Dolor Pélvico crónico. Síndrome premenstrual. El dolor es uno de los síntomas mas frecuentes de la consulta ginecológica. El dolor crónico en la región pélvica, o sea en el área que está por debajo del ombligo y por encima de la ingle es uno de los más desagradables. Puede ser leve o lo suficientemente intenso como para impedir o interferir en las actividades normales de la vida diaria. Las posibles razones de su aparición pueden ser variadas y pueden ser debidas a causas ginecológicas, urinarias, intestinales o musculares. Las etiologías son también innumerables. Nos ceñiremos únicamente a las ginecológicas y entre éstas a los dolores cíclicos. El dolor pélvico cíclico ocurre en el 30-50% de las mujeres en edad fértil; si bien en tan solo un 10-15% de ellas el dolor es lo suficientemente intenso como para interferir en su actividad habitual. El dolor cíclico puede ser debido a una etiología pélvica, pero no todo el dolor que ocurre durante el ciclo menstrual tiene un origen pélvico. Se puede deber a alteraciones que afectan a otros órganos abdominales o deberse a alteraciones psicosomáticas o músculo esqueléticas. Entre las que se relacionan con el ciclo menstrual tenemos al síndrome premenstrual, la dismenorrea, el dolor de la ovulación y la endometriosis. La paciente que siente dolores crónicos (de larga data) debe consultar con un ginecólogo que con una historia clínica completa, un examen ginecológico exhaustivo y la ayuda de análisis y estudios de gabinete podría llegar a un diagnóstico preciso. El síndrome premenstrual puede producir pesadez pélvica o sensación de tensión y dolor lumbar, que comienza entre 7 a 10 días antes de la menstruación y desaparece al empezar ésta. En ocasiones la paciente puede experimentar dolor intenso en mitad del ciclo, debido a la ovulación (mittelschmerz, de los alemanes). El dolor parece
deberse a la irritación del peritoneo que se produce tras la ruptura del folículo (por el fluido y/o la sangre derramados tras la ruptura). El dolor, a veces de gran intensidad, se resuelve espontáneamente. Las pacientes con este problema deben ser controladas periódicamente. La dismenorrea (dolor relacionado con el ciclo menstrual) puede ser primaria (desde la menarca) o secundaria. La mayoría de las mujeres experimentan dismenorrea primaria ocasionalmente a lo largo de su vida fértil. El dolor suele ser de tipo calambre o cólico, apareciendo durante los primeros días de la menstruación. Puede irradiarse a la zona lumbar, los muslos o a la pelvis. Ocasionalmente existen nauseas o vómitos. La dismenorrea secundaria puede producirse en pacientes con endometriosis o estenosis cervical o, si se asocia a flujo menstrual intenso, con tumores de localización uterina. Este tema puede ser motivo de otro artículo ya que es de gran importancia en la vida de la mujer, por sus posibles implicancias en la fertilidad. Tensión Premenstrual Los dolores premenstruales y los de la ovulación son los más benignos, teniendo en cuenta su origen y su fácil diagnóstico, pero no por eso dejan de ser un problema médico social. Cada mes, antes de la llegada de la menstruación, muchas mujeres (según las estadísticas el 80%, especialmente entre los 20 y los 40 años de edad) sufren los síntomas de esta alteración hormonal: retención de líquidos, sensibilidad aumentada, cambios de humor, dolor generalizado, fatiga. Esto es lo que se denomina el síndrome premenstrual No es un invento de la mujer para ser el centro de atención durante los días previos a la regla, como opinan muchos hombres. El cuerpo femenino se convierte en estos días en auténticas bombas hormonales. Los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen de una forma tan drástica que perturban el equilibrio físico y emocional del cuerpo, produciéndose una sobrecarga que da lugar a lo que muchos médicos denominan estrés premenstrual. También las endorfinas, sustancias producidas por el cuerpo humano para aliviar el dolor, y los niveles de serotonina, cuya disminución se relaciona con alteraciones emocionales como la depresión, se ven afectadas por los ciclos menstruales.
