Directrices del Ministerio de la Liturgia Arquidiócesis de Milwaukee, Wisconsin



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Transcripción:

Directrices del Ministerio de la Liturgia Arquidiócesis de Milwaukee, Wisconsin 1

Directrices del Ministerio de Liturgia para la Arquidiócesis de Milwaukee Indice de contenidos I. El Ministerio de los Monaguillos o Acólitos Páginas 1 3 II. Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión Páginas 4 6 III. El Ministerio de la Hospitalidad Páginas 7 9 IV. Los Ministros de la Música Litúrgica Páginas 10 12 V. El Ministerio del Lector Páginas 13-15 Las Directrices del Ministerio de Liturgia para la Arquidiócesis de Milwaukee han sido publicadas por la Oficina de la Oración, el Culto y la Evangelización bajo la consulta de la Comisión Litúrgica Arquidiocesana de la Arquidiócesis de Milwaukee 2

EL MINISTERIO DEL ACOLITO DIRECTRICES LA FUNCION DEL ACOLITO EN LA MISA (SIN DIACONO) En ausencia de un acólito instituido, los seglares pueden ser conferidos para servir en el altar y asistir al sacerdote y al diácono; pueden llevar la cruz, las velas, el incensario, las hostias, el vino, y el agua. (Instrucción General del Misal Romano # 100 ). ANTES DE LA MISA Los Acólitos deben estar presentes y revestidos por lo menos 15 minutos antes de que la Misa empiece. Tienen que asegurar que: Las velas estén prendidas. Las hostias (incluyendo la grande) y el vino estén en la mesa de las ofrendas. Los cálices, las patenas, el corporal, los purificadores, la vinagrera con agua, el recipiente con el agua para el lavado de las manos y la toalla estén en la mesita de las ofrendas. El Sacramentario debe estar apropiadamente señalado con los listones en su lugar. El orden de los himnos y/o himnos deben estar disponibles. La llave del tabernáculo debe estar en el lugar que le corresponde. El incensario debe estar listo (se debe tener suficiente carbón listo e incienso) en caso que se deba usar. El hisopo y recipiente con agua deben de estar preparados si se usa el rito de aspersión. Tenga por conocimiento de que todas estas funciones pueden ser llevadas a cabo a la vez, por el sacristán. RITOS INTRODUCTORIOS Durante la entrada de la procesión los Acólitos pueden llevar la cruz, las velas el incensario y el incienso. Si se usa el incensario, el acólito del incensario y del incienso (a la vez conocido como el turiferario) hace punta en la entrada de la procesión. El turiferario es seguido por quien lleva la cruz que puede ser escoltado por los que llevan las velas encendidas. Al llegar al altar, se colocan las velas y la cruz alta en sus respectivos lugares. Los ministros que no llevan nada hacen una reverencia profunda al altar o, si se encuentra el tabernáculo en el santuario, hacen una genuflexión. (IGMR #120,122, 188) 3

Si el sacerdote decide incensar el altar y la cruz, el acólito le ayuda en la preparación del incensario después de que el sacerdote de ósculo al altar. (IGMR #123) Los Acólitos toman su lugar asignado. (IGMR # 188) Tan pronto como el sacerdote tome su lugar en su silla un Acólito debe estar listo para acercársele con el Sacramentario. El Acólito sostiene el libro mientras que se mantiene de pie y un poco de lado del sacerdote. (IGMR #189). Si se usa el Rito de La Aspersión del agua, el Acólito debe estar listo para ayudar al sacerdote en lo que se necesite. Si se usa incienso en la Liturgia el acólito tiene la responsabilidad de mantener los carbones encendidos en el incensario. LA LITURGIA DE LA PALABRA Los Acólitos escuchan atentamente la proclamación de la Palabra de Dios y se unen cantando el responsorio de los salmos. Si se usa el incienso a la hora del Evangelio, el Acólito del incensario y del incienso se acerca al sacerdote en cuanto inicie la aclamación del Evangelio. El sacerdote pone incienso en el incensario. Si el Libro de los Evangelios está sobre el altar, el sacerdote va en procesión con el libro desde el altar hasta el ambón. El turiferario puede acompañarle hasta el ambón y permanecer a su lado. Después de que el sacerdote diga Lectura del Santo Evangelio.y se santigüe, el Acólito le pasa al sacerdote el incensario, quien en seguida inciensa el Libro del Evangelio. (Vea IGMR #133,134) Dos Acólitos con sus velas encendidas también pueden ser parte de la procesión acompañando a quien lleva el Libro de los Evangelios del altar al ambón. En este caso, los Acólitos llevando las velas acompañan al turiferario y se colocan a ambos lados del ambón viéndose de cara. (Vea IGMR #133) Después de la proclamación del Evangelio los Acólitos de las velas y del incensario regresan a sus respectivos lugares. LITURGIA DE LA EUCARISTIA Preparación de las Ofrendas. Los Acólitos colocan el corporal, los purificadores, el cáliz, y el Sacramentario sobre el altar. (Vea IGMR #139,190). Si es necesario ayudan al sacerdote a recibir 4

