KATIA ACÍN. obra gráfica

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KATIA ACÍN obra gráfica

KATIA ACÍN obra gráfica

KATIA ACÍN obra gráfica 20 de febrero 11 de abril de 2010 Sala de exposiciones Diputación de Huesca

DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA Presidente Antonio Cosculluela Diputada-presidenta de la Comisión de Cultura Elisa Sanjuán GOBIERNO DE ARAGÓN Presidente Marcelino Iglesias Consejera de Educación, Cultura y Deporte María Victoria Broto FUNDACIÓN RAMÓN Y KATIA ACÍN Presidenta Conchita García-Bragado Acín

EXPOSICIÓN Organiza Diputación Provincial de Huesca Patrocinan Diputación Provincial de Huesca Gobierno de Aragón Comisarias Alicia Vela Antonia Vilà Coordinación María González Documentación Anna Moreno Asistencia técnica Miguel Ángel Melet María Tosat Archivos y colecciones Fundación Ramón y Katia Acín Estampaciones Katia Acín Jorge Bielsa Ediciones Maragall Ana de Quiroga Jorge Sánchez Audiovisuales Emilio Casanova Montaje y transporte Diputación Provincial de Huesca Seguros Aon. Gil y Carvajal PUBLICACIÓN Edita Diputación Provincial de Huesca Patrocinan Diputación Provincial de Huesca Gobierno de Aragón Fundación Ramón y Katia Acín Textos Alicia Vela Antonia Vilà Carlos Mas Diseño gráfico Blanca Otal Fotografía/digitalizaciones Emilio Casanova Eloi Puig Alicia Vela Julio Cunill Impresión Gráficas Alós. Huesca ISBN: 978-84-92749-07-2 D. L.: Hu. 90/2010

AGRADECIMIENTOS M a Jesús Buil, Emilio Casanova, Katia García-Bragado Acín, Ana García-Bragado Acín, Conchita García-Bragado Acín, Federico García-Bragado Acín, Ramón García-Bragado Acín, Manuel García Guatas, Mercé Ibarz, Sergio Lindemann Acín Los organizadores de este proyecto agradecen la colaboración de todas las personas e instituciones que lo han hecho posible, especialmente la de la familia Acín.

KATIA ACÍN obra gráfica 9 15 39 57 73 93 120 159 165 Presentación La lección de historia Mujer Trabajo Mito Tristes acontecimientos Selección de obras catalogadas para exposición Contra los límites: biografía de Katia Acín Monrás Exposiciones

La exposición Katia Acín: obra gráfica ejemplifica singularmente el alto grado de compromiso y esfuerzo continuado que tanto la Diputación de Huesca como el Gobierno de Aragón han venido demostrando a lo largo de los últimos años en pos de la conservación y difusión del legado Acín. Esta larga trayectoria se inició en noviembre de 1982 con una exposición en el Museo del Alto Aragón patrocinada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses, a la que siguió Ramón Acín, 1888-1936, la gran muestra antológica organizada por la Diputación de Huesca en el año 1988, coincidiendo con el centenario del nacimiento del artista y pedagogo anarcosindicalista. Aquella histórica retrospectiva supuso un merecidísimo homenaje a su trayectoria vital y a su legado artístico y social, así como el reencuentro, tras décadas de ostracismo público, de la sociedad oscense con el autor de uno de sus más queridos símbolos, Las pajaritas del parque Miguel Servet. Además de los proyectos expositivos mencionados, las principales instituciones públicas aragonesas han liderado y patrocinado diferentes iniciativas editoriales en torno a la emblemática figura de Ramón Acín. El mejor ejemplo de estos esfuerzos divulgativos lo representa la edición en 2004 del DVD interactivo La línea sentida, dirigido y coordinado por Emilio Casanova y Jesús Lou, que supuso una digitalización de su legado y su adecuación a los soportes de la nueva sociedad de la información. Ramón Acín, Conchita Monrás y Katia Acín, 1 de enero de 1927 La presente exposición, fruto de la estrecha colaboración entre la Fundación Ramón y Katia Acín, el Gobierno de Aragón y la Diputación de Huesca, es una oportunidad excepcional para que la sociedad oscense conozca la profundidad y emoción de la obra gráfica de Katia Acín. Un legado artístico que sorprenderá a los conciudadanos que conocían a la hija mayor de Ramón Acín y Conchita Monrás únicamente en su faceta de docente de Historia. La inusual biografía de Katia Acín, marcada por una infancia de educación libertaria y una carrera profesional condicionada por la dictadura, 9

Katia entintando una piedra litográfica en la Escuela de Artes de Tarragona, hacia 1996 tiene tras su jubilación un capítulo de emocionante superación personal. Al recuperar cincuenta años después una carrera artística en ciernes abruptamente truncada en su juventud por el asesinato de sus padres, Katia Acín se presenta como un sugerente modelo vital, como mujer moderna y activa, pero al mismo tiempo se convierte en un referente social que vence con creativa generosidad los aspectos más trágicos de su historia familiar. Katia Acín: obra gráfica muestra una obra llena de la energía de una joven artista, y al mismo tiempo sugiere la sabiduría de una mujer que ha vivido varias vidas en una. Una obra exenta de rencor y también de olvido: la obra ejemplar de una mujer excepcional. Antonio Cosculluela Bergua Presidente de la Diputación Provincial de Huesca 10

11

Pues es la conciencia la que trae el pasado a la realidad, que es un modo de mandarla al infierno, de librarse de ella. Mientras que el alma esencialmente memoria la guarda. María Zambrano La lección de historia Cuando Katia Acín explicó su experiencia en una conferencia en el Colegio Mayor Penyafort-Montserrat 1 que la acogió durante el tiempo que estudió Bellas Artes en Barcelona nos proyectaba unos acontecimientos que narraban la historia; ella misma era el núcleo sensible de esa historia, protagonista de un tiempo convulso y delirante que afrontó con entereza y vivió y aspiró a transcenderlo. Hay una frase que pronunció y nos quedó grabada: «y me quité la espina». Y se la quitó e hizo posible que hoy podamos presentar en la ciudad que la vio nacer esta exposición. 1 Conferencia pronunciada con motivo de la presentación del documental Tierra sin pan de Luis Buñuel, producido por Ramón Acín (http://www.fundacionacin.org/ index.php/katia/seccion/textos/). La obra de Katia Acín no puede entenderse sin esos silencios que envuelven su vida, silencios que ahogaron las ilusiones de una adolescencia abocada a la orfandad. Hay que ser muy valiente para sobrevivir a la tragedia y convivir con ella, para crearse un espacio de convivencia sin rencor. Ella siempre decía: «Yo no guardo rencor, pero olvidar, no olvido». El valor de sus obras estriba en haber sabido rescatar en su ya entrada madurez todas las imágenes del olvido, de esa memoria-alma de la que nos habla María Zambrano, que solo es historia si llega a la conciencia. «Que haya historia aún en la vida de cada uno, en la vida individual, requiere un doble movimiento. La conciencia que rechaza hacia el pasado lo que nos pasa, ha de volver a tomarlo, a rescatarlo, a redimirlo. La historia es una especie de 15

2 María Zambrano, Delirio y destino: los veinte años de una española, Madrid, Mondadori, 1989, pp. 162-163. asunción de lo condenado al pasado y todo lo que pasa lo es a la luz del presente». 2 Los grabados de Katia son gritos de vida que dignifican esa historia, narrando acontecimientos pasados y presentes desde unas representaciones expresionistas que nos hablan de tragedia y dolor, de luchas y mitos, del cuerpo en su devenir mujer y madre. Si Katia hubiera seguido su pasión por el arte de la mano de su padre y en la compañía de su madre, tal vez nos ofrecería otro tipo de obras que no podemos predecir. Ella narra con nostalgia los felices años de su infancia junto a su hermana Sol y nos hace intuir un espacio de libertad envidiable, un paraíso que terminó siendo infierno. Y cómo sobrevivir a ese infierno? Tal vez dibujando, mimetizando todo aquello que la rodeaba: un perro, un niño, un paisaje, sus objetos, sus hijos, sus alumnos. Al revisar el legado de Katia para dar forma a esta exposición descubrimos sus libretas, apuntes y bocetos que nunca dejó de hacer; de ahí su facilidad para trazar con gesto firme sus grabados. En ellos nos ofrece esas imágenes de la memoria guardadas celosamente y que hoy podemos contemplar. Y cómo podía olvidar aquel tiempo del descubrir y del jugar? Katia y Sol en el jardín, hacia 1930 16

