La obra de Crazut cubrió con propiedad y amplitud múltiples aspectos del tema e hizo difícil aportar consideraciones originales sobre la

Transcripción

1 INTRODUCCION El Banco Central de Venezuela está celebrando medio siglo de existencia. A lo largo de ese lapso estuve vinculado al Instituto durante treinta y cinco años que comenzaron a mediados de 1948 cuando ingresé siendo estudiante universitario, continué como becario del Banco en el exterior y, a mi regreso, presté servicios profesionales en el Departamento de Investigaciones Económicas del mismo, adjunto al Consejero Económico y Financiero del Banco, Superintendente de Bancos, Primer Vicepresidente Gerente, Presidente del Banco Central y, finalmente, miembro del Directorio. Mis observaciones en torno al papel cumplido por el Instituto en la vida económica del país, la orientación de sus políticas; la actuación de los compatriotas que han cubierto funciones directivas, de gestión y de investigación en él, y las diferentes leyes que han regido sus actividades me indujeron a escribir mis impresiones personales sobre el Banco Central. Responsabilidad que la juzgaba mayor por haber compartido la casi totalidad de los años de servicios al Banco Central con el ejercicio de la docencia en las Universidades Central de Venezuela y Católica Andrés Bello. Parte sustancial del cometido que me había propuesto ha sido cubierto ya con singular brillo por mi apreciado amigo y colega Rafael José Crazut en su obra titulada El Banco Central de Venezuela. Notas sobre su Historia y Evolución 9

2 La obra de Crazut cubrió con propiedad y amplitud múltiples aspectos del tema e hizo difícil aportar consideraciones originales sobre la materia. Sin embargo, juzgué que tenía un compromiso personal en dejar testimonio escrito acerca de 10 que pienso sobre la Institución, añadir algunas experiencias novedosas de carácter humano que rebasan las simples consideraciones técnicas; referirme a 10 ocurrido entre 1980 y el presente y reseñar vivencias personales que son producto de haber asistido por veinte años a la mesa de reuniones del Directorio del Banco Central como Primer Vicepresidente Gerente, Presidente y Director. Así dejaría constancia de 10 que yo pienso acerca de una institución a la cual dediqué muy largos años de mi vida profesional y en épocas cuando servirla nos llenaba de orgullo y satisfacción y 10 realizábamos con mística y con la presunción de que estábamos actuando en favor de los mejores intereses del país. Escribir el presente libro me planteó un problema de oportunidad. Se trata de que su aparición debería coincidir con la conmemoración de fechas claves para el Banco Central a las cuales se alude en este estudio. La primera de ellas, el 8 de septiembre de 1989, que corresponde a los cincuenta años de promulgada la Ley del Banco Central, es cuestión ya del pasado. Quedaba una segunda, el 15 de agosto de 1990, que coincide con la conmemoración de los cincuenta años de celebrada la Asamblea de Accionistas Constitutiva de la Compañía Anónima Banco Central de Venezuela que, en concepto de algunos tratadistas del tema, es la que marca precisamente el nacimiento del Banco Central como institución. Me propuse que el libro estuviese listo para su circulación en esta fecha. Pero procesar todo el material de que dispongo, escribirlo e imprimirlo, 10

3 exigía un tiempo mucho mayor del que tenía disponible. De allí que opté por invitar a algunos colegas con quienes me unen viejos y estrechos nexos de la vida universitaria, de nuestros años de servicio al Banco Central y de vínculos de amistad a través de varios lustros. Con ellos suelo comentar los acontecimientos de la economía, nacional e internacional, enfocados con criterio profesional y con la formación obtenida en la institución donde todos prestamos servicios en diferentes posiciones y coincidentes en buena porción de los años cuando estuvimos ligados al Banco Central. Como con ellos tengo nexos de amistad y afecto comunes, los mencionaré en el orden alfabético de sus apellidos. Ellos son, Raúl Briceño Silva, abogado y profesor universitario, quien trabajó durante muchos años en la Consultoría Jurídica del Banco Central, cursó estudios de postgrado en Estados Unidos en cuestiones financieras internacionales, ha sido Consultor Jurídico del Banco Industrial y de algunas importantes empresas del país. Rafael José Crazut, también profesor universitario, quien concluyó su trayectoria dentro del Banco Central como Segundo Vicepresidente, después de haber sido Jefe del Departamento de Investigaciones Económicas y Estadísticas, Secretario del Consejo de Economía Nacional, cargo que también ocupó en la Universidad Central de Venezuela y en la Academia Nacional de Ciencias Económicas, de la cual es Individuo de Número. Luisa Cristina Rodríguez fue por muchos años una calificada asesora de la alta administración del Banco Central y primera Presidenta del Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria, todo ello después de cursar estudios de maestría y doctorado como becaria del Banco Central en los Estados Unidos y de ser socia de una reputada firma consultora de cuestiones económicas. Hugo Romero Quintero, también profesor uni- 11

