NO HAY HOMBRE QUE RETEA A DIOS Y GANE

Transcripción

1 NO HAY HOMBRE QUE RETEA A DIOS Y GANE Josué 7:1-26 En esta historia hemos de aprender muchas verdades concernientes al ser humano, verdades que nos identifican como seres necios cuando no andamos con Dios. Lo penoso de esta historia es ver, cómo muchas veces nos creemos tan sabios y tan inteligentes que llegamos a pensar que alguna vez nos saldremos con la nuestra, pretendiendo engañar a Dios. Pero Dios ha declarado lo siguiente en Lucas 12:2, 3: Porque no hay nada encubierto que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse; por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, proclamará en las azoteas. Igualmente nos dice Dios en Eclesiastés 12:14 - Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Por último, vemos qué nos dice Pablo en 1 Timoteo 5: Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, más a otros se les descubren después. Así mismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas. Dios tiene su plan trazado y ningún hombre pondrá tropiezo en Él, por esto es importante que conozcamos la historia de Acán y que como Iglesia aprendamos a no permitir pecados ocultos entre nosotros, porque llegará el día en que él lo sacará a la luz. Veamos esta historia: Moisés acaba de morir (Dt. 34:1-12). Josué es preparado para obtener la victoria con el poder de Dios (Jos. 5:9-15). Israel vence en su primera conquista (Jos. 6:1-27) donde Dios demostró su poder por el hecho de que el pueblo había OBEDECIDO. Vemos lo que Dios dice en Josué 6:27: Estaba, pues, Jehová con Josué y su nombre se divulgó por toda la tierra. Ahora bien, algo pasó que empañó el poder de Israel frente a los paganos.

2 2 Vemos que luego de la primera victoria en la cual Israel tomó a Jericó, el mismo pueblo con el mismo poder de Dios sufre una gran derrota donde murieron 36 hombres y por lo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua (Jos. 7:5). Josué en este momento, hizo lo que debe hacer un verdadero siervo de Dios: Oró a Jehová reclamando su promesa (7:7-10). Dios declaró el pecado y le dio instrucciones (7:11-15). Josué ejecutó la voz de Dios, porque ya Dios había hablado. - Dios dijo a Josué en Josué 6:17, 18: Israel ha pecado y ha quebrantado mi pacto; ha tomado del anatema; ha hurtado; ha mentido; permanece con su pecado. Hermanos y amigos, Dios establece siempre sus leyes antes de hacer juicio. Acán pretendió engañar a Dios y se engañó a sí mismo, porque no hay hombre que rete a Dios y gane. Veamos su historia bajo el siguiente bosquejo. I. LAS PRETENSIONES DE ACÁN II. EL AUTOENGAÑO DE ACÁN III. LA RETRIBUCIÓN DEL PECADO DE ACÁN I. LAS PRETENSIONES DE ACÁN (Jos. 7:1-26) Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema. A. EL PENSAMIENTO DE ACÁN 1. Acán consideraba que él era uno cualquiera de Israel y, por tanto, asumió que Dios no tomaría en cuenta su persona ni sus hechos. Habrá dicho él: "NADIE SE DARA CUENTA DE LO QUE YO HAGA."

3 3 2. También pensó Acán que con lo que él hacía no le hacía daño a nadie dentro del pueblo y, a la vez, le traía un beneficio económico a su familia. 3. Acán pensó que esto era un problema personal y que nadie tenía que meterse con su vida personal, para que se juzgara su pecado, olvidando que no hay hombre que rete a Dios y gane. B. EL CRITERIO DE ACÁN 1. Acán tenía un criterio muy personal de lo que debía ser justo o injusto, por lo que su propia manera de pensar lo llevó a considerar que quemar todo aquello que Dios había ordenado era algo injusto y sin sentido. 2. Notemos en (7:21) lo que fue su criterio: Pues vi entre los despojos, un manto babilónico MUY BUENO. 3. Dice que también vio doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos, lo cual codició y tomó. Él, con esto, decidió que la justicia de Dios no vendría a ser ejecutada. C. EL PECADO DE ACÁN 1. A Dios no le importa ni el pensamiento, ni el criterio de ninguno de aquellos que no están dispuestos a hacer su voluntad, porque EL HA HABLADO. 2. Con esta actitud, Acán robó a Dios (comparemos 6:19 con 7:21) Acán menospreció el PACTO que Israel hizo con Dios (7:11) Acán mintió con tal de conservar su tesoro (7:11) 3. Acán no entendió que SU PECADO le traería la muerte, y culpabilidad a su pueblo, porque no recordó que no hay

