La crisis de la privatizaci ó n de las pensiones: desaparici ó n o resurgimiento de una tendencia pol í tica global?



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Transcripción:

Revista Internacional de Seguridad Social MUNDO La crisis de la privatizaci ó n de las pensiones: desaparici ó n o resurgimiento de una tendencia pol í tica global? Mitchell A. Orenstein Universidad Johns Hopkins, Washington, DC, Estados Unidos Resumen Desde 1981 a 2007 más d e t re i n t a p aís e s e n to d o e l mundo sustituyeron total o parcialmente sus sistemas de pensiones de reparto existentes por sistemas basados en cuentas de ahorro individuales privadas. Este proceso suele denominarse privatizaci ó n de las pensiones. Tras la crisis financiera mundial, esta tendencia qued ó en suspenso por motivos econ ó micos, ideol ó gicos e institucionales, a pesar del incremento del endeudamiento cr í tico que, en el pasado, facilit ó la privatizaci ó n de las pensiones. La tendencia mundial de privatizaci ó n de las pensiones est á acabada o quiz á a punto de resurgir de forma algo diferente? Varias tendencias recientes apuntan a su resurgimiento, ya que los encargados de la formulaci ó n de pol í ticas est á n recortando los sistemas de pensiones p ú blicos y privados, centr á ndose en las pensiones m í nimas y alentando, m á s que obligando, a la poblaci ó n a ahorrar para la jubilaci ó n. 73 Palabras clave r é g imen de p e n sión, rég i m e n p r iv a d o d e pensi ó n, plan de cotizaci ó n definida, reforma de la seguridad social, condiciones econ ó micas, internacional Direcci ó n para la correspondencia: Mitchell A. Orenstein, Universidad Johns Hopkins, Escuela Superior de Estudios Internacionales, 1619 Massachusetts Avenue, NW, Washington, DC, 20036, Estados Unidos; correo electr ó nico: morenstein@jhu.edu. El autor expresa su agradecimiento a Andrew Zvirzdin por su colaboraci ó n en la investigaci ó n, y a Bernard Casey, Gordon Clark, Bernhard Ebbinghaus, Igor Guardiancich, Patrik Marier, Noel Whiteside y dem á s participantes en el taller GUSTO celebrado en la Universidad de Warwick (Reino Unido) en enero de 2010 y cuyo tema fue «Est á la privatizaci ó n de las pensiones en crisis?», por haber inspirado y comentado un borrador anterior de este art í culo. Tambi é n da las gracias a Alice Alunni, Daniel B é land, Matthieu Leimgruber y a otros dos revisores por sus comentarios y sugerencias. 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 Publicado por Blackwell Publishing Ltd, 9600 Garsington Road, Oxford OX4 2DQ, UK, y 350 Main Street, Malden, MA 02148, USA

Introducci ó n 74 D e s d e 1981 a 2007 m á s de t rei nt a p aíse s en to d o e l mu n d o s u s t i t uye ro n to t a l o parcialmente sus sistemas de pensiones de reparto existentes por sistemas basados en cuentas de ahorro individuales privadas. Este proceso suele denominarse privatizaci ó n de las pensiones (v é ase Brooks, 2005 ; Clark y Whiteside, 2005 ; Ervik, 2005 ; Guardiancich, 2008 ; Kay y Sinha, 2008 ; Madrid, 2003 ; M ü ller, 1999 y 2003 ; Orenstein, 2008 ; Weyland, 2005 ) 1. L a p r iv a t iz a c ión d e l a s p e n s i o n e s f u e p ro m ov i d a, en gran medida, por una campa ñ a internacional que comenzaron algunos consultores chilenos y empresas multinacionales de Am é rica Latina, y que m á s tarde se establecer í a en el sector de Trabajo y Protecci ó n Social del Banco Mundial. Esta organizaci ó n, tras la publicaci ó n en 1994 de su informe trascendental, Evitando la crisis de la vejez, desempe ñ ó un p a pe l i m p o r t a n te e n l a p ro m o c ión d e l a s p e n s i o n e s por capitalizaci ó n en Europa central y oriental en los decenios de 1990 y 2000. La crisis econ ó mica y fiscal de los pa í ses poscomunistas facilit ó los esfuerzos del Banco Mundial de proponer una reforma que transformara el sistema de pensiones porque promet í a alivio a largo plazo y aumentaba la importancia de las instituciones financieras internacionales ( M ü ller, 2003 ). Esta campa ñ a tambi é n influy ó en el debate sobre las pensiones en la Uni ó n Europea (UE), cuando ocho pa í ses con sistemas de pensiones parcialmente privatizados se incorporaron a la UE en 2004 y 2007. La privatizaci ó n de las pensiones, que comenz ó como una tendencia regional en Am é rica Latina y Europa central y oriental en la d é cada de 1990, se extendi ó m á s tarde a Á frica y Asia, y a Nigeria ( Casey y Dostal, 2008 ) y Taiw á n (China) en 2004, cuando estos ú ltimos adoptaron sistemas de pensiones privados 2. E s te m o d e l o e s similar a la difusi ó n geogr á fica de los primeros sistemas de pensiones que tuvo lugar a escala mundial a partir de 1889, cuando Europa y Am é rica Latina fueron los primeros en aplicarlos, y m á s tarde otras regiones del mundo. Sin embargo, en el caso de la privatizaci ó n de las pensiones, Am é rica Latina se convirti ó en la regi ó n precursora, desplazando a Europa, y la difusi ó n tuvo lugar mucho m á s 1. El concepto de privatizaci ó n de las pensiones se utiliza en este caso para referirse a la sustituci ó n de un sistema de pensiones que se basa en la seguridad social por otro basado en cuentas de ahorro individuales privadas. La tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones ha ido de la mano de una serie de medidas dise ñ adas para reducir la redistribuci ó n inherente a los sistemas de pensiones de reparto y administrados por el Estado, y reforzar la relaci ó n entre las cotizaciones individuales y las prestaciones. Las reformas de este tipo se consideran una «privatizaci ó n de las pensiones», ya que tienden a reducir la dependencia del Estado y a facilitar el salto a las prestaciones privadas en pa í ses o circunstancias en que la privatizaci ó n total de las pensiones es pol í ticamente irrealizable. Para m á s detalles v é ase Yermo (2002 ) y la base de datos Pensions del Banco Mundial (2010 ). 2. En Nigeria los anteriores sistemas de seguro social de reparto para los trabajadores de los sectores privado y p ú blico fueron completamente reemplazados por un r é gimen unificado de ahorro obligatorio para la jubilaci ó n. En Taiw á n (China) el sistema de cuentas de ahorro para la jubilaci ó n es obligatorio para las personas que se incorporan a la poblaci ó n activa, y es voluntario para el resto de trabajadores. Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