Montada en su caballo de madera con cola de escoba goza de la compañía de su hermana Sol y su pájaro carpintero. Esta imagen nos hace participar de la esencia de sus momentos más hermosos, de ese vivir en libertad y escuchar las voces de las enseñanzas de su padre y las notas musicales del piano de su madre, allí en su jardín salvaje cuando todavía la nube sombría de la pólvora no había aparecido. Cuántas veces escucharon esas voces llenas de poesía y humanismo? «[ ] esas escuelas con imprentilla a lo Freinet, sin libros de texto, caros y pretenciosos, donde se dibujará en las paredes como antes en las cuevas y se contará con piedrecitas y se intuirá en los deditos el sistema decimal; [ ] he llegado a concebir la esperanza de que algún día la inteligencia de los niños no tenga que perderse por caminos de necedad». 3 Ellas, con esa inteligencia mamada desde la niñez, supieron sobrevivir a la necedad, tuvieron la capacidad suficiente para crear «lo más elemental que la vida humana necesita: el espacio de una convivencia», ese espacio del relato de Zambrano en Delirio y destino. Del saber atender desde la conciencia y sin rencor todas aquellas imágenes que en ese corto e intenso tiempo de convivencia filial guardaron para rescatarlas, para darnos con generosidad una lección de historia. 4 3 Del artículo de Ramón Acín «Un congreso y unos congresistas», realizado para El Diario de Huesca en 1935. Citado por Emilio Casanova y Jesús Lou en Ramón Acín: la línea sentida, obra editada por el Gobierno de Aragón y la Diputación de Huesca en 2004, pp. 43-44. 4 Nos gustaría rescatar aquí unas declaraciones realizadas por Sol Acín en una entrevista con Antón Castro en 1988: «Me parece importante restaurar la memoria histórica. Aquello no se puede olvidar, pero nada más. Mi hermana Katia y yo hemos tenido una niñez muy especial y sin embargo nunca nos hemos sentido diferentes de nadie: la historia de mi familia es una historia conocida, es una historia de muchas personas» (http://www.fundacionacin.org/ index.php/sol/). Dibujos de las libretas de Katia, 1938 17

5 Exposición antológica Ramón Acín, 1888-1936, comisariada por Manuel García Guatas. 6 Fragmento de la conferencia pronunciada por Katia Acín en el Colegio Mayor Penyafort- Montserrat de Barcelona (http://www.fundacionacin.org/ index.php/katia/seccion/ textos/). 7 En 1992 se matriculó en la optativa de Grabado, impartida por Alicia Vela, donde coincidían alumnos de todas las especialidades; allí comenzó su primera experiencia con el lenguaje gráfico. Al año siguiente inició la especialidad de Grabado y Estampación y tuvo como profesoras de Calcografía y Grabado en relieve a Rosa Vives y Antonia Vilà. Es curioso que Katia no mostrara el mismo interés de dedicación por la Serigrafía y la Litografía, a pesar de que experimentó con ellas. Destino quiero ser Cuando el acontecimiento deviene tragedia y se truncan aquellas ilusiones forjadas, nuestro destino cambia; solo la fuerza y la energía de una personalidad como la de Katia se rebela y lucha para conseguir aquello que siempre había imaginado, aquel destino que quería ser y que en su momento le fue robado. Todavía la recordamos hoy con su bata blanca, sonriente y enérgica, dispuesta a compartir su experiencia con la nuestra y recuperar su tiempo soñado. Habíamos conocido a Katia en la inauguración de la exposición antológica de su padre que se celebró en La Capella de Barcelona en 1989. 5 Es casualidad o es destino? Ese acontecimiento hace coincidir sus mundos creativos, silenciados más de cuarenta años. Y encontró el modo de reanudar la iniciación recibida en la infancia: «Mi madre y mi padre nos educaron a mi hermana y a mí en los valores sociales y en los derechos humanos. Mi padre nos estimulaba la imaginación y nos abrió las puertas al mundo de la contemplación y la creación artística». 6 Y esas puertas, y ese mundo, a pesar de todos los pesares que la rodearon, marcarían su destino final. Dispuesta a recuperar el tiempo perdido, decidió iniciar Bellas Artes en ese mismo año de 1989, tiempo de libertad y de ilusión en el que aquellos retazos de memoria guardados celosamente verán la luz sesgada. Si tenemos en cuenta que su dedicación total al arte comienza en su jubilación, esos quince años de frenética actividad creativa colmarían una obra por la que no cabe más que manifestar nuestra admiración. Y con su bata blanca apareció por los talleres de grabado en su cuarto año de carrera, empezando así su experimentación con el lenguaje gráfico. Y quedó fascinada y se entregó a corazón abierto con una laboriosidad ejemplar. Ese descubrimiento del grabado la llevó a decidirse a realizar dos especialidades: la de Pintura, que fue su decisión primera, y la de Grabado. 7 Katia nos sorprendió y descubrimos que su inquietud por el arte venía de lejos, de su pasión por el dibujo, de esos bocetos que nunca dejó de hacer a ratos, en 18

sus momentos muertos, tal vez entre pañal y pañal, entre clase y clase. Y ella, a quien gustaba pensar por su cuenta desde niña, volvió a revivir en su madurez aquella sensación de plenitud de la que gozó en su infancia. Independiente y generosa, no podemos pensar en su obra sin tener en cuenta la impronta que deja en ella su vida. Cuando nos contaba su etapa de profesora de Historia del Arte en el instituto, la narraba con pasión, la misma pasión y mimo con la que se dedicó a levantar una familia. Ella como mujer intentó custodiar su cuerpo vivo, impregnándose del recuerdo del amor que la trajo al mundo, proyectando su pensamiento en su propia relación materna como horizonte de un amor que da la vida y protege, y que es capaz de transformar el llanto en alegría. 8 Y esa alegría innata que la caracterizaba hacía de su receptividad para practicarlo todo una virtud. Cuando mostró sus primeros grabados en las correcciones del taller de pintura en el que tenía como profesores a Joan Hernández Pijuan y a Joaquín Chancho, nos comentó: «Me ha dicho Pijuan que son mucho mejores mis grabados que mis pinturas. Yo ya lo veo. Me encuentro muy a gusto con el grabado; me permite desarrollar más el dibujo». No encontraba su punto en la pintura. Por ello se decidió a profundizar e instruirse en unas técnicas laboriosas e impregnantes como son los aguafuertes y las xilografías. Ella quería dominarlas y lo consiguió con esa dedicación que todo lo hace posible, marcando sus preferencias por los procesos más duros, aquellos que están relacionados con la acepción de grabar, de incidir en esas incisiones que surcan la materia del plano gráfico y a las que el gesto dinámico de Katia supo darles un impulso expresivo y directo. Esa cualidad sintética y cinética resaltaba la velocidad que imponía a sus líneas, que eran admirables cuando veíamos la transposición de su ímpetu sobre las matrices duras de contrachapado. Recuperamos aquí su pensamiento sobre la xilografía: «Impresión directa, sin paliativos, nada de métodos complejos: la inquietud por el resultado final da emoción al proceso y los mismos fallos que se 8 Luisa Muraro, El Dios de las mujeres, Madrid, Horas y Horas, 2006, pp. 100-123. Una de las voces más personales del feminismo desde nuestro punto de vista nos hace establecer ciertos paralelismos cuando alude en este ensayo a la inteligencia del amor: «la experiencia que una mujer puede tener del ser partiendo de su poder ser madre. O partiendo de su amor a la madre. O las dos cosas a la vez La llamo experiencia femenina sin considerarla exclusiva de las mujeres, siendo lo propio de la experiencia femenina el no excluir a lo otro». 19

9 Katia Acín: grabados, 1994-1996, Barcelona, 1996. Textos de Katia en el catálogo de su primera exposición individual celebrada en la sala del CMU Penyafort-Montserrat. 10 Ibídem. Serie de diferentes xilografías de las cajitas, 1996 cometen inevitablemente contribuyen a la frescura de la imagen. Es el resultado final lo que cuenta, no el virtuosismo en el trabajo ni el esfuerzo y el tiempo invertido en ello». 9 Al acabar Bellas Artes nos pidió poder seguir en contacto para que comentáramos sus trabajos, y así continuó una relación entrañable de encuentros y conversaciones. Nos traía sus nuevos proyectos y los discutíamos en la casa-estudio de Alicia o en el taller de Antonia; allí nos reuníamos las tres mirando la carpeta de Katia: atendía con esmero nuestros consejos y siempre nos sorprendía con sus decisiones valientes y atrevidas; nos enriquecíamos todas conversando en un restaurante, saboreando el buen comer que nos caracterizaba. Un día nos sorprendió con unas xilografías pequeñas a las que ella llamaba «mis cajitas», tratadas con una libertad de trazo muy expresiva, que comentaba así al realizar su primera exposición individual: «Las pequeñas xilografías salen de unas cajitas. Objetos de regalo de unos parientes joyeros. Son fáciles de trabajar por la suavidad y la blandura de la madera. De ellas diremos lo mismo, no es el momento sino el envuelto lo que cuenta, el movimiento más que la perfección técnica». 10 Durante este tiempo pudimos observar que había aprendido mucho, que su expresión era cada vez más libre, que la versatilidad lineal de sus esbozos intensamente interiorizados iba creciendo; y esto nos hacía pensar que Katia ya había asumido el oficio de tinieblas que es sortear la práctica del grabado. Y esa práctica no se acabó en Bellas 20

