Sexta parte EVOLUCIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE LA II REPÚBLICA El 15 de abril de 1931 se proclamó la II República en un ambiente de entusiasmo popular, sobre todo en las principales ciudades. Tras los resultados de las elecciones municipales del 14 de abril, en palabras del propio almirante Aznar, España se había acostado monárquica y se había levantado republicana. El Comité Revolucionario se transformó en gobierno provisional mientras se convocaban elecciones constituyentes y en él estuvieron representadas todas las tendencias republicanas. 1- Principales Fuerzas Políticas El panorama político va a ser muy complicado por el gran número de partidos de todo tipo que aparecieron, caracterizado en general por la debilidad y dispersión de la mayoría de los partidos y por la radicalización progresiva de todas las tendencias. A la derecha, en un primer momento destacó el Partido Agrario, representante de los grandes propietarios castellanos, y la Acción Católica de José María Gil-Robles, entre otros. Luego, la mayoría de los partidos de derechas se fusionarían en la Confederación Española de Derechas Autónomas (C.E.D.A.). También destacó Renovación Española de José Calvo Sotelo. En la extrema derecha se formaría en 1934 la Falange Española de las J.O.N.S. con el liderazgo de José Antonio Primo de Rivera. En el centro se situaron partidos de todo tipo, como el Partido Radical de Alejandro Lerroux y Diego Martínez Barrio o la Derecha Republicana de Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura. A la izquierda destacó Alianza Republicana de Manuel Azaña y el Partido Radical-Socialista de Álvaro de Albornoz y Marcelino Domingo, que luego se fusionaron y crearon Izquierda Republicana. Más radical encontramos al PSOE con Largo Caballero, Julián Besteiro e Indalencio Prieto, y en la extrema izquierda se hallaba el PCE con José Díaz. Además, los anarquistas constituían la izquierda más extrema agrupados en torno a la CNT con Buenaventura Durruti y la FAI con Federica Montseny. Los partidos regionalistas se centraron en la consecución de autonomías. En Cataluña era de derechas la Lliga Regionalista de F. Cambó y de izquierdas la Esquerra Republicana de F. Maciá y Lluís Companys. En Galicia destacó la Organización Regional Gallega Autónoma (O.R.G.A.) y en el País Vasco, el P.N.V.. 2- La Constitución de 1931 En junio de 1931 se celebraron elecciones a cortes constituyentes mediante sufragio universal masculino (aunque por primera vez fueron elegidas dos diputadas) y triunfaron claramente los republicanos de izquierda y los socialistas. A finales de agosto, una comisión parlamentaria presidida por Jiménez de Asúa, del PSOE, presentó un proyecto de constitución que se debatió durante tres meses; el 9 de diciembre se aprobó y al día siguiente N. Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República y pocos días después Manuel Azaña formó un gobierno de coalición con republicanos de izquierda y socialistas. Los aspectos fundamentales de la Constitución de 1931 eran: - La Soberanía Popular y su carácter democrático, el artículo 1º definía a España como una República democrática de trabajadores de toda clase. Página 1
- Una extensa declaración de derechos y libertades individuales y políticas. Se instauró el sufragio femenino, el matrimonio civil, el divorcio, el derecho a la educación y la subordinación de la propiedad privada al interés público. - Unas Cortes unicamerales como principal representación popular y predominante sobre el resto de poderes (posee en exclusiva el poder legislativo). - El presidente de la República era elegido cada 6 años de manera indirecta y sus competencias son restringidas y controladas por las Cortes. - El Presidente nombraba al Jefe del gobierno que debía ser ratificado por las Cortes. - El poder judicial era independiente y se creó el Tribunal de Garantías Constitucionales, cuyos miembros eran elegidos por las Cortes. - Preveía la posibilidad de que se constituyesen regiones autónomas. - Se garantizó la libertad de culto y de conciencia, suprimiéndose diversos privilegios de la Iglesia y declarando el Estado laico. Bajo esta Constitución se realizaron tres elecciones: en junio de 1931 vencieron socialistas y republicanos de izquierda; en 1933 venció la CEDA y el Partido Radical de A. Lerroux; en 1936 venció la izquierda agrupada en el Frente Popular. 3- El Bienio Progresista. Entre el invierno de 1931 y verano de 1933 gobernó Manuel Azaña. La amplia mayoría en las Cortes le permitió poner en marcha ambiciosas reformas. Sin embargo, los obstáculos fueron a menudo superiores al ímpetu reformista, por lo que muchas tuvieron un alcance limitado. a) La reforma del ejército pretendía su modernización, la reducción del gasto militar, la disminución del número de oficiales y su subordinación al poder civil. Para ello se redujeron el número de divisiones, se eliminaron grados de la oficialidad y se suprimieron la Academia Militar de Zaragoza y el Consejo Supremo de Guerra y Marina; pero todas estas medidas le granjearon la enemistad de los militares. b) La reforma educativa fue emprendida por Marcelino Domingo para reforzar el control del Estado sobre la Iglesia. Aumentó el número de maestros y se