r á pidamente, incluso dentro de las regiones y, en particular, entre ellas ( Orenstein, 2003 y 2008 ). La privatizaci ó n de las pensiones ha sido menos drástica en los países occiden - tales desarrollados, aunque, en cierto modo, se ha llevado a cabo de forma indirecta ( Natali y Rhodes, 2007 ). En la primera d é cada de 2000 Alemania redujo su generoso sistema p ú blico de pensiones e introdujo un sistema de cuentas de ahorro voluntarias y subvencionadas por el Estado ( Palier, 2010 ). El ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, fracas ó de manera notable en su intento de privatizar la seguridad social en 2005. Sin embargo, al igual que otros miembros ricos de la Organizaci ó n para la Cooperaci ó n y el Desarrollo Econ ó micos (OCDE), los Estados Unidos encontraron otras v í as para minimizar o recortar el sistema p ú blico de pensiones y transferir a la vez m á s responsabilidades y riesgos individualmente ( Hacker, 2006 ; Munnell y Sass, 2007 ). La crisis financiera mundial que se desencaden ó entre 2008 y 2010 parece haber detenido, al menos temporalmente, la tendencia mundial a hacer obligatorio el ahorro en los sistemas de pensiones de cuentas individuales capitalizadas, que es la reforma principal de la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones. Desde la crisis, ning ú n pa í s ha impuesto cuentas individuales obligatorias, y los que estaban considerando la idea de hacerlo se han retractado. Dos pa í ses, la Argentina y Hungr í a, incluso han abandonado el sistema de cuentas individuales privadas que establecieron en la d é cada de 1990. No obstante, los principales factores econ ó micos y demogr á ficos que facilitaron la difusi ó n de la privatizaci ó n de las pensiones, como el envejecimiento de la poblaci ó n es decir, la disminuci ó n de las tasas de fertilidad y el aumento de la longevidad, el incremento del n ú mero de a ñ os de jubilaci ó n (incluida la jubilaci ó n anticipada), y el aumento de la presi ó n fiscal sobre los gobiernos, siguen estando presentes en muchos pa í ses, tanto desarrollados como en desarrollo. Siendo esto as í, por qu é parece haberse detenido la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones? Es una interrupci ó n causada por factores econ ó- m i co s tempor ales o se debe a u n c a m b i o d e filosof í a a m á s largo plazo? Cuando la crisis ameng ü e, la privatizaci ó n de las pensiones seguir á extendi é ndose por el mundo, o se puede considerar que est á ya en camino de ser barrida de é l? E s te a r t í culo pretende incidir en e l d e b a te s o b re l a rep e rc u s ión d e l a c r i s i s financiera mundial en los sistemas de seguridad social de todo el mundo, tema que se propuso en uno de los n ú meros de la Revista Internacional de Seguridad Social publicado en 2010 ( McKinnon, 2010 ). En ese n ú mero McCord (2010 ) analiz ó las respuestas de las organizaciones internacionales a los desaf í os que la crisis fiscal hab í a supuesto para los sistemas de protecci ó n social de los pa í ses en desarrollo. Bonnet, Ehmke y Hagemejer (2010 ) examinaron la iniciativa de las Naciones Unidas de un «nivel b á sico de protecci ó n social mundial», dirigida por la Organizaci ó n Internacional del Trabajo, mientras Pino y Yermo (2010 ) evaluaron el perjuicio para los fondos de pensiones p ú blicos. Tal como esos an á lisis ofrecieron 75 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

76 evaluaciones preliminares de una crisis a ú n en curso, este art í culo estudia la crisis como una coyuntura cr í tica con potencial para resistir impactos sobre las pol í ticas globales de pensiones y la privatizaci ó n de las pensiones en todo el mundo. La privatizaci ó n de las pensiones ha sido controvertida porque revisa de manera radical los acuerdos de seguridad social establecidos tras la Segunda Guerra Mundial en pa í ses de todo el globo. Franklin D. Roosvelt y otros arquitectos del orden mundial posterior a 1945 consideraron necesario que los gobiernos garantizaran las prestaciones de jubilaci ó n (y salud) para asegurar la paz y reducir el desorden social que hab í an acarreado los gobiernos fascistas y comunistas en el poder en Europa. La Declaraci ó n de Filadelfia de 1944 de la Organizaci ó n Internacional del Trabajo fue una proclamaci ó n clave de este consenso sobre la pol í tica social de la posguerra. La mayor parte de los pa í ses trataron de alcanzar esos objetivos en parte mediante sistemas de pensiones de reparto con financiaci ó n estatal, en los que los cotizantes pagaban las pensiones de los beneficiarios actuales, mientras que a los primeros se les promet í a una pensi ó n que aumentar í a junto con la proporci ó n del salario medio en la econom í a. Si n e mbargo, el consenso de l a p o s gu er r a com e n zó a d e b i l i t a r s e d u r a n te l a d é cada de 1970, en parte a causa del aumento cada vez mayor de las garant í as sociales en los pa í ses ricos de la OCDE y de la incapacidad de muchos pa í ses desfavorecidos de establecer derechos sociales b á sicos. Durante la era del mercado libre iniciada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher en la d é cada de 1980 el rendimiento del capital super ó al del trabajo, a causa del estancamiento de los salarios. Mientras tanto, el envejecimiento de la poblaci ó n hizo necesario que los sistemas de pensiones de reparto acogieran a un n ú mero de beneficiarios que aumentaba r á pidamente. Los consiguientes problemas fiscales de los sistemas de pensiones de reparto llevaron a los encargados de la formulaci ó n de pol í ticas de todo el mundo a considerar la posibilidad de aumentar la responsabilidad individual en relaci ó n con los ahorros para la jubilaci ó n. La privatizaci ó n de las pensiones parec í a ofrecer una respuesta completa a los problemas fiscales de los sistemas de pensiones de la seguridad social: obligar a ahorrar individualmente para la jubilaci ó n en cuentas con beneficios tributarios y reducir el nivel de garant í as que ofrec í a el Estado. En lugar de confiar en el papel dominante del Estado, las personas podr í an tratar de obtener un mayor rendimiento invirtiendo en mercados financieros o confiando en otras fuentes de ingresos privadas 3. Sin embargo, adem á s de que el rendimiento de los mercados financieros es muy incierto y variable, hacer que las pensiones dependan de ahorros individuales y de la rentabilidad de las inversiones en lugar de depender del crecimiento medio de 3. Barr y Diamond (2009 y 2010 ) analizan de forma exhaustiva las opciones de reforma de las pensiones teniendo en cuenta los diversos objetivos en contradicci ó n de los sistemas de pensiones, como distribuir los ingresos a lo largo de la vida, redistribuir la riqueza y reducir la pobreza. Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

