 5 a) Ver en el prójimo la imagen de Dios, la imagen de Cristo 6. b) Ofrecemos a Cristo lo que al necesitado entregamos 7. c) Respetar la libertad y dignidad del excluido 8. d) Poniendo en acción la caridad, no en interés de la propia utilidad o con el afán de dominar 9. e) Cumplir con las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia 10. f) Suprimir las causas de la pobreza y exclusión, actuar sobre las estructuras, no solo sobre los efectos de una manera asistencial 11. 3. Cf. CVI, propuesta 1b. 4. Cáritas Española, CONFER FERS, Asociaciones Vicencianas, Manos Unidas, JOC, HOAC y los Secretariados de las Comisiones Episcopales de Migraciones, Pastoral Social, Misiones y Apostolado Seglar. Como parte fundamental de este proceso participativo de la comunidad cristiana, la Comisión Mixta estableció un modo de conectar con las Iglesias particulares y sus comunidades. Para ello realizó una consulta previa. Ver: COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL. COMISIÓN MIXTA DE PASTORAL DE LA CARIDAD, Consulta sobre La Iglesia y los pobres, Madrid, 1990. 5. CONCILIO VATICANO II, Apostolicam Actuositatem. Decreto sobre el apostolado de los seglares, Roma, 1965, n.º 8. 6. Cf. IP 8-9, 16, 21, 54, 56, 63, 112, 127, 141. 7. Cf. Ibid., 8-9; 16, 22, 28, 57, 110, 130, 132, 135, 137, 140. 8. Cf. Ibid., 10, 19, 36, 53, 55-62, 69, 141, 144-145. 9. El documento IP recoge esa pauta de manera implícita aunque no explícita, quizá por estar permanentemente en el trasfondo de él. 10. Cf. IP 20-29, 45-54, 61, 63-79, 81, 86, 89, 95, 104-105. 11. Cf. Ibid., 30-42, 52-53, 63-79, 87, 104, 112, 142-143. Corintios XIII n.º 143
Introducción: El documento La Iglesia y los pobres Pero no solo nos indica estas pautas, sino que además hace una llamada a ejercer la caridad de una manera organizada y en clave de colaboración intraeclesial 12, signo de la comunión que debe presidir toda acción de la Iglesia. Pero esta labor caritativa-social no debe hacerse únicamente de puertas adentro de la Iglesia, sino que debe abrirse a la cooperación conjunta con organizaciones extraeclesiales y con las diferentes administraciones, algo que en los últimos tiempos se ha dado en llamar trabajo en red ; si bien el mismo se debe llevar a cabo con el consiguiente discernimiento evangélico 13. Sin embargo, el documento insiste en una pauta que es signo eclesial de la acción caritativa llevada a cabo con los más desfavorecidos y marca identitaria de las organizaciones eclesiales cuya actividad está centrada en la ayuda al pobre y marginado, que no es otra que la de la relación amorosa personal de acogida y cercanía con aquellos a los que hay que prestar ayuda 14. En cuanto al mensaje, podríamos decir que manifiesta claramente que el cristiano y la Iglesia, en su encuentro con el marginado, definen su ser y su futuro. Así pues, impulsados por la caridad de Cristo y las exigencias de la dignidad humana, se insta a todos 15 a asumir la solidaridad humana y cristiana como parte integrante de la acción evangelizadora y clave nuclear de todo desarrollo integral del género humano; ya que ser cristiano se realiza mediante la opción preferencial por la causa de los pobres 16. Y el testimonio caritativosocial con los excluidos se convierte en tarea primordial en la vida de la Iglesia 17, teniendo que ser significativo 18, como profecía en acción que muestre la edificación del Reino de Dios. Este servicio profético se concreta en la práctica de la caridad y justicia, ya que no es posible caridad sin justicia 19 previa con los desvalidos de la sociedad. Con su compromiso caritativo, la Iglesia sale al encuentro del pobre, un encuentro fundamental para el cristiano y la Iglesia, pues, como decíamos antes, en su reacción y en su actitud se define su ser y también su futuro 20. 12. Cf. Ibid., 81-84, 97, 99, 111, 117, 119, 130. 13. Cf. Ibid., 86, 95, 97, 108, 116. 14. Cf. Ibid., 14-16, 22-44, 81-83, 96-97, 99, 102, 115, 134. 15. Cf. Ibid., 1, 9, 13-16, 18, 22, 24, 46, 48-50, 55, 63, 65, 80-81, 86-87, 96, 100, 129. 16. Cf. Ibid., 1, 9-10, 12-13, 15, 17-19, 24, 28, 49, 80, 87, 111, 115, 121, 129, 136, 145. 17. La Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo : CONCILIO VATICANO II, Lumen Gentium. Constitución dogmática sobre la Iglesia, Roma, 1964, n.º 8. 18. Cf. IP 10-11, 14, 24-28, 51, 78, 85, 90-105, 111, 114-116, 145, 150. 19. Cf. Ibid., 20, 29, 45-54, 61, 63-79, 81, 89, 95, 104-105. 20. Cf. Ibid., 8-11, 16, 20, 25-27, 46, 80, 110,111, 146-154. 12 13