las ofrendas del pueblo. También pueden traer las hostias y el vino al altar y entregárselas al sacerdote. (Vea IGMR #140,190) Si se usa incienso, el Acólito trae el incensario e incienso al sacerdote. Después de que el sacerdote inciensa las ofrendas, la cruz, y el altar, el Acólito inciensa al sacerdote y a la asamblea. El Acólito inciensa tres veces al sacerdote, al centro a la derecha, y a la izquierda, y prosigue a incensar a la asamblea tres veces al centro, tres veces a la derecha y tres veces a la izquierda. Antes y después de incensar se hace una reverencia profunda a la persona u objeto que son incensados con excepción de las ofrendas y del altar donde se está celebrando. (Vea IGMR #144,190,277, Ceremonial de los Obispos) Los Acólitos traen el agua, tazón y toalla para que el sacerdote pueda lavarse las manos. (IGMR #145) Los Acólitos están atentos a la Oración Eucarística por medio de su postura y cantos de las aclamaciones Eucarísticas. Comunión Durante el Cordero de Dios los Acólitos traen platillos extras, cálices, y purificadores al altar. (Vea las Normas para la distribución de la Sagrada Comunión bajo las dos Especies en las Diócesis de los Estados Unidos de América # 37). Los Acólitos reciben la Sagrada Comunión después de que el sacerdote la haya recibido. (Normas #39) Los Acólitos no deben distribuir la Sagrada Comunión a no ser que se le haya otorgado esta facultad por el Obispo, tampoco pueden llevar o mover las Sagradas Especies. (Vea IGMR # 162) Después de la Comunión los Acólitos remueven del altar los vasos que ya estén purificados (vea IGMR #163), los purificadores, el corporal y el Sacramentario. Si los vasos son purificados en el altar, el Acólito trae agua al sacerdote. (Vea IGMR # 163) El Acólito sostiene el Sacramentario enfrente de la silla del sacerdote para hacer la Oración de después de la Comunión. (IGMR #189) Ritos Finales Si se usan bendiciones más solemnes u oraciones para la asamblea, el Acólito continua sosteniendo el Sacramentario enfrente de la silla del sacerdote (IGMR # 189) 5

Después de la despedida, los Acólitos (con el incensario, la cruz y las velas si es que se usan) se unen frente al altar con el sacerdote. Y si no están llevando algo, hacen una reverencia profunda al altar juntamente con el sacerdote, pero si el tabernáculo está en el santuario, hacen una genuflexión. (IGMR #169) Al salir toman el mismo orden en que entraron. Nota: Si hay únicamente dos Acólitos, se comparten entre los dos las funciones más importantes descritas anteriormente. DESPUES DE LA MISA Después de la Misa, los Acólitos apagan las velas, y los carbones y los tiran en recipientes apropiados, ayudan en la limpieza que sea necesaria, y cuelgan cuidadosamente sus vestimentas. REFLEXIONES ADICIONALES PARA LOS ACOLITOS El ministerio del Acólito por su naturaleza apoya o ayuda a otros ministerios Asistir a otra persona es un acto de nobleza. (G. Thomas Ryan) Los Acólitos que son excelentes son suficientemente conocedores del orden y movimiento de la Liturgia para darse cuenta de cuales son las necesidades del sacerdote o de otros ministros. A ellos no se les tiene que estar diciendo que es lo que tienen que hacer para ejercer sus funciones. Los Acólitos atentos son aquellos que siempre están alerta para resolver cosas que resulten inesperadamente durante la Misa (por ej. Se olvidó el Sacramentario, se apagó una vela, se tiró la gaveta del incienso, etc.,). Un Acólito bien entrenado y con experiencia aprende a resolver incidentes con calma y cuidadosamente. Los Acólitos deben moverse de una manera deliberada y decorosa. Los movimientos atropellados y ademanes distraen la atención de la acción central del sacerdote o de otros ministros. Los Acólitos llevan y presentan con dignidad objetos para el uso litúrgico tales como el Sacramentario, la cruz alta, o el incensario; usualmente esto significa que deben llevar y sostener estos objetos con las dos manos. Para poder participar en la Misa plenamente y modelar un espíritu de oración para los demás en la asamblea, es deseable que los Acólitos conozcan de memoria las oraciones de la Misa tales como el Yo Pecador, el Gloria, La Profesión de Fe, el Orate Frates, la Oración del Padre Nuestro, Señor yo no soy digno. Los Acólitos también deben hacer con reverencia todos los gestos o 6