Artes: la continuó en los talleres de Grabado y Escultura de la Escuela de Arte de Tarragona hoy Escuela de Arte y Diseño y montó su taller con su tórculo en los bajos de la casa de su hija Conchita en Altafulla; ahí, entre la escuela y su taller, dio rienda suelta por fin a su vida creativa hasta que nos dejó. La fuerza del deseo arranca la espina y ella fue lo que quería ser. Asomarse a la calle del Aire Katia construye una alegoría de la condición humana y nos muestra en sus grabados pasajes sórdidos del peso de la vida, de ese ruido atronador que la hizo esconderse para que nadie la viera llorar, huellas grabadas en su memoria y que retrospectivamente representa en unas xilografías cuyos títulos e imágenes nos hacen enmudecer: Fusilamientos (2000), Ejecución (2000), Mujer sosteniendo a su hijo (2000), Otros dos van al hospital (2000), El mazazo (1999), Arrastran el muerto (1999). Ha pasado mucho tiempo y ella puede narrar a fuerza de gubia, a través de esas incisiones que como heridas surcan la materia, unos episodios por los que nadie la vio llorar, y nos ofrece en sus composiciones una mirada de la muerte serena, como esas cuatro líneas blancas y horizontales que apuntan a dos cuerpos que caen lentamente; dos figuras y un juego de contraste; un primer plano de trazos cortos modela el movimiento de un cuerpo blanco; a su lado y en segundo plano unas sutiles líneas construyen la otra figura, que está detrás, que cae silenciosa. Esta estampa lleva el título explícito de Fusilamientos. Sin embargo, esa serenidad de la que hablábamos rompe su rabia en Ejecución (2000). La presencia real y poderosa del ejecutor habla ejerciendo el poder con sus botas altas, y otra vez esa figura blanca es el vacío de la incisión, la herida en la materia, la muerte blanca. Cuántas veces el recuerdo de Katia se pasearía por la calle del Aire? Para limpiar con sus ráfagas toda partícula de rencor y poder 21

11 El arte y la vida de Katia Acín, entrevista realizada por Antón Castro en 2001 (http://www.fundacionacin.or/ index.php/katia/seccion/ textos/). transmitirnos esa mirada sin velos que nos ofrecen sus imágenes, esos signos de la memoria que encierra la acepción de grabar y que son los recuerdos. «Recuerdo que a mi padre le hicieron una película: él entraba y salía, pintaba, paseaba entre los armarios y los libros, se asomaba a la calle del Aire o al jardín». 11 Y ese ver entrar y salir y pintar hace que Katia retome como homenaje algunos temas de su padre, no para copiarlos sino para interpretar desde su singularidad el hondo calado social y psicológico de los mismos. Incluso en alguna de sus estampas rememora títulos, como por ejemplo Cargadores (1997), serie de aguafuertes y aguatintas de dos o tres figuras con sacos al hombro o estirando pesos. Hay otros guiños a la memoria de su padre, como en las Madres, o Madres con hijos, o los dibujos de sus alumnos. Las madres de Katia son estampas desnudas, de línea clara y contundente, que pese a la complicidad temática con el padre expresan una personalidad propia. El lenguaje del grabado en sus procesos directos exige, al recorrer el plano gráfico surcando y modelando con la línea, la fuerza del dibujo, el no titubear Fusilamiento, 2000 22

a la hora de enfrentarse a la matriz, el trazo directo que no permite rectificaciones; es muy diferente a la pintura, en la que podemos jugar al engaño, modificar a placer. Así también nos encontramos con otras referencias explícitas en dos de sus estampas. Conocíamos su pasión por los grabados y las pinturas de Goya. Cuántas veces había contemplado Los desastres de la guerra? Los había vivido en su piel; por ello es capaz de enfrentarse y mostrarnos su desnudez. Podemos observar su fuerza con nitidez en la serie que hemos definido como Tristes acontecimientos. En dicha serie recogemos todos aquellos temas relacionados con la guerra, la muerte, la desesperación y las luchas. Curiosamente, los temas goyescos aparecen en dos obras con una apropiación literal de sus títulos y de su composición: La familia de Carlos IV y El pelele, dos pinturas que no tienen relación con los Desastres; sin embargo, la segunda guarda una complicidad directa con los Disparates. Tal vez podríamos decir desde la ironía y el sarcasmo que muchos disparates devienen en desastres. Ella, con sus manos, dibuja volviendo la mirada atrás Los temas de Katia explicitan una preocupación y un deseo de explorar la condición humana. Su objetivo se centra en desgranar esa condición imperfecta y limitada desde una mirada hacia el individuo y hacia la historia. Por otra parte, trata de responder a estas cuestiones centrales con una expresión gráfica, concisa y ascética. Y cómo se formaliza la obra gráfica de Katia? Su obra se sostiene principalmente en el dibujo. Si la contemplamos en su conjunto es deudora del legado de Matisse en su aspecto formal epidérmico, pero difiere en su temática. La filiación con Matisse reside en las líneas maestras de su dimensión espiritual al componer el espacio de representación, y en los valores que da a la línea y al color. Katia interioriza en su proceso de trabajo las manifestaciones de Matisse sobre el cuadro, que para ella son la 23

12 Henri Matisse, Sobre arte, Barcelona, Barral, 1978, p. 21. 13 Ibídem, p. 78. equivalencia de la superficie o el plano gráfico que supone la placa. Matisse, siguiendo a Cézanne, insistía en la cualidad de solidez opuesta al charme o encanto, la ligereza y la frescura de los impresionistas; pensaba que «las sensaciones cromáticas inmediatas y superficiales deben ser concentradas si tal condensación constituye la esencia del cuadro». 12 Esta percepción económica es tanto una apuesta contundente por la elección de una búsqueda como el de una estructura esencial en el registro del fenómeno gráfico, uno de los signos principales en Matisse de la influencia de Cézanne, que decía: «La obra de arte no es inmediata, es un producto de mi espíritu, debe tener carácter y contenido duraderos y una íntima serenidad». 13 Estas dos premisas esencialmente se alcanzan a través de una larga asiduidad y contemplación del problema expresivo. La expresión en los trabajos de Katia se fundamenta, también, en «el poder del dibujo». Otro párrafo de las notas de Matisse medita acerca de la inscripción Más pudor, 1995 Aguafuerte 24

grabada sobre la estela de Ingres en el mármol del pequeño monumento que le fue dedicado y que se encuentra en el vestíbulo de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, donde tenían lugar los cursos de dibujo, y dice: «El dibujo es la probidad del arte». 14 14 Ibídem, p. 97. Esa afirmación es para Matisse esencial para comprender el carácter y el recorrido por el dibujo de distintos artistas como Delacroix o Leonardo. Matisse reflexiona sobre la necesidad de aferrarse al dibujo como impulso emocional más que como dibujo literal. De este modo mantiene desde la modernidad un diálogo con los maestros antiguos. En esa perspectiva podemos valorar la obra de Katia, que desde niña recibe la guía y la influencia curiosa y estimulante de su padre como el elemento adicional que ella añade a la exploración personal del arte. Katia en su obra realiza una dialéctica entre el dibujo literal y el dibujo emocional. Ambos aspectos figuran en las libretas y dibujos, y se manifiestan como estudios realistas y literales de su entorno; son estadios de una visión que mira la exterioridad. Al mismo tiempo cuenta con un repertorio de dibujos que se resuelven con otra intención, dibujos que se comportan como calcos y que exploran esencialmente la construcción emocional de una personalidad evocadora de acontecimientos dolorosos, que se transfieren equivalentemente en sus estampas. Katia observa a los maestros antiguos del arte griego o el clasicismo simbólico de un Torres García, como también ha observado y esbozado en apuntes algunos temas de Velázquez. Otra influencia es la de Picasso, esencialmente en la expresión gráfica de sus líneas. Pero en la obra de Katia domina un expresionismo trágico deudor de artistas como Käthe Kollwitz. Podemos observar otros guiños tangenciales a la modernidad, con referencias a Léger o a Marino Marini. Pensamos en Katia e imaginamos que Ella, con sus manos, dibuja volviendo la mirada atrás, hacia un encuentro de tristes acontecimientos. Si examinamos esta frase con detalle percibimos que contiene de una forma sencilla el despliegue de temas así como el relato de la obra gráfica de Katia Acín. 25

