Super Tucano en operación en Fuerza Aérea de Estados Unidos

Transcripción

1 Super Tucano en operación en Fuerza Aérea de Estados Unidos En el Escuadrón de Caza N.º 81 de la Fuerza Aérea de los EE. UU., en Moody, Georgia, pilotos estadounidenses y afganos vuelan en la avanzada aeronave de contrainsurgencia A-29 Super Tucano. Kaiser Konrad/Diálogo 24 October 2017 En Afganistán se están equipando los A-29, ya sea con bombas dirigidas con láser GBU-58 y GBU-12 Paveway II, con hasta 40 cohetes de saturación, o bien con una plataforma con ametralladora de 20 mm. sobre el fuselaje, además de dos ametralladoras estándar de 12.7 mm. (Foto: Kaiser Konrad, Diálogo) La Base Aérea de Moody, ubicada en el estado de Georgia, en los Estados Unidos, es, desde 2006, el hogar del Ala N.º 23 del Comando de Combate de la Fuerza Aérea de los EE. UU. (USAF, por su sigla en inglés). Allí se encuentran las bases de sus tres unidades principales: el Grupo de Caza N.º 23, que agrupa a dos escuadrones, y la flota más grande de A-10C Thunderbolt II de la USAF, con más de 90 pilotos, que es una unidad de empleo inmediato capaz de desplegarse en poco tiempo en cualquier parte del mundo; el Grupo de Rescate N.º 347, conformado por tres escuadrones, uno de ellos equipado con aeronaves HC- 130P Combat King, otro con helicópteros HH-60G Pave Hawk y el tercero compuesto de Ángeles de la Guarda, que es la unidad más antigua de la USAF y se dedica exclusivamente a misiones de búsqueda y rescate en combate (CSAR, por sus siglas en inglés). Esta base se eligió en 2014 para recibir al Escuadrón

2 de Caza N.º 81 (81.º FS, por su sigla en inglés), en calidad de sede del programa Light Aircraft Support (Apoyo de aviones ligeros o LAS por sus siglas en inglés) y de las nuevas A-29 Super Tucano, aeronaves turbohélice de ataque ligero y adiestramiento. En 2016 las aeronaves A-29 efectuaron 320 incursiones de combate y emplearon armamento en 138 de ellas. (Foto: Kaiser Konrad, Diálogo) 81.º Escuadrón de Caza Las actividades comienzan temprano en la Base Aérea de Moody. Reunidos en el auditorio del 81.º FS, los pilotos de la Fuerza Aérea de Afganistán realizan un repaso con pilotos de combate experimentados de la USAF. Esa mañana debían ser capaces de identificar en las imágenes aéreas la localización exacta de un objetivo indicado por la tropa en tierra, pero que no estaba señalado por láser. No sería una tarea fácil, ya que se encontraba en una zona urbana y, vistas desde arriba, todas las construcciones son muy parecidas. Era como encontrar una aguja en un pajar, pero los pilotos que cumplen misiones de ataque en tierra deben ser capaces de efectuar estas identificaciones, puesto que de ellos dependen las vidas de sus compañeros en tierra que, enfrentándose al fuego del enemigo, requieren apoyo aéreo cercano inmediato. Estos pilotos también deben evitar los daños colaterales, saber elegir el armamento adecuado y utilizarlo de la forma más precisa posible, pues las tropas que requieren el apoyo aéreo, así como los civiles que viven en los alrededores, son sus compatriotas o de las fuerzas aliadas, cuya protección hay que asegurar. El 81.º FS se creó el 15 de enero de 1942, y tuvo una participación activa en la Segunda Guerra Mundial. En 1988, tras recibir los aviones F-16 Fighting Falcon, se convirtió en la primera unidad de la USAF en utilizar dos aeronaves distintas en el mismo elemento de combate. Las Panteras, como se conoce al 81.º FS, fue la primera unidad de combate de la USAF que recibió la versátil y poderosa aeronave de contrainsurgencia A-29 Super Tucano para un programa de adiestramiento. Los estadounidenses eligieron la aeronave para el programa LAS. El objetivo era proporcionar inicialmente 20 aeronaves a la Fuerza Aérea de Afganistán. El programa LAS tenía como requisito una aeronave ligera, de alta resistencia y confiabilidad, es decir, una plataforma establecida y auténticamente de combate, pero que tuviera un costo operacional significativamente más bajo que los cazas en operación. Dicha aeronave debía ser capaz de ejecutar misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, realizar ataques empleando una gran variedad de armamentos convencionales e inteligentes, operar en terrenos accidentados y en condiciones extremas, además de combatir y vencer en escenarios de conflictos de baja intensidad y de contrainsurgencia.