ademanes que se usen en la Misa (por ej. La señal de la Cruz, el canto triple antes del Evangelio, y la inclinación profunda o reverencia). La apariencia del cuidado personal es también algo muy importante para un Acólito. Su cabello debe estar seco, limpio y peinado. Idealmente, debe vestir su mejor ropa y zapatos de domingo, además de llevar las manos limpias y las uñas recortadas. MINISTROS EXTRAORDINARIOS PARA LA SAGRADA COMUNION DIRECTRICES Cuando comemos de este pan y bebemos de este vino, proclamamos tu muerte, Señor Jesús, hasta tu venida gloriosa. Felices son todos los que han sido llamados a participar de este banquete. DATOS HISTORICOS En el año 1963 los padres del Concilio Vaticano II autorizaron la extensión sobre la facultad para la Sagrada Comunión bajo las dos especies en el decreto sobre la Liturgia (#55). En 1973, los obispos diocesanos en los Estados Unidos fueron autorizados para que comisionaran a los seglares católicos hombres y mujeres para distribuir la Comunión durante la Misa y para llevar la Comunión a los enfermos o moribundos. En el año 1984, el Vaticano aprobó una resolución autorizando a la Conferencia Católica Nacional de los Obispos en los Estados Unidos permitiéndole distribuir la Sagrada Comunión bajo las dos especies en la Misa de todos los domingos y días festivos. La Sagrada Comunión tiene una forma plena como un signo cuando es distribuida bajo las dos especies. Porque en esta forma el signo del banquete Eucarístico se hace más claramente evidente. (Instrucción General del Misal Romano, IGMR 281). Al regresar a la práctica antigua de recibir la comunión del cáliz y a la vez al aumentar la escasez de ministros ordenados da por consecuencia la necesidad para aumentar los ministros para la distribución de la comunión. Los obispos, sacerdotes y diáconos, por virtud de su ordenación son ministros ordinarios de la comunión. Los seglares, hombres y mujeres que son entrenados y comisionados para distribuir el Cuerpo y Sangre de Misa son nombrados Ministros Extraordinarios para la Comunión. PRINCIPIOS GENERALES En la Arquidiócesis de Milwaukee el Arzobispo Dolan ha determinado que todos los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben ser reconocidos e iniciados como miembros de la Iglesia; esto es, deben haber recibido los sacramentos del bautismo, confirmación y sagrada comunión. 7

Vestimenta: Los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión deben vestir de tal manera que exprese la dignidad e importancia de lo que ellos han sido llamados a servir. Nuestra vestimenta revela nuestro entendimiento y respeto para Cristo presente en la Eucaristía y en la asamblea. Nada de lo que el ministro haga y use deberá distraer o quitar la atención de la oración comunitaria. Los Ministros Extraordinarios de la Comunión deben llegar por lo menos diez o quince minutos antes de que empiece la Misa para que sepan cual es el lugar que se les ha asignado y para determinar si se necesita hacer algún reajuste en el formato usual para la distribución. La llegada temprano permite a los ministros un tiempo para reflexión personal antes de que empiece la Misa y ayuda a la persona encargada de los ministros de la liturgia a encontrar más ministros si es necesario. MINISTROS DE LA EUCARISTÍA DURANTE LA MISA En el año 2002 los Obispos de los Estados Unidos pusieron en efecto las normas para la distribución y recepción de la Sagrada Comunión bajo las dos especies en las diócesis de los Estados Unidos de América. Este documento en combinación con las Instrucciones Generales del Misal Romano, ofrece una visión con los detalles específicos y necesarios para la distribución de la comunión de manera apropiada y reverente. Cuando los Ministros extraordinarios de la Comunión se necesitan, se acercan al altar mientras el sacerdote toma la Comunión. Después de que el sacerdote ha tomado la Comunión, se la distribuye a los Ministros Extraordinarios, ayudado por el diácono, si está presente (Normas #38). Ni los diáconos, ni los ministros seglares pueden recibir la Sagrada Comunión en la manera que lo hacen los sacerdotes concelebrantes (Normas #39) o sea, no pueden tomar la hostia ni el vino por sí mismos, ni pasar los vasos sagrados que contienen la Sangre y el Cuerpo de Cristo de una persona a otra, ni pueden recibir la comunión al mismo tiempo que el sacerdote la recibe. Después de que todos los Ministros Extraordinarios hayan recibido la Comunión, el sacerdote celebrante les entrega el Cuerpo y la Sangre de Cristo en los vasos sagrados a los Ministros Extraordinarios. El diácono puede ayudar al sacerdote en este proceso. (Normas #40). Cuando se necesita un gran número de Ministros Extraordinarios el sacerdote puede distribuir el Cuerpo y la Sangre a uno o dos ministros quienes pueden asistirle en distribuírselos al resto de los Ministros Extraordinarios. Después de que todos los ministros hayan recibido la Comunión, el sacerdote celebrante regresa al altar para entregarle al resto de los ministros los vasos sagrados conteniendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo para su distribución a la asamblea. 8

