21 págs. 81-96 ~ 2008 ~ISSN: 1136-8209 Gerardo Sancho Ramo. In memoriam José María de Jaime Lorén En la madrugada del 14 de diciembre de 2006, fallecía en su domicilio de Valencia Gerardo Sancho Ramo, sin duda uno de los periodistas gráficos más representativos de la prensa aragonesa en la segunda mitad del siglo XX. La primera noticia que tuvimos de su persona nos llegó repasando un libro sobre periodistas españoles contemporáneos, nos llamó la atención por su origen en Navarrete del Río, y enseguida tomamos nota para incorporarlo a nuestro Catálogo de personalidades destacadas de la comarca del Jiloca. Tiempo después nos alertó el Dr. Ángel Artal de la presencia en Valencia de un antiguo fotógrafo de la prensa zaragozana que era paisano nuestro. Y por fin establecimos el primer contacto personal en el año 1996, con motivo de las celebraciones de San Jorge y del Día de Aragón del Centro Aragonés de Valencia. A partir de entonces menudearon los encuentros, pues a Gerardo le gustaba estar al tanto de cómo iban las cosas en Zaragoza y Aragón, y de vez en cuando se acerca al Centro Aragonés en compañía de Lola, su esposa. Se alegra de las actividades del Centro de Estudios del Jiloca, y nos invita a pasarnos por su casa para ver algunas fotos que hizo en su pueblo de Navarrete durante su juventud. La sorpresa es mayúscula cuando nos indica que la media docena de fotos que nos muestra sólo es una pequeña parte de lo que guarda en Zaragoza. Cuando por fin nos trae toda la colección de fotos antiguas de Navarrete, nos quedamos impresionados y le proponemos realizar una edición por el Centro de Estudios del Jiloca. Con toda amabilidad deja en manos del Centro de Estudios hacer con su obra lo que estimemos más conveniente. 81
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Gerardo Sancho Ramo. In memoriam Y así es como muchos años después de dejar su tierra, Gerardo Sancho regresó con una magnífica exposición de fotos que se exhibió tanto en Navarrete, donde causó una enorme sensación, como en Calamocha. Además de la edición de un precioso catálogo con las instantáneas más representativas. Se trata de un documento inigualable en el que, por encima de paisajes, de olmas monumentales que hoy son ya recuerdo de tiempos mejores, de viejas torres mudéjares, por encima de todo aparece siempre el hombre, las personas, las gentes del pueblo con sus fiestas, sus bailes al son de los gaiteros de Cutanda, sus carreras de pollos, el fervor de sus procesiones, las tertulias en los carasoles, los trabajos en la era o en el campo, en el matacerdo, en fin, cuantas facetas se ofrecen al ojo curioso de la cámara de Gerardo. El hombre al cabo, los amigos, los paisanos Quienes hemos tenido oportunidad de contemplar alguna de las miles y miles de fotos que ha disparado durante su larga trayectoria profesional, tenemos muy claro que cuando Gerardo se ocupa de las cosas de Aragón, lo hace también de una forma apasionada. No es sólo el profesional encargado de transmitir la noticia gráfica, es también el artista que, identificado con el entorno que lo rodea, goza al reflejarlo con pulcritud en sus placas, de transmitirlo a la posteridad con la fidelidad del notario, pero asimismo, cuidado, con el amor con el que el hijo observa atento lo que ocurre en su casa, lo que interesa a los suyos. Navarrete sobre todo son sus amigos de infancia, el recuerdo de ejercicios físicos de cultura física juvenil, o las alegres muchachas ataviadas de domingo a la salida de la misa mayor. Pero también Calamocha forma parte de sus recuerdos gráficos y literarios, como los diarios desplazamientos desde su pueblo a primera hora de la mañana para recoger la leche que precisaba su hermana enferma, sus paseos con el abuelo hasta unos campos de azafrán en las proximidades de El Poyo, donde quemaban paja en la boca de los caños de los topos para matarlos, o el Ferial para Todos Santos con sus característicos chalaneos que se cerraban con las inevitables postas de bacalao. Pero también para sus amigos del Centro Aragonés de Valencia, Gerardo es algo muy importante en el Real Zaragoza. Con el apoyo en esta ocasión de la Peña Zaragocista de Valencia José Luís Violeta, se realizó igualmente una magnífica exposición con fotografías antiguas del fútbol y del deporte aragonés en general, donde, como no podía ser menos, el Real Zaragoza ocupaba un lugar destacado. Había prácticamente fotos de todas las etapas en la vida del Club, incluso de antes de su fundación cuando coexistían equipos como el Iberia, Zaragoza, Patria, Arenas, Amistad, etc. 83
José María de Jaime Lorén Jugadores de los Alifantes, de los Magníficos, de Zaraguayos, etc. Alegrías de ascensos y de títulos de Copa, y decepciones con los descensos y con otros fracasos, a los que la sufrida afición blanquilla ha estado siempre tan acostumbrada. Ya sabrás lo poco que han cambiado en esto las cosas Gerardo Profesionalmente alcanzó puestos de gran responsabilidad, cuyos méritos fueron reconocidos en sucesivas ocasiones con premios como el Mompeón Motos concedido en 1978 por la Asociación de la Prensa de Zaragoza, la Medalla de Oro de Heraldo de Aragón, y otros concedidos por la Institución Fernando el Católico, la Dirección General de Turismo, el Ayuntamiento de Calatayud, la Caja de Ahorros de la Inmaculada, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza Aragón y Rioja, o la Federación Catalana de Fútbol. Sus memorias han aparecido publicadas en diversos lugares, especialmente en la obra que escribe con Ángel Pérez, El ojo del cíclope, en los catálogo de las exposiciones antológicas que le dedicaron el Centro Aragonés de Valencia o el Centro de Estudios del Jiloca, y más recientemente en su Memoria fotográfica editada por Combra. 84
Gerardo Sancho Ramo. In memoriam Jubilado de su actividad principal en 1978, todavía mantuvo algunas colaboraciones con Hoja del Lunes y como delegado de Europa Press hasta 1982 y 1984. Unos pocos años después dejó Zaragoza y se vino a vivir a Valencia. Pasan los años, siempre junto a su fiel Lola, y una serie de enfermedades empiezan a mermar su salud, especialmente un grave accidente de tráfico que prácticamente lo dejó en una silla de ruedas. En repetidas ocasiones hemos tenido desde entonces la oportunidad de verlo y compartir un rato de charla con él y con Lola. A pesar de las dificultades y de las dolencias, jamás perdió su bondad característica, su amable curiosidad por saber como iban las cosas por el Centro de Estudios del Jiloca, por la Peña Zaragocista de Valencia, por el Centro Aragonés de Valencia. Por todo ello, aprovechando estas páginas queremos dejar constancia de sus méritos como periodista, como aragonés y, especialmente, como persona. Descanse en paz. 85
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