los salarios, como es el caso de los sistemas de pensiones de reparto redistribuye de manera significativa la riqueza y los ingresos. Los sistemas p ú blicos de pensiones, a menudo, representan entre el 10 y el 15 por ciento del producto interno bruto (PIB) en la mayor parte de los pa í ses ricos de la OCDE y entre el 5 y el 10 por ciento en muchos pa í ses en desarrollo. El redireccionamiento de las pensiones tiene una fuerte repercusi ó n macroecon ó mica, ya que genera una gran cantidad de ganadores y perdedores. En general, las mujeres y las personas de ingresos bajos son los grandes perdedores de la privatizaci ó n de las pensiones, ya que probablemente tengan per í odos sin cotizar, hayan tenido interrupciones en su vida laboral o niveles de ahorro m á s bajos. Las personas de ingresos altos suelen ser los grandes ganadores, ya que las cotizaciones destinadas a sus cuentas individuales se basan en ingresos m á s elevados y en vidas laborales pr á cticamente sin interrupciones. A diferencia de los sistemas de seguridad social de financiaci ó n solidaria, en los sistemas de cuentas individuales, en general, no hay redistribuci ó n. Sin embargo, los que perciben ingresos a ú n m á s altos son las empresas de servicios financieros, que ingresan cuantiosas tasas administrativas por gestionar los fondos de pensiones. Estas tasas administrativas son superiores entre cuatro y cinco veces a las de los sistemas de seguridad social estatales. Adem á s, est á el riesgo de que los mercados financieros suban o bajen, riesgo que es asumido individualmente. Las crisis financieras son, de modo particular, perjudiciales para las pensiones por capitalizaci ó n, ya que merman el valor total de los dep ó sitos. A p e s a r de estos inconvenientes, l a p r iv a t i z a c ión d e l a s p e n s i o ne s h a si do u n a medida muy difundida entre los gobiernos que trataban de solucionar sus problemas fiscales a largo plazo, al menos antes de la crisis. De hecho, algunos especialistas han llegado a la conclusi ó n de que los altos niveles de deuda aumentan la tendencia de los pa í ses a adoptar este tipo de reformas, ya que fuerzan a los responsables de la formulaci ó n de pol í ticas a enfrentarse a un problema que prefer í an posponer y, en los pa í ses en desarrollo, aumentan la influencia de las instituciones financieras internacionales partidarias de las reformas. M ü ller escribe que «el endeudamiento cr í tico tambi é n aumenta la probabilidad de que las instituciones financieras internacionales participen en el debate sobre la reforma de las pensiones en el á mbito local» (2003, p á g. 15). Lo que ocurre es que la crisis financiera mundial ha generado un incremento espectacular del endeudamiento cr í tico en los ú ltimos a ñ os. Sin embargo, las reformas se han frenado. Por qu é? 77 Una tendencia contraria Es claro que la explicaci ó n de que se haya replanteado la privatizaci ó n de las pensiones es, en parte, econ ó mica. Si bien la privatizaci ó n de las pensiones reduce la exposici ó n fiscal de los gobiernos a largo plazo, aumenta su deuda a corto y mediano plazo. Esto se debe a que durante la primera generaci ó n la privatizaci ó n de las 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

78 pensiones requiere que los gobiernos mantengan su compromiso de pagar a los pensionistas, mientras permite que los contribuyentes desv í en fondos a sus cuentas individuales. La financiaci ó n estatal cubre esta diferencia. Como resultado, los gobiernos que cuentan con una financiaci ó n escasa pueden decidir posponer la privatizaci ó n de las pensiones ( Brooks, 2005 ). La crisis financiera mundial, y los esfuerzos de est í mulo fiscal subsiguientes, han afectado negativamente a los balances de los gobiernos. Si suponemos que los factores econ ó micos son el motivo principal por el que se est á retrasando actualmente la privatizaci ó n de las pensiones, ser í a de esperar que la tendencia continuara a medida que los pa í ses fueran recuper á ndose de la crisis. En este caso, la tendencia continuar í a tras un par é ntesis temporal. No obstante, hay motivos para pensar que la interrupci ó n temporal de la privatizaci ó n de las pensiones podr í a durar m á s tiempo. É ste ser í a el caso, por ejemplo, si la crisis causara un cambio en la mentalidad o en la composici ó n de las instituciones que han desempe ñ ado un papel importante en la promoci ó n de la privatizaci ó n de las pensiones a escala mundial. Existen numerosas pruebas de que la crisis financiera mundial ha tenido una repercusi ó n considerable en el pensamiento econ ó mico, al menos en los pa í ses occidentales desarrollados y en las instituciones que han impulsado las reformas. E n p r i mer lugar, la mag nitud de l col a p so e co nóm i co p u e d e h a b e r c a m b i a d o l a idea de los mercados financieros como alternativa viable a las prestaciones estatales. Seg ú n un informe encargado por el Banco Asi á tico de Desarrollo, las valuaciones del mercado financiero mundial bajaron 28,7 billones de d ó lares estadounidenses (USD) en 2008 ( Bloomberg, 2009 ), o aproximadamente a la mitad, seg ú n otro estudio del Instituto Mundial McKinsey ( Roxburgh y otros, 2009 ) en el que tambi é n se confirma la cifra de 28 billones de USD (v é ase tambi é n Bartram y Bodnar, 2009 ). Este colapso econ ó mico fue m á s espectacular debido al fracaso de muchas de las instituciones bancarias y de valores, como Lehman Brothers, y la nacionalizaci ó n efectiva o las fusiones y adquisiciones forzadas de otras. Los principales bancos de los Estados Unidos, el Citibank y el Bank of America, llegaron a perder hasta el 90 por ciento del valor de sus acciones. Aunque los mercados de valores se han recuperado desde que tocaron fondo en 2008, estas disminuciones tan espectaculares afectaron negativamente a la percepci ó n popular del rendimiento de las pensiones privadas. En los Estados Unidos, por ejemplo, los conocidos planes de ahorro de jubilaci ó n denominados 401 (k) empezaron a recibir en broma el nombre de 201(k). Chanzas como é sta sobre las pensiones privadas voluntarias reflejaban una menor confianza en el sector financiero, en general, y tambi é n como fuente de seguridad para la jubilaci ó n. Este cambio de opini ó n podr í a ser duradero y cambiar el comportamiento de los consumidores y de los ahorros durante decenios. La gravedad de la crisis tambi é n ha tenido el efecto de convencer a mucha gente de que el modelo fundamental del capitalismo de libre mercado era err ó neo. M á s que verlo como un camino hacia una mayor productividad y eficacia, cada vez m á s Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