crearon las Misiones Pedagógicas para extender la educación a los sectores más marginados. c) La reforma religiosa se centró en la secularización de los usos sociales, el control estatal de las asociaciones religiosas, la reversión al patrimonio nacional de parte de los bienes eclesiásticos y la eliminación de la influencia religiosa. d) La cuestión autonómica fue abordada mediante la aprobación en 1932 del Estatuto de Autonomía para Cataluña. En el País Vasco se elaboró otro estatuto que fue rechazado por su conservadurismo y Navarra rechazó una autonomía conjunta con las provincias vascas, finalmente la autonomía vasca sería concedida una vez estallada la guerra civil. En Galicia y otras regiones no dio tiempo a presentarse los proyectos de autonomía. e) La nueva legislación social y laboral fue acometida por Largo Caballero con el fin de obtener mejoras para los trabajadores y fortalecer la UGT. En general, las iniciativas iban encaminadas a regular el mercado laboral y acabar con los abusos de la patronal, si bien, la conflictividad laboral fue en aumento. f) Pero la pieza clave de todas estas reformas era la reforma agraria, que pretendía acabar con el poder de los terratenientes, entregar tierras a familias jornaleras y acabar con el atraso técnico del medio rural. En 1932 se aprobó la Ley de Bases para la Reforma Agraria que afectaba a Andalucía, Extremadura, La Mancha y Salamanca, y que se resume en la expropiación sin indemnización de las tierras pertenecientes a la Grandeza de España, la expropiación con indemnización de todos los latifundios, los terrenos sistemáticamente arrendados y las tierras incultas o abandonadas. Estas tierras expropiadas se destinarían a asentar familias campesinas que podrían cultivarlas individual o colectivamente. Para llevar a cabo esta empresa se creó el Instituto de Reforma Agraria. La reforma tuvo un efecto muy limitado, Página 2
primero porque se necesitaba un gran presupuesto para llevarla a cabo y luego porque fue derogada en 1934 por el gobierno de derechas. Este bienio no estuvo exento de conflictos: creció el número de huelgas a causa de la crisis económica tras el Crack del 29, y fueron numerosos los incidentes antieclesiásticos, reflejados en quemas de conventos e iglesias que fueron alejando a los sectores católicos del apoyo republicano. Destacaron dos acontecimientos: 1- El levantamiento del general Sanjurjo contra la República en agosto de 1932. 2- El alzamiento anarquista de Casas Viejas (Cádiz) en enero de 1933, que terminó con el asesinato de varios prisioneros por parte de los Guardias de Asalto. La conflictividad fue suficiente como para que Alcalá Zamora disolviera las Cortes y convocara nuevas elecciones. 4- El Bienio Conservador. Tras las elecciones de 1933, A. Lerroux formó gobierno, pero con el apoyo parlamentario de la CEDA. Este gobierno se caracterizó por su conservadurismo político y la anulación de las reformas sociales, económicas y autonómicas aprobadas por el gobierno anterior. Fue una etapa estéril que contribuyó a intensificar las tensiones sociales y políticas a causa de la oposición tanto de la extrema derecha como de una izquierda cada vez más radicalizada. Los aspectos esenciales fueron la amnistía para los golpistas de 1932, la contrarreforma agraria, que devolvió las propiedades incautadas a los Grandes de España, la aprobación de un presupuesto estatal para la Iglesia, la paralización de la secularización de la educación, la paralización de la reforma militar y el enfrentamiento con la Generalitat catalana. Tres aspectos se pueden considerar como positivos: La promulgación de la Ley de Arrendamientos Rústicos, la promoción de viviendas de alquiler y la política de obras públicas. El problema agrario y la cuestión autonómica fueron los asuntos más problemáticos. En un grave ambiente de conflictividad, la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno de A. Lerroux fue percibida como un intento de destruir la República por medios legales (tal y como estaba haciendo Hitler en Alemania). Además, entre los socialistas triunfaban las tesis más radicales defendidas por Largo Caballero, defensor de la vía revolucionaria. Así, en Octubre de 1934 se convocó una huelga general. Ésta se originó en Cataluña, pero sólo triunfó en Asturias, convirtiéndose en una auténtica revolución social. Una Alianza Obrera tomó el poder y miles de obreros armados ocuparon casi toda la región. Sólo la intervención del general Franco al frente de los legionarios transportados desde África pudo aplastar la revolución, que se cobró más de 1.300 muertos. A ello hay que añadir la represión posterior y los más de 30.000 detenidos, incluidos Lluís Companys (presidente de la Generalitat), Manuel Azaña (que ni siquiera había participado) y los dirigentes socialistas. Poco después se va a producir la descomposición del P. Radical, abandonado por D. Martínez Barrio y minado por unos escándalos de corrupción conocidos como el estraperlo, que provocaron una crisis en el gobierno. En enero de 1936, el presidente N. Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones. Página 3