La práctica de esperar para recibir la comunión de parte de los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión hasta después de que se haga la distribución a la asamblea no está de acuerdo con las leyes litúrgicas (Normas #39). La fórmula que se pronuncia para distribuir la Sagrada Comunión es simple el Cuerpo de Cristo o la Sangre de Cristo no se debe añadir u omitir palabras a este texto. Esta fórmula se puede ampliar de la siguiente manera: este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, por ejemplo, la cual sintetiza el enfoque del texto sobre la presencia de Cristo en los elementos consagrados. Por lo tanto, disminuye la presencia simbólica de Cristo en el ministro, en quien lo recibe, y en el resto de la asamblea. No es recomendable que el ministro de la Comunión se dirija a la persona diciendo su nombre (aunque puede haber una excepción si el ministro conoce a todos por nombre en una asamblea pequeña) de lo contrario si el ministro se dirige a algunos por nombre y a otros no, esto puede ser un signo de desunión en el mismo momento que estamos supuestos a estar muy unidos los unos con los otros. La brevedad en la repetición de esta fórmula en una asamblea grande requiere un cierto nivel de destreza y disciplina espiritual para todos los Ministros de la Comunión. El Ministro de la Comunión debe sostener la hostia o el cáliz a un nivel tal que pueda hacer contacto directo con sus ojos con la persona que recibe la comunión de una manera natural. Teniendo este tipo de comunicación directa añade una dimensión especial a quien recibe la comunión. La persona que va a comulgar tiene siempre la opción de recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo ya sea en la mano o en la lengua. Ya que se toma mucha tiempo para recibir la Comunión de la Copa, nuestra experiencia nos ha dicho que es necesario tener dos ministro para la copa por cada ministro que distribuye el Cuerpo de Cristo para permitir que la procesión para recibir la comunión fluya de manera más ordenada. Después de que el comulgante ha recibido la Comunión, el ministro de la copa cuidadosamente limpia el borde de la copa con un purificador y le da la vuelta suavemente al cáliz. Este es un acto tanto de reverencia como de higiene. (Normas #45). Si sobra vino consagrado después de que termine la distribución de la comunión, los ministros extraordinarios pueden consumir lo que haya sobrado en su propia copa. (Normas #52) Esto pueden hacerlo en su lugar de distribución o junto al altar. El vino consagrado debe consumirse en una manera reverente; no debe consumirse mientras se esté caminando. La Sangre preciosa jamás debe tirarse en el piso o vertirse en el sagrario. (Normas #55) 9

