Gran mixtura peruana. decoración. La casa en San Isidro de Armando

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Nicolás Navarrete Mendoza
hace 7 años
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1 decoración Gran mixtura peruana La casa en San Isidro de Armando Andrade y Carla Risso tiene varias definiciones. Es el lugar donde ella nació y se crió; es donde ahora están sus afectos y su historia, tras armar una familia con los hijos de ambos; y es también un completo resumen cultural de Perú, representado en una valiosa colección de arte precolombino, colonial y contemporáneo. Desde Lima, Perú. Texto y producción, Mireya Díaz Soto. Fotografías, Viviana Morales R. Alfombra, diseño del artista peruano Alberto Casari. Destacan, a la izquierda, un típico cuadro de la escuela cusqueña del siglo XVIII y una pintura de Jorge Cabieses. Junto al acceso, la escalera es original. Sube acompañada por una gran estantería de libros

2 Es una casa de muy buen tamaño en un lugar privilegiado. Como estar frente al Golf, en Presidente Riesco, en una casa linda. acierto del arquitecto fue incorporar una chapa de madera reciclada, en algunos muros exteriores y en una pared del living. Junto a la ventana, destaca una cabeza de retrato Moche, la más importante que se conoce en Perú. Data del 700. A la derecha, escultura de niño, de Miguel Aguirre. Nos gusta recibir, aunque somos una pareja socialmente activa, sobre todo en el mundo de los caballos y en el del arte. Las cosas que los unen: ambos son amantes de las tradiciones peruanas; son descendientes de hacendados; se declaran viajeros empedernidos ; y conformaron hace cinco años una familia en la que ella aportó cuatro hijos y él otros tres. El diseñador, publicista y reconocido coleccionista Armando Andrade y la criadora de Caballos Peruanos de Paso Carla Risso, se han contagiado de las pasiones de cada uno. Mientras ella le ha transmitido el amor por la cría de caballos, Armando la ha introducido en el mundo del arte. Y todo eso está a la vista en la casa donde viven, en el barrio de San Isidro, en Lima. Carla la conoce bien. Nació allí después de que su padre la comprara, el año 64. Cuando él murió, la heredamos mi mamá, mis ocho hermanos y yo, pero tiempo después se puso en venta por seguridad y porque le quedaba grande. Entonces la compramos con Armando, cuenta. Y él agrega: Es originalmente de los años 50, y tiene el espíritu modernista que se instaló acá en Perú en ese momento. Es de trazos muy sencillos y limpios. Por vueltas de la vida, tras la compra conocieron al arquitecto

3 En el living, la gran protagonista es la alfombra cusqueña del siglo XIX, del convento Santa Rita, con reminiscencias a las piezas de Paracas. Pertenecía al coleccionista Álex Ciurlizza

4 Vista HACIA los dormitorios de los hijos. A la izquierda, una pintura de Mariella Agois, acompañada por dos trabajos de Musuk Nolte. Para el jardín, los dueños se inspiraron en el que hizo Philip Johnson en el MoMA de Nueva York. mexicano, premiado en la Bienal de Venecia, Javier Sánchez, cuyo trabajo habían visto y admiraban. Por eso fue él quien se encargó de adaptar la construcción para integrar a esta nueva familia, con algunos de sus hijos aún viviendo con ellos. El resultado hizo que los metros cuadrados disminuyeran un poco aumentó el jardín, cambiara la materialidad, el acceso, los recorridos interiores, se creara una nueva piscina, se incorporaran voladizos y se difuminara la idea de interior y exterior. La casa siempre está en la mitad de sentir que estás afuera y adentro, dice Armando, algo muy propio de las 120 En EL MURO, imágenes de incas del s. XIX, que reaparecieron después de que en el siglo anterior el virreinato español dictaminara la abolición de la idolatría al linaje inca. En el acceso, una buganvilia empezando el esplendor primaveral. construcciones de esta zona, donde llueve tarde, mal y nunca. Al ambientarla, tuvieron una idea inicial que no funcionó para nada. Cuando vinimos a planteársela a la casa, la casa dijo que de ninguna manera sus espacios eran para esos muebles, entonces tuvimos que rehacer todo, cuentan. Por eso después fue importante vivirla de a poco y entender lo que cada espacio demandaba. Así introdujeron una mezcla de mobiliario contemporáneo algunos muebles diseñadas por el propio Armando y antiguo con ejemplares ingleses, franceses, chinos y peruanos. Pero también, 121