Gran mujer, 1995 Serie de linóleos

15 Katia Acín: grabados 1994-1996. Ella, Desnuda como modelo se autorretrata ante el espejo, se dibuja y tras varias sesiones emprende con la gubia sobre el linóleo la incisión del perfil de su propio cuerpo, torso femenino generoso, ejemplo de una vejez alcanzada. Son figuras lineales que se ocupan solo del torso y evitan el dibujo de la cabeza. Blancas sobre fondo negro. Figuraciones en negativo que nos descubren una reflexión directa sobre el tiempo a partir de un cuerpo trabajado por el mismo tiempo. Ese conjunto que vemos nos muestra una mirada objetiva y serena. Es la presencia de una búsqueda en la que el tiempo talla y se vuelve escultor. Su trabajo aquí trata de ello. Estos cinco grabados en linóleo se manifiestan como esculturas blandas no exentas de volumen y de concisa emoción. Son el último episodio de aquel género del arte que nos llega desde el Renacimiento, el de las tres edades, en el que enfatiza la senectud desde una visión frontal y sin prejuicios. Líneas limpias y fluidamente nerviosas modelan desde una síntesis las arrugas; la observación continuada y objetiva del propio cuerpo proyecta el registro de diferentes instantes creando una suerte de cartografía vital. Katia expresaba así su relación con el tema: «En el desnudo intento captar los movimientos de la intimidad, no el envolvente sino el envuelto, no lo que se ve sino lo que permanece oculto. Será difícil compaginar la expresión razonadora de los rostros con la no razonada de los cuerpos y los torsos». 15 con sus manos,, linóleo y aguafuerte constituyen la producción laboriosa que Katia desarrolla con mayor implicación. Su actitud hacia el medio del grabado se mueve a gran velocidad entre el esmero y el empuje buscando registrar impactos sin respuesta. Ellos, como flashes de la memoria, suscitan a lo largo de los episodios del conjunto de piezas que constituyen su relato una tentativa constante de dialogar con la realidad que la envuelve. 28

La profesora de Historia vuelve a realizar el viaje a la Antigüedad clásica, se implica en dibujar y revivir escenas de la mitología narradas en la Odisea y la Iliada. La imaginamos tomando notas en la biblioteca de la facultad. Vuelve la mirada hacia los mitos porque los mitos, al contrario que la historia, como decía Lévi-Strauss, 16 son atemporales y, como la música, suprimen el tiempo. Constituyen el relato de hazañas y sucesos poetizados a través del canto, que se tornan arquetípicos cual estructuras del pensamiento humano. Son sus relatos fundamentales tan maravillosos como crueles y con el tiempo se presentan como parábolas del género humano. Es curioso observar cómo Katia dibuja las gestas troyanas que incumben a lo familiar y a lo social, y descubre una épica que le permite establecer fuera del tiempo el examen de la condición humana. Mientras dibuja a los héroes y los episodios de sus hazañas, fortalece su discurso gráfico. Vuelve a la epopeya como medio de entrar en el recuerdo de una epopeya propia sentida en silencio. Ulises, Aquiles, Héctor, Patroclo, Helena y las ofertantes panatenaicas son modelos de una genealogía humana que no ha acabado de crecer y constituyen los símbolos de filiación mediante los que explicarse la vida de uno mismo. También Joyce y Eliot y otros numerosos modernos tratan los 16 Claude Lévi-Strauss, «Overture», en Mythologiques. I: Le cru et le cuit, París, Plon, 1964. Aquiles y Patroclo. Dibujo El caballo de Troya. Dibujo 29

17 J. M. Coetzee, Esperando a los bárbaros, Barcelona, Mondadori, 1980. 18 Elías Canetti, Masa y poder, Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2002. mitos como una labor de transferencia; les sirven para comprender su propio relato desde otros relatos. Núcleos como fiesta, religión, duda, tragedia, traición, violencia, preparación para la lucha, lucha, llanto, muerte y desesperación constituyen un extenso repertorio de escenarios sujetos a examen por la mirada y el gesto enérgico de Katia, mirada concentrada de una posición existencial recordada. Aquella en la que la destrucción de los ídolos, la barbarie, no es ajena a ninguna historia social del planeta. Podríamos suponer que, como Coetzee, 17 Katia espera a los bárbaros y que con la insistencia en su trabajo se niega al olvido. Pensamos que el proceso gráfico de Katia se mueve en una doble dirección en la que su lenguaje desea hallar su tono y su plano cromático desde una síntesis decidida y voluntariamente alcanzada. No permite a su sintaxis alcanzar un estallido lírico, que con un sentimiento sintético y esencial podría producirse. La obra de Katia Acín nos hace pensar en una explosión ética de amplia sonoridad. Podríamos abstraer esa polifonía y afirmar que en su relato, en la lucha interna que recorre su obra como tema espiritual y externo, no hay ganador. Observa, como Elías Canetti, 18 que la lucha del individuo analizado como acto y componente de la masa produce llanto, desesperación y muerte. La panorámica revelación de los sujetos queda neutralizada al perder el rostro en el horror y en el espanto de la guerra. Los mitos de la Antigüedad constituyen, pues, un referente de las contiendas de la humanidad, son el canto donde comienza el relato y devienen un espejo moral al que acudir para abstraer desde su reflejo la meditación sobre nuestra condición. dibuja Cabe suponer que como historiadora Katia se obliga mediante el dibujo y el grabado a reescribir de otra manera la historia, su historia como sujeto. La ve alejándose, como un lugar universal y compartido que se halla suspendido entre tiempos primitivos y contemporáneos 30

que se hilvanan bajo un mismo hilo conductor. Permanece fiel a una enseñanza primera, la que recibió de un ambiente tan ligado al arte como bondadoso, al que se mantiene fiel y que renueva en su madurez. Por otra parte, no es arbitrario pensar que su elección por las artes de la impresión está próxima a las experiencias pedagógicas que Ramón Acín generaba con la imprenta, en la creencia de su importancia como medio especulativo para la enseñanza en la infancia. Son voces que desde la lejanía emiten sus queridos padres. Ella se afana en responderles desde la fuerza profunda de su corazón. Su respuesta se halla en esos trazos esquemáticos donde pasado y presente funcionan a través de gestos veloces entre temporalidades. Sus trazos permiten capturar el avance de su proceso gráfico, que se realizará a través de formalizaciones sucesivas, el desarrollo de un argumento que en su raíz significa un vaciado del pasado. Este se aparece a modo de capas en una gama opuesta de color, de contrarios, y en su evocación se nos revelan cuestiones ocultas que permanecen, tales como qué somos?, qué hacemos?, qué les hacen? volviendo la mirada atrás Estas preguntas implícitas en un giro en la visión y en una posición determinada hacia los temas resuelven las estampas de tal modo que suscitan en el espectador una doble mirada de componente ético y temporal, desde una formalización que se realiza en los parámetros que desprenden la dignidad de las figuras. Son dignas por que no hay duda en el trazo y las impregna una sólida emoción. La sucesión de estos temas nos hace observar cómo el tiempo imprime cambios en nosotros mismos; aunque el tiempo corra, nos marca. Katia incide y estampando registra ese proceder. Se trataría de que examináramos este corpus como un relato sobre la nobleza del fracaso. Las estampas como episodios que muestran personajes fuertes y orgullosos, indemnes a pesar de su sufrimiento y de su lucha, expuestos a un vendaval bélico. 31

19 Citada por Marguerite Yourcenar en El tiempo, gran escultor, Madrid, Alfaguara, 1989, p. 103. La constante presión de la violencia de unos contra otros, ya sea en dúos o en multitud, no fragiliza el alma de estos potentes personajes sin rostro. Asediados por su propia historia, forcejean con los acontecimientos de tal modo que viene a nuestra memoria aquella frase de Gaston Bachelard: «Crees estar soñando y te acuerdas». 19 Sí, se acuerda de los maestros antiguos, de sus héroes, de sus gestas. Ellos persisten, desplazados en trabajos que relatan de nuevo conflictos y confrontaciones que confluyen en desastres, e invocan persistentemente la figura de otro artista preocupado por la pulsión atávica de la guerra: Francisco de Goya. Como hemos observado a lo largo de este texto, el dolor y la escisión de Los desastres de la guerra provocan en Katia una mirada renovada, y con ella ese retorno, ese deseo de retomar el estudio de los grabados saturninos. Para ella son ejemplares y le revelan algo con lo que siente una profunda identificación. Y es que, hoy en día como antes, esas estampas son la crónica sincera y la premonición ejemplar de la deshumanización del hombre. Goya es un De la serie Luchas Dibujo 32

