TEMA 2 ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA ESPECIE HUMANA

Transcripción

1 TEMA 2 ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA ESPECIE HUMANA Desde que Darwin publicó, en 1871, El origen de las especies, sabemos que el ser humano es también un producto de la evolución. Pertenece a una de las ramas del árbol evolutivo de los seres vivos: es un mamífero que pertenece al orden de los primates y a la familia de los homínidos. Características generales de los primates Poseen cinco dedos en manos y pies. Son plantígrados (apoyan la planta del pie). El dedo pulgar es oponible (posición opuesta a los demás). Dependen de la visión. De ahí que tengan ojos grandes, situados en la frente de la cara. Tienen muy desarrollado el cerebro. Poseen una conducta social compleja. Algunos presentan cola, que suele ser prensil. Los primeros primates se cree que aparecieron en la Tierra hace 66 millones de años, a finales de la Era Secundaria. Debieron desarrollarse en los bosques tropicales, donde la vida arborícola, asociada con movimientos rápidos y ágiles, permitió el desarrollo de la visión estereoscópica, lo que supuso una progresiva pérdida de la importancia del olfato. Los simios más primitivos parece que son originarios de África y tienen una antigüedad de unos 35 millones de años. Estos simios se dispersaron posteriormente, emigrando a otros continentes. El clima, que se tornó más seco y frío, parece que obligó a los homínidos a dejar los árboles. El nuevo hábitat y las características conseguidas en la vida arborícola hicieron posible una de las mayores adquisiciones de la evolución humana: el bipedismo. 1. Los Primates Antropomorfos La evolución del grupo de los Primates, del que finalmente surgió la especie humana, tuvo lugar durante la era Terciaria, pero la aparición de los primeros homínidos ocurre en el Pleistoceno inferior, a principio de la era Cuaternaria, hace unos dos millones de años. Sin embargo, estudios realizados recientemente, parecen indicar que hace unos cuatro millones de años, existían los homínidos. La filogenia de los homínidos está lejos de resolverse; los restos fósiles encontrados son escasos y fragmentarios. El hallazgo de nuevos ejemplares y el perfeccionamiento de los métodos de datación, modifica constantemente las teorías filogénicas. Datos moleculares indican que la separación de los grandes monos y la línea de los humanos se produjo entre diez y cinco millones de años antes de nuestra era. En la familia biológica de los homínidos, se distinguen tres géneros: Australopithecus, Paranthropus y Homo. En la base de la filogenia de nuestro grupo se sitúa, actualmente, a Ardipithecus ramidus, con una antigüedad de 4,5 millones de años. Era un mono de pequeño tamaño y se cree que debió ser el antecesor del gran grupo de homínidos que habitó África: los Australopithecus.

2 1.1 Género Australopithecus Son pequeños homínidos, de aspecto grácil, que caminaban erguidos (bípedos) y vivieron exclusivamente en África, hace entre 4,2 y 2,5 millones de años. Su capacidad craneana era pequeña, unos 400 cm 3 (similar a la de los chimpancés). Presentaban una región frontal bastante desarrollada y prominente, con una clara reducción de los caninos. Los rasgos faciales y craneales de los Australopithecus mantienen aún aspecto de simio, que se ve reforzado por una robusta musculatura del cuello y de la cara (músculos masticadores). Dentro de los Australopithecus se han distinguido dos líneas: Australopithecus africanus, cuya evolución conduce a la especie humana. Australopithecus robustus o Parantropo, rama lateral desaparecida. Su estatura, comprendida entre 130 cm y 150 cm, y su capacidad craneana, comprendida entre 400 y 550 cm 3.,son mayores que las de sus antecesores. Presentan una prominente cresta sagital, que facilita la inserción de los músculos masticadores. El desgaste de los molares demuestra un régimen alimentario especializado, a base de granos, raíces y hierbas. Vivieron en terrenos semidesérticos, de clima muy similar al actual en esas mismas regiones (Tanzania, Etiopía) y se extinguieron hace un millón de años, aproximadamente. 1.2 Género Homo En 1959, L. Leakey y su esposa, descubrieron en Olduvai (Tanzania) una serie de homínidos difíciles de clasificar. Con una capacidad craneana mayor que los Australopithecus (entre 650 y 750 cm 3 ) y piezas dentarias menores, los restos estaban asociados a una industria lítica importante (uso de guijarros seleccionados para ser utilizados). De ahí que se denominase Homo habilis. A) Homo habilis. De una antigüedad de 2 millones de años, eran de baja estatura, con la bóveda craneana más alta y la frente más abombada que los Australopithecus. Lo más importante de ellos es la industria lítica que poseen, asociada a un aumento de volumen y complejidad cerebrales. La estructura de la pelvis y la forma del hueso fémur indican que estos individuos se habían adaptado de manera habitual a la posición erecta y, por tanto, a la marcha bípeda. Las extremidades superiores son ya más cortas que las inferiores y la mano no solamente es prensora, sino que debido al gran tamaño del pulgar y a su oponibilidad a los otros dedos, puede realizar movimientos precisos. Se advierte la primera forma de organización del espacio habitable, con círculos de piedras dispuestos como pavimentos, lo que hace pensar en campamentos más o menos estables. B) Homo erectus. Representa la siguiente etapa en el proceso de hominización. Es mucho más moderno, pues vivó hace medio millón de años. Su esqueleto, análogo al humano, mantenía una posición vertical perfecta, por lo que caminaba mejor que los homínidos que le precedieron. Su capacidad craneana oscila entre 800 y 1200 cm 3. El cráneo es alargado y aplanado, con la frente huidiza, con paredes craneales muy gruesas. La mandíbula es maciza y desprovista de mentón. Las piezas dentarias son grandes, con molares muy parecidos a los del ser humano. Homo erectus era un cazador hábil. La industria lítica, a base de cuarzo, es abundante y son ella construía herramientas. Descubre el uso del fuego hace unos años y organiza su vida social