Los vasos sagrados vacíos que se usaron para la distribución pueden ponerse a un lado en la mesa de las ofrendas. Los Ministros Extraordinarios pueden ayudar con la purificación de estos vasos. (Decreto de marzo 28, 2002). Los elementos consagrados no deben dejarse sobre la mesa hasta que la misa termine. La arquitectura y diseño de cada espacio litúrgico afecta las costumbres de las parroquias individualmente. Se necesita un entrenamiento continuo con atención cuidadosa sobre todos los detalles en este ministerio. Sin embargo, los obispos nos recuerdan que la formación litúrgica es sobre todo espiritual... una liturgia buena es el producto no tan solo de un buen conocimiento sobre rúbrica sino más bien de un entrenamiento bueno espiritual (Introducción del Ordinario de la Misa). CONSIDERACIONES ESPECIALES Todos los Ministros de la Comunión deben estar atentos a la presencia de las personas en la asamblea que tengan necesidades especiales. Los sordos, los ciegos, puede ser que requieran ayudantes para que se adapten de acuerdo a sus necesidades. Otras personas incapacitadas puede ser que no puedan venir al frente a tomar la comunión de manera que los ministros necesitan ir a donde éstos se encuentren. Ciertas personas en la asamblea puede ser que sufran de la enfermedad celíaca, la cual es una enfermedad en la que la persona no puede digerir ciertos alimentos que contienen glucosa, la cual es uno de los ingredientes principales en la harina de trigo. Las personas con este tipo de enfermedades puede ser que opten por recibir solamente la Sangre de Cristo, o recibir una hostia especial que tenga baja cantidad de harina. No se permite que los comulgantes tomen la hostia y la sumerjan en el cáliz. (Solamente los ministros de la comunión pueden remojar la hostia en el cáliz para enseguida colocarla en la lengua del comulgante). Sin embargo, si un comulgante mete la hostia en el cáliz, el ministro de la copa se adaptará a ello. No es un momento apropiado para enseñar sobre la ética de cómo recibir la comunión. Los ministros pueden darle a saber a la persona que está encargada de los Ministros de la Comunión sobre lo ocurrido de manera que puedan catequizar a la asamblea. Si el Pan Eucarístico o una pequeña partícula de este caen al suelo, debe ser recogido de forma reverente por el ministro. El Pan Consagrado puede consumirse por el ministro o disolverse por completo en agua, la cual después puede ser vertida en el sagrario. En caso de que se derrame Vino Consagrado, se debe lavar el área en donde se derramó y verter el agua en el sagrario. En cualquiera de los casos, las acciones del Ministro de la Eucaristía deben ser 10

guiadas por una reverencia hacia las especies sagradas y el deseo de no avergonzar al comulgante. Un comulgante puede acercarse con un píxide (un recipiente pequeño de metal para transportar la hostia) para llevar la comunión a alguien que esté enfermo o confinado en casa. Los Ministros de la Comunión deben conocer cualquier procedimiento especial en su parroquia cuando se den esos casos. RITOS PARA COMISIONAR A LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIÓN Para poder enfatizar sobre la dignidad de su función y fortalecerles para el servicio al cual se les está llamando, los ministros extraordinarios deberán ser comisionados de acuerdo al rito encontrado en el Bendicional (Capítulo 63). Este ritual debe ser dirigido por un sacerdote o diácono. La siguiente exhortación tomada de ese rito presenta la visión de este ministerio: En este ministerio, deben ser ejemplos de la vida cristiana en fe y conducta; deben esforzarse por crecer en santidad a través de este sacramento de unidad y amor. Recuerden que, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo ya que compartimos un sólo pan y una sola copa. Como Ministros de la Comunión sean, por lo tanto, especialmente fieles al mandamiento de Dios de amar a su prójimo. Ya que cuando el dio su cuerpo como alimento a sus discípulos él les dijo: Este es mi mandamiento, que se amen unos a los otros como yo los he amado. (Bendicional #1875). MINISTERIO DE LA HOSPITALIDAD DIRECTRICES ORIGENES Desde el Concilio del Vaticano Segundo, los hombres y mujeres laicos han sido llamados a servir en una variedad de ministerios litúrgicos. Pero el ministerio de la hospitalidad existe dentro de la iglesia desde hace muchos años atrás. Las referencias bíblicas a los guardianes de los umbrales, quienes recogen el dinero que las personas ofrecen, aparecen en varios lugares en las Escrituras Hebreas (2 Reyes 22:4; 1 Crónicas 9:19). Este rol de guardián del umbral se mantuvo también en las primeras tradiciones cristianas, convirtiéndose en una orden 11

