Última Cena. Murcia. Francisco Salzillo

Transcripción

1 1ª.- ESTACIÓN: LA ÚLTIMA CENA Última Cena. Murcia. Francisco Salzillo Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: - Tomad, comed esto es mi cuerpo. Tomando la copa, pronuncio la acción de gracias y se la dio diciendo: Bebed todos de ella, porque ésta es mi sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados. (Mt 26, 26-28) A lo largo de su ministerio, en muchas ocasiones, Jesús fue invitado a compartir la mesa. A pesar de las críticas e incomprensiones, no dudó en acercarse a la mesa de los pecadores. Ahora es Él el que pone la mesa de su Reino, una mesa nueva a la que están invitados todos los hombres. Una mesa preparada para los pobres, para los que sufren, para los pecadores. Una mesa dónde Él es a un tiempo anfitrión, servidor y alimento. Una mesa dónde él comparte su intimidad. Dice el Evangelio que el Discípulo Amado, reposó su cabeza en el costado del Señor. El Costado es el lugar del Corazón y el Corazón es el lugar de los Sentimientos. El Discípulo Amado, el más joven de los discípulos acerca su oído al corazón de Jesús, escucha sus sentimientos, conoce su interior. Él sabe de la calidad del amor de Jesús. El Vía Crucis es una invitación a contemplar el camino de la cruz de Jesús, pero a contemplar no solo lo que a Jesús le pasa por fuera, sino principalmente lo que ocurre dentro de él, lo que ocurre en su corazón. Precisamente para que podamos conocer su corazón y podamos seguirlo paso a paso en su camino hacia el Calvario, el Señor nos entrega su cuerpo y su sangre en la Eucaristía. Oración: Te pedimos Señor que abras la intimidad de tu corazón a toda la humanidad, pero de un modo especial a los jóvenes de todo el mundo. Que los jóvenes se sientan atraídos por la Eucaristía, que te descubran en ella y que en ella encuentren la razón de su alegría. Por Jesucristo Nuestro Señor. 1

2 2º.- ESTACIÓN: LA TRAICIÓN DE JUDAS Beso de Judas. Málaga. Antonio Castillo Lastrucci Todavía estaba hablando cuando llegó Judas, uno de los doce, acompañado de una multitud armada de espadas y palos, enviada por los sacerdotes y los senadores del pueblo. El traidor les había dado una contraseña: Al que yo bese, ese es; arrestadlo. Enseguida, acercándose a Jesús le dijo: - Salve, Maestro! Y le dio un beso. Jesús le dijo: -Amigo, a qué has venido?. (Mt 26, 47-50) Durante la Cena ha llegado la noche. Jesús sale a la calle y la realidad se le impone bruscamente. La luz de la luna sobre las losas del suelo, el ruido de la fiesta y el tumulto. Jerusalén estaba a punto de celebrar la Pascua, de recordar y actualizar los prodigios que Dios había hecho a lo largo de su Historia. Pero era incapaz de reconocer el mayor prodigio estaba ocurriendo en su interior. Jesús atraviesa las murallas de Jerusalén y se dirige hacia Getsemaní. Un pequeño huerto situado enfrente de las murallas. En aquel lugar nuestro redentor vive el momento más dramático de su vida. En Getsemaní Jesús experimenta los límites, siente miedo ante la inminencia de su muerte, se siente inseguro, en Getsemaní Jesús lucha, no solamente por él, sino también por mí. Allí se choca con la realidad de la existencia humana, con su abismo, con sus límites. En Getsemaní todo tiene una densidad mayor, todo es más real. Real como la vida y la muerte, real como la dureza de corazón de los dirigentes judíos, real como la indiferencia del pueblo, real como la torpeza y el miedo de los discípulos, real como la traición del amigo. La entrega de Judas inaugura toda una serie de entregas. De Judas a Caifás, de Caifás a Pilato, de Pilato a Herodes y de nuevo a Pilato. Jesús pasa de mano en mano. Pero más allá de todas estas entregas encontramos a Dios mismo, al Padre que nos entrega a su Hijo, y a Jesús que se entrega por nosotros. Oración: Señor, tu luchaste por nosotros. Experimentaste las oscuridades de nuestra existencia para que nosotros no tuviéramos que vivirlas en soledad. Te pedimos por todos los jóvenes del mundo, especialmente por los que sufren, por los que sienten miedo, soledad, incomprensión, que la cercanía de tu presencia transforme su vida. Por Jesucristo Nuestro Señor. 2