Todo ello hace que muchos médicos basen científicamente los síntomas del síndrome premenstrual en los cambios hormonales y las alteraciones de los neurotransmisores químicos que el cuerpo femenino genera habitualmente. Aunque los síntomas del síndrome premenstrual y la intensidad de los mismos varían de una mujer a otra, en general se producen de siete a diez días antes del sangrado mensual y suelen desaparecer cuando comienza el período. Generalmente suele ser un trastorno leve y sin mayores consecuencias, pero un 2% de las mujeres que lo padece, tienen síntomas físicos y psíquicos tan severos que les imposibilitan continuar durante estos días con su ritmo de vida habitual. Trastornos físicos Los trastornos en la piel, como el acné o la dermatitis, son uno de los primeros síntomas que avisan que se encuentra en la fase premenstrual. Otros síntomas son, el trastorno del apetito, la retención de líquidos, que provocan un aumento del peso corporal, estreñimiento; hinchazón, especialmente de los senos; dolores localizados en espalda, cabeza o articulaciones; además de fatiga y mucho sueño. También es habitual que haya una disminución pasajera de la libido, que al inicio del ciclo se vuelve a despertar Cambios psicológicos El estrés psicológico es el que más afecta a las relaciones personales, especialmente con el sexo masculino, que no entiende el por qué de estos cambios de humor. Como respuesta a las variaciones hormonales el cuerpo reacciona con sentimientos contradictorios. Hay gran hipersensibilidad emocional, por lo que es habitual pasar del amor al odio, de la ira al cariño, de la tristeza a la alegría, en cuestión de segundos. Hay una disminución del amor propio, falta de confianza, ataques de llanto y depresión y una gran ansiedad que produce el no poder controlar estos sentimientos.
Tratamiento. Generalidades. Una vez hecho el diagnóstico de la causa del dolor, el tratamiento depende de cada paciente y de cada causa. El médico le ayudará a determinar qué tipo de tratamiento es apropiado para usted. El síndrome premenstrual puede interferir en las actividades diarias si no se sabe cómo controlarlo. Si bien no existe un protocolo médico para este problema, un estilo de vida más sano le ayudará a lidiar con los síntomas. En los días previos a la regla evitar consumir alimentos que pueden ser agresivos para el organismo, como la carne, la sal, el azúcar, queso, frutos secos o especias fuertes, así como el alcohol o la cafeína. Es bueno comer ensaladas y verduras, beber mucha agua y tomar infusiones. El deporte debe ser una práctica fundamental. Un ejercicio físico suave ayuda a aliviar los síntomas, tanto físicos como psicológicos. Una caminata o una sesión de piscina son unas buenas para combatir la sensación de tristeza. El yoga, ejercicios respiratorios o cualquier otra técnica de relajación puede ayudarte a liberar tensiones. Tratamiento Farmacológico La ovulación dolorosa la liberación de óvulos del ovario se trata con píldoras anticonceptivas (estrógenos más gestágenos) por su acción anovulatoria. En los casos del síndrome premenstrual se pueden usar: Anticonceptivos orales o inyectables. Asesoría psicológica. Sedantes suaves. Antifatigantes. Vitaminas y minerales. En todos los casos de dolor pélvico cíclico, el uso de los anticonceptivos orales es de uso común. El advenimiento de los anticonceptivos de baja dosis como la Drospirenona más el etinilestradiol han contribuido favorablemente, en forma comprobada, en disminuir los efectos fisicos y emocionales propios de estos síndromes tan desagradables que presentan mensualmente algunas mujeres. Debido a esto constituye una alternativa viable, que en algunos casos puede ser preferible a otras opciones.
Los anticonceptivos orales son efectivos y seguros y proveen beneficios para la salud. Entre éstos se incluyen una contribución en el bienestar, disminuyendo o haciendo desaparecer los síntomas desagradables relacionados con la menstruación (retención hídrica, dolor, cambios afectivos, etc.) y un perfil favorable respecto de la piel, el peso y los lípidos. Dr. José Tomás Negrete Villate Especialista en Ginecología y Obstetricia.