referente primordial con el que dialogar permanentemente; él graba sin cesar, retiene en la memoria la presencia de sus figuras colosales y desvalidas, que influyen y apoyan la tarea de Katia. Las estampas de multitudes, de mujeres dolientes, asediadas por la desesperación, nos recuerdan aquellos versos de Victor Hugo escritos para los muertos de la Comuna: Y temblar es preciso mientras no hayamos podido curar esa facilidad siniestra para morir. 20 Hay una voluntad de hacer invisible la identidad de los contrincantes. Los rostros huecos que viven en su contorno están vivos en sus movimientos, son las presencias reales anónimas de un pasado no asumido e inasumible. Borrar la subjetividad desarrollándola como proyecto constante e intermitente es una de las claves de lectura de la obra de Katia, que sorprende cuando examinamos la totalidad de su legado, en el que numerosos dibujos son retratos expresivos hechos desde modelos familiares u obras maestras. Ella sabía perfectamente articular la expresión de un rostro, sabía dibujar con destreza cualquier expresión. La relación de los grabados que atañen a la evocación de disturbios pasados pone de relieve logros inquietantes. Vemos una fusión de la corporeidad humana, masa irracional en combate, donde esas figuras sin rostro trasmiten una vitalidad que desmiente su fortaleza al no desvelar el secreto de los rostros. Ello nos hace pensar ese otro secreto de los hombres huecos del poema de T. S. Eliot: Así es como acaba el mundo, no con un estallido sino con un sollozo. 21 Este poeta vivió con la impronta que le dejó la Segunda Guerra Mundial, y con la escisión creativa que supone vivir con una mente que sufre frente a una mente que crea y que desemboca en el nihilismo desolador de su poemario La tierra baldía. La sensación de esterilidad que produce la gran confrontación es común a todos aquellos que la 20 Ibídem, p. 169. 21 T. S. Eliot, «Los hombres huecos», en Poesías reunidas: 1909-1962, Madrid, Alianza («Alianza Literaria»), 1999. 33

han vivido y les entronca ocultamente con el escepticismo de Beckett. Podríamos deducir que ese desencanto epocal conduce a la voluntad de afirmarse en no dibujar la expresión de los rostros, en negarlos en una suerte de borrado colectivo que demuestra una determinación peculiar de no señalar el dolor ni los dolientes, que no permite nombrar la violencia, ya que se percibe como un hecho arrebatador en movimiento, y nos hace sentir el esfuerzo de abstracción del ser humano para enfrentarse a sus fantasmas. Al hacerlo, Katia los convierte a todos en víctimas sin identidad. Ahí mantuvo su secreto: nunca quiso respondernos por qué no había expresión en los rostros, por qué no dibujaba las caras. Su silencio era su razón oculta, la respuesta de esta mujer que emanaba entusiasmo y dulzura, que secretamente no cauterizó la insoportable ausencia de su familia, no cauterizó la desaparición de su pequeña edad de oro. Sin embargo, la contemplación de su obra suscita en el espectador una voz que llama a la piedad por el ser humano, a la integridad del individuo y a la paz. El legado y la exposición Al realizar la selección de la obra de Katia Acín, que sus hijos habían conservado y cuidado con una sensibilidad especial, contemplamos un despliegue de materias comunes a la práctica artística: pinturas, dibujos, esculturas y grabados. Cuando examinamos su legado visibilizamos una obra que conocíamos pero que había alcanzado un gran volumen. Y nuestra gran sorpresa fueron los dibujos, bocetos y apuntes con los que desde niña había experimentado. En ellos descubrimos la base de los temas que desarrollaría en el grabado. Todos estos dibujos, sin fecha y sin firma, están realizados sobre cualquier papel que encontraba a su paso. Solo dos libretas están fechadas, y pertenecen a 1938 y 1939; en ellas esboza aquello que sorprende a su mirada, el tiempo de sus paseos, paisajes, animales y personas. Folios y libretas que mostraban su relación curiosa y observadora con su entorno y que había realizado a lo largo de los años y con anterioridad a sus estudios de Bellas Artes. 34

Ella devana el ovillo que había comenzado a tejer, y los hilos que construyen su obra no pueden desprenderse de su vida, son como espejos que reflejan un tiempo fragmentado. Su inteligencia, dotada de una experiencia mamada, hace que recordemos algunos comentarios que salieron de su boca, esa pasión por el dibujo desde tiempos lejanos y que hace referencia a su paso por la facultad: «Aquí no me enseñaron a dibujar, yo ya vine aprendida». Y tenía razón; fue la constatación descubierta al conocer y analizar toda su obra. Al comenzar la selección para realizar esta exposición observamos que sus pinturas no formaban ese núcleo homogéneo y singular que destilaba su obra gráfica. Como hemos comentado al principio de este texto, la pintura no fue su elección; era consciente de que su tiempo no era inmenso. Y el tiempo que ella sabe que necesita requiere una decisión tajante, no puede dispersarse; por ello sus grabados, Paisaje. Dibujo de las libretas de Katia, 1938 35

22 Piezas realizadas en el taller de Escultura de la Escuela de Arte y Diseño de Tarragona. Niña azul, ca. 1995-1996 Serigrafía apoyados en sus dibujos, tendrán toda la fuerza y dedicación que requieren para poder ser contemplados desde la dimensión profesional que toda obra de arte exige. Y este nivel de exigencia ya era claro desde su primera exposición individual. Por otra parte hallamos unas series de pequeñas esculturas que había realizado en los últimos años, 22 unas pocas piezas de pequeño formato que traducen la tactilidad del moldeado con el barro y nos recuerdan por su plasticidad a Rodin, y observamos ciertos paralelismos con los primeros trabajos de Henry Moore. A Katia le faltó tiempo para desarrollar otra de sus pasiones: la escultura. Las obras que presentamos para esta exposición se concentran en una selección de sus estampas, ordenadas por el registro de sus representaciones y los títulos que las acompañaban; orden temático que recogen las series, configuradas en cuatro bloques: Mujer, maternidad, parejas y abrazos Trabajo, masa y multitud Mito, tragedia Tristes acontecimientos: luchas, guerras, muerte y desesperación Temas que reflejan su pensamiento y que nos permiten contemplar el lenguaje directo y valiente que la caracterizaba. Como Bailando en la oscuridad, Katia sale en la vuelta precisa, en ese punto y contrapunto de una nota que la hace saltar de aquel tiempo de sordidez humana que la rodeó; y esa nota, ese boceto convertido en grafía, hace que hoy podamos contemplar las obras que construyó con sus manos. Alicia Vela y Antonia Vilà 36

MUJER

Más pudor, 1995 Aguafuerte 40

41

Mujeres en el jardín, 1995 Aguafuerte 42

43

Torso femenino, 1996 Mujer medio sentada, 1996 Los paseantes, 1996 44

Oriente, ca. 1998 Madre II, ca. 1999 Madre con hijo I, ca. 1999 45

El gran abrazo, 1996 46

47

Compañía, 1996 48

49

Padre e hijo, ca. 1999 Aguafuerte 50

51

Sin título (de la serie Maternidades), ca. 1999 Linograbado 52

53

54 Abrazos I, ca. 2003

Abrazos II, ca. 2003 55

TRABAJO

58 Empujando, 1995

Pesada carga, 1996 59

En la mina, 1996 Aguafuerte y punta seca 60

61

Sin título (de la serie Cargadores), ca. 1997-1998 Aguafuerte y aguatinta 62

Sin título (de la serie Cargadores), ca. 1997-1998 Aguafuerte y aguatinta 63

Cinco personajes de Mallorca, 1997 Aguafuerte y aguatinta 64

65

Artistas en reposo, ca. 1999 Litografía 66

67

El pelele, ca. 2000 68

69

Cuatro ojos, ca. 2003 Linograbado 70

Posturas, ca. 2003 Linograbado 71

MITO

Hércules III, 1999 74

75

Acto de doma, ca. 2002 Linograbado 76

77

El rapto de Helena I, ca. 2003 Linograbado 78

El rapto de Helena II, ca. 2003 Linograbado 79

Muerte de Héctor, ca. 2003 Linograbado 80

81

Aquiles llora la muerte de Patroclo, 2003 Linograbado 82

83

Jóvenes troyanos, 2003 Linograbado 84

85

Sin título (de la serie Mitológicos I ), ca. 2003 86

87

Bañistas, ca. 2003 88

Sin título (de la serie Mitológicos II ), ca. 2003 89

90 El viaje de Ulises, ca. 2003 Linograbado

El viaje de Ulises II, ca. 2003 Linograbado 91

TRISTES ACONTECIMIENTOS

Plañideras, 1995 Linograbado 94

95

Luchadores, 1995 96

Sin título (de la serie Luchadores), 1995 97

Percibiendo el terror, ca. 1995 98

99

Dura pelea, 1995 100

La amenaza, 1995 101

Hombre negro boca abajo, ca. 1999 102

103

Corre, ca. 1999 104

Persecución, ca. 1999 105

Dos cargan al muerto, ca. 1999 106

107

Caballo herido, 1999 108

Caballo asesino, 1999 109

Arrastrando el muerto, 1999 110

111

Pesa el cañón, 1999 112

113

Ejecución, ca. 2000 114

Otros dos van al hospital II, ca. 2002 115

Sin título (de la serie Luchas), ca. 2003 116

117

Del legado de Katia Acín se ha catalogado la obra gráfica original más significativa estampada por la autora o por otros impresores. De un total de 246 estampas hemos seleccionado para este catálogo 144; el conjunto completo de dicha obra se podrá consultar en la web de la Fundación Acín (http://www.fundacionacin.org). 120