menor (p.ej. portero) en el paso hacia el sacerdocio durante el período medieval. Durante generaciones, los acomodadores o Ministros de la Hospitalidad, como se les llama ahora, han realzado el culto en las parroquias dando la bienvenida a las personas, ayudándoles a encontrar asiento, llevando las ofrendas, asistiendo a los que se enferman, y distribuyendo los boletines parroquiales. Debido a su larga historia, no ha sido siempre fácil llegar a un nuevo entendimiento del rol de los acomodadores en el culto de las parroquias después de las revisiones del Vaticano II. EL MINISTERIO DE LA HOSPITALIDAD EN LA LITURGIA La hospitalidad cristiana está centrada en Cristo. Las personas llegan como invitados especiales de Dios mismo (Introducción al Ordinario de la Misa, #23) La hospitalidad es una expresión de reverencia ante la presencia de Cristo en cada miembro de la asamblea. Esto es más que el simple hecho de ser amistoso o sociable. La hospitalidad tiene que ver con el amor cristiano y está basada en el sacramento del bautismo. La verdadera hospitalidad nos une y nos impulsa a participar en la liturgia. Un antiguo dicho cristiano dice: Cuando un invitado llega, Cristo llega. El Ministro de la Hospitalidad es el primer representante oficial de la comunidad que recibe a los feligreses al llegar a Misa, y como tal, debe hacer sentir que cada persona es bienvenida e indispensable para la oración comunitaria. Es por eso que una de las cualidades importantes en el Ministerio de la Hospitalidad es tener a ministros que verdaderamente les guste servir a las personas y ser atentos con ellas. PARTICIPACION DURANTE LA MISA Otra cualidad importante para los Ministros de la Hospitalidad es tener un sentido de la oración litúrgica. Los Ministros de la Hospitalidad, al igual que los otros ministros, son antes que nada miembros de la Asamblea, y como tales deben unirse en oración de igual manera que el resto de la Asamblea. Aún cuando estén realizando tareas específicas, (p.ej: llevar las ofrendas), estos deben mantenerse unidos al resto de las asamblea a través de los cantos y oraciones de una manera activa. Su rol no debe nunca separarlos del resto de la asamblea. Ellos deben estar presentes y atentos durante toda la liturgia. Esto no es posible si los acomodadores se congregan en la parte trasera de la Iglesia o en el vestíbulo durante la Misa. RESPONSABILIDADES GENERALES DE UN MINISTRO DE LA HOSPITALIDAD Las responsabilidades de un Ministro de la Hospitalidad empiezan mucho antes de que empiece la Misa. Los ministros necesitan llegar mucho antes que los otros feligreses (al menos veinte minutos antes de que empiece la Misa). Ellos deben 12

asegurarse de que el lugar de culto esté libre de cualquier tipo de desorden dejado durante el último servicio. Pero sus tareas principales son dar la bienvenida en la puerta principal (poniendo atención en particular a aquellas personas que estén de visita o que necesiten un lugar especial para sentarse), distribuir los materiales necesarios para la liturgia, y ayudar a las personas a encontrar asiento. Al ofrecer una palabra de bienvenida, especialmente a los visitantes o aquellas personas que puedan sentirse incómodas por cualquier motivo, los Ministros de la Hospitalidad ayudan a crear un espíritu de comunidad. Los ministros deben estar informados si se darán celebraciones sacramentales tales como bautizos, primeras comuniones, o ritos de iniciación durante la liturgia; de esta manera, ellos pueden prestar más atención a los visitantes, a las áreas reservadas especialmente para estas personas y cualquier cambio dado fuera de lo común. Es de gran importancia prestar atención a las personas que necesiten de asientos especiales. Normalmente hay un espacio designado para las personas en silla de ruedas, así como aquellas que necesiten servicios de interpretación o con problemas auditivos. En algunas parroquias se les pide a los Acomodadores/Ministros de la Hospitalidad que llenen el frente de la iglesia primero para dejar espacio para los que llegan tarde en la parte posterior. Si hay personas que llegan después de que ha empezado la liturgia, debe haber un método acordado de antemano para ayudar a las personas a encontrar asiento. Por ejemplo, ellos pueden ser ayudados después de la Oración de Entrada pero antes de la primera lectura, o ellos pueden ser ayudados entre las lecturas, el salmo o el Evangelio, pero no durante la lectura de ellos. En los días que haya una gran cantidad de personas presentes, los ministros de la hospitalidad deben conocer las diferentes opciones disponibles para cuando haya que sentar a un exceso de personas. Un aspecto importante que a menudo se descuida en este ministerio tiene que ver con los aspectos físicos del espacio en la iglesia. Hace mucho calor o mucho frío en la iglesia? Se necesita abrir o cerrar las ventanas? Se necesita echar sal en las aceras o las áreas de parqueo? Se necesita limpiar el vestíbulo por estar lodoso o resbaloso? Es adecuada la iluminación en la iglesia? RESPONSABILIDADES PARA LA RECOLECCION DE LA COLECTA Los Ministros de la Hospitalidad son responsables de recoger la colecta de la asamblea. Esto debe hacerse sin prisa, con respecto y dignidad. Este dinero es símbolo de la disponibilidad por parte de la asamblea de ofrecerse a sí mismos y sus recursos a Cristo, e idealmente, se presenta como parte de la procesión con el pan y el vino, y no después. Esta ofrenda, sin embargo, debe ser puesta en otro lugar y no cerca del altar. Los Ministros de la Hospitalidad también pueden ser 13

