Jos 1:6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú harás heredar a este pueblo la tierra por herencia, de la cual juré a tus padres que la daría a ellos.

Transcripción

1 Agosto 15 de 2013 ESFUÉRZATE Y SE VALIENTE Jos 1:6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú harás heredar a este pueblo la tierra por herencia, de la cual juré a tus padres que la daría a ellos. Jos 1:7 Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para que guardes y hagas conforme a toda mi ley, que Moisés, mi siervo, te mandó; que no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. Jos 1:8 El libro de esta ley nunca se apartará de tu boca; antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y entonces todo lo entenderás. Jos 1:9 Mira que te mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo el SEÑOR tu Dios soy contigo en donde quiera que fueres. En este muy conocido y mal empleado pasaje de la escritura, nuestro Señor habla a Josué (un tipo de Jesús), y le dice que se esfuerce y sea valiente con el propósito de pasar el Jordán (un 1 / 7

2 tipo de la muerte a nuestra voluntad), para heredar la tierra prometida (un tipo de la Vida de Cristo). El propósito pues del mandato divino de esforzarse y ser valiente, no es para buscar y conseguir las cosas del mundo y el dinero (como se usa este pasaje en la ciudad de la religión), sino para buscar y conseguir las cosas de arriba, la herencia celestial, la tierra prometida, que no es otra cosa que la naturaleza de Cristo formada en nosotros, Su misma Vida, la Vida que sólo busca agradar al Padre y hacer Su voluntad. Notemos que en el versículo 6 se le dice a Josué (tipo de Cristo), que es él, quien hará heredar al pueblo la tierra prometida, ya que es un juramento hecho por el Padre. Es Cristo mismo quien como mediador del nuevo y mejor Pacto, y por medio de Su Gracia, hará que recibamos nuestra herencia, quien nos introducirá a la tierra prometida, quien nos guiará en el cruce del Jordán, quien nos capitaneará hasta la muerte del yo, del hombre viejo; para ser revestidos entonces del hombre nuevo, de la nueva creación. Este nuevo vestido es la verdadera cubierta para tapar nuestra desnudez, es una nueva naturaleza, la de Cristo. No es la cubierta de un hombre, es la cubierta del Santo Espíritu del Señor. Notemos además que la promesa va acompañada de juramento: Heb 6:11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin para cumplimiento de su esperanza, Heb 6:12 que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. 2 / 7

3 Heb 6:13 Porque prometiendo Dios a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, Heb 6:14 diciendo: Que te bendeciré bendiciendo, y multiplicando, te multiplicaré. Heb 6:15 Y así, esperando con largura de ánimo, alcanzó la promesa. Heb 6:16 Porque los hombres ciertamente por el mayor que ellos juran; y el fin de todas sus controversias es el juramento para confirmación. Heb 6:17 En lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento, Heb 6:18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos a unirnos a la esperanza propuesta; Heb 6:19 la cual tenemos como por segura y firme ancla del alma, y que entra hasta en lo que está dentro del velo, Heb 6:20 donde entró por nosotros nuestro precursor Jesús, hecho Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Dios no puede mentir, Él cumplirá Su promesa, Él nos introducirá en Su naturaleza. Igual, se nos invita a mostrar solicitud hasta el fin para el cumplimiento de nuestra esperanza; se nos invita a no ser perezosos en cuanto al esforzarnos y ser valientes para alcanzar la promesa, se nos invita a imitar a quienes ya la han alcanzado mediante la fe y la paciencia. 3 / 7