MUJER, MATERNIDAD, PAREJAS Y ABRAZOS Gran mujer, 1995 27,2 x 21,8 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2 y 1 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Gran mujer II, 1995 25 x 21,7 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 15 ejemplares; el 1, el 2 y del 5 al 17, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Gran mujer III, 1995 27,2 x 21,8 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 8 ejemplares; el 1 y 7 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Gran mujer IV, 1995 27,5 x 21,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 8 ejemplares; del 1 al 7 y 1 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 121

Gran mujer V, 1995 27,8 x 22 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 6 ejemplares; del 1 al 3, el 10 y 2 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Mujer, 1995 49 x 31 cm. Cartón (1) Carborundo 75,5 x 55,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/15. Catalogados 2 ejemplares; el 6 y el 7, firmados y estampados por la autora. Torso I, 1995 38,5 x 29 cm. Zinc (1) Aguatinta y aguafuerte 75,5 x 55,5 cm. Vicenç Piera, 250 g Edición de 1/50. Catalogados 2 ejemplares; el 15 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. Mujer marcada, 1995 39 x 29,8 cm. Zinc (1) Aguafuerte 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/15. Catalogado 1 ejemplar; el 2, firmado y estampado por la autora. 122

Más pudor, 1995 25 x 32,5 cm. Cobre (1) Aguafuerte 56 x 55 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 4 ejemplares; 1 PE y 2 PA, firmados y estampados por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Sánchez. Mujeres en el jardín, 1995 19 x 30 cm. Cobre (1) Aguafuerte 56 x 55 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 3 ejemplares; 2 PA, firmados y estampados por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Sánchez. Caracol, 1995 17 x 30,5 cm. Contrachapado (1) 38 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Torso al aire, ca. 1995 34,5 x 30,5 cm. Cobre (1) Aguatinta 75,5 x 55,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 6 ejemplares; el 1, el 2, 1 PA y 3 PE, firmados y estampados por la autora. 123

Sentados, 1995 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 6 y el 22, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Largos brazos, 1995 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 6 ejemplares; del 21 al 24 y 2 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Mirando I, 1995 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 5 ejemplares; del 21 al 24 y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Torso femenino, 1996 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PE y 1 PA, firmados y estampados por la autora. 124

Mujer medio sentada, 1996 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 6 ejemplares; del 2 al 6 y 1 PE, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Los paseantes, 1996 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 8 ejemplares; del 1 al 5, el 21, el 22 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. Homínculos, 1996 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogado 1 ejemplar; el 1, firmado y estampado por la autora. Homínidos, 1996 9 x 14 cm. Pino (1). 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. 125

Niña azul, ca. 1995-1996 25 x 18,5 cm. Serigrafía (2) Serigrafía 56 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. Sin título, ca. 1996 22 x 18 cm. Cobre (1) Punta seca 40 x 30,5 cm. Vicenç Piera, 250 g Catalogado 1 ejemplar, firmado por el reverso sin numerar y estampado por la autora. De cabeza, 1996 34 x 18,5 cm. Zinc (1) Aguafuerte y aguatinta 56 x 37 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/10. Catalogado 1 ejemplar; el 4, firmado y estampado por la autora. Al natural, ca. 1996 39,5 x 29,5 cm. Cobre (1) Aguafuerte y aguatinta 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/ 25. Catalogados 3 ejemplares; del 1 al 2 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. 126

Gorda mujer en relieve, ca. 1996 32,5 x 20 cm. Cartón (1) Colagraf 56 x 37,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. El gran abrazo, 1996 39,8 x 30 cm. Contrachapado (1) 75 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 9 ejemplares; del 2 al 7 y 3 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Compañía, 1996 40 x 30,5 cm. Contrachapado (1) 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/10. Catalogados 4 ejemplares; el 6, 1 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Incomunicación, 1996 33,2 x 56,5 cm. Hierro (1) Aguafuerte y aguatinta 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 5 ejemplares; el 7, el 8, el 10 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. 127

Oriente, ca. 1998 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 2 PE, firmados y estampados por la autora. Occidente, ca. 1998 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Fusión, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Cabeza blanca, ca. 1999 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 5, 1 PA en negro y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 128

Fuga, ca. 1998 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 5 ejemplares; del 1 al 5, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Madre II, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Madre con hijo I, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 5 ejemplares; el 2, el 3, 1 PA en negro y 2 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. El encuentro, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 2 ejemplares; el 2 y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 129

Torso en volumen, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 3 ejemplares; del 2 al 3 y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Subiendo, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 2 ejemplares; el 2 en rojo y 1 PA en negro, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Bajando, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 2 ejemplares; el 2 y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Dos hombres sentados, ca. 1999 17,5 x 23,5 cm. Cobre (1) Aguafuerte y aguatinta 34,5 x 38,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y el 2, firmados y estampados por la autora. 130

Padre e hijo, ca. 1999 21 x 20 cm. Zinc (1) Aguafuerte 38 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/15. Catalogados 4 ejemplares; el 7, el 8 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. Lamento, ca. 1999 21 x 28 cm. Zinc (1) Punta seca 38 x 39 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Sin título, ca. 1999 21 x 49 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y el 2, firmados y estampados por la autora. Sin título, ca. 1999 15,5 x 25 cm. Linóleo (1) Linograbado 31 x 40,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PE, firmado por el reverso y estampado por la autora. 131

Sin título (de la serie Maternidades), ca. 1999 10 x 10 cm. Linóleo (6) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Abrazos I, ca. 2003 32 x 31,5 cm. Contrachapado (1) 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Abrazos II, ca. 2003 35 x 37,5 cm. Contrachapado (1) 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 132

TRABAJO, MASA Y MULTITUD Trabajo I, 1995 33 x 25 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 29 ejemplares; del 1 al 30 (excepto el 8 y el 10) y 1 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Trabajo II, 1995 33 x 25 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 8 ejemplares; el 3, del 6 al 9 y 3 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Trabajo III, 1995 33 x 25,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 10 ejemplares; del 1 al 3, del 5 al 8 y 3 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Contorsionista azul, ca. 1995 27,5 x 22 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 37,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. 133

Ensayo, 1995 21 x 26 cm. Zinc (1) Aguafuerte 28,2 x 37,7 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 3 ejemplares; 2 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Cargadores IV, 1995 14,5 x 39 cm. Zinc (1) Aguafuerte y aguatinta 38 x 55,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Sánchez. Empujando, 1995 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g 2 ediciones de 30 ejemplares cada una, una en negro y otra en rojo. Catalogados 10 ejemplares; el 2, del 4 al 8 y 1 PA en negro, firmados, y el 1, el 2 y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. El encogido, 1996 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g 2 ediciones de 30 ejemplares cada una, una en negro y otra en rojo. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 4 (en negro), y el 1, el 2 y 1 PA en rojo; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 134

Pesada carga, 1996 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 5 ejemplares; del 21 al 24 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. En la mina, 1996 11,5 x 32,5 cm. Cobre (1) Aguafuerte y punta seca 38 x 55,5 cm. Vicenç Piera, 250 g Edición 1/25. Catalogados 5 ejemplares; el 2 y del 4 al 7, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Hombres negros en la mina, 1996 17 x 50,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 50 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 3 ejemplares; el 1 y el 2, a dos tintas, firmados y estampados por la autora; 1 PA en negro, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Picapedreros, ca. 1996 36,5 x 46 cm. Contrachapado (1) 55 x 54 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 3 ejemplares; 1 PA a dos tintas y 2 PE en negro, firmados y estampados por la autora. 135

Recolectoras de frutas, ca. 1996 34,5 x 54 cm. Linóleo (1) Linograbado 55,5 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 4 ejemplares; 1 PA en negro, 2 PA en azul y 1 PE en rojo, firmados y estampados por la autora. Sin título (de la serie Cargadores), ca. 1997-1998 14 x 38 cm. Zinc (1) Aguafuerte y aguatinta 48 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Sánchez. Sin título (de la serie Cargadores), ca. 1997-1998 14 x 38 cm. Zinc (1) Aguafuerte y aguatinta 48 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA a dos tintas, estampado en el 2009 por Jordi Sánchez. Cinco personajes de Mallorca, 1997 16,4 x 24,5 cm. Cobre (1) Aguafuerte y aguatinta 56 x 55 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 3 ejemplares; el 10 y 1 PE (en color bistre), firmados y estampados por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Sánchez. 136