gente piensa que el capitalismo de libre mercado es propenso a las crisis y potencialmente disfuncional ( Stiglitz, 2010 ; Birdsall y Fukuyama, 2011 ). El modelo de libre mercado del capitalismo se basa en una serie de afirmaciones f á cticas y causales que, de un momento al otro, aparecieron como dudosas para mucha gente: los mercados siempre son m á s eficaces que los gobiernos, los mercados distribuyen la riqueza de manera m á s eficaz que los gobiernos, los mercados se equivocan menos que los gobiernos, los mercados se autorregulan, y la intervenci ó n estatal siempre tiene un efecto de distorsi ó n y debe ser m í nima. El razonamiento en que se funda la privatizaci ó n de las pensiones es una parte esencial de estas ideas m á s amplias del capitalismo de libre mercado, aunque no forme parte del Consenso de Washington original. É ste se basa en la idea de que los mercados pueden proporcionar las prestaciones de pensiones relacionadas con los ingresos de forma m á s efectiva que los gobiernos, y que las empresas privadas administran los fondos de pensiones mejor que los gobiernos. Estas ideas han sido objeto, cuanto menos, de un an á lisis muy cr í tico a escala mundial. Incluso Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos de 1987 a 2006, y destacado defensor de los mercados desregulados, se vio obligado a admitir que se equivocaba con respecto a partes fundamentales de su sistema de creencias, en concreto, a la capacidad de las instituciones financieras de autorregularse. Estaba claro que hab í a que reforzar la regulaci ó n por parte del Estado. Por consiguiente, parece que la crisis es el fin de una era en las finanzas occidentales. Diversas manifestaciones procedentes de todo el mundo han cuestionado la relevancia de la ideolog í a del libre mercado en la pol í tica econ ó mica. Este nuevo entorno ideol ó gico ha hecho, sin duda, m á s dif í cil la defensa de la privatizaci ó n de las pensiones en la mayor í a de los pa í ses. Este cambio brusco en el panorama ideol ó gico modific ó el peso de los debates que se manten í an en el marco del Banco Mundial y de otras instituciones financieras internacionales sobre la privatizaci ó n de las pensiones. Aunque diversos cr í ticos externos ( Arza, 2008 ; Barr, 2002 ; Barr y Diamond, 2009 y 2010 ; Blackburn, 1999 ; Fultz y Ruck, 2000 ; Minns, 2001 ) se hab í an opuesto siempre a la privatizaci ó n de las pensiones, las cr í ticas dentro del Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales se hab í an silenciado durante la d é cada de 1990 y principios de la d é cada de 2000. Esto empez ó a cambiar cuando, en 1999, el entonces economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, patrocin ó una conferencia cuyo objetivo era echar un jarro de agua fr í a a la campa ñ a en favor de la privatizaci ó n de las pensiones. Orszag y Stiglitz (2001 ) escribieron un art í culo en el que afirmaban que la campa ñ a estaba basada en «diez mitos» que era necesario desmentir, y planteaban algunas preguntas sobre las pr á cticas del sector de Trabajo y Protecci ó n Social de dicha organizaci ó n. Este ataque frontal de Stiglitz no provoc ó ning ú n cambio apreciable en la divisi ó n operativa de esta organizaci ó n encargada de la campa ñ a de promoci ó n de las pensiones, que se esforz ó por criticar el art í culo y evitar que 79 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

80 este economista influyera en la elaboraci ó n de pol í ticas. Sin embargo, parece que la conferencia propici ó un espacio intelectual favorable a las cr í ticas, que se desarrollaron en los a ñ os siguientes. En 2005 Gill, Packard y Yermo publicaron una dura cr í tica del asesoramiento que el Banco Mundial proporcionaba en Am é rica Latina en materia de pensiones, en ella afirmaban que la privatizaci ó n de las pensiones hab í a significado el pago de tasas enormemente elevadas para los primeros clientes. En 2006 un informe interno de evaluaci ó n del Banco Mundial critic ó la campa ñ a de privatizaci ó n de las pensiones por impulsar reformas en pa í ses en los que no se daban las condiciones previas necesarias y por no abordar problemas como la cobertura y la adecuaci ó n de los sistemas de pensiones ( Kay y Sinha, 2008, p á g. 6-7). El consenso del Banco Mundial sobre la privatizaci ó n de las pensiones empezaba a hacer aguas incluso antes del comienzo de la crisis. La campa ñ a de privatizaci ó n de las pensiones sufri ó otro importante rev é s en Chile, el m á s simb ó lico de los lugares, cuando en 2006 el Gobierno de centroizquierda de la Presidenta Michelle Bachelet inici ó una importante reforma de lo que, en su momento fuera un pionero sistema privado de pensiones nacional. En su informe de constituci ó n del Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional, Michelle Bachelet anunci ó que el sistema privatizado ten í a «baja cobertura [ ] poca competencia y altas comisiones [ ] y discrimina a la mujer» ( Kay y Sinha, 2008 ), lo que significa una afirmaci ó n sorprendente para un pa í s cuyo sistema de pensiones fue tomado como modelo internacionalmente. Sus reformas aumentaron de forma espectacular las prestaciones destinadas a los m á s desfavorecidos, las mujeres, y al 60 por ciento de la poblaci ó n de ingresos m á s bajos, ya que reemplazaron la pensi ó n m í nima existente por una pensi ó n b á sica solidaria mucho m á s generosa ( Rofman, Fajnszylber y Herrera, 2008, p á g. 36), y realizaron varios cambios m á s orientados a reducir costos y aumentar la equidad. Las reformas de Michelle Bachelet fueron muy populares y enviaron una clara se ñ al al mundo sobre los inconvenientes de la privatizaci ó n de las pensiones, que era necesario abordar. D e to d as for mas, fue la cr isis financiera mundial la que puso freno a la campa ñ a de promoci ó n en favor de la privatizaci ó n de las pensiones dirigida por el Banco Mundial, al modificar el terreno sobre el que estos debates ten í an lugar, al aumentar bruscamente la credibilidad de los cr í ticos y silenciar a los defensores m á s destacados. Los reformistas se fueron reubicando discretamente en otras esferas de este organismo, mientras los cr í ticos ocupaban el primer plano. Cabe destacar que Robert Holzmann, director del sector de Trabajo y Protecci ó n Social de este organismo y responsable durante muchos a ñ os de la campa ñ a de promoci ó n de la privatizaci ó n de las pensiones, lleg ó al m á ximo autorizado de a ñ os de servicio y fue reemplazado por un experto en pol í ticas del mercado de trabajo con un inter é s limitado en promocionar la reforma de las pensiones 4. 4. E l a c t u a l d i re c tor d e l s e c to r d e Trabajo y Protecci ó n Social del Banco Mundial es Arup Banerji. Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

