Un espacio para la adolescencia

Transcripción

1 Un espacio para la adolescencia Erase una vez un lugar especial. Había sido construido para que allí vivieran niños especiales. Y la misión de cuidar a esos chicos les había sido encomendada a unos ángeles. Pero el espacio estaba triste. Él habría querido ser más bonito, tener más color, más luz, árboles, y que por sus ventanas entrara el aire fresco. Un día le vinieron a visitar unos magos. A él le gustaron mucho, porque les oyó que hablaban con los ángeles de lo que él siempre había soñado: que sus niños estuvieran más contentos.

2 Los magos hablaron y hablaron con los ángeles, tenían muchas ideas pero no tenían los poderes suficientes. Así que lo que hicieron fue ir a buscar a otros magos amigos suyos y juntos pensar cómo podrían hacer de ese espacio un lugar más adecuado para esos niños especiales. Entre todos ellos, uniendo cada uno sus habilidades y poderes se pusieron manos a la obra. Y al cabo de unos meses. El espacio ahora tenía más luz y color, donde antes todo era blanco, ahora era verde manzana y naranja brillante, los techos tenían nubes que a él le recordaban a los espacios abiertos y al cielo.

3 Las paredes estaban llenas de pinturas y dibujos que representaban los edificios más bonitos de la ciudad donde vivía. Vaya cambio! Pero el espacio seguía teniendo un sueño, que no se atrevía a contar a nadie, aunque él sabía que los ángeles tenían el mismo sueño, para algo convivían juntos desde hacía tantos años!! Al final de su pasillo había una ventana, que a primera vista parecía como todas las demás, pero esa era su ventana mágica.

4 Una ventana desde la que se podían ver árboles y sobre todo, el cielo azul de su ciudad. Eso era lo que sus niños necesitaban!!!! Pero pasaron los años y un buen día volvieron los magos de visita, los mismos que habían venido la primera vez. Él los volvió a oír hablar con los ángeles y vio cómo se dirigían a la ventana mágica, la abrían y saltaban afuera!!! No podía ser!! No quería hacerse muchas ilusiones. Él sabía mejor que nadie lo que había allí, y no eran lo mejor para sus niños.

5 El suelo estaba roto, los chicos se podían caer y hacer daño, no había nada para que jugaran y sobre todo, no era seguro para ellos. Pasaba el tiempo y los magos iban y venían y a veces traían con ellos a otros magos, sus amigos, para que cada uno se concentrara en las habilidades y poderes especiales que tenía. Y todas, todas las veces, se dirigían a la ventana mágica, saltaban y salían afuera. Hacían fotos, tomaban medidas, miraban el suelo una y otra vez, y también levantaban la vista al cielo!!! Él, la verdad, no entendía nada!!! Qué intriga!!! Pero, qué clase de magos eran aquellos??, pensaba enfadado alguna vez. Pero, transcurrió otro año y allí no pasaba nada. Un verano que hacía mucho calor, el ángel jefe, porque sí, los ángeles también tienen jefes, tuvo una idea, de esas que sólo los ángeles pueden tener. Habló con una amiga suya. Él no estaba seguro, pero había oído decir que era un Hada Madrina. Y si era verdad, quién mejor que ella para ayudarles?? El Hada Madrina escuchó al ángel muy atentamente y le dijo que enviara a los magos a verla. Los magos fueron a verla y le enseñaron todas las ideas y los dibujos que sus otros amigos magos habían estado haciendo esos años.

6

7 Y el Hada Madrina, no dudó. Ella podía conceder deseos. Así que hizo así y así con su varita mágica y puso a sus ayudantes a trabajar con los magos. El espacio no podía creer lo que veía, todos los días había gente que movía y removía cosas, allí al otro lado de su ventana mágica.

8 A veces levantaban mucho polvo y a ratos hacían mucho ruido pero aquello empezaba a tener una pinta buenísima. Aquello era evidentemente magia, y magia de la buena!!!!

9 Había vuelto a oír a los ángeles hablar de que allí, cuando acabara todo ese follón, iba a haber mesas y sillas para que sus niños pudieran comer y recibir sus clases. Que iba a haber un futbolín, un ping-pong y una canasta de baloncesto para que pudieran jugar. Y hasta varias bicicletas estáticas, para que pudieran hacer ejercicio!! Y él pensó que los sueños, por inalcanzables que parezcan, se pueden cumplir. Como ya habréis adivinado algunos de vosotros, el protagonista de nuestro cuento, nuestro espacio, es la unidad de psiquiatría infanto-juvenil del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

10 Y nuestro espacio quiere darle las gracias a los ángeles: todos los profesionales que trabajan en esta unidad: Celso, Lola, Mara, Carmen, Mila, Lourdes. y todos los demás. Y a los magos, todas estas personas y empresas que han ayudado a Fundación curarte, a la que yo represento, a darle un aspecto más agradable y humano a esta unidad. Y al Hada Madrina, Esther Koplowitz, sin ella, su Fundación y Fomento de Construcciones y Contratas, hoy no estaría contándoos esta historia, la historia de un espacio, que al final de todo, ha quedado así de bonito.

11

12 Muchas gracias!