El libro de Isaías, tal como ha llegado hasta nosotros, es una obra sumamente extensa, que recoge tradiciones proféticas de casi cuatro siglos

Transcripción

1 El profeta Isaías

2 El libro de Isaías, tal como ha llegado hasta nosotros, es una obra sumamente extensa, que recoge tradiciones proféticas de casi cuatro siglos

3 desde la predicación del profeta Isaías iniciada hacia el 740 a.c. hasta la redacción final del libro actual, en torno al año 400

4 El pueblo de Judá vivió en esos años: Las postrimerías de la monarquía La esclavitud del exilio Los intentos de restauración bajo la administración persa

5 Estas tres etapas históricas están claramente presentes en las tres secciones principales del libro de Isaías

6 El profeta Isaias Isaías 1-39 El llamado Déutero-Isaias Isaías El llamado Trito-Isaias Isaías 56-66

7 El profeta Isaías del siglo VIII a.c.

8 Isaías según se estima procedía de una influyente familia aristocrática de Jerusalén

9 Su intervención más resonante ocurrió en el contexto de la llamada Guerra Sirio-Efraimita ( )

10 cuando el país y la dinastía davídica resultaron seriamente amenazados

11 El rey Ajaz de Judá recurría a Tiglat-Pileser III de Asiria [ver 2 Reyes 16,5-18; 2 Crónicas 28; e Isaías 7-8]

12 y le solicitaba en términos de sometimiento al vasallaje: soy tu siervo y tu hijo (2 Reyes 16,7)

13 protección para defenderse de Rasin de Damasco y de Pécaj de Samaría

14 Yahweh envió al profeta Isaías a entrevistarse con el rey, que se encontraba en la alberca revisando las provisiones de agua con vistas al asedio

15 Isaías 7,4-9 «Alerta, pero ten calma! No temas, ni desmaye tu corazón por ese par de cabos de tizones humeantes

16 7,5-6 ya que Aram, Efraím y el hijo de Remalías han maquinado tu ruina diciendo: v.6 Subamos contra Judá y desmembrémoslo, abramos brecha en él y pongamos allí por rey al hijo de Tabel

17 7,7 Así ha dicho el Señor Yahveh: No se mantendrá, ni será así; 7,8 porque la capital de Aram es Damasco, y el cabeza de Damasco, Rasón [...]

18 7,9 La capital de Efraím es Samaría, y el cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Si no os afirmáis en mí no seréis firmes»

19 Para Isaías la fe de Judá se asienta sobre dos pilares: Jerusalén y la dinastía davídica, ambas elegidas por Dios

20 Frente a Jerusalén, Damasco (capital de Siria) y Samaría (capital de Israel) no pueden reivindicar una elección divina

21 Ni los reyes de esos países pueden competir con un descendiente de David, elegido de Yahweh

22 Ajaz no debe buscar alianzas, debe renunciar a toda actividad política o militar y confiar en la elección divina

23 Si se precipita por miedo a enemigos menores como los reyes de Israel y de Siria puede traer al país al grande y verdadero enemigo Asur (cf. Isaías 8,5-7)

24 El profeta Miqueas

25 Miqueas fue probablemente uno de los «ancianos» de Moréset Gat, una aldea de Judá situada en la llanura de la Sefelá

26

27 La fuerza de su crítica social es tan dura como la de Amós

28 Denuncia ardientemente los abusos que se cometen en Judá: latifundios, opresión de los pobres, abusos de la clase dirigente

29 Los trata de caníbales 3,1-3 Pero yo digo: Escuchad, jefes de Jacob, y dirigentes de la casa de Israel: No os corresponde conocer el derecho?

30 3,2 Pero vosotros odiáis el bien y amáis el mal, arrancáis la piel de encima, y la carne de los huesos.

31 3,3 Los que han comido la carne de mi pueblo, han arrancado su piel, han roto sus huesos y lo han despedazado como carne en el caldero, como tajadas en la olla

32 A diferencia de Isaías, recrimina duramente a los que confían en las promesas de Dios a Sión

33 3,9-12 Escuchad esto, jefes de la casa de Jacob y dirigentes de la casa de Israel, que aborrecéis la justicia y torcéis todo el derecho

34 3,10 que edificáis a Sión con sangre y a Jerusalén con crímenes. 3,11 Sus jefes juzgan con soborno, sus sacerdotes enseñan a sueldo, sus profetas vaticinan por dinero, y se apoyan en Yahvé diciendo:

35 3,11 No está Yahvé en medio de nosotros? No nos alcanzará ningún mal!

36 3,12 Por eso, por culpa vuestra, Sión será un campo arado, Jerusalén, un montón de ruinas y el monte del templo, un cerro agreste