Ad e m á s, la cr isis financiera mundial oblig ó a acometer cambios estructurales significativos en las instituciones financieras internacionales que defend í an la privatizaci ó n de las pensiones. Como resultado de las reuniones del G-20, estas instituciones han sido replanteadas y sus programas han modificado sus orientaciones de tal manera que pueden afectar significativamente a su disposici ó n y capacidad para aplicar la privatizaci ó n de las pensiones en todo el mundo. El Banco Mundial, bajo la direcci ó n de Robert Zoellick, dej ó de centrarse estrictamente en las pol í ticas de libre mercado y propuso una «globalizaci ó n inclusiva y sostenible», tanto desde el punto de vista medioambiental como social. La promoci ó n de la privatizaci ó n de las pensiones llevada a cabo hasta entonces no parec í a formar parte de su programa. El Fondo Monetario Internacional (FMI) tambi é n estaba realizando cambios. A cambio de un incremento del capital al triple, de hasta 750.000 millones de USD, el FMI accedi ó a reducir sus condiciones de aplicaci ó n de las pol í ticas neoliberales y se centr ó, en lugar de ello, en la gesti ó n fiscal y monetaria. Estos cambios formaron parte de un proceso encaminado a aumentar los compromisos de capital de los pa í ses en desarrollo, algunos de los cuales se hab í an visto afectados en el pasado por las condiciones que impon í a este organismo. Como consecuencia, y a diferencia de lo que hab í a ocurrido en crisis anteriores (como la crisis de la deuda de Am é rica Latina, la crisis de la transici ó n poscomunista y la crisis financiera asi á tica), las instituciones financieras internacionales que hab í an presionado a los gobiernos debilitados que se enfrentaban a crisis bancarias y fiscales para que privatizaran las pensiones, esta vez no lo hicieron. Ni siquiera presionaron a los pa í ses con finanzas tremendamente debilitadas y que solicitaban apoyo al FMI para privatizar las pensiones 5. Cu a n d o e s te o r g a n i s m o re s p o n d ió a las dificultades fiscales de varios pa í ses de Europa central y oriental, no recomend ó seguir intentando privatizar las pensiones, ni siquiera en pa í ses en los que la reforma estaba programada, pero se hab í a estancado, como en Ucrania. Al contrario, aprob ó planes para recortar los sistemas privados de pensiones en pa í ses como Hungr í a y Letonia, por motivos claramente fiscales. Este comportamiento del FMI era completamente distinto al que hab í a tenido en la crisis financiera asi á tica, en que hab í a apoyado los intentos del Banco Mundial de aprovechar la ocasi ó n para impulsar la privatizaci ó n de las pensiones en la Rep ú blica de Corea. Varios motivos econ ó micos, ideol ó gicos e institucionales contribuyeron a que la privatizaci ó n de las pensiones en todo el mundo se detuviera. Si bien los factores econ ó micos que restringieron la adopci ó n por los pa í ses de la privatizaci ó n de las 81 5. El FMI hab í a mostrado durante mucho tiempo un mayor escepticismo hacia la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones que el Banco Mundial, en parte porque era m á s consciente de los problemas fiscales que provoca la transici ó n a un r é gimen de capitalizaci ó n. En cualquier caso, el FMI apoy ó, en ú ltima instancia, los objetivos del Banco desde mediados de la d é cada de 1990 hasta 2006, en parte a trav é s de la exenci ó n de la deuda relacionada con la transici ó n sobre los montos totales de la deuda. 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

pensiones pueden superarse m á s r á pidamente, los factores ideol ó gicos e institucionales pueden ser m á s persistentes. Aunque sea imposible saber a ciencia cierta qu é ocurrir á en el futuro, ya se observan algunas tendencias que indican la direcci ó n que pueden tomar los acontecimientos. Desaparici ó n o resurgimiento? 82 A l re v i sar las tendencias actuale s, s e p ue de a firmar que la privatizaci ó n de las pensiones no ha desaparecido totalmente, sino que est á resurgiendo al menos en el sentido hind ú de continuar existiendo en el esp í ritu, aunque mutando a una forma diferente. La privatizaci ó n de las pensiones se ha transformado en algo diferente, pero su esp í ritu a ú n est á con nosotros. S e p u e den obser v ar dos tende n c i a s re c i e n te s q u e f u n d a m e n t a n e s te p u n to d e vista. En primer lugar, aunque varios de los pa í ses que privatizaron sus sistemas de pensiones han reducido su fidelidad a las cuentas individuales capitalizadas, s ó lo dos de ellos (Argentina y Hungr í a) hab í an eliminado su sistema privado de pensiones en enero de 2011 (fecha de elaboraci ó n de este art í culo) 6. La crisis no ha conseguido convencer a la mayor í a de pa í ses de que deben abandonar esta reforma. En segundo lugar, y quiz á s m á s importante, los problemas econ ó micos subyacentes que ayudaron a impulsar la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones no s ó lo no se han resuelto todav í a, sino que se han exacerbado con la crisis. Donde s í se elimin ó la privatizaci ó n de las pensiones fue en la Argentina, lo que demostr ó lo f á cil que es para los gobiernos invertir el rumbo en este terreno en determinado momento. Sin embargo, hasta ahora, el caso de la Argentina sigue siendo relativamente excepcional. Durante las dos ú ltimas crisis econ ó micas de este pa í s, en 2001 y 2008, el gobierno recurri ó a los fondos acumulados del sistema de pensiones privadas para conseguir activos que ayudaran a sostener las finanzas estatales. En el primer caso, en 2001, el Gobierno argentino oblig ó a los fondos de pensiones privados a convertir su participaci ó n en obligaciones del Estado, y luego se declar ó en cesaci ó n de pagos, para terminar abonando una tasa de rendimiento menor a la establecida ( Bertranou, Rofman y Grushka, 2003, p á g. 109). Esto prepar ó el terreno para desmantelar el sistema privado en 2008. El Gobierno de Kirchner era hostil a las pensiones privadas al menos desde 2007, cuando el Congreso aprob ó una ley que permit í a a los afiliados volver al sistema p ú blico de pensiones y obligaba a hacerlo a los trabajadores con mayor antig ü edad y saldos bajos. Aunque el gobierno lanz ó una campa ñ a en los medios de comunicaci ó n para convencer a los trabajadores de que abandonaran los fondos privados, s ó lo lo hicieron 2 de 6. Bolivia anunci ó la nacionalizaci ó n de sus fondos privados de pensiones en diciembre de 2010, pero planeaba mantenerlos bajo propiedad del Estado, mientras creaba un fondo de solidaridad aparte para complementar las pensiones, de forma similar a las reformas de Bachelet en Chile. Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

