Estados Unidos y la crisis política en Egipto

Transcripción

1 Temas Estados Unidos y la crisis política en Egipto Situación actual y perspectivas para las relaciones internacionales Luis René Fernández Tabío Como parte de las protestas sociales generadas en países árabes y denominadas por los medios internacionales como Primavera árabe, se crearon condiciones para el cambio de régimen en países cuyos gobiernos eran considerados amigos de Estados Unidos y otros hostiles a sus intereses con respuestas diferentes en cada caso. Los resultados han sido dispares y en algunos casos, como en Egipto, no totalmente satisfactorios para la visión geopolítica de Estados Unidos, que pone el énfasis en los intereses de Israel, los retos a su seguridad y los importantes recursos energéticos existentes en esa región. Aunque el gobierno estadounidense ha tratado de justificar su política exterior en temas tales como la defensa de la democracia, los derechos humanos o la llamada responsabilidad de proteger, según convenga en cada caso para validar la intervención ante la opinión pública. Construida a conveniencia, ya se aprecian respuestas hostiles solamente contra regímenes identificados como anti norteamericanos, sobre todo a las tendencias antiimperialistas, o aquellas caracterizadas por la influencia islámica en la política. Los políticos islámicos, aunque puedan tratar de ser aliados del gobierno de Estados Unidos, nunca logran satisfacer a la muy influyente corriente neoconservadora dentro de la política exterior de ese país, preocupada por los intereses y las visiones de Israel en la geopolítica regional. La política exterior estadounidense, como es usual, se ha caracterizado por el doble patrón: asume el apoyo de las fuerzas anti gubernamentales en el caso de Siria, por ejemplo, o queda en una posición supuestamente neutra y menos comprometida en la actual crisis y conflicto en Egipto, luego del golpe de Estado al gobierno de influencia islámica del ex Presidente Mohammed Morsi. En general puede decirse, que aunque en este caso particular se trata de un contexto más difuso, la política de Estados Unidos busca apoyar aquellos cambios políticos a favor de las fuerzas más dúctiles a su influencia e intereses, sobre todo en la proyección geopolítica regional. Para tales propósitos, alternan el empleo de instrumentos blandos e indirectos dentro de la llamada política de poder inteligente, que como se sabe no excluye el empleo de la fuerza con apoyo a los agentes locales y gradualmente se involucra en la intervención directa como parte de sus cercanos y beligerantes aliados miembros de la OTAN, como se expresa actualmente contra Siria. La situación en Egipto sigue siendo de gran importancia dentro del escenario geopolítico regional del Medio Oriente, aunque ha salido de los principales titulares de la prensa por el gravísimo caso de intervención militar directa contra el gobierno iraní. El conflicto en Egipto está lejos de su solución y estabilidad. mente se caracteriza por la gran lucha entre las fuerzas de influencia islámica, nacionalistas, que habían ganado las últimas elecciones en ese país y las que se le oponen, las tradicionales, respaldadas por el Ejército de Egipto, con una postura más comprometida con posiciones occidentales y sobre todo estadounidenses en ese escenario. Recuérdese que Egipto es el segundo receptor de la asistencia militar estadounidense después de Israel, y cada año recibe de las arcas del gobierno de Estados Unidos más de mil millones de dólares para su seguridad, por lo que dispone del más moderno armamento. Ello se debe a la significación atribuida al estrecho de Ormuz y el Canal de Suez en la seguridad mundial y en particular del principal aliado estratégico imperialista en la región del Medio Oriente: Israel. Los militares, el verdadero gobierno actual en Egipto, están tratando de descabellar mediante la represión el movimiento de los Hermanos musulmanes, después de deponer al Presidente electo democráticamente por esa fuerza, con el antecedente y la justificación de las protestas sociales contra su gobierno. Ello ha llevado a la cárcel a sus principales figuras, que pretenden ser juzgadas y culpabilizadas por la violencia, cuando la represión de las manifestaciones por los órganos represivos y el Ejército ha cobrado cientos de víctimas y miles de heridos en lo que va de contienda. Todo este escenario es positivo para la política de Obama, en la medida que pone en el gobierno a sus aliados tradicionales, pero de un modo difícil de presentar como una transición democrática por la fortaleza del movimiento político islámico en ese país. Es muy escabroso prever qué sucederá en Egipto, pero pareciera se abre en la actualidad un largo período de inestabilidad y confrontaciones internas, con independencia que se mantenga por algunos años el gobierno derivado de este golpe de Estado. A ello se suman los escenarios ya inestables y difusos, con distintos niveles de conflicto en Afganistán, Iraq, Siria y otros con situaciones sumamente inestables y complicadas en Turquía y Pakistán. Es decir, el regreso