3 Formación de pilotos afganos La rutina diaria en Moody comprende clases teóricas, actividades en el simulador de vuelo y la realización de al menos diez incursiones diarias entre los pilotos. Cada piloto realiza una incursión en la mañana y otra por la tarde. Por lo general se necesitan seis meses para que un piloto pueda efectuar la conversión de una aeronave a otra, pero con el Super Tucano el proceso es bastante sencillo y basta con solo 19 incursiones. La aviónica del A-29 es muy similar a la del F-16. Cuenta con un panel dotado de tres pantallas multifuncionales grandes y a color, y un sistema sumamente fácil de usar, lo que permite al piloto y al copiloto acceder a informaciones de varios sensores. La USAF está aprendiendo mucho con la aeronave y todas sus capacidades. El adiestramiento presupone la realización repetitiva de las tareas con el fin de alcanzar el estándar de desempeño previsto, afirmó el Coronel João Alexandro Vilela, piloto de caza de reserva de la Fuerza Aérea de Brasil. Así pues, como aeronave de adiestramiento, el turbohélice Super Tucano facilita la implementación de las tareas de adiestramiento de caza a un costo más bajo. Además, su sofisticada cabina crea un entorno tecnológico favorable para el perfeccionamiento de la capacidad de juicio y el proceso de toma de decisiones del piloto en tiempo real, conjuntamente con las destrezas de coordinación motriz que exigen los cazas con cabinas de 4.ª generación. Como aeronave de ataque ligero, atiende a las condiciones del escenario de operación y permite emplear su sistema de armas eficazmente y con alta precisión. Simulador del A-29: La aviónica moderna del Super Tucano, equipado con tres pantallas multifuncionales a color, es una de las características más importantes que distinguen a la aeronave y que permiten ampliar la conciencia situacional de los pilotos en misiones de combate complejas. (Foto: Kaiser Konrad, Diálogo) El programa LAS adiestrará a 30 pilotos de ataque afganos y entregará 20 aeronaves A-29, aunque la mayor parte de ellas ya se entregó al Gobierno de Afganistán. Los alumnos provienen de diversos orígenes, pero son los mejores de su lugar de procedencia, afirmó el Teniente Coronel de la USAF Ryan Hill, comandante del 81.º FS. Algunos recibieron un adiestramiento inicial en el T-6, aquí en los EE. UU., mientras que otros se adiestraron en Afganistán. Muchos de nuestros alumnos tienen experiencia previa