los 11 millones de afiliados. Cuando comenz ó la crisis, el gobierno aprovech ó la oportunidad para acabar con el sistema privado. Transfiri ó los activos de los fondos privados al organismo de seguridad social estatal y contabiliz ó los a ñ os cotizados en el sistema privado como a ñ os cotizados para una pensi ó n estatal. Si bien el fin del sistema privado por capitalizaci ó n de la Argentina no provoc ó importantes protestas por parte de los cotizantes con una edad media de 40 a ñ os, tampoco puede decirse que el sistema, fundado a mediados de la d é cada de 1990, fuera muy impopular ( Ferro y Castagnolo, 2010 ). El gobierno parece haber actuado movido por motivos fiscales a corto plazo, ideol ó gicos y pol í ticos. Hu n g r í a tambi é n desmantel ó a e f e c to s pr á cticos su sistema privado de pensiones en diciembre de 2010, cuando el Gobierno de Viktor Orb á n, l í der de Fidesz, impuso sanciones econ ó micas a los que decidieron permanecer en el sistema capitalizado. Esos cambios obligaron a millones de ciudadanos a transferir un total de unos 14.000 millones de USD en activos al sistema p ú blico de reparto, dinero que fue utilizado para reducir la importante deuda del Gobierno h ú ngaro. El Primer Ministro Viktor Orb á n y su partido nunca hab í an apoyado el sistema de cuentas individuales capitalizadas y ya en 1998, durante su anterior mandato, hab í an intentado reducir las cotizaciones. En cualquier caso, la presi ó n de la crisis fiscal fue decisiva para abandonar el sistema de capitalizaci ó n, al igual que lo fue la aprobaci ó n t á cita de este cambio por parte del FMI. Varios de los principales pa í ses reformistas de Europa central y oriental han recortado sus sistemas de pensiones privados en lugar de eliminarlos, lo que contrasta con lo que hicieron la Argentina y Hungr í a ( Banco Mundial, 2009 ; Chlon- Dominczak y Stanko, 2011 ). Eslovaquia hizo voluntario su sistema privado de pensiones, lo que permiti ó a los trabajadores elegir si seguir cotizando en é l o depender ú nicamente del sistema estatal de pensiones. Polonia, Rumania y los tres pa í ses b á lticos redujeron los incrementos previstos de las cotizaciones al sistema privado. Polonia tambi é n consider ó la posibilidad de recortar su sistema privado pero al final decidi ó no hacerlo. La Uni ó n Europea influy ó en esta decisi ó n ya que limit ó el monto de la deuda en concepto de pensiones que los gobiernos de Europa central pod í an eximir del c á lculo para cumplir los criterios de Maastricht. Estos recortes muestran los inconvenientes a corto y largo plazo que conlleva la privatizaci ó n de las pensiones ( Jacobs, 2008 ). Los gobiernos se ven beneficiados a largo plazo por la privatizaci ó n de las pensiones, ya que de esta forma se liberan de la obligaci ó n que suponen las pensiones. Sin embargo, a corto plazo la privatizaci ó n de las pensiones requiere pagar elevados costos de transici ó n. En tiempos de austeridad fiscal, la presi ó n fiscal a corto plazo puede hacer que, de pronto, los gobiernos no est é n dispuestos a cubrir esos costos. Aun as í, el hecho de que a pesar de esos problemas, algunos pa í ses, incluso Chile, sigan confiando en las cuentas de ahorro individuales para pensiones indica que la privatizaci ó n de las pensiones, como pr á ctica y como idea, no ha desaparecido en absoluto. 83 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

84 En cierta manera, la crisis financiera tal vez est é allanando el camino para que se conf í e m á s en las pensiones privadas. Cualquier recorte de los sistemas estatales de reparto aumenta de manera natural la confianza en otras fuentes de ingresos, como las pensiones privadas. No hay duda de que los recortes en las pensiones p ú blicas van a ser una de las principales consecuencias de la crisis. En Europa los gobiernos utilizaron un gasto deficitario extremo para contrarrestar la recesi ó n, agotando la posibilidad de volver a hacer lo mismo para perpetuar los sistemas de pensiones desequilibrados. Despu é s de eso, los gobiernos europeos, empezando por Grecia en 2010, sufrieron una p é rdida de confianza de los inversores en su deuda soberana, lo que desat ó una ola de recortes presupuestarios. Grecia aument ó la edad de jubilaci ó n, elimin ó las pagas extraordinarias en las pensiones y tom ó otras medidas de austeridad con repercusiones a largo plazo. Rumania, tambi é n en el marco de un programa del FMI, anunci ó un recorte del 15 por ciento de las pensiones p ú blicas para reducir el d é ficit presupuestario, medida que fue rechazada por su propio Tribunal Constitucional, que aleg ó que las pensiones eran un derecho adquirido que no pod í a ajustarse seg ú n las circunstancias ( BBC, 2010 ). Ucrania tambi é n fue presionada para reducir su gasto en materia de pensiones en el marco de su acuerdo con el FMI. Se ha observado una tendencia similar en los pa í ses desarrollados occidentales, como el Reino Unido, que aceler ó un aumento previsto de la edad de jubilaci ó n de los 65 a los 66 a ñ os de edad, o Francia, que aument ó la edad de jubilaci ó n de los 60 a los 62 a ñ os de edad, decisi ó n que provoc ó fuertes protestas. Pocos pa í ses saldr á n de la crisis sin reducir de forma considerable sus sistemas de pensiones, aumentando, por ejemplo, aunque no ú nicamente, la edad de jubilaci ó n. Con f o r me se vayan re duciendo l a s pe n s iones p ú blicas de reparto, los jubilados necesitar á n m á s ingresos de otras fuentes y volver á n de forma natural al ahorro privado, y a las cuentas individuales de ahorro para pensiones. Al obligar a realizar profundos recortes en los sistemas p ú blicos de pensiones la crisis podr í a acabar incrementando de un modo u otro la demanda de pensiones por capitalizaci ó n. La Comisi ó n Europea ha publicado recientemente el Libro Verde sobre la reforma de las pensiones, donde se ofrecen m á s pruebas de que la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones no ha desaparecido del todo. Dicho documento, «E n p o s de unos sistemas de pe n s i on e s e u ropeos adecuados, sostenibles y seguros», comienza con la siguiente observaci ó n: La re ciente cr isis financiera y econ ó mica ha agravado e intensificado las repercusiones de esa marcada tendencia al envejecimiento demogr á fico. La regresi ó n del crecimiento econ ó mico, los presupuestos p ú blicos, la estabilidad financiera y el empleo ha hecho m á s urgente el ajuste de las pr á cticas de jubilaci ó n y de la manera en que se adquieren los derechos a pensi ó n (2010, p á g. 2) Teniendo en cuenta la clar a tendencia observada a lo largo de los ú ltimos diez a ñ os de «reducir la proporci ó n de las pensiones p ú blicas de reparto en la prestaci ó n total, Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

