JOHANN SEBASTIAN BACH Conciertos de Brandemburgo Nos. 1, 2 y 3 15.03.08 Compuestos entre 1718 y 1720, los Conciertos de Brandemburgo suponen la culminación de la incursión de Bach en el concerto italiano. Fueron compuestos durante los años de residencia del compositor en Cöthen, al servicio, como maestro de capilla, del príncipe Leopoldo, por encargo de Christian Ludwig, margrave de Brandemburgo, a quien fueron dedicados por Bach. Aquellos años, el compositor no pasaba por sus mejores momentos. Su mujer murió una año antes y su posición en Cöthen ya no colmaba sus expectativas, viendo en este encargo una posible salida laboral al servicio del margrave que, finalemtne, no se produjo. En cualquier caso, los Conciertos de Brandemburgo son un gran exponente del genio contrapuntísitco del alemán. Como en todos los demás, en el Concierto No. 1 el influjo de los músicos italianos, sobre todo Vivaldi, es patente. Se trata del único de los seis formado por cuatro movimientos (no tres como marca el modelo del concierto italiano), en los que
Bach juega con la diversidad cromática de los instrumentos como si de una paleta de pintura se tratase. Al igual que en elno. 3 y el No. 6, destaca la ausencia de protagonismo de los instrumentos como solistas. El Concierto No. 2 fue uno de los últimos que escribió Bach. El conjunto de instrumentos empleado, también influencia de Vivaldi, está compuesto por la trompeta, el oboe, la flauta de pico y el violín. Muchos otros compositores empleaban esta combinación, aunque ninguno con la destreza con la que Bach entremezcla los cuatro sonidos para conformar un sonido coherente. Siguiendo, esta vez sí, la estructura concertística italiana, el primer movimiento enfatiza el ritmo, el segundo es más lento y melódico y el tercero retoma la energía inicial. Volviendo al modelo del No. 1, el Concierto No. 2 dialoga con el oyente a través de los incesantes cambios de estructura y conjugaciones a las que Bach somete a los distintos instrumentos. El No. 3 fue compuesto para tres violines, tres violas, tres violonchelos, clave yviolone grosso, a los que el compositor exprimir todas sus posibilidades sonoras, creando efectos y desarrollos de gran complejidad y contraste. Una de sus características particulares es la ausencia de un movimiento lento entre el primero y el tercero. En su lugar Bach introduce un tema de tan sólo unos segundos, compuesto por dos acordes que parecen querer dar el paso a un solo abierto.
Los Conciertos de Brandemburgo son hoy una de las obras más apreciadas por el público. No sucedió así en el momento en que fueron compuestos por Bach, cuando fueron acogidos con escaso interés. De hecho, hasta 1850, el manuscrito de la partitura permaneció inédito, archivado en la biblioteca del margrave de Brandemburgo.
JOHANN SEBASTIAN BACH Conciertos de Brandemburgo Nos. 4, 5 y 6 16.03.08 Compuestos entre 1718 y 1720, los Conciertos de Brandemburgo suponen la culminación de la incursión de Bach en el concerto italiano. Fueron compuestos durante los años de residencia del compositor en Cöthen, al servicio, como maestro de capilla, del príncipe Leopoldo, por encargo de Christian Ludwig, margrave de Brandemburgo, a quien fueron dedicados por Bach. Aquellos años, el compositor no pasaba por sus mejores momentos. Su mujer murió una año antes y su posición en Cöthen ya no colmaba sus expectativas, viendo en este encargo una posible salida laboral al servicio del margrave que, finalemtne, no se produjo. En cualquier caso, los Conciertos de Brandemburgo son un gran exponente del genio contrapuntísitco del alemán. El Concierto No. 4 es generalmente considerado el último que escribió Bach. Al igual que en el quinto, en él conviven varios elementos sonoros. De fondo encontramos las armonías de cuerda, por encima de éstas, los solistas (las flautas de
pico) y en un primer plano, se sitúa el solista principal, en el caso de este cuarto concierto, el violín. Aquí el compositor entronca con la tradición barroca tardía que gusta del virtuosismo, el cual sabe incorporar a la perfección a su estilo contrapuntístico. Por lo demás es un concierto singular por la ligereza de su partitura y la consecuente transparencia de su sonido. El Concierto No. 5, cuyo protagonismo se consagra al clave, es, posiblemente, el más arriesgado estilística e instrumentalmente. Se trata del primer concierto para clave de la historia de la música (Bach había adquirido uno en 1719). Pero además, el concierto incluye como solista a la flauta travesera, que reemplaza a la vieja y menos expresiva flauta de pico. La estructura de los tres movimientos combina la forma de sonata (primer movimiento) con la de la fuga (tercero). El primero (el más largo) destaca por la interacción entre los instrumentos solistas y el acompañamiento, mientras que los otros dos conforman un singular contrapunto con éste. A pesar de ocupar el último lugar dentro de los Conciertos de Brandemburgo, el No. 6 pudo ser el primero en ser compuesto por Bach. Aquí vuelven a desaparecer los instrumentos solistas, aunque no por ello, la elección instrumental deja de ser llamativa. El concierto está íntegramente compuesto para cuerdas (violas, violas de gamba, violón y violonchelo) aunque prescinde del violín. El efecto que produce es idóneo para poner punto y final a los Conciertos de Brandemburgo,
reposado y sin grandes contrastes, como despidiéndose lentamente. Sin embargo, es al tiempo un concierto lleno de pequeñas sorpresas que conforman uno de los más variados de la serie. Los Conciertos de Brandemburgo son hoy una de las obras más apreciadas por el público. No sucedió así en el momento en que fueron compuestos por Bach, cuando fueron acogidos con escaso interés. De hecho, hasta 1850, el manuscrito de la partitura permaneció inédito, archivado en la biblioteca del margrave de Brandemburgo.