En el andamio, 1998 21 x 23 cm. Zinc (1) Aguafuerte 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 4 ejemplares; el 21, el 22, el 24 y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Procesión, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición1/30. Catalogado 1 ejemplar; el 1, firmado y estampado por la autora. Bailando, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Mirando, ca. 1999 9 x 14 cm. Pino (1) 19 x 28 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 4 ejemplares; el 1 y 3 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 137

Trapecista, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 3 ejemplares; el 1 en negro, el 2 y 1 PA en rojo, firmados y estampados por la autora. Trapecista II, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 4 ejemplares; el 1 y el 2 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. Trapecista III, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 3 ejemplares; el 1, 1 PA en rosa y 1 PA en rojo, firmados y estampados por la autora. Artistas en reposo, ca. 1999 21,7 x 25 cm. Piedra (1) Litografía 28,2 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. 138

Ronda de sombras, ca. 1999 57 x 41 cm. Zinc (1) Aguatinta 75 x 55 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Payasos, 1999 50,5 x 39,5 cm. Zinc (1) Aguatinta al azúcar 75 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 9 ejemplares; del 3 al 7 en negro, el 21, el 22 y 2 PA con fondo azul, firmados y estampados por la autora. El pelele, ca. 2000 33 x 45 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. La familia de Carlos IV, ca. 2000 29,5 x 45 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 3 ejemplares; el 1, el 2 y 1 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 139

Cuatro ojos, ca. 2003 21 x 48,7 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA en rojo, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Posturas, ca. 2003 21,2 x 49,3 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA en rojo, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Bailarinas II, ca. 2003 22,3 x 36,7 cm. Cobre (1) Aguatinta 37 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 3 ejemplares; del 1 al 3, firmados y estampados por la autora. 140

MITO, TRAGEDIA Caballo III, 1994 34 x 14 cm. Cobre (1) Aguatinta 53 x 38,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. Caballos negros, 1995 19 x 50 cm. Zinc (1) Aguatinta y aguafuerte 50 x 70 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Caballitos, 1995 7,5 x 50 cm. Cobre (1) Aguatinta y aguafuerte 42 x 75 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 4 ejemplares; el 21, 2 PA y 1 HC, firmados y estampados por la autora. Venus, ca. 1996 29,5 x 20 cm. Cobre (1) Aguafuerte y aguatinta 55,5 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 2 PA, firmados y estampados por la autora. 141

Arquero azul (Artemis), 1995 32,5 x 11,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 56,5 x 38,5 cm. Creysse, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 2 PA en azul, firmados y estampados por la autora. Odalisca, 1998 23 x 23 cm. Cobre (1) Aguafuerte y aguatinta 55,5 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/10. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. Hércules III, 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. Hércules IV, 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. 142

Caballista, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 3 ejemplares; el 1 y el 3 en rojo y 1 PA en negro, firmados y estampados por la autora. Caballista II, ca. 1999 14 x 9 cm. Pino (1) 28 x 19 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 3 ejemplares; del 1 al 3, firmados y estampados por la autora. Orden ecuestre, ca. 1999 29 x 41 cm. Linóleo (1) Linograbado 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y el 2, firmados y estampados por la autora. Caballistas, 1999 36 x 47 cm. Hierro (1) Aguatinta 56 x 65,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 4 ejemplares; el 21, el 22, el 24 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. 143

Panateneas, 1999 29,5 x 44,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 56,5 x 75 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 4 ejemplares; el 24, 1 PA y 1 PE en negro, 1 PA en rojo, firmados y estampados por la autora. Panatenaicos, ca. 1999 30 x 43,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 5 ejemplares; el 24 y 2 PA en negro y 2 PA en rojo, firmados y estampados por la autora. Caballos de circo, 1999 36 x 43 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 9 ejemplares; el 22 y 1 PA y 3 PE en negro y 4 PA en azul, firmados y estampados por la autora. Acto de doma, ca. 2002 35,3 x 35,3 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 prueba firmada sin numerar, estampada por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 144

El rapto de Helena, ca. 2003 35,4 x 30,2 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Muerte de Héctor, ca. 2003 33 x 25 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Aquiles llora la muerte de Patroclo, 2003 35,5 x 35,5 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 52 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/34. Catalogados 34 ejemplares; 5 PA y 3 HC, firmados; estampados y editados por Ediciones Maragall. Jóvenes troyanos, 2003 35,5 x 32 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 52 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/34. Catalogados 34 ejemplares; 5 PA y 3 HC, firmados; estampados y editados por Ediciones Maragall. 145

Sin título (de la serie Mitológicos I), ca. 2003 33 x 50,5 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Bañistas, ca. 2003 30,5 x 40 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Sin título (de la serie Mitológicos II), ca. 2003 35 x 35 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. El rapto de Helena II, ca. 2003 35,4 x 30,2 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 146

El viaje de Ulises, ca. 2003 40,3 x 32 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. El viaje de Ulises II, ca. 2003 50,5 x 33 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 147

TRISTES ACONTECIMIENTOS Plañideras, 1995 33 x 50 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 3 ejemplares; el 23 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, 1995 33 x 50 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 75 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 5 ejemplares; el 13, el 22 y 3 PA, firmados y estampados por la autora. Tristes cabezas, 1995 33 x 50 cm. Linóleo (1) Linograbado 56 x 75 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 3 ejemplares; el 1, el 5 y 1 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Encadenados, 1995 27 x 22 cm. Linóleo (1) Linograbado 74 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 11 ejemplares; del 1 al 10 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. 148

Cuerda de presos, 1995 33,5 x 25 cm. Linóleo (1) Linograbado 74 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 8 ejemplares; del 1 al 3, 2 PA y 2PE en negro, 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Tras el alambre, 1995 33 x 25 cm. Linóleo (1) Linograbado 74 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 7 ejemplares; del 21 al 25,1 PA en negro y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Pequeña desesperación, 1995 18 x 14 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 3 ejemplares; el 15, el 23 y el 24, firmados y estampados por la autora. Maternidad, 1995 35 x 35 cm. Linóleo (1) Linograbado 74 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 7 ejemplares; del 5 al 6, del 9 al 11, 3 PA en negro y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 149

Miradas, 1995 35 x 35 cm. Linóleo (1) Linograbado 74 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 6 ejemplares; del 22 al 24, 2 PA en negro y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. La lucha II, 1995 22,5 x 29 cm. Zinc (1) Aguatinta 65 x 55 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/50. Catalogados 3 ejemplares; el 25 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. Luchadores, 1995 37 x 44 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en 2009 por Jordi Bielsa. Sin título (de la serie Luchadores), 1995 37 x 44 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/10. Catalogados 2 ejemplares; el 6, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 150

Percibiendo el terror, ca. 1995 31,5 x 45 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PE, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Dura pelea, 1995 30 x 39,5 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/10. Catalogados 13 ejemplares; el 1, del 3 al 10, 3 PA y 1 PE, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. La amenaza, 1995 30,2 x 39,9 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 76,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PE, firmados y estampados por la autora. A la greña, 1996 37 x 44 cm. Contrachapado (1) 49 x 64 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, firmado y estampado por la autora. 151

Tres hombres estrellados, 1996 24 x 18 cm. Aluminio (1) Aguafuerte y punta seca 55,5 x 37,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 3, 1 PA y 3 PE, firmados y estampados por la autora. El hombre armado, ca. 1997 34,5 x 25 cm. Cobre (1) Aguafuerte 56 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/15. Catalogados 6 ejemplares; el 1y 2 PE en negro, 2 PA en azul y 1 PE a la poupée, 3 colores, firmados y estampados por la autora. Horribles personajes, ca. 1999 25 x 25 cm. Zinc (1) Aguatinta 56 x 38 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. Hombre negro boca abajo, ca. 1999 32 x 30,5 cm. Contrachapado (1) 74 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 6 y 1 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 152

Dos cargan al muerto, ca. 1999 33 x 45 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. El mazazo, ca. 1999 37 x 43,5 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 4 ejemplares; del 1 al 3 y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Corre, ca. 1999 29,5 x 41,5 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2 y 1 PE, firmados y estampados por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Persecución, ca. 1999 29,5 x 42 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2 y 1 PA, firmados y estampados por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 153

El hueco de la sombra, ca. 1999 33 x 50 cm. Linóleo (1) Linograbado 55,5 x 75,5 cm, Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 2 ejemplares; el 1 y 1 PA, firmados y estampados por la autora. Caballo herido, 1999 29,5 x 44,5 cm. Contrachapado (1) 56 x 74,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/20. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 4, 2 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Mujeres en negro, 1999 30,5 x 44,5 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 7 ejemplares; del 1 al 5, 1 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Arrastrando el muerto, 1999 30 x 45 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2 y 2 PA, firmados y estampados por la autora. 154