3 alrededor del hogar, bien al aire libre o en cuevas. Aunque son fundamentalmente cazadores y recolectores nómadas, construyen cabañas dentro de las cuevas, enlosando el suelo para protegerse de la humedad. C) Homo sapiens. Apareció a principios de la última glaciación cuaternaria, hace unos setenta mil años, habiéndose encontrado numerosos fósiles. Se consideran dentro de él dos subespecies. Homo sapiens neanderthalensis. Fue una rama lateral desaparecida, que no condujo al hombre actual. Poseían una gran capacidad craneana, incluso superior a la media de la especie humana (1450 cm 3 ). El arco supraorbital es prominente y continuo, la frente es huidiza y la bóveda craneana aplanada. El esqueleto es muy parecido al del ser humano actual, aunque los huesos largos tienen un aspecto más robusto y macizo. Su estatura media es de 155 cm. La flora y la fauna asociadas a sus restos demuestra que vivió en un clima más frío que el actual. Se adaptó al clima glacial usando el fuego de manera regular y utilizando las cuevas para vivir. Su actividad principal fue la caza, utilizando lanzas de madera y bolas de piedra como proyectiles. Su época de mayor desarrollo se sitúa entre y años atrás. Practicaban el canibalismo y enterraban a sus muertos con alguna ceremonia. Homo sapiens sapiens. Es el que ha conducido al hombre moderno a través del hombre de Cro-Magnón, que vivió en el Paleolítico Superior hace unos treinta o cuarenta mil años y que se diversificó en las razas actuales. De talla más elevada, alrededor de 165 cm, tienen la frente recta y la cara aplanada. Los arcos superciliares han desaparecido, lo que, en conjunto, le confiere unos rasgos faciales refinados. La capacidad craneana es semejante a la nuestra, unos 1600 cm 3. Usaban utensilios más perfeccionados y trabajaban el hueso. Confeccionaban ropas cosiendo pieles y construyeron tiendas y chozas. Eran expertos cazadores, pero no cultivaban vegetales ni domesticaban animales. También enterraban a sus muertos, muchas veces en posición fetal, recubriendo las fosas de ocre rojo. El cadáver era enterrado con sus adornos, armas y vasijas. Su nivel cultural fue muy elevado, a juzgar por las pinturas rupestres como las de Altamira. La diferencia más importante con respecto al hombre de Neanderthal es la aparición del arte. Las pinturas más antiguas datan de hace años. Realizadas normalmente en cuevas y abrigos, representan a numerosos animales salvajes, con escasas figuras humanas y con gran cantidad de signos abstractos. El homo sapiens utiliza conchas, piedras perforadas y huesos labrados como adorno. Hace unos años comienza la sedentarización, ya que hasta entonces el ser humano era esencialmente nómada. La modificación se produce con la domesticación de los animales y la agricultura. Ello marca el comienzo de una evolución cultural cada vez más acelerada. 1.3 Proceso biológico de la hominización La especie humana, encuadrada en el Orden Primates, dentro de los Vertebrados Mamíferos, presenta unos rasgos anatómicos que le distinguen de otros animales y que ha adquirido a través de un largo proceso evolutivo, conocido con el nombre de hominización. Estos rasgos afectan fundamentalmente al bipedismo, la liberación de la mano y la cerebralización. Los Homínidos son los únicos Primates que han adoptado ese modo de locomoción, haciendo intervenir para ello tan sólo los miembros posteriores. De ese modo, la posición erguida viene