2 de los militares egipcios al poder y su intento de establecer un gobierno de alianzas para pacificar el país y otorgarle posteriormente un manto democrático, debe ser difícil y más prolongado que lo inicialmente calculado. Un escenario probable sería un conflicto prolongado con fuerte inestabilidad y en lucha contra las fuerzas políticas islámicas de los Hermanos musulmanes, que es en estos momentos el resultado más probable en Egipto, puede convertirse en la peor pesadilla del imperialismo y por eso tratarán de sofocarla; aunque sea muy difícil, debido a la gran tradición de lucha clandestina y política no solamente en este país, sino en una parte importante de los pueblos de la región. La ambivalencia, debilidad y falta de consistencia de la política de Estados Unidos frente a estos acontecimientos pone en claro su doble patrón: las violaciones de derechos humanos, las libertades democráticas de expresión y el propio golpe de Estado, como mecanismo de cambio de régimen no son denunciadas ni rechazadas por el gobierno estadounidense y ello pone en entredicho la honestidad de los principios de dicha política, y podría debilitar su imagen internacional e influencia política global. Tal coyuntura podría favorecer en alguna medida a la mayoría de los países que enfrentan presión u oposición del gobierno estadounidense, incluido Irán, identificado allí como el principal problema en la región del Medio Oriente y otorgaría mayores grados de libertad a otros gobiernos con posiciones e intereses distintos a los del gobierno estadounidense, siempre y cuando no tengan ya en marcha conflictos políticos y militares internos con fuerzas de oposición de gran magnitud respaldadas por Estados Unidos y otros aliados occidentales. Es decir, ello no asegura una solución del conflicto entre Israel y Palestina, o sobre el llamado programa nuclear iraní, pero sumado a otros procesos como la elección de un nuevo gobierno en Irán con enfoque negociador más pragmático puede brindar resultados favorables y reorientar las posturas imperialistas más agresivas e intervencionistas en el Medio Oriente hacia la que consideran el eslabón más importante y a la vez frágil para descalabrar a su gobierno y reemplazarlo por representantes afines a sus intereses, como ocurre ahora con Siria. En cierta medida y por la misma razón, aunque los impactos son menores en otras regiones del Mundo, esta nueva crisis en Egipto y las contradicciones que entraña para la política estadounidense, favorece indirectamente a todos los países que proyectan una política independiente, nacionalista y anti hegemónica y que desean ampliar los enfoques multilaterales no intervencionistas o injerencistas. En tal situación están los países con enfoque socialista, anti hegemónico y antiimperialista de América Latina y el Caribe (como Cuba, Venezuela, Bolivia); pero también, en su propia significación, países del Sudeste asiático, incluyendo a Vietnam, China y también a Rusia, porque en perspectiva futura debilita la credibilidad moral de la política exterior de Estados Unidos, que recientemente ha sido desenmascarada inicialmente por las informaciones entregadas a WikiLeaks por el soldado Bradley Manning recientemente sentenciado a 35 años de cárcel y luego por las revelaciones del ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden, que reveló los sistemas globales de espionaje mundial. La Habana, 28 de agosto, 2013 Artículos relacionados Dinastía: Política como Espectáculo EEUU comparece ante ONU por torturas y tratos inhumanos El rol de Estados Unidos en las Crisis Mundiales Cultural

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