3 3º.- ESTACIÓN: LAS NEGACIONES DE SAN PEDRO. Negaciones de san Pedro. Orihuela (Alicante) Federico Collaut-Valera Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Como ese discípulo era conocido del sumo sacerdote entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera y ésta dejó entrar a Pedro. La criada de la portería dice a Pedro: - No eres tú también discípulo de ese hombre? Contesta él: -No lo soy. Como hacía frio, los siervos y los guardias habían encendido n brasero y se calentaban. Pedro estaba con ellos calentándose. Le preguntan: - No eres tú también discípulo suyo? Él lo negó: -No lo soy. Le replica uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja: - No te vi yo con él en le huerto? De nuevo lo negó Pedro y al punto cantó el gallo. (Jn 18, ) Tras prender a Jesús los soldados lo llevaron a casa de Anás y a casa de Caifás. Pedro no quiere dejar solo a su Señor y lo sigue, recuerda la promesa que ha hecho durante la Cena: Aunque todos te abandonen yo no te abandonaré. Pero su decidida voluntad no dura mucho, y por tres veces desaprovecha la oportunidad de cumplir su promesa. Por tres veces pierde la oportunidad de mostrarse como discípulo de Jesús. Pedro llora amargamente, pero sus lágrimas no lo cierran en sí mismo, sino que lo abren a la misericordia y al amor del Señor. Más tarde cuando el Señor Resucitado envíe a Pedro a anunciar el Evangelio, cuando Pedro entregando su vida en el Martirio cumpla su promesa de no abandonar a Jesús. Pedro aceptó la misericordia de Dios, Judas, no. Deberíamos aprender a leer nuestra vida no tanto desde nuestros pecados, sino desde el Perdón y la Misericordia que el Resucitado nos ofrece. El perdón y la misericordia son los frutos santos de la Muerte y Resurrección de Jesús sobre los que podemos construir nuestra vida y nuestro seguimiento de Jesús. Oración: Señor haznos descubrir que la vida no se construye sobre nuestros proyectos y nuestras acciones, sino que se construye sobre la roca firme que son tu Amor, tu Perdón y tu Misericordia. PJNS. 3

4 4º.- ESTACIÓN: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE. Jesús sentenciado a muerte. Madrid. Anónimo Insistían con grandes gritos, pidiendo que fuera crucificado, y el clamor iba en aumento. Entonces Pilato pronunció la sentencia que ellos reclamaban. Soltó al que estaba preso por agitador y asesino, según ellos mismos exigían, y dejó que trataran a Jesús como quisieran. (Lc 23,23-25) Pilato prefiere negar la existencia de la verdad a reconocer su culpa y su cobardía. Pilato prefiere cerrar los ojos ante la evidencia a perder su poder. Que distinto es el poder de Jesús al poder de Pilato. El de Pilato nace y se sustenta en la violencia, en la fuerza, sirve a las propias ideas y apetencias, el de Jesús nace del amor, de la misericordia y está al servicio del ser humano. Pilato no lo entiende, pero tampoco lo entienden todos los que gritan para liberar a Barrabás. Un hombre violento es vitoreado mientras que Cristo, el rey de la paz, es ninguneado, ignorado. Sus amigos y discípulos han huido, tienen miedo, están escondidos. Ante los gritos a favor de Barrabás, ante mentiras, los insultos y las pruebas falsas, Jesús guarda silencio. Como cordero llevado al matadero. Es un silencio impresionante, escalofriante Jesús no se defiende por medio de palabras, sabe que su defensa no será escuchada, Jesús toma otro camino, el de la entrega, el del amor, el de la misericordia. Va a dar su vida por todos, también por los que lo condenan. Oración: Señor permítenos descubrir en tu silencio el testimonio de amor más grande y no permitas que nosotros callemos y silenciemos las injusticias que cada día se cometen contra los inocentes. Por Jesucristo Nuestro Señor. 4