dando un papel m á s importante a los planes privados complementarios precapitalizados, que con frecuencia son de aportaci ó n definida», en este documento se formularon varias cr í ticas de los sistemas resultantes y tambi é n recomendaciones para mejorar su funcionamiento en el futuro. Se se ñ ala que algunos Estados miembros quiz á quieran tratar cuestiones pendientes como la de las pensiones m í nimas, la cobertura de los trabajadores at í picos y la contabilizaci ó n de algunas interrupciones involuntarias del empleo. El aumento de la edad de jubilaci ó n se considera la opci ó n m á s acertada para restaurar las finanzas de los reg í menes de pensiones. Tambi é n hace falta una mejor reglamentaci ó n para mantener unas pensiones privadas seguras. Sin embargo, el informe tambi é n concluye con la consideraci ó n de que la tendencia a la creaci ó n de fondos de pensiones privados contin ú a, en particular en el marco de sistemas de pensiones profesionales, en que los empleadores est á n sustituyendo cada vez m á s los sistemas de prestaciones definidas que prev é n la permanencia en el empleo en una empresa particular por cuentas de ahorro individuales. La privatizaci ó n de las pensiones está, por lo tanto, sometida a tendencias com - pensatorias. La campa ñ a de promoci ó n de esta tendencia ya no se favorece con el viento de popa. Los gobiernos se han visto obligados a reducir o eliminar los sistemas privatizados en un esfuerzo por proteger las finanzas p ú blicas. Sin embargo, a medida que se reducen los sistemas p ú blicos de pensiones, sigue aumentando la confianza en las pensiones por capitalizaci ó n y en fuentes de ingresos alternativas. Por ello, se puede prever el resurgimiento, en lugar de la desaparici ó n, de la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones en los pr ó ximos a ñ os. D o s ten d e n c i a s o b s e r v a d a s re c i e n te m e n te a p u n t a n a q u e e s te re s u r g i m i e n to genere ya sea un inter é s renovado en la elaboraci ó n y aplicaci ó n de las pensiones m í nimas (v é ase Bonnet, Ehmke y Hagemejer, 2010 ; Casey y McKinnon, 2009 ; OIT, 2009 ), o bien cierto progreso hacia la afiliaci ó n autom á tica, en lugar de la participaci ó n obligatoria en sistemas de ahorro para pensiones. Es posible que estas dos tendencias apunten hacia un futuro en el que la campa ñ a en favor de cuentas de ahorro individuales obligatorias para pensiones den lugar a opciones de pol í tica que aborden las complejas consecuencias de la distribuci ó n en el caso de la privatizaci ó n de las pensiones y permitan nuevas formas de elecci ó n individual. Una tendencia internacional que se ha extendido r á pidamente es el creciente inter é s en las pensiones m í nimas, debido, en parte, al cambio de rumbo que se ha producido en Chile y a la campa ñ a dirigida por la Organizaci ó n Internacional del Trabajo ( OIT, 2009 ; Holzmann, Robalino y Takayama, 2009 ). Si bien la OIT tuvo, en comparaci ó n con el Banco Mundial, poca influencia en los debates sobre las pensiones mantenidos durante el per í odo comprendido entre 1994 y 2006, ha conseguido un mayor é xito con una nueva iniciativa encaminada a fomentar la elaboraci ó n y aplicaci ó n de las pensiones m í nimas garantizadas en todo el mundo 85 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

86 ( McCord, 2010, p á g. 40). La propuesta de la OIT de crear un «nivel b á sico de protecci ó n social», que incluya pensiones b á sicas, coincide con el actual Zeitgeist 7. Tambi é n converge, en cierta medida, con las prioridades del Banco Mundial en materia de pol í tica posteriores a la crisis. Para este organismo, las pensiones m í nimas han sido siempre una opci ó n de sistema p ú blico de seguridad social b á sico de car á c- ter redistributivo y en favor de los pobres, aunque garantice un nivel m í nimo de ingresos. El Banco Mundial promovi ó las pensiones m í nimas en su informe precursor, Evitando la crisis de la vejez, y cont r ibuyó a su creación como complemento de la privatizaci ó n de las pensiones. Tras la crisis, se atribuy ó especial importancia a las pensiones m í nimas, lo que permiti ó al Banco Mundial mostrarse m á s sensible a las dificultades de los desfavorecidos, con mayor consonancia con los tiempos y, por lo tanto, ser m á s pertinente en su car á cter de entidad consultiva. Desde el punto de vista de la OIT, la atenci ó n prestada a las pensiones m í nimas ha permitido volver a centrar el debate mundial en las pensiones y abordar los problemas fundamentales de los sistemas de pensiones de los pa í ses en desarrollo, es decir, la falta de cobertura y la reducci ó n de la pobreza. Por consiguiente, la nueva importancia atribuida a las pensiones m í nimas hace que ambas organizaciones conserven su relevancia en estos nuevos tiempos. Sin embargo, no se excluye la posibilidad de que, en el futuro, exista un desarrollo de las pensiones privadas, sino m á s bien que esa transformaci ó n se lleve a cabo protegiendo mejor a los desfavorecidos. Otra tendencia que ha surgido, sobre todo en los pa í ses angl ó fonos, es la sustituci ó n del ahorro obligatorio por enfoques basados en el comportamiento, que fomentan la aplicaci ó n de sistemas de ahorro orientados al futuro, en lugar de hacerlos obligatorios ( Thaler y Sunstein, 2008 ). Si bien la introducci ó n del ahorro obligatorio se ha interrumpido temporalmente, el desarrollo de sistemas que promueven el ahorro privado de los empleados ha aumentado durante la crisis. El Reino Unido, que est á actualmente adaptando el modelo neozeland é s, ilustra bien la situaci ó n. A pesar de las importantes reducciones presupuestarias, incluida la aceleraci ó n del aumento previsto de la edad de jubilaci ó n oficial de los 65 y los 66 a ñ os de edad, la coalici ó n de gobierno de David Cameron entre conservadores y demoliberales decidi ó, tras examinar la cuesti ó n, llevar adelante los planes del anterior gobierno laborista encaminados a introducir un fondo nacional de ahorro del empleo (NEST, por sus siglas en ingl é s). Este sistema de pensiones se caracteriza por la afiliaci ó n autom á tica y las cotizaciones obligatorias de empleados y empleadores, as í como por exenciones fiscales para los ahorristas ( Williams, 2010 ). E s te t i po de sistemas de pensio ne s q ue pro mu e ven e l a h o r ro a n i m a n a l o s t r a - bajadores a contribuir a cuentas de ahorro individuales, al quedar autom á ticamente afiliados cuando se incorporan a un nuevo empleo o cambian de empleador, si bien 7. Entrevista con Dalmer D. Hoskins, ex secretario general de la Asociaci ó n Internacional de la Seguridad Social (AISS), mayo de 2010. Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