Al ataque, 1999 30,5 x 44 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 10 ejemplares; el 1, del 3 al 7, 2 PA y 1 PE en negro y 1 PA en rojo, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Caballo asesino, 1999 31 x 45 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 6 ejemplares; del 1 al 4, 1 PA y 1 PE, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Se persiguen, 1999 30 x 45 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/35. Catalogados 5 ejemplares; del 3 al 7, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Pesa el cañón, 1999 31 x 45 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2 y 2 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. 155

Arrastrando el cañón, 1999 40 x 45 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 8 ejemplares; del 1 al 6 y 2 PA, firmados; estampados por Ana de Quiroga Fernández. Hombres llorando, 1999 18 x 14 cm. Linóleo (1) Linograbado 76 x 56 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/25. Catalogados 2 ejemplares; el 23 y el 24, firmados y estampados por la autora. Otros dos van al hospital I, ca. 2000 37 x 43,5 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 2 PA, firmados y estampados por la autora. Cuánta pena, 2000 32,5 x 44,5 cm. Contrachapado (1) 55,5 x 75,5 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Edición 1/30. Catalogados 4 ejemplares; el 1, el 2, 1 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. 156

Fusilamiento, 2000 31,5 x 44,5 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PA y 1 PE, firmados y estampados por la autora. Ejecución, ca. 2000 32,5 x 44,7 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PE, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Otros dos van al hospital II, ca. 2002 31,5 x 43,45 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogados 2 ejemplares; 1 PE, firmado y estampado por la autora; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. Sin título (de la serie Luchas), ca. 2003 35 x 29 cm. Contrachapado (1) 56 x 76 cm. Guarro Súper Alfa, 250 g Catalogado 1 ejemplar; 1 PA, estampado en el 2009 por Jordi Bielsa. 157

CONTRA LOS LÍMITES: BIOGRAFÍA DE KATIA ACÍN MONRÁS 1923-1936 Se resistió a que le vivieran la vida. Y lo hizo con todas sus fuerzas, aunque nada le resultó fácil. Su patria originaria nunca pudieron arrebatársela. Nació en Huesca el 15 de octubre de 1923 en el seno de una familia en la que se combinaba la inquietud social con la orientación cultural y artística: Conchita, su madre, tocaba el piano con habilidad y su padre, Ramón, ejercía como artista, polemista y profesor de Dibujo en la Escuela Normal de Maestros. Una infancia feliz en la que Katia compartía juegos y alegrías con sus primas (Tetena y Mari) y su hermana Sol, dos años más joven que ella. Daba tiempo a todo: trepar las tapias y subirse a los árboles en el hortal de los Ena era un juego de niños que compaginaba con la lectura y los primeros dibujos. Fragmento de pared pintada por Katia y Sol Acín en el desván de la casa veraniega de Pobla de Montornés (Tarragona), hacia 1933 Pero este capítulo inicial se interrumpe bruscamente el verano de 1936. Le pasó a Katia como a muchos españoles, pero más: el 6 de agosto fusilan a su padre, y diecisiete días después, a su madre. No puede irrumpir la historia de manera más brusca que aquella que les tocó sufrir a las hermanas Acín. Sol y ella: dos huérfanas en un mundo hostil. 1937-1964 Un hermano del padre y su mujer, Santos Acín y Rosa Solano, se hacen cargo de la educación de las sobrinas y las llevan a Jaca, donde quedarán matriculadas en el instituto de la ciudad. Saben que en ese momento puede parecer embarazoso conservar el legado artístico del padre 159

(libros, pinturas, esculturas, dibujos, obra gráfica), pero su determinación es firme, contra viento y marea. De regreso a Huesca al terminar la guerra, se trasladan con sus tíos a un piso alquilado en la casa de Retortillo. Era, por su estilo, lo único racionalista del momento que les tocaba vivir. Katia acaba el bachillerato en el instituto Ramón y Cajal de Huesca y, tras superar el examen de estado que se hacía entonces, se matricula en la Universidad de Zaragoza. Quería ser arquitecta, porque gustaba del dibujo y de los espacios libres, pero, al no existir la facultad en su distrito, se matricula en Filosofía y Letras, donde terminará especializándose en Historia Medieval, compartiendo clases con Manuel Alvar, Fernando Lázaro Carreter y Félix Monge. De izquierda a derecha: Sol Acín, Pilar Monrás Tía Papi, hermana de Conchita Monrás y Katia, 1944 En aquellos años de residencia universitaria, vividos de cerca con su amiga Angelines Campo, la juventud quiere imponerse al pasado aunque la desolación y el amargo recuerdo no dejen de estar presentes ni un solo día. Evocaba después con agradecimiento la ayuda que le prestó entonces el sacerdote Lorenzo Bereciartúa Balerdi, más tarde nombrado obispo de San Sebastián. En 1946 tiene ya una licenciatura, un pasado y el futuro al que no renuncia. Si el primer capítulo de su vida había sido escrito con luz, el segundo comenzó emborronado de sangre; pero Katia se resiste a la hemorragia. El 18 de noviembre de 1946 se casa con quien será su compañero y amigo durante más de treinta años, Federico García Bragado. Se conocieron años antes en la casa de Retortillo. Era Federico licenciado en Derecho y militar en ejercicio; entre otras tareas, fue profesor de Geografía en la Academia Militar. Sacará posteriormente oposiciones al cuerpo de Secretarios de Administración Local, lo que permitirá a la pareja ampliar escenarios: de Guadalajara primero a Cádiz después, para regresar nuevamente a Huesca. Sin embargo, la ruptura de los límites geográficos no es la más significativa de esta etapa, sino la vital: en la década comprendida entre 1947 y 1957, el matrimonio tiene cinco hijos y a su crianza 160

dedican ambos lo mejor que tienen: si Katia aportaba el carácter más resolutivo, Federico templaba a base de «andantes», siguiendo el movimiento de la música que tanto amaba (durante muchos años fue presidente la Sociedad Oscense de Conciertos). La calle del Parque, número 36, es el escenario de una apacible vida familiar acompañada de buen número de amigos, como Mariano Añoto. Demasiado apacible para Katia. En 1963 se plantea iniciar una nueva vida profesional y hacer uso de la carrera estudiada. Se encierra a preparar oposiciones con el apoyo de su marido y de Emilia, quien le ayudará con su amistad y el cuidado de la casa. No sabemos qué pudo decirle en este trance Luis Buñuel, que la invitó un día a comer, evocando quizá cuando Ramón Acín le había producido su película Tierra sin pan. 1965-1988 A los cuarenta y dos años se pone al frente de la sección delegada del instituto de Huesca en Binéfar. Allí da muestras de toda esa vitalidad que tanto terminaron admirando en la ciudad literana: había que poner en funcionamiento el centro, y «Doña Ana María» que es como se la conocía entonces crea y crea, experta como es en renacimientos: desde el comedor al mobiliario escolar, pasando por el profesorado o la constitución de un grupo de teatro en el que se integrará como actor su alumno Paco Paricio, quien será después director de los Titiriteros de Binéfar. Después de Binéfar va Zaragoza y, cumplidos los cincuenta, consigue plaza en el instituto de Huesca, donde será compañera de claustro de una de sus hijas. Es la década de los setenta, tiempo de convulsión política que encontrará a la familia entera identificada abiertamente con la causa democrática. Pero los cruces entre la Historia con mayúscula y la historia familiar nunca habían sido propicios para nuestra protagonista: el 4 de marzo de 1977 muere su marido tras una dolorosa enfermedad de más de un año; solo un mes antes de que nazca la primera nieta. 161

Una vez más Katia tiene que hacer frente a una pérdida sustancial y responderá como había aprendido y ejercitado: mirará hacia atrás para seguir adelante. Los cinco hijos más los nietos, la profesión de la enseñanza, la reivindicación de la figura de su padre y la creatividad artística serán los ejes en los que fundamente la vida desde entonces. Dando muestra de una inteligencia emocional poco usual, de nuevo nos la encontramos luchando contra la frontera. Habían pasado cuarenta y seis años desde el asesinato de Ramón Acín. Era el año 1982, el de la llegada del PSOE al poder, y Huesca celebraba la primera exposición de la obra artística de su padre. Comienza la rehabilitación popular del autor de Las pajaritas a la par que la labor de sus hijas Katia y Sol para reivindicar su figura y dar a conocer su propuesta. Nunca abandonará este motivo, convertido en obsesión. Lo hará compatible con su vida profesional, volcada sobre todo en los alumnos, en los que aprecia la esperanza mientras combate con empeño la ignorancia. Reconocía en ellos la juventud que llevaba dentro y que siempre le permitió llevarse tan bien con personas de generaciones posteriores a la suya. Obtenida la cátedra tiempo atrás, toma posesión de la plaza de Las Palmas de Gran Canaria el último curso antes de la jubilación. Katia en el taller de grabado de la Fundación Joan Miró, Mallorca, 1992 162