El vuelo de Londres a Madrid se vio afectado por unas pequeñas turbulencias. Y en el aeropuerto de Barajas me pareció que el policía se demoraba más de lo habitual en el examen de los pasaportes. Siguen viaje hasta Mallorca señor y señora Armstrong no? De dónde has sacado esa frase? La he improvisado. Me ha parecido ingeniosa. Sí, vamos a la isla donde el sol se detiene más que en ninguna parte. A punto de aterrizar en Son Bonet, me acordé, sin ningún motivo, de una frase de Kipling que mi madre había escuchado de sus propios labios. El escritor le había asegurado que era un dicho del viejo oeste. Necesitan un coche? Yo soy su hombre. No lo duden. Habla siempre con el forastero. Si no dispara, es bastante probable que conteste. No van a gozar de un clima demasiado agradable. Pero eso no les va a impedir disfrutar de la isla, créanme. Mi madre volvía, pues, a imponer su presencia, a recordarme que yo estaba en Mallorca empujado por su fantasma. Recién casados, verdad? Sí. 3
Mi nombre es Biel. Abreviatura de Gabriel. Y no solo les encontraré un buen hotel, sino que me tienen a su disposición para hacer cuantas excursiones quieran... Gracias, pero nuestra intención es alquilar un coche. Y conducir al revés? Porque ustedes son ingleses... En efecto. Somos de Londres. Yo trabajé allí. Hacía portes para la chocolatería Fortnum & Mason. Seguro que en su agenda está visitar la cartuja de Valldemosa. Es algo que todos los enamorados hacen. Nosotros no pensamos ser una excepción. Pero no se llamen a engaño con el cuento romántico que les explicarán los lugareños sobre el invierno que pasaron allí Chopin y George Sand. Por qué dice eso?...y luego, en Valldemosa nadie les quiso hospedar. Por eso se metieron en ese húmedo convento. Imagínense lo que debía de ser aquello: medio en ruinas, sin chimenea, sin muebles... Porque a él lo vieron como a un enfermo peligroso... por su tuberculosis. Primero, les echaron de su alojamiento en Palma... Se equivocaban. Ni el médico les quería visitar. A mis paisanos les parecían un lunático y una señora más bien rara, que se vestía de hombre y que iba de acá para allá con sus hijos... Aunque no creo que les cuenten nada de esto. 4
Se equivocaban ellos y se equivocan los que hoy en día siguen hablando de ella como de una bruja. Usted sabrá Yo solo digo que allí se encuentra solo lo que se quiere encontrar Solo lo que se quiere encontrar como en la vida misma Ni siquiera el piano que les enseñarán es el original Eso dicen Nos da lo mismo. No pensamos tocarlo. Ni a mi mujer ni a mí nos interesa demasiado la música clásica. Hasta fantasmas de monjes cartujos A mí sí. Cuando era más joven, me afanaba en interpretar algún preludio de Chopin. Eran endiabladamente difíciles El hotel que Gabriel nos buscó era limpio y aseado. Desde la ventana se veía un campanario. Creo que era el de San Nicolás. Ve lo que le decía, amigo? Ni siquiera una pareja, y perdónenme, se conoce bien del todo. Conque imagínese lo que mis paisanos del interior podían intuir de aquella extraña pareja. Ya sabes lo primero que voy a hacer. Sí: descalzarte. No cesó de llover. Nuestra actividad se reducía a hacer excursiones Escucha lo que dijo un pintor: una tierra en la que sin dormir se puede reposar y soñar. y a amarnos locamente por la noche mientras oíamos la lluvia empujada por el viento contra los cristales. Según Vanessa, se trataba de eso: de que nos dejáramos ver hasta que alguien se interesase por ese cebo del que ella no hablaba, y que era yo. Tengo la sensación de que me has traído aquí únicamente para alejarme de Londres. Y en parte es así: hemos salido de una madeja para encontrar el comienzo de este hilo. 5
Hasta aquel día el día en que decidimos acercarnos a la cala de aquella postal misteriosa. Claro que se venden algunas casas. Y algún terreno también. A veinte pesetas debe de estar el metro. En el hotel Cala D Or les informarán mejor de precios. Hay muchos extranjeros viviendo por aquí? Hablaba inglés con un acento que no podía ubicar. Algunos hay. Yugoslavos? Es posible. Por esta zona pulula gente de casi todos los países. Seguro que también yugoslavos. Si queríamos llamar la atención, lo habíamos conseguido. Perdonen mi intromisión Les he oído interesarse por yugoslavos Sí, yo soy inglesa, pero mi familia es de ascendencia yugoslava De Zagreb Croata Pregunten en Felanitx y alrededores Tengo oído que por allí hay varias familias de ese origen Recuerdo que pensé que ya habíamos levantado bastante polvareda y que era mejor que regresáramos a Palma. Ese hombre El del perro No sé Pero Vanessa se empeñó en prolongar un poco más la excursión. Y así fuimos a parar a las ruinas del castillo de Santueri Aún no hemos visitado Valldemosa. Podríamos ir mañana. 6
Pensaba en el castillo Douglas, en el que Walter Scott ambientó su última novela, una de mis preferidas. Los truenos debieron de contribuir a ello. La había perdido de vista sin darme cuenta. Vanessa! No te des la vuelta! Sentí dos cosas: que me retorcían el brazo con una pasmosa facilidad y que un metal frío me oprimía la nuca. Verdad que no necesitas volverte para saber quién soy? Vanessa? Tenía razón: era mi pesadilla. El hombre que visitaba a mi madre en la residencia, el que la llevó a aquel piso de Kilburn y puso en sus manos una bomba el que me visitó en mi piso para advertirme de que me olvidase de todo. Quieto! Vanessa estaba dentro del coche, amordazada, y moviendo la cabeza. No se veía otro automóvil en las proximidades. Ni otra persona. Cómo había llegado ese canalla hasta allí? A esta distancia estamos bien. Y Vanessa? Nos está esperando en vuestro coche. Ella colabora mejor que tú. Muévete despacio. Y en ese instante estalló el coche. Bien para qué? Para ver un espectáculo sobre la fugacidad de la vida. Mi cerebro parecía querer salir de ese cráneo que lo comprimía. 7