responsables de seleccionar a las personas que van a llevar el pan y el vino al altar. Esto debe hacerse tomando en cuenta la diversidad de la comunidad en su totalidad. PROCESIONES Los Ministros de la Hospitalidad deben ayudar durante la procesión a la comunión. Su rol es cuidar de que la procesión y recibimiento de este banquete eucarístico se haga de manera reverente y sin apuros. Cuando sea necesario, el Ministro de la Hospitalidad debe ayudar a las personas con movilidad limitada. Durante las celebraciones que se dan una vez al año tales como el Domingo de Resurrección y el Triduo, se necesita de ministros bien preparados para ayudar en las procesiones ya sea fuera o dentro de la iglesia, durante el lavatorio de los pies, la Veneración de la Cruz, y el servicio de la luz durante la Vigilia Pascual. RESPONSABILIDADES AL FINAL DE LA MISA Los Ministros de la Hospitalidad distribuyen los boletines a los feligreses cuando la Misa ha terminado. Tómese en cuenta de que esto no debe de darse hasta que la procesión de los ministros ha dejado el santuario. Cuando la liturgia ha terminado, los Ministros de la Hospitalidad también son responsables de hacer una limpieza general del espacio para el culto. Esto puede incluir recoger los materiales para el culto, velas, palmas, etc. COMUNICACIÓN SEMANAL Es importante que los Ministros de la Hospitalidad sepan qué esperar durante la liturgia a la cual han sido asignados servir. Habrá una segunda colecta? O habrá un celebrante invitado que no conozca la rutina normal? Habrá una celebración de aniversario? Puede haber un capitán presente durante cada liturgia para informar a los demás Ministros de la Hospitalidad sobre cualquier protocolo especial. Otras parroquias fijan un aviso detallando cualquier necesidad especial para cada misa de ese fin de semana en el lugar que se reúnen los ministros. EN CASO DE EMERGENCIAS Las personas involucradas en este ministerio deben saber dónde se encuentran los equipos de primeros auxilios, los extintores de fuego, los teléfonos, y los productos de limpieza. También es de gran ayuda que los ministros estén capacitados para dar primeros auxilios, como parte de su entrenamiento ministerial en general. Cada Ministro de la Hospitalidad debe ser instruido de llamar rápidamente al 911 en caso de una emergencia. También puede ser de gran ayuda si los Ministros de la Hospitalidad conocen a los feligreses que tengan entrenamiento médico (doctores, enfermeras) en caso de necesitar su ayuda. 14

CUÁL ES LA VESTIMENTA APROPIADA PARA LOS MINISTROS DE LA HOSPITALIDAD? Debido a que todos los ministros de la liturgia, son ante todo miembros de la asamblea, ellos deben vestir su mejor ropa de domingo. En algunas parroquias, los ministros llevan una chaqueta de uniforme como visibilidad para que puedan ser identificados inmediatamente en caso de una emergencia. En todo caso, los ministros de hospitalidad pueden usar una etiqueta con su nombre para poder ser identificados con facilidad. VISION PARA EL MINISTERIO DE LA HOSPITALIDAD Piense en las diferentes personas que se reúnen en su parroquia cada domingo. Muchos de ellos pueden estar en búsqueda de una parroquia a la cual puedan considerar como su propia parroquia. Algunos de ellos son católicos pero son nuevos en la vecindad y están tratando de decidir en cual parroquia van a registrarse como miembros. Otros puede que no pertenezcan a ninguna parroquia pero están visitando diferentes parroquias para encontrar una comunidad de fe a la cual unirse. Otros puede que sean visitantes de vacaciones o en viaje de negocios, ellos no andan buscando ser miembros de una parroquia, pero esperan poder sentirse en casa en medio de sus hermanos y hermanas católicos. Dentro de quienes son miembros de la parroquia, algunos llegan después de una hora frenética para vestir a los niños y salir de casa a tiempo. Otros puede que lleguen a la iglesia inmediatamente después del trabajo, o irán al trabajo después de misa. Otras personas que viven solas puede que no hayan tenido ningún contacto con otro ser humano por varios días. Algunos vienen con un gran sentido de agradecimiento a Dios, listos para darle gracias, mientras que otros están allí simplemente porque sus padres les obligan o porque sus esposos o la iglesia lo requieren. Y a menudo, otras personas llegan cargando la cruz pesada de la pérdida o el desconsuelo. A pesar de todas sus diferencias, sin embargo, todas estas personas llevan a Cristo consigo, y todas ellas merecen ser recibidas en su nombre. Como Ministro de la Hospitalidad, usted tiene la oportunidad de ofrecer un regalo a todas las personas que usted recibe en la iglesia. Usted puede transmitirles un sentido de dignidad e importancia, un sentido de bienvenida y una señal del amor de Cristo que nos une en un solo cuerpo. (Rev. Larry Mick) 15