4 con la Cessna 208, en vuelos CASEVAC (evacuación en caso de accidentes, por sus siglas en inglés) y misiones de transporte en todo Afganistán. Por lo menos 17 instructores de la USAF respaldan la formación de los pilotos afganos, la mayor parte de los cuales son capitanes y mayores con experiencia en combate y procedentes de escuadrones de A-10, F- 16 y F-15E. La fase de adiestramiento comprende vuelos en formación, navegación a baja altitud, maniobras tácticas y modalidades de ataque con diversos tipos de armamento, con concentración en misiones de apoyo aéreo cercano. Mientras se preparan en Moody, los alumnos emplean municiones de práctica, entre ellas bombas BDU-33, cohetes con cabezal inerte y municiones no incendiarias de ametralladora de 12.7 mm. Al regresar a Afganistán, se envía a los pilotos al polígono de tiro en las cercanías de Kabul para entrenar con armamento real antes de emplearlos en combates. El Super Tucano en combate Los primeros cuatro Super Tucano llegaron a Afganistán en enero de 2016, teniendo como base de operaciones el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai, en Kabul, capital afgana. La primera incursión de combate no se hizo esperar. El día 15 de ese mismo mes, en la provincia de Badakhsan, en el noreste del país, se llevaron a cabo tres ataques aéreos nocturnos en el valle de Khostak. Desde entonces comenzaron a ejecutar de dos a cuatro misiones por semana. Durante todo el año 2016 las aeronaves realizaron 320 incursiones de combate y emplearon armamento en 138 de ellas. El Super Tucano ha aportado poder aéreo estratégico al Gobierno afgano y ha propiciado el renacimiento de la Fuerza Aérea del país. Estas aeronaves poseen mayor alcance, capacidad de respuesta y potencia de fuego que otros sistemas de armas. Gracias a su flexibilidad, bajo costo y precisión, sobre el A-29 recae la responsabilidad de ejecutar dos de las principales modalidades de ataque que se presentan en el escenario afgano: el apoyo aéreo cercano (Close-Air Support en inglés), que se ejecuta cuando un controlador aéreo avanzado de un convoy o una patrulla bajo ataque directo o emboscada solicita y coordina un fuego inmediato sobre el enemigo localizado muy cerca de su posición, y el controlador es responsable de la acción; y el ataque de combate cercano (Close Combat Attack en inglés), similar a la modalidad anterior, pero en el cual al solicitar al piloto que proporcione el apoyo aéreo cercano, este efectúa un ataque deliberado contra el objetivo en cuestión, con el armamento y de la forma que el piloto elija, siendo este responsable de la acción y sus consecuencias. Los A-29 han sido utilizados para atacar objetivos previamente seleccionados, vehículos, bases de adiestramiento y para eliminar líderes insurgentes y terroristas, tal como se realizó con éxito en Colombia. Otra tarea importante es la escolta de convoyes en la que las aeronaves demuestran ser más eficientes que los helicópteros armados o genuinamente de ataque. En este caso los aviones efectúan el reconocimiento de la ruta dentro de un radio de cuatro a seis millas, para posteriormente mantener al convoy en el campo visual, entre 25 y 30 grados, en la posición de la ametralladora del ala izquierda. En caso de perder contacto con los vehículos, el piloto debe efectuar un vuelo rasante sobre ellos para ser avistado. Lo fundamental es pensar siempre como el enemigo. Si el convoy sufre un ataque o una emboscada, el A-29 debe escalar su fuerza y mostrar su presencia. El objetivo es persuadir al enemigo de que abandone su intención hostil y por ello es necesario poder ver y oír la aeronave. Los pilotos han tenido mucho éxito. Trabajan en coordinación directa con las fuerzas terrestres y han logrado una precisión extrema en su empleo de armas contra las fuerzas enemigas, declaró el Tte. Cnel. Hill. Afganistán posee 407 distritos, 133 de los cuales están en disputa y 41 bajo el control de los talibanes, lo que ha resultado bastante laborioso para las fuerzas de seguridad del país. Para agravar todavía más la situación, se ha producido el avance del Estado Islámico en esa región, razón por la cual los Super Tucano

5 son cada vez más solicitados, ya que pueden responder a un ataque de convoy a una velocidad tres veces superior que la de un helicóptero y transportan mayor cantidad y variedad de armas de precisión y saturación, lo que ha sido un factor decisivo. El Super Tucano fue la elección acertada para Afganistán, comentó el Tte. Cnel. Hill. Los pilotos que adiestramos aquí en el 81.º FS lograron un éxito inmediato en el campo de batalla. La aeronave se ha comportado muy bien en el entorno hostil, proporcionando una plataforma de armas confiable y eficaz para los militares afganos. Para nosotros fue una oportunidad maravillosa poder entrenar a los afganos en esta plataforma y ayudarlos a construir su Fuerza Aérea de combate. Además, conforme aprendemos más acerca del empleo del Super Tucano, tuvimos la oportunidad de intercambiar conocimientos con brasileños y colombianos. Estas relaciones son muy importantes para nosotros y nos proporcionan excelentes ideas y técnicas. Planeamos seguir cultivando estas relaciones en el futuro, concluyó. Copyright 2017 Diálogo Americas. All Rights Reserved.