1 VIRGEN DEL ROSARIO c.1645 Óleo sobre lienzo, 80 x 60 cm Madrid, colección privada Restaurado en 2015 por Adelina Illán Gutiérrez
2 Procedencia: Cádiz, colección Émile Huart (cónsul de Francia en Cádiz); Madrid, colección privada, hacia c.1965. Exposiciones: Nunca expuesto. Bibliografía: - ÁNGULO ÍÑIGUEZ (Diego), "Cinco nuevos cuadros de Zurbarán", Archivo Español de Arte, XVII, 1944, pp. 1-9 (p. 7, fig. 9). - GAYA NUÑO (Juan Antonio), Zurbarán, "Los Grandes Maestros de la Pintura", Barcelona, 1948, reed. 1976 (no206). - GUINARD (Paul), Zurbarán et les peintres espagnols de la vie monastique, París, 1960; ed. española Zurbarán y la pintura española de la vida monástica, Madrid, 1967; edición actualizada por Claudie Ressort, París, 1988 (n" 58). - TORRES MARTÍN (Ramón), Zurbarán, el pintor gótico del siglo XVII, Sevilla, 1963 (n" 254, 1ám. XI). -. GUDIOL (José), en GÁLLEGO (Julián) y GUDIOL (José), Zurbarán 1598-1664, Barcelona, 1976 (n? 72, fig. 75). - FERNÁNDEZ LÓPEZ (José), "La representación de la Virgen María en el Siglo de Oro de la pintura española", en Congreso internacional del Rosario, Sevilla, 2004, pp. 559-567 (p. 532). - DELENDA (Odi1e) con colaboración ROS (Almudena), Francisco de Zurbarán, 1598-1664. Catálogo razonado y crítico. Volumen L Madrid, 2009; Zurbarán. Los conjuntos y el obrador. Volumen IL Madrid, 2010 (vol. II, noii-90, p. 401, repr.)
3 Si exceptuamos el terna de la Inrnaculada Concepción, que constituye una original aportación de Zurbarán desde sus comienzos en Sevilla hasta sus últimos años en Madrid, el pintor no parece haberse enfrentado frecuentemente a otra iconografia mari ana hasta su plena madurez. Hacia 1645-1650, aparecen en su producción varias Vírgenes con el Niño Jesús, que corresponden evidentemente a la demanda de los comitentes así corno a la evolución de la devoción cristiana. En la primera mitad del siglo XVII, las iglesias y los conventos deseaban renovar su decoración según las nuevas directrices postridentinas. Zurbarán, sin duda el mejor intérprete de la Reforma católica en la Sevilla del segundo cuarto del siglo XVII, recibió entonces numerosos e importantes encargos de casi todas las órdenes religiosas y de algunos templos parroquiales. A partir de los años cuarenta, la producción de series de lienzos para el mercado americano parece ocupar un puesto principal en la actividad de su obrador. No obstante, de la propia mano de Zurbarán, vemos aparecer temas que corresponden a una devoción más apacible, más directamente en relación con las nuevas preocupaciones de los teólogos o exégetas que querían establecer una religión más "amable". La Virgen del Rosario pertenece a este tipo de obras que con posterioridad tendría tanto éxito en Sevilla, muy especialmente con Murillo. La iconografia de la Virgen del Rosario se apropia de todo el peso teológico que tiene esta imagen en la fe cristiana. Algunos datos son inevitables para entender sus múltiples representaciones. Bajo el celo pastoral del Papa San Pío'(y la advocación del Rosario, tuvo lugar la victoria de Lepanto (1571) contra las armadas de los turcos. En toda Europa, la devoción al rezo de los tres rosarios se desarrollo impulsada por los dominicos y las representaciones de la Virgen del Rosario, fueron una de las iconografías marianas más populares tanto en grabados corno en pintura. Considerada antiguamente como una excelente obra de taller, esta pintura es sin duda un bello original de Zurbarán, según ha revelado su reciente restauración. El esquema piramidal de la composición- siguiendo el modelo clásico italiano del renacimiento-, el tratamiento de la refinada corona de flores que lleva María, así corno la aureola dorada formada por cabecitas de serafines doradas, sobre un fondo de igual color, son típicos de la producción de Zurbarán de estos años. Por sus reducidas dimensiones, se trata de una obra de devoción privada, frente a la cual el cristiano puede establecer un diálogo con la Madre de Dios, en el momento de rezar el Ave María del Rosario. Tanto el cromatismo corno la expresividad interiorizada de los rostros de María y del Niño Jesús son típicos del maestro maduro que, mejor que ningún pintor contemporáneo, sabe expresar la quietud unida al arrobamiento. En este caso, María mira al
4 espectador, mientras que el Niño recogido en su re gaza mira a su madre con ternura. La Virgen lleva amplia ropa de un color rosado casi granate y un manto azul oscuro y, a modo de collar, un gran rosario de cuentas, cuya presencia invita a la práctica de su rezo. Con la mano derecha muestra al espectador la cruz del rosario que le pende al cuello. Con la izquierda, sujeta al gracioso Niño Jesús en pie, medio desnudo. Esta composición muy lograda corresponde al periodo de 1645-1650, durante la producción madura del pintor. Solo conocíamos por fotografías antiguas el bonito lienzo de esta Virgen del Rosario del gran maestro extremeño Francisco de Zurbarán. En estas reproducciones en blanco y negro de escasa calidad, el cuadro parecía bastante repintado, razón por la cual resultaba muy difícil hacerse una opinión concreta de su calidad y preferimos atribuirle en 2010 al "obrador de Zurb arán ", puesto que Paul Guinard, profesor francés y perfecto conocedor de la obra de Zurbarán, consideraba la obra como:"muy zurbaranesca, quizás del taller pero de un gran encanto". Hace poco tiempo tuvimos la suerte de descubrir en una colección privada madrileña esta Virgen del Rosario que perteneció al cónsul de Francia en Cádiz, Émile Huart. Se desconoce su anterior procedencia. La restauración reciente del cuadro ha revelado unas calidades técnicas y un colorido refínado que habían desaparecido debajo de antiguas capas de barnices oscurecidos. La cuidadosa restauración ha mostrado una obra en buen estado general sin reentelar y con un bastidor del siglo XVII que sin embargo no parece ser el original. Cuando Diego Angulo descubrió y publicó la obra en 1944 pensaba que era un" trozo de un cuadro mayor que presentaba la Virgen de cuerpo entero", lo que explicaría que se haya cambiado el bastidor primitivo. La obra estaba en buen estado con pequeños daños que se encontraban estucados y torpemente retocados tapando una parte importante de la pintura original. Como es corriente en la obra del pintor extremeño, la radiografía de la pintura muestra pequeños cambios o pentimenti en algunos detalles de la composición, notablemente en los rostros de la Virgen y del Niño muy idealizados en la pintura definitiva. Por esta razón, podemos afirmar que se trata de una composición original, al presentar varios arrepentimientos en su ejecución definitiva. La obra es de indudable calidad y no se puede atribuir al obrador o a cualquier copista. Así hemos podido constatar su indudable calidad y su buen estado de conservación, con lo cual podemos afirmar que se trata de una indudable y muy luminosa obra autógrafa de Francisco de Zurbarán. Por el evidente parecido del rostro de María, con el de la hermosa
5 Inmaculada Concepción del Museo Cerralbo de Madrid, fechable en los años 1645, pensamos que se puede datar también esta Virgen del Rosario de los mismos años 1645. Odile Delenda, el 25 de agosto de 2015