4 4 hombre que rete a Dios y gane. II. EL AUTOENGAÑO DE ACÁN (Jos. 7:1-26) A. ACÁN NO PENSÓ QUE SU PECADO AFECTARÍA A TODO EL PUEBLO 1. Este hombre se autoengañó, pensando que él estaba sólo en el mundo y que él no sería considerado como parte del pueblo de Dios. 2. El representaba a Israel y por esta razón fue herido su pueblo al ir a la guerra contra los de Hai (Jos. 7:5). 3. Israel sería desacreditado por causa de la derrota que tuvieron como consecuencia del pecado de Acán (Jos. 7:8, 9). B. DIOS LE ENSEÑÓ A ACÁN Y A ISRAEL QUE EL ES JUSTO 1. Muchos son los hombres que no entienden que la justicia divina estriba en dar a cada cual lo que se merece, sin que haya acepción de personas. 2. Dios había establecido que todo lo que se hallara en Jericó era anatema (MALDITO) y que todo sería quemado (6:17-19). 3. Y, por último, declaró que el oro, la plata y el bronce serían santificados para el tesoro de Jehová y que sólo RAHAB sería librada del juicio, junto con los que estuvieran dentro de su casa (6:17). C. ACÁN SE ENGAÑÓ A SÍ MISMO CREYENDO QUE ENGAÑABA A DIOS

5 5 1. Cuando Dios declaró el pecado, Acán estaba muy fuera de bulla, haciendo planes con su tesoro; e hizo a toda su familia copartícipe del pecado, enterrando el tesoro bajo su tienda diciendo tal vez: NADIE SE DARÁ CUENTA sin acordarse de que no hay hombre que rete a Dios y gane. 2. Mientras todos pensaban que nadie lo sabía y que todo estaba a su favor, Dios declaraba a Josué que destruyera el anatema y que santificara al pueblo, destruyendo al que poseyera LA MALDICIÓN (7:12, 13, 15). 3. Como buen siervo de Dios, Josué obedeció a las demandas de Dios sin saber ni siquiera quién era el pecador (7:16). III. LA RETRIBUCIÓN DEL PECADO DE ACÁN (Jos. 7:1-26) A. EL SEÑOR DA SABIDURÍA A SUS SIERVOS PARA EVIDENCIAR EL PECADO 1. Vemos cómo Josué hizo acercar uno por uno hasta descubrir quién era el responsable: Acercó a: Israel A la tribu de Judá A la familia de Zera Al varón Zabdi y su familia Por último a Acán, hijo de Carmi 2. Podemos imaginar el temor de Acán al ver como Josué por la guía de Dios lo sacó a él de entre 601,730 israelitas, sin contar a los levitas.

6 6 3. Este hombre no tuvo más remedio que declarar su pecado, pecado que debió de haberlo confesado desde que Josué declaró el juicio que vendría sobre el que fuera hallado pecador no olvidando que no hay hombre que rete a Dios y gane. B. LA SENTENCIA FUE DADA PARA QUE EL QUE HABÍA PECADO TEMIERA Y CONFESARA 1. Notemos que Josué hace la declaración del juicio antes de que él conociera quien tenía el ANATEMA (Jos. 7:15). 2. La sentencia sería así: Sería quemado el que tuviera el anatema; Sería destruido el anatema; Nada sería dejado por cuanto se había quebrantado el pacto de Jehová. 3. Si Acán hubiera sido un hombre temeroso de Dios, en este momento hubiera tenido una gran oportunidad de confesar su pecado, y de seguro Dios lo hubiera perdonado, pero estaba ciego por la CODICIA. C. JOSUÉ EJECUTÓ LA VOZ DE DIOS 1. Acán tuvo que confesar su pecado y declararse culpable delante de todos (7:19). Muchos son los que hoy se quejan porque Dios demandó que los pecadores que persisten en pecar dentro de la iglesia fueran reprendidos delante de todos, como dice (1 Ti. 5:20) y vemos con este pasaje que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. 2. Acán tuvo que declarar su ofensa para que nadie dijera que Josué había hecho una falsa acusación, y tuvo que confesar frente a todo el pueblo (v. 20).

7 7 3. En este mismo instante Josué le respondió (7:22, 23) que se preparara para morir y este hombre con toda su familia y con todos sus bienes fueron desarraigados del seno de Israel. CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN: Después que se pagó con la muerte por el pecado cometido, entonces la ira de Dios fue aplacada y Dios volvió a bendecir a Israel. No esperemos entonces, que Dios tenga que traernos a juicio, sino por el contrario, obedezcamos y seremos bendecidos, porque no hay hombre que rete a Dios y gane. AMÉN