5 5º.- ESTACIÓN: JESÚS ABRAZA LA CRUZ. Jesús cargado con la Cruz. Madrid. José R. Fernández Andés Los soldados lo llevaron al patio interior, denominado pretorio, y llamaron a todos sus compañeros; lo vistieron con una capa roja y colocaron sobre su cabeza una corona trenzada con espinas. Después, se pusieron a saludarlo: Viva el rey de los judíos! Y le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y luego arrodillándose, le hacían reverencias. Después de burlarse de él, le quitaron la capa roja y le pusieron sus ropas. Entonces los soldados sacaron fuera a Jesús para crucificarlo. (Mc 15, 16-20) En las representaciones antiguas, Jesús, no sólo carga la Cruz, sino que la abraza. Jesús no huye de la Cruz, no porque le guste el sufrimiento, sino porque pone sobre sí mi pecado y mi miseria. Cuando Cristo abraza la Cruz, me abraza a mí. Me abraza con todo lo que soy y con todo lo que vivo, con todo lo bueno que hay en mí, pero también con todo lo malo. En la Cruz Cristo abraza mis pecados, mis soledades, mis sufrimientos, mis incomprensiones, para que yo pueda llevarlas con más suavidad. Cristo abraza la Cruz para que en mi dolor pueda encontrarlo a él. Cuando Cristo abraza la Cruz, abre todos los callejones sin salida del corazón del hombre. Renueva la esperanza de los que la han perdido, consuela a los que sufren, alienta a los que desfallecen. Cuando Cristo abraza la cruz lo renueva todo y lo transforma todo. Oración: Señor abrazando la Cruz has aliviado nuestros hombros. Nos has liberado de nuestras miserias. Permítenos meditar día tras día el sentido del Misterio de la Cruz, para colaborar contigo en tu obra de Redención. Por Jesucristo Nuestro Señor. 5

6 6ª.- ESTACIÓN: JESÚS CAE BAJO EL PESO DE LA CRUZ. Jesús cae bajo el peso de la Cruz. Úbeda (Jaén) Mariano Benlliure Él mismo ha sido probado por medio del sufrimiento; por eso es capaz de venir en ayuda de los que están sometidos a la prueba. Él se fijó en la felicidad que le estaba reservado, y por ella no hizo caso de la vergüenza de la cruz, sino que fue a padecer en ella. (Hb 2, 18; 12, 2) Jesús no es un héroe, es Dios que ha querido hacerse hombre por nosotros. Un hombre, al que las fuerzas le fallan. El arresto, la noche en vela, los juicios, las torturas, ya son muchas las horas de sufrimiento, y el camino hacia el calvario parece no tener fin, y Jesús caminando hacia el Calvario cae. Contemplando a Jesús caído bajo el peso de la Cruz descubrimos que el que cae no es un desertor, sino simplemente alguien que ha desfallecido en el camino y al que Jesús espera inclinado a la vez bajo su cruz, para que nadie se sienta solo en la hora más angustiosa de la vida. Jesús cae, pero vuelve a ponerse en camino, su generosidad es infinita. Quien quiera seguir al Señor, quien quiera ser su discípulo ha de aprender a aceptar la caída y ha de aprender a levantarse para empezar de nuevo. Oración: Señor tu que caíste bajo el peso de la Cruz, ayúdanos a descubrir tu cercanía en los momentos más difíciles de nuestra vida. Ayúdanos a no despreciar al que cae. Ayúdanos a levantarnos de nuestras caídas. Por Jesucristo Nuestro Señor. 6