4 acompañada de una liberación de los miembros anteriores. La mano queda entonces disponible para acometer unas nuevas funciones, asociadas al sistema cerebral. Modificaciones anatómicas relacionadas con la posición vertical En los Homínidos, la posición vertical conlleva una serie de modificaciones anatómicas. En efecto, el mantenimiento del equilibrio en un bípedo exige que la verticalidad que pasa por el centro de gravedad caiga sobre el polígono de sustentación formado por el contorno de los pies, teniendo los talones juntos. Dichas modificaciones se producen, principalmente, en el cráneo, en la zona pélvica, en la columna vertebral y en los miembros superiores e inferiores. 1. La posición del agujero occipital La posición erguida presenta un problema: mantener la cabeza en la cima de la columna vertebral, ya que el cerebro se prolonga en la columna vertebral mediante la médula espinal que sale de la base del cráneo, atravesando el llamado agujero occipital. En la especie humana el agujero occipital está situado en un plano horizontal, al contrario de lo que ocurre en los antropoides, en los que la cabeza está inclinada hacia delante y el agujero occipital está inclinado en un plano más o menos oblicuo de atrás hacia adelante. 2. La importancia de la pelvis La pelvis es un dispositivo único por su eficiencia y hace posible que podamos andar sobre dos piernas. Está compuesta de dos huesos: sacro e ilíaco. Ambos están unidos a la base de la columna vertebral y transmiten el peso del tronco a las piernas. La forma de la pelvis tiene gran importancia, ya que permite saber si un animal admite o no una posición erguida. En el gorila, la pelvis está muy desarrollada y es alargada, lo que impide al animal enderezarse. La adquisición de una posición erguida conlleva una modificación de la forma de la pelvis, que se hace más corta. La cresta iliaca se alarga hacia atrás y permite la inserción del glúteo, un músculo que desempeña un importante papel en el bipedismo. Además de ello, la zona pélvica soporta el peso del torax situado directamente por encima de la misma. 3. La columna vertebral Para compensar estos inconvenientes, la columna vertebral humana está muy curvada. Ello le permite actuar de forma elástica, ya que sus discos intervertebrales actúan como cojinetes cuando nos encontramos en posición erguida. 4. El alargamiento de los miembros inferiores Al contrario de lo que sucede en los antropomorfos, la especie humana utiliza tan sólo los miembros inferiores para desplazarse, lo que explica la longitud de los mismos, el alargamiento del cuerpo y su musculatura bien desarrollada. Si los brazos de un antropomorfo tocan prácticamente el suelo, los nuestros tan sólo llegan hasta la mitad de nuestra altura. 5. El pie El pie es quien revela com mayor claridad, a través de su estructura, la posición erguida bípeda y la adaptación a la marcha. Se puede contraponer el pie de los Póngidos (grandes simios actuales) musculoso y plano al de los Homínidos, ligamentario y ligeramente curvado. El mantenimiento del equilibrio vertical está asegurado por el sistema nervioso, que ajusta automáticamente los movimientos musculares necesarios.

5 6. La liberación de la mano El bipedismo libera las manos de cualquier función locomotora, dejándolas disponibles para llevar a cabo nuevas funciones en asociación con el sistema nervioso central. Comparada con la de los Antropoides, la mano humana es corta y ancha, posee un pulgar bien desarrollado y perfectamente oponible a los demás dedos que pueden fácilmente efectuar movimientos de flexión y extensión. En los Homínidos, la mano se ha convertido en un órgano táctil y de prehensión. Cerebralización La cerebralización constituye, sin duda, la más espectacular de las modificaciones acaecidas en el proceso de hominización. En líneas generales muestra dos características principales: el aumento del cráneo y la disminución de la cara. Aumento del cráneo El volumen del cráneo y, por tanto, de la masa encefálica, aumenta considerable y progresivamente desde los primeros antropomorfos a la especie humana, de tal manera que se pasa de 350 cm 3 a 1600 cm 3. Esta evolución no afecta sólo al volumen, sino también al mayor desarrollo de aquellas partes de la corteza cerebral en donde radica la actividad inteligente, situadas fundamentalmente en los lóbulos frontales del cerebro. En esa región es en la que se reconocen formas y la que permite la intuición, la sensibilidad, la creatividad y el pensamiento racional, analítico y crítico. En el proceso de aumento del volumen cerebral debió de tener un papel importante la neotenia, que consiste en la conservación de ciertas características juveniles en las formas adultas. Por esa razón, el hueso frontal se hace prominente. Disminución de la cara A medida que la parte craneana se desarrolla, tiende a producirse una disminución de la cara, que pasa de tener un perfil inclinado y con arcos supraorbitarios salientes, a tener un perfil vertical. El mentón se perfila, los dientes se colocan en el mismo plano, para formar una tabla dental, la cual al no sobresalir los caninos y al no existir espacio entre éstos y los incisivos, toma una forma parabólica. La masticación también cambia: en la especie humana se realiza con movimientos de arriba abajo y laterales, mientras que en los restantes primates solo con los primeros Un aspecto importante en el proceso de hominización debió de ser el alargamiento del período de gestación y la dependencia de las crías de sus progenitores, con el alargamiento del periodo de información mediante la enseñanza y el aprendizaje. El proceso de cerebralización va ligado a la adquisición de una conciencia reflexiva que es la que, en definitiva, caracteriza a la especie humana y la distingue de las demás especies animales.