1 Armando Cester Martínez Todos, individuos, grupos, comunidades e institución, quedamos comprometidos e implicados de un modo decisivo. Este encuentro tiene para todos un valor de justificación o condena 21. Los destinatarios de este mensaje son las Iglesias particulares y sus comunidades, es decir, los cristianos. Sus objetivos son: a) Servir de aliento y orientación a los que están implicados en la tarea caritativo-social. b) Sensibilizar a toda la comunidad eclesial. c) Promover en cada comunidad cristiana el testimonio de la caridad con los pobres. d) Apoyar las Propuestas de Acción Pastoral emanadas de la LX Asamblea de la Conferencia Episcopal Española. En definitiva, el gran objetivo es abordar el problema de la pobreza y los desafíos que lleva consigo la práctica de la caridad en la vida eclesial, para así contribuir a la renovación y dar un nuevo impulso a la pastoral de la caridad en la Iglesia de España. Pero no es un mensaje de carácter únicamente intraeclesial, sino que tiene vocación de llegar a toda la sociedad, para que la solidaridad se incruste en las conciencias y en el tejido social, con el fin de recuperar la dignidad de la persona humana y los derechos fundamentales de los pobres y marginados. El documento se divide en cinco grandes capítulos: en el primero se examina la realidad de la pobreza tanto en el ámbito nacional como en el internacional; y también cómo una Iglesia servidora debe ir al encuentro de los desvalidos para anunciarles la Buena Noticia, construyendo el Reino de Dios. En el segundo se indaga en los motivos y mecanismos que originan y consolidan la pobreza y exclusión, no solo en los ámbitos nacional e internacional, sino también en el terreno individual. Se constata como la raíz de la que nacen todas las causas la injusticia. Después de haber recordado la injusta situación de la pobreza en el mundo y meditado sobre nuestra responsabilidad en la misma, así como analizadas las 21. Cf. Mt 25, 31-46. Corintios XIII n.º 143
Introducción: El documento La Iglesia y los pobres causas que la originan, el tercer capítulo plantea qué podemos y debemos hacer para encontrar solución a este problema. El cuarto capítulo parte de la reflexión anterior en que se catalogaba la injusticia como la principal causa de la pobreza; por ello, se propone en el mismo a la Iglesia que se comprometa en la lucha por la justicia, colaborando en la reforma o el cambio de las estructuras injustas de la sociedad; sin descuidar por ello la ayuda cercana y la asistencia inmediata cuando esta se revela como absolutamente necesaria. En el último capítulo se ponen de manifiesto los estrechos vínculos existentes entre la vida espiritual y la pobreza. Vida cristiana que se mueve dentro de la dinámica del doble mandamiento del amor a Dios y al hombre 22, aspecto este que es el fundamento y esencia de la misma. La primera parte del mismo,trata del amor y la pobreza evangélica como ideal de la vida cristiana; la segunda habla del amor de predilección que con los pobres debe tener la Iglesia en general y cada cristiano en particular, entendiéndose aquí la pobreza como indigencia, marginación y exclusión. Nos encontramos, pues, ante uno de los documentos de la Conferencia Episcopal Española, que reflexiona con una mayor hondura y de manera más extensa sobre la exclusión, los empobrecidos y la actividad que realiza la Iglesia para hacer actual a Jesucristo en este mundo de sufrimiento y desolación. 22. Cf. PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Roma, 2004, n. os 32, 33, 40, 54. 14 15