4 Ahora, recordemos que la fe y la paciencia son formadas mediante el fuego: Stg 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, Stg 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra fe obra paciencia. Stg 1:4 Y la paciencia consuma la obra, para que seáis perfectos y enteros, sin faltar en alguna cosa. En el versículo 7 de Josué 1 se nos dice: Jos 1:7 Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para que guardes y hagas conforme a toda mi ley, que Moisés, mi siervo, te mandó; que no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. Aquí nuevamente se nos dice que el esforzarse y ser valiente es para guardar y hacer conforme a los mandamientos de Dios, no para buscar el beneficio propio, ni las cosas materiales, ya que la vida del hombre no consiste en los bienes que posee. De qué le sirve al hombre ganar todo el oro del mundo si pierde el alma? Y si se está apuntando a la meta equivocada, a servir a las riquezas terrenales, nunca alcanzaremos y participaremos de las verdaderas riquezas, de las celestiales; pues no se puede servir a dos señores, no se puede servir a Dios y a las riquezas. Se nos invita es a hacer tesoros en el cielo, no en la tierra; se nos dice que trabajemos no por el pan que perece, sino por el que a vida eterna permanece. El esfuerzo y la verdadera valentía es por alcanzar el verdadero tesoro: LA VIDA DE CRISTO. Se nos insta de igual manera a buscar primero el Reino de Dios, es decir, a que Dios sea el 4 / 7

5 Rey, quien gobierne nuestro ser, a hacer lo que Él quiera que hagamos; entonces se nos añadirán las cosas que necesitamos. Nos dice este pasaje de la escritura, que si no nos apartamos ni a diestra ni a siniestra de lo que quiere el Señor seremos prosperados en todo lo que emprendamos. Esta es la verdadera prosperidad, cuando hacemos siempre lo que es agradable delante de Él. No es la prosperidad que ofrece el mundo (el diablo mismo) y de la cual hablan los falsos profetas (siervos del diablo, disfrazados de ángeles de luz, que tienen la piedad como fuente de ganancia), pues donde está tu tesoro está tu corazón, y de la abundancia del corazón habla la boca. Otra vez en el versículo 8 se nos dice que hagamos conforme a todo lo que está escrito en la ley, recordemos que en el Nuevo Pacto se nos promete que Su ley será escrita en nuestros corazones, que entonces haremos prosperar nuestro camino; y en la versión antigua se nos dice que entonces todo lo entenderemos. El Señor está diciendo en esta hora a Su pueblo: Sal 4:2 Hijos de los hombres, hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah.) El deseo del Señor es que lo busquemos a Él de todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas, no al dinero. El evangelio de la prosperidad es una invitación a la muerte misma, a dejar el verdadero camino de la cruz y la Vida, es una invitación a la amistad con el mundo, a la fornicación, a la inmundicia, al adulterio espiritual. Sal 7:14 He aquí ha tenido parto de iniquidad; concibió de su propio trabajo, y dio a luz mentira. 5 / 7

6 Sal 7:15 Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en la fosa que hizo caerá. Sal 7:16 Su trabajo se tornará sobre su cabeza, y su agravio descenderá sobre su mollera. Hermanos amados del Señor, todo lo que el hombre sembrare, eso recogerá; si sembramos para la carne, recogeremos corrupción y muerte; pero si sembramos en el Espíritu, cosecharemos paz y vida eterna. Por tercera vez el Señor dice a Josué, y a nosotros Su pueblo que ha adquirido con Su sangre, que nos esforcemos y seamos valientes, y esta vez añade, que nos manda no temer ni desmayar, ya que promete estar con nosotros en Su camino para cruzar el Jordán y heredar la tierra prometida. Recordemos que es el mismo Señor quien nos da el esfuerzo y quien es el verdadero valiente, entonces el asunto es que Él venga y viva Su vida en nosotros. Oremos: OH Señor, gracias por hablarnos y mostrarnos el Camino que deseas que sigamos y que lleva a la Vida. Concédenos tu Gracia, para hacer conforme a tu voluntad. Guíanos a un verdadero arrepentimiento y a una entrega total a ti, sin reservas ni condiciones, para ser fieles, verdaderos y a amarte de todo nuestro corazón; para que seamos para tu gloria y deleite. Concédenos ser esforzados y valientes para buscar primero tu Reino y las cosas de arriba; que apuntemos al blanco correcto, a buscar lo que quieres tú y no lo que queremos nosotros. Por amor de tu Nombre, límpianos y perfecciónanos; que no hagamos nada de cuenta propia, nada por nosotros mismos, sino sólo lo que es agradable delante de ti. Líbranos de todo temor, 6 / 7

7 complétanos en tu amor; llévanos a que la vida sea Cristo y la muerte ganancia. Bendito tu Nombre por los siglos. Amén. 7 / 7