La venganza de los hermanos McNasty. Greg Trine. Ilustraciones de Rhode Montijo Traducción de Amalia Bermejo

Transcripción

1 EL BARCO DE VAPOR La venganza de los hermanos McNasty Greg Trine Ilustraciones de Rhode Montijo Traducción de Amalia Bermejo

2 1 EL INTRUSO El superhéroe Melvin Beederman vivía en una casa en un árbol con vistas a Los Ángeles, California. Cuando no estaba cazando tipos malos o rescatando tipos buenos, estaba en casa en su árbol y veía dibujos animados. Y comía galletitas saladas. Y bebía cerveza de raíces. Y durante la publicidad resolvía problemas de matemáticas.

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4 Eso es lo que hacen los superhéroes cuando no están trabajando. La única cosa que cambia son las chuche... ah, y las matemáticas. Por qué Melvin estaba tan descansado? Porque los hermanos McNasty, esos notorios ladrones de bancos y tipos malos bien conocidos, estaban de nuevo en prisión, donde debían estar. Había otros tipos malos a quienes cazar, claro. Pero no eran ni de lejos tan malos como los hermanos McNasty. Tampoco olían tan mal. Así que Melvin se estaba tomando un respiro y veía su programa favorito, Las aventuras de Thunderman. Como la mayor parte de los superhéroes, Thunderman tenía una ayudante. Su nombre era Thunder Thighs. Melvin Beederman también tenía una ayudante: Candace Brinkwater, la única persona capaz de 9

5 hacer la carrera de los cien metros en tres segundos y medio. La única persona capaz de marcar 500 puntos en un partido de baloncesto. La única alumna de tercer curso capaz de volar. Este asunto del vuelo venía muy bien para un superhéroe. Cuando terminaron Las aventuras de Thunderman, Melvin envió un a su ayudante. Querida Candace: Espérame en la biblioteca de la escuela. Practicaremos un poco las matemáticas, luego pillaremos a algunos tipos malos. Atentamente, tu compañero contra el crimen, Melvin 10

6 Este era su acuerdo: Melvin ayudaba a Candace con las matemáticas y ella le ayudaba a salvar el mundo. A los padres de Candace les gustaba tener una hija que salvara el mundo, aunque imponían ciertas condiciones: por ejemplo, siempre debía estar en casa para cenar. Melvin pulsó «enviar» en su ordenador. De repente, escuchó algo extraño. Hiiii, hiiii. Melvin se levantó de un salto. No estaba solo. Quién está ahí? Hiiii, hiiii. El chirrido venía de detrás del televisor. Melvin se preparó para la pelea. Quienquiera que seas, sal con las manos en alto. Esperó un minuto. Eso era hablar como un policía. Y Melvin era un su- 11

7 perhéroe, no un policía. El intruso chirriante tenía que haberle cogido desprevenido. No podía pensar. Sal de una vez y que pueda verte. «Eso es más apropiado», pensó Melvin. Jerga de superhéroe. Había aprendido la jerga junto con el Código del Superhéroe en la Academia. Hacía años le habían sacado de un orfanato y le habían enviado allí. Y ahora estaba solo en Los Ángeles, su primer trabajo después de la graduación. Su casa del árbol era su escondite de superhéroe. Pero quizá no estaba tan solo como él pensaba. Hiiii, hiiii. Agarró el televisor y lo puso a un lado. Aunque paraba trenes y corría más deprisa que las balas en su trabajo, en esos momentos su corazón latía con fuerza. Hiiii, hiiii. 12

8 Melvin se quedó mirando con la boca abierta. El intruso no era más que una rata. Una rata grande, pero una rata. Melvin y la rata se miraron el uno al otro. La rata meneó sus bigotes. Melvin no tenía bigotes que menear, así que en su lugar meneó las cejas. Lárgate, rata dijo Melvin. La rata no se movió. Fuera. Largo. Ábrete. La rata le miró impasible. Márchate de... Melvin se detuvo. En la Academia de Superhéroes, él podía hablar jerbo. Y esta rata era una especie de jerbo. Cuatro patas. Una cola. Piel. Melvin levantó las cejas de nuevo. Esta era una parte del lenguaje jerbo. Si tuviera bigotes, les daría una sacudida. Pero 13

9 solo podía trabajar con las cejas. Después dijo: Hiiii. La rata pareció sorprendida. «Hiiii?» Hiiii, hiiii y Melvin siguió arqueando las cejas. La rata hizo algo parecido con sus bigotes. «Hiiii, hiiii?» Hiiii, hiiii, hiiii Melvin no estaba seguro, pero pensó que él había dicho: «Te gustan las galletitas saladas?», o quizás: «Cuál es tu episodio favorito de Thunderman?».

10 Melvin sacó una galletita. La rata se adelantó y la olfateó. Luego la cogió entre los dientes y retrocedió. Melvin volvió a encender el televisor y dio otra galletita a la rata.

11 Poco después, los dos estaban viendo juntos la televisión. Y comiendo galletitas saladas. «Si al menos esta rata supiera matemáticas», pensaba Melvin. Era demasiado pedir, claro. Pero, por lo menos, ahora Melvin tenía compañía. La llamó Hugo. Más tarde, Melvin intentaba elevarse del suelo. Un, dos, tres propulsión! Crass! Un, dos, tres propulsión! Plas! Siempre le llevaba muchas intentonas levantarse y volar. Pero esta vez no le importó. Espera a que Candace Brinkwater oiga esto se dijo. Tengo un compañero de habitación! 16