5 Hace diez años, en San Isidro era más caro un departamento que una casa, por la seguridad. El precio fue demoler y construir edificios. y lo que más resalta, una rica colección de arte. Es el más vivo ejemplo de lo que ocurre en el Perú. Vivimos en un país milenario, tenemos tradición de 12 mil años hasta el arte contemporáneo, entonces esta casa es una suerte de convivencia con la historia del arte peruano, más detalles de otras partes del mundo. La forma como está puesta es para nosotros la manera contemporánea de vivir, donde uno está expuesto a todo, y se van encontrando las coordenadas y los diálogos entre las culturas. Es el resumen de un país lleno de mixturas explica Armando. Y a esto se suma lo que absorben en sus viajes: Somos personas cosmopolitas, en un año recogemos un montón de influencias de lo que viajamos, ya conocemos casi el mundo entero y eso nos permite con mucha libertad juntar objetos de todas partes. Es una mezcla potente y bien organizada, evidentemente con un gusto e intuición por las cosas que funcionan, continúa Armando, quien se define como un curioso renacentista. Recuerdo desde niño juntar relojitos y cositas, algunas sin ninguna trascendencia pero que eran para mí como fetiches. Luego me di cuenta de que ese espíritu de recolector iba incrementando mi curiosidad, y ha sido mi proceso de aprendizaje, una cosa me ha llevado a la otra, y a la otra, desde mi proceso de creación he trabajado en la escultura, la pintura, la cerámica, he sido un productor y un coleccionista de arte hasta mi trabajo, mi vida empresarial. Me gusta explorar todos los campos y de esa exploración surgen las ideas. Armando y Carla viven esta casa de lunes a viernes muy intensamente, ya que los fines de semana, o a veces incluso entre semana, se quedan en su cuadra de caballos en Mamacona, o van a su casa en Los Cóndores, a la de la playa o la que tienen en Cusco. Pero las navidades, los cumpleaños y las reuniones familiares se pasan en Lima. En invierno la chimenea se prende a diario: No somos de los que se van a ver televisión al cuarto, aburridos, no. Vemos en la sala. Para nosotros es importante además que los chicos participen en las conversaciones de los adultos. Uno piensa que siempre les puedes poner en la cabeza cosas interesantes y esa es la manera de hacerlo, conversando con ellos. Y lo otro importante: los libros acá nos salen por las orejas. Y Carla agrega: Todos los recintos llaman a sentarse, a usarlos. Hay casas que se quedan vacías, puestecitas, y solamente se usan dos espacios. Esta se usa todita. Para ella volver a vivir aquí ha A la izquierda, dos vistas del dormitorio principal, que cuenta con un cómodo espacio de vestidor. El respaldo de cama es un biombo chino del siglo XIX. También en la pieza matrimonial, un escritorio inglés de mujer, tipo secretaire. Una ventana especial, entre estantes de libros, para la escultura de Miguel Betzel, homenaje a Constantin Brâncusi

6 Sobre el sofá imperio, piezas Chancay, fotografías de Wolfgang Tillmans, y obras de Armando Andrade Tudela, hijo del dueño, radicado en Berlín. En un extremo del jardín, el quincho. El dormitorio de uno de los hijos recibe luz cenital. 124 sido doblemente especial: Están mis recuerdos de infancia, de mis padres y mi familia, y después de toda una trayectoria que termina con Armando, en el mismo lugar... es muy bonito. Aquí, resaltan ambos, es donde están sus afectos, su historia, sus descubrimientos, las cosas que han traído juntos y que los representan profundamente. Es algo que de verdad sentimos. Como esa frase que leí de un personaje y que me pareció fantástica: Cuando me muera, no me quiero ir al cielo, me quiero ir a mi casa.

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