4 versitario, que culminó su carrera en el Banco Central como Primer Vicepresidente Gerente, después de pasar por la Segunda Vicepresidencia y por la Jefatura del Departamento de Investigaciones Económicas y Estadísticas del Instituto y ocupar otras posiciones técnicas y, posteriormente, fue Presidente de la Comisión Nacional de Valores y Presidente del Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria. Finalmente, en la última etapa del libro, Francisco García Palacios me ayudó a rememorar algunas de las actuaciones del Banco Central en sus relaciones económicas en escala internacional. García Palacios ha tenido una larga actuación en nuestro Instituto Emisor, donde ha sido asesor de la Presidencia del Instituto en el área internacional y asesor técnico del Director Ejecutivo por Venezuela y otros países ante el Fondo Monetario Internacional y en años recientes desempeñó altos cargos dentro de la administración pública venezolana, entre ellos el de Director General de los Despachos de Fomento y Cordiplán. Como se desprende de estas escuetas reseñas profesionales de quienes generosamente y con el mayor espíritu de colaboración me auxiliaron en la preparación de este libro, difícilmente podía integrar un grupo más calificado para la consecución del objetivo que me había trazado. Con ellos discutí el esquema del libro que deseaba escribir y programamos reuniones, usualmente una vez a la semana, ocasiones en las cuales intercambiábamos experiencias y apreciaciones que contribuyeron poderosamente a enriquecer el cometido que me había propuesto. Además, me ayudaron en la preparación y redacción de capítulos concretos, Raúl Briceño Silva en "El Marco Legal"; Rafael]osé Crazut en el capítulo titulado "El Banco Central de Venezuela y el Sistema Monetario Nacional", y el relativo al "Sistema Cambiarío"; Luisa Cristina Rodríguez en los ca- 12

5 pítulos sobre el "Banco Central y el Sistema Financiero Nacional" y el titulado "La Economía Nacional a lo largo de la existencia del Banco Central"; Rugo Romero Quintero en "El Banquero del Estado", y Francisco García Palacios en el capítulo sobre el "Banco Central de Venezuela y sus actividades en escala internacional". Sin la colaboración de estos amigos hubiese sido imposible concluir la presente obra en el plazo programado a los fines de su publicación oportuna. La concepción de la obra, los juicios de valor y sus deficiencias son de mi exclusiva responsabilidad. La edición de esta obra ha sido posible gracias al apoyo que me ha brindado la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Varias opciones se me habían planteado al respecto y de gente amiga recibí generosas propuestas para costear la edición del libro, en un país donde habitualmente la labor intelectual puede reportar reconocimientos al esfuerzo acometido, pero casi nunca de carácter pecuniario. Es cuestión simplemente de querer colmar una responsabilidad ciudadana e intelectual. Estimé que la institución que mejor aseguraba la objetividad y jerarquía científica de este libro es la Academia Nacional de Ciencias Económicas, con la cual me unen los nexos de haber sido miembro de la Comisión que preparó el proyecto de ley de su creación y ser Individuo de Número fundador. El actual Presidente de la Corporación, César Balestrini, y los demás colegas del Comité Directivo, dieron la más calurosa acogida a la iniciativa de editar esta obra por cuenta de la más joven de nuestras Academias porque juzgaron que era una manera concreta de reconocer al Banco Central su valiosa contribución a los estudios económicos en el país a todo lo largo de su existencia. 13

6 El muy apreciado colega y amigo, relevante profesor universitario, autor de varias obras en el área económica y ex Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, Domingo Felipe Maza Zavala accedió amablemente a escribir el prólogo de esta obra. Mi profunda gratitud para todos los colegas mencionados y para mi secretaria María Luisa Uribe, quien tuvo a su cargo tomar mis dictados y sacar, una y otra vez, los originales de este trabajo, tarea en la cual me ayudó también, con gran eficiencia, mi hija Berta Elena Silva Pardo, quien como joven estudiante universitaria, familiarizada con todas las cuestiones de computación reprodujo varios de los capítulos de este libro en su procesadora de palabras. CARLOS RAFAEL SILVA Caracas, junio de