LOS MINISTROS DE LA MÚSICA LITÚRGICA DIRECTRICES INTRODUCCIÓN GENERAL Entre los muchos símbolos usados por la Iglesia para celebrar su fe, la música tiene una importancia preeminente. La música como canto sagrado unido a las palabras compone una parte integral y necesaria de la liturgia solemne. Sin embargo, la función de la música es ministerial, debe servir y no dominar. La música debe ayudar a los creyentes reunidos a expresar y compartir el don de la fe que llevan dentro de ellos y ayudarles a nutrir y fortalecer su compromiso interior de fe. La música debe realzar los textos para que éstos puedan transmitir su mensaje de manera más completa y efectiva. La calidad del gozo y entusiasmo que la música proporciona al culto comunitario no puede ser obtenida de ninguna otra forma. La Música en el Culto Católico, #23 Los fieles cristianos que se reúnen como uno sólo para esperar la venida del Señor son instruidos por el Apóstol Pablo a cantar juntos salmos, himnos y cantos de alabanza (Colosenses 3:16). Por medio del canto se transmite el gozo del corazón. (Hechos 2:46) Por eso, San Agustín dice correctamente: Cantar es para el que ama. También hay otro proverbio antiguo que dice: El que canta, ora dos veces. Instrucciones Generales del Misal Romano,(IGMR) #39 LA FUNCION DE LA MUSICA EN LA LITURGIA La liturgia de la Iglesia es inherentemente musical; por lo tanto, la música es una dimensión normal necesaria de cada experiencia de oración comunal. (La Música Litúrgica de Hoy, #5). Sin embargo, en la liturgia, la música es un arte puesto al servicio de la oración comunitaria. La música debe ayudar a los creyentes congregados a expresar y compartir el don de la fe que se encuentra dentro de ellos y a nutrir y fortalecer su compromiso interior de fe. Debe realzar las lecturas para que éstas puedan hablar a la asamblea de forma más efectiva y completa. La calidad de gozo y entusiasmo que la música proporciona al culto comunitario no puede ser obtenida de ninguna otra forma. Imparte un sentido de unidad a la Asamblea y provee el tono apropiado para una celebración en particular. (La Música en el Culto Católico, # 23). Sin embargo, así como el Hermano Roger, fundador de la Comunidad de Taizé, advirtió, la música litúrgica debe ser como Juan el Bautista: siempre apuntando hacia Cristo, y nunca llamando la atención a uno mismo. LA ASAMBLEA COMO MUSICO PRINCIPAL 16

El músico principal para la liturgia es la Asamblea. Todos los demás músicos están presentes en la liturgia para apoyar el canto de la asamblea. Todos los músicos también son miembros de la Asamblea. La asamblea en su totalidad debe tomar parte en el ministerio de la música. Algunos miembros de la comunidad, sin embargo, son reconocidos por los talentos especiales que ellos proporcionan al dirigir la música como forma de alabanzas y agradecimiento en las asambleas cristianas. Hablamos de la primacía de la Asamblea ya que en ella es que se encuentra principalmente Cristo; la Asamblea es vista como el Cuerpo de Cristo encarnado hoy en el mundo. Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos. (Mateo 18:20) Cristo se encuentra realmente presente en la misma asamblea litúrgica reunida en su nombre, en la persona del ministro, en su palabra, y en efecto, substancialmente y continuamente bajo las especies Eucarísticas (IGMR, #27). Ya que los músicos litúrgicos son ante todo miembros de este Cuerpo de Cristo reunido en oración, es que ellos pueden servir a la asamblea litúrgica. EL DIRECTOR DEL MINISTERIO DE LA MUSICA Al igual que los otros ministros, el Director de Música es ante todo un miembro de la asamblea, un miembro llamado a ofrecer sus talentos individuales al servicio de la comunidad bautizada. La función del Director de Música es única dentro de las muchas formas de ministerio laical. A menudo, el director tiene un entrenamiento académico formal en la música, proporcionándole con destrezas formales tanto instrumentales como vocales en el área de la música. El director debe también tener un entendimiento completo de los diferentes ritos litúrgicos, especialmente de la Misa y el año litúrgico. Las Escrituras, en particular los salmos, deben tener un rol central en la formación del músico. Finalmente, el director debe ser capaz de tomar decisiones pastorales correctas, trabajar bien con una amplia variedad de personas, y desarrollar su propia vida de oración personal. Aunque el Director de Música generalmente tiene una función bastante pública en la liturgia, la mayor parte de su trabajo no es visto por la mayoría de los miembros de la asamblea. La selección de música nueva para la asamblea o los varios coros toma