pueden optar por dejar de cotizar, si as í lo prefieren. A menudo, se conceden incentivos fiscales o subvenciones estatales a la cotizaci ó n. Esta estrategia se basa en estudios econ ó micos sobre el comportamiento, que han puesto de manifiesto que las personas muestran una mayor inclinaci ó n a ahorrar cuando se les afilia autom á ticamente a planes de ahorro para pensiones; cabe destacar que los trabajadores raras veces revisan o replantean sus planes de pensiones una vez establecidos. Al mismo tiempo, en el marco de los sistemas que impulsan el ahorro, los trabajadores pueden optar por dejar de cotizar, y puede haber muchos motivos para dejar de hacerlo. Esto permite a los gobiernos fomentar ahorros adecuados para las pensiones, sin tener que ser demasiado rigurosos y exigir el ahorro obligatorio. El Reino Unido ha conjugado la reforma con una dosis considerable de regulaci ó n estatal de los fondos de promoci ó n del ahorro mediante una dif í cil negociaci ó n con el sector de los fondos para lograr la disminuci ó n de los gastos y la estructuraci ó n de las opciones de inversi ó n. Conclusiones La campa ñ a internacional en favor de la privatizaci ó n de las pensiones que favoreci ó las pensiones privadas obligatorias en todo el mundo est á en crisis. Cuando los activos de los fondos de jubilaciones se vieron diezmados durante la crisis financiera global, se puso en tela de juicio el modelo de libre mercado. Las instituciones financieras internacionales que promov í an la privatizaci ó n de las pensiones tuvieron que someterse a una reorganizaci ó n. Sin embargo, la tendencia hacia las pensiones por capitalizaci ó n no ha desaparecido todav í a. El envejecimiento de la poblaci ó n se est á acelerando en muchos pa í ses y los sistemas de reparto son el blanco de una mayor austeridad presupuestaria. Como resultado, lo que parece ocurrir actualmente es el resurgimiento, en lugar de la desaparici ó n, de la tendencia. Si nos separamos del modelo de pensiones privadas individuales y obligatorias en que se centraba la anterior campa ñ a del Banco Mundial, en los pr ó ximos a ñ os observaremos la aparici ó n de nuevas ideas y modelos, lo que significa que el esp í ritu de la privatizaci ó n no ha desaparecido. Las pensiones m í nimas capitalizadas (es decir, financiadas con cargo a los impuestos o capitalizadas mediante un mecanismo soberano que presente las caracter í sticas de un fondo) y la afiliaci ó n autom á tica a sistemas de pensiones que promueven el ahorro pueden configurar el panorama futuro de las pensiones, as í como las cuentas nocionales de cotizaci ó n y las pensiones profesionales casi obligatorias. Esto supondr á una intensificaci ó n de la tendencia. La pol í tica mundial en materia de pensiones ha pasado de estar centrada en aprovechar la magia del libre mercado a controlar los costos mediante el aumento de la edad de jubilaci ó n, una mejor protecci ó n de los pobres e incentivos destinados a las personas para que ahorren, en lugar a obligarles a ello. Esto refleja el resultado del debate que han mantenido 87 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011

durante a ñ os los encargados de formular las pol í ticas en materia de pensiones, si bien se ha adoptado una nueva forma de car á cter inmediato con la repercusi ó n de la crisis financiera. La crisis financiera mundial ha tenido una gran repercusi ó n ideol ó gica e institucional, y ha llevado a los encargados de la formulaci ó n de pol í ticas de todo el mundo a replantear la pol í tica de desarrollo econ ó mico. El resurgimiento de la tendencia a la privatizaci ó n de las pensiones puede ayudarnos a discernir hacia d ó nde se encaminar á la pol í tica econ ó mica mundial en los pr ó ximos decenios. Bibliograf í a 88 Arza, C. 2008. «The limits of pension privatization: Lessons from Argentine experience», en World Development, vol. 36, n o 12. Banco Mundial. 1994. Averting the old age crisis: Policies to protect the old and support growth. Nueva York, NY, Oxford University Press. Banco Mundial. 2009. Pensions in crisis: Europe and Central Asia regional policy note. Washington, DC. < http://go.worldbank.org/q1xcemh7s0 > (consultado el 03.01.11 ). Banco Mundial. 2010. Pensions. Washington, DC, Banco Mundial Trabajo y Protecci ó n Social. < http://go.worldbank.org/ridqwtx330 > (consultado el 03.01.11 ). Barr, N. 2002. «Reforma de las pensiones: mitos, verdades y opciones pol í ticas», en Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 55, n o 2. Barr, N. ; Diamond, P. 2009. «Ref or ma de las pensiones : pr incipios, er rore s anal í ticos y orientaciones pol í ticas», en Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 62, n o 2. Barr, N. ; Diamond, P. 2010. Pension reform: A short guide. Oxford, Oxford University Press. Bartram, S. ; Bodnar, G. 2009. «No place to hide: The global crisis in equity markets in 2008/2009», en Journal of International Money and Finance, vol. 28, n o 8. BBC. 2010. Romania pension cut ruled illegal ( 25 de junio ). Londres. < http ://www.bbc. co.uk/news/10421118 > (consultado el 11.02.2011 ). Bertranou, F. M ; Rofman, R. ; Grushka, C. O. 2003. «De la ref or ma a la cr isis : el sistema de pensiones de la Argentina», en Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 56, n o 2. Birdsall, N. ; Fukuyama, F. 2011. New ideas on development after the financial crisis. B a l t i - more, MD, Johns Hopkins University Press. Blackburn, R. 1999. «The new collectivism: Pension reform, grey capitalism and complex socialism», en New Left Review, n o 233. Bloomberg. 2009. Global financial assets lost $50 trillion last year, ADB says ( 9 de marzo ). Nueva York, NY. < http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=newsarchive & sid=az1k cj7y3ldm > (consultado el 11.02.11 ). Bonnet, F. ; Ehmke, E. ; Hagemejer, K. 2010. «La segur idad social en tiempos de cr isis», en Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 63, n o 2. Revista Internacional de Seguridad Social, vol. 64, 3/2011 2011 Autor(es) Revista Internacional de Seguridad Social 2011 AISS

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