5- El Frente Popular Ante la convocatoria de elecciones, los republicanos de izquierda, los socialistas, los comunistas y los disidentes del POUM (comunistas seguidores de Trostky) constituyeron el Frente Popular, una coalición política para presentarse unidos a las elecciones y poder llevar a cabo las reformas. Incluso los anarquistas dieron su apoyo a esta coalición y decidieron no hacer campaña a favor de la abstención. Por el contrario, la derecha tuvo dificultades para agruparse en un frente unido a causa de las querellas entre la CEDA y la extrema derecha, y por el propio desgaste político sufrido en el gobierno anterior. El 16 de Febrero de 1936 el Frente Popular obtuvo una ajustada victoria por número de votos, pero como la Ley Electoral primaba la lista más votada, obtuvo una importante mayoría en el parlamento. En mayo se produjo el cambio en la presidencia de la República, siendo sustituido N. Alcalá Zamora por Manuel Azaña, manifestándose el giro hacia la izquierda de la República; mientras, el gallego Casares Quiroga formó un gobierno de coalición. Inmediatamente se aprobó una amnistía para los presos de la revolución de Asturias, la restitución del Estatuto de Cataluña, la declaración de ilegalidad de Falange (que seguía siendo un partido minoritario pero muy violento) y el encarcelamiento de alguno de sus jefes por su vinculación a algunos atentados. Pero, sobre todo, se aceleró la aplicación de la ley de reforma agraria. Sin embargo, los desórdenes públicos se agravaron con la quema de iglesias, asesinatos políticos, huelgas y manifestaciones violentas. Sobre todos estos innumerables sucesos destacó uno: el asesinato de José Calvo Sotelo, dirigente de un incipiente partido de derechas, por parte de guardias de asalto afines a las tendencias de izquierda. Además, poderosos grupos económicos e importantes jefes militares conspiraban ya para acabar con la República mediante un golpe de Estado para paralizar las reformas que amenazaban sus intereses. Conclusión a modo de resumen El nuevo gobierno republicano se impuso la tarea de modernizar España. Quería transformarla en una nación progresista y adelantada, como sus vecinas de Europa. Para conseguirlo urgía abolir los privilegios de la aristocracia y de los grandes terratenientes y limitar el poder del ejército y de la Iglesia. En primer lugar intentaron la reforma agraria, esencial en un país eminentemente agrícola: modificar la propiedad de la tierra para cultivarla racionalmente y atender a su función social empleando a cientos de miles de braceros analfabetos; en segundo lugar, la reforma de un ejército anquilosado y sobrado de mandos que había cosechado estrepitosos fracasos en la guerra de Marruecos; en tercer lugar, la reforma de las relaciones con la Iglesia, que monopolizaba la educación, acumulaba demasiado poder social y se inmiscuía en los asuntos del Estado. En cuarto lugar debían atender a las regiones históricas que reclamaban descentralización y autonomía. El plan era bueno y los avances sociales de la República no se hicieron esperar: jornadas de ocho horas, la igualdad de la mujer, educación y sanidad para todos, laboreo de tierras improductivas Estas medidas toparon con la oposición de los colectivos afectados: la Iglesia, el ejército, los partidos monárquicos y las clases privilegiadas. Además, la República tuvo que afrontar la crítica de anarquistas y comunistas, que la tildaban de burguesa y aspiraban a una revolución social más radical. Los comunistas eran pocos, pero los anarquistas eran muy numerosos. Unos y otros promovieron huelgas y desórdenes que debilitaron a la República. Página 4
En enero de 1936, los partidos de izquierda se unen en una coalición electoral, el Frente Popular, con un programa bastante moderado. La derecha, por su parte, se agrupa en torno a la CEDA (excepto el pequeño partido Falange Española). Gana el Frente Popular por escaso margen (4.654.116 votos frente a los 4.503.524 de las derechas). Sin embargo, una ley electoral que favorece a las mayorías otorga al Frente Popular 278 escaños del parlamento y a las derechas sólo 130. Manuel Azaña, nuevo presidente de la República, designa primer ministro a Casares Quiroga, un hombre demasiado débil que no estará a la altura de las circunstancias. Los acontecimientos se precipitan. La derecha, que tiene mal perder y desprecia la democracia, comienza a conspirar contra el gobierno. Los sindicatos de izquierda tampoco ayudan mucho con su actitud revoltosa y malhumorada: quieren acelerar el proceso económico social con una revolución. La confrontación se radicaliza. Menudean los enfrentamientos armados con palos o con pistolas entre militantes jóvenes de uno u otro signo, especialmente en Madrid. En el seno del PSOE las posturas están divididas entre el moderado Prieto y el más radical Largo Caballero, que aunque en su día colaboró con la dictadura de Primo de Rivera, ahora, quizá como expiación, se niega a cooperar con un gobierno que le parece excesivamente moderado. Todo eso ocurre en España, mientras el Dragon Rapide sobrevuela una zona montañosa, cerros grises, pelados, entre los que a veces se divisa una aldea miserable de casas de adobe y el espejeo de un río que culebrea entre las peñas. Eslava Galán, Juan, Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie, Ed. Planeta, Barcelona, 2005, pp. 11-13. Página 5