7 7ª.- ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A LLEVAR LA CRUZ. El Cirineo ayuda a llevar la Cruz. León. Anónimo Cuando lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron la cruz de Jesús para que la llevar detrás de él. (Lc 23, 26) Ante el agotamiento del Señor, un hombre es obligado a ayudarle a llevar la Cruz. Quien quiera seguirme que coja su Cruz y me siga, había dicho Jesús. Pero ahora los seguidores de Jesús, sus discípulos estaban lejos, habían huido. El Cirineo apenas conoce a Jesús, sin embargo cuando todos han abandonado a Jesús, él se convierte en el modelo de discípulo. La cercanía con el Redentor, la participación en su misión transformó el corazón de aquel hombre. Simón ayuda a Jesús, pero el que realmente es ayudado y es curado es el propio Cirineo. El Señor nos llama a participar en su misión redentora. El Señor nos invita a coger la Cruz. Podemos sentir miedo ante la Cruz, e incluso desprecio sin darnos cuenta de que en la Cruz del Señor está la vida verdadera. Sin darnos cuenta de que todo lo que busquemos de espaldas a la Cruz no vale para nada, se desvanece. Oración: Señor en tu Cruz está la Vida. Haz descubrir a los jóvenes de todo el mundo que el amor y la felicidad verdadera no existen lejos de ti. Hazles descubrir el valor de tu cruz, y dales el valor necesario para mostrarla al mundo como un manantial de vida. Por Jesucristo Nuestro Señor. 7

8 8ª.- ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS. La Verónica enjuga el rostro de Jesús. Jerez de la Frontera (Cádiz) Francisco Pinto El que os recibe a vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Y el que da un vaso de agua fresca a uno de los míos, porque es discípulo mío, os aseguro que no quedará sin recompensa. (Mt, 40.42) Un nuevo encuentro en el camino hacia el calvario, en esta ocasión una mujer piadosa que se acerca para limpiar el rostro de Cristo. Y de nuevo, igual que ocurrió con el Cirineo es ella la que más recibe en este encuentro. El rostro que quedó impreso en el paño de la Verónica, no es un rostro hermoso, en el no hay belleza física. Sin embargo es el rostro del mismo Dios, es el rostro del amor y de la misericordia. Contemplar el rostro de Cristo en estas condiciones, deshecho y desfigurado, ha de hacer que caigamos en la cuenta de dónde está Dios. Buscad mi rostro, nos dice el Señor en la Escritura. Si queremos encontrar el rostro de Dios tenemos que acercarnos a los rostros desfigurados, a los rostros enfermos, a los rostros de los que sufren. Oración: Señor muéstranos tu rostro, permítenos descubrirte en los que sufre, en los que viven angustiados. Permítenos limpiar tu rostro para que quede impreso en nuestros corazones. Por Jesucristo Nuestro Señor. 8

9 9ª.- ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS. Jesús despojado de sus vestiduras. Granada. Manuel Ramos Corona Cuando los soldados crucificaron a Jesús, se repartieron su ropa en cuatro partes iguales, una para cada soldado. Se apoderaron también de su túnica, que era sin costura, de una sola pieza. Se dijeron entre ellos: No la rompamos; echémosla más bien a suerte a ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura, que dice: Se repartieron mi ropa y sortearon mi túnica. Fue lo que hicieron los soldados. (Jn 19, 23-24) El Camino de Jesús, el Hijo de Dios, ha sido un camino de descenso, un camino de despojamiento. Siendo Dios se ha hecho hombre, y ha querido nacer entre los pobres y sencillos, ha entendido su vida desde el servicio y no ha sucumbido ante la tentación del poder y de la riqueza. Ese camino llega a su fin al pié de la Cruz; despojado de sus vestiduras Jesús lo ha entregado todo, no se ha reservado nada para sí. Los discípulos de Jesús seguimos a un Dios despojado de todo lo que es importante para el mundo, despojado de riqueza, despojado de un poder arbitrario, despojado de fuerza y de violencia. Oración: Señor Jesús, tú que te has despojado de todo, haznos descubrir en el camino de la sencillez y de la pobreza el camino de la verdadera alegría. Que busquemos la generosidad y el desprendimiento y que siempre estemos atentos a los más necesitados. Por Jesucristo Nuestro Señor. 9

10 10ª.- ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ. Jesús clavado en la Cruz. Zamora. Ramón Álvarez Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron a él y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. (Lc 23, 32) Señor permítenos contemplarte en la Cruz, permítenos situarnos en el lugar del discípulo amado y de las mujeres que te siguieron hasta el calvario. Déjanos escuchar tus palabras. Que al conocer tu sed estemos dispuestos a saciarla. Llénanos de esperanza con la promesa hecha al ladrón arrepentido Hoy estarás conmigo en el paraíso. Muéstranos la grandeza de tu misericordia: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen Déjanos, Señor, acercarnos al misterio de tu corazón. Un corazón que transforma el odio, el rencor, la violencia, y los insultos arrojados contra ti en misericordia y perdón. Y entréganos a tu Madre como la entregaste al discípulo amado. Que ella nos ayude a seguirte y a permanecer fieles a ti, que disponga nuestro corazón a la conversión y nos ayude a ser conscientes de la llamada que nos haces ha colaborar en tu obra de redención. Oración: Señor que la contemplación del misterio de tu Cruz transforme nuestro corazón y nuestra vida. Que abra nuestros ojos y nuestros oídos para encontrarte en nuestro mundo y nos de valentía para anunciar la Redención a todos los hombres. Por Jesucristo Nuestro Señor. 10

11 11ª.- ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ. Jesús muere en la Cruz. Málaga. Francisco Palma Burgos Hacia el mediodía, se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. En ese momento la cortina del templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó muy fuertemente: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y, al decir estas palabras, expiró. El centurión, al ver lo que había pasado, comenzó a alabar a Dios, diciendo: Realmente este hombre era un justo. (Lc 23, 44-47) Todo esto sucedió por nosotros, por amor a nosotros. Después de que el ser humano diera la espalda a Dios, Dios no quiso abandonarnos a nuestra suerte, y trazó un plan para que volviéramos a descubrir y a vivir en su amor. La muerte de Jesús, el Hijo de Dios, aquél por quien todas las cosas fueron hechas, por quien fue hecha la Vida, es un misterio enorme que no podemos entender en toda su profundidad. Pero la tremenda generosidad de la entrega de Jesús, nos tiene que hacer caer en la cuenta de que Jesús ha muerto no únicamente para redimirnos. Ha dado su vida en la Cruz no solo para borrar nuestros pecados, sino para hacernos capaces de ser santos. Ante la muerte de Jesús, ante el misterio de su amor no podemos permanecer indiferentes. Su entrega nos capacita para seguirle, su entrega, su muerte en la cruz nos da la capacidad de ser santos. Oración: Señor no permitas que permanezcamos indiferentes ante tu muerte. Que el misterio de tu muerte sea pregonado por todos los rincones de la tierra y llene nuestros corazones del deseo de ser santos. Por Jesucristo Nuestro Señor. 11

12 12ª.- ESTACIÓN: EL DESCENDIMIENTO. El descendimiento. Cuenca. Luis Marco Pérez José de Arimatea que era discípulo clandestino de Jesús, por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cadáver de Jesús. Pilato se lo concedió. El fue y se llevó el cadáver. Fue también Nicodemo, el que lo había visitado en una ocasión de noche, llevando cien libras de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cadáver de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los perfumes, como es costumbre enterrar entre los judíos. (Jn 19, 38-40) Unos hombres piadosos José de Arimatea y Nicodemo descolgaron el cadáver de Jesús. Por fin un gesto de ternura hacia el Redentor. Después de tanta violencia, por fin alguien se acerca con cariño. Jesús ya está muerto, ya no pueden mitigar su sufrimiento, lo único que pueden hacer ya es enterrar su cadáver dignamente. Nicodemo había acudido a hablar con Jesús, Jesús le habló de una nueva vida, entonces no entendió mucho lo que Jesús le decía, quizá limpiando y embalsamando su cuerpo recordó las palabras de Jesús: Como Moisés en el desierto levantó la serpiente, así ha de ser levantado el Hijo del Hombre para que quien crea en él, tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no perezca sino que tenga vida eterna. Oración: Señor tomando nuestra muerte, nos has regalado tu vida. Abre el oído de los jóvenes para que escuchen tu invitación a la vida eterna. Moviliza su corazón para que se pongan en camino superando todos los obstáculos y dificultades hacia la Vida Verdadera. Por Jesucristo Nuestro Señor. 12

13 13ª.- ESTACIÓN: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE. Jesús en brazos de su madre. Valladolid. Gregorio Fernández Simeón los bendijo y dijo a María, la madre: - Mira, éste está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten; será una bandera discutida y así quedarán patentes los pensamientos de todos. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma. (Lc 2, 34-35) Jesús de nuevo es puesto en los brazos de su madre. Qué larga y qué dura es la distancia entre la cueva de Belén y el Calvario. Qué lejos aquel día en que María recibió el anuncio del Ángel. Qué lejos la alegría de la vida en Nazaret. Cuando todos abandonan a Jesús, cuando sus discípulos huyen María lo recibe de nuevo entre sus brazos. Quizá María no entiende muy bien todo lo que está pasando, pero ella es capaz de ver en las llagas del cuerpo de su Hijo, el amor infinito que Dios nos tiene a los hombres. María mostró su Hijo al mundo en la cueva de Belén, ofreciéndolo a la alegría de los pastores y los magos. Ahora nos lo vuelve a mostrar, pidiéndonos una respuesta. Y tú qué tienes que decir ante la muerte de mi Hijo? Oración: María, tu seguiste a tu Hijo hasta la Cruz, mostrándote como el modelo para los discípulos de tu Hijo. Haznos ver en las llagas del cuerpo de Jesús la muestra del amor infinito de Dios hacia nosotros. Por Jesucristo Nuestro Señor. 13

14 14ª.- ESTACIÓN: EL CADAVER DE JESÚS SEPULTADO Jesús es sepultado. Segovia. Gregorio Fernández José lo tomó, lo envolvió en una sábana de lino limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había excavado en la roca; después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se marchó (Mt 28, 59-60) Ya han sido silenciados los labios que pronunciaron las bienaventuranzas y las parábolas, ya inmóviles las manos que curaron al ciego y al paralítico, ya están quietos los pies que recorrieron Galilea, de pueblo en pueblo, de aldea en aldea llevando la Buena Noticia de la Salvación. Los discípulos están escondidos, tienen miedo, todo parece haber acabado para siempre. Jesús había dicho: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto, pero si cae y muere da mucho fruto. Ahora ha sido enterrado el grano de trigo, y con él la esperanza de toda la humanidad, la esperanza de los que sufren, de los que lloran, de las victimas de nuestra historia, a la espera de la mañana de la Resurrección. Oración: Señor Jesús, tú que te hiciste hombre y quisiste afrontar la muerte y el sepulcro, muéstranos el camino de la vida. Abre nuestros ojos para descubrir en el Misterio de tu Pasión, Muerte y Resurrección la clave de nuestra existencia. Abre de un modo especial los ojos y los oídos a los jóvenes para que se atrevan a recorrer el camino que conduce a la vida verdadera. Por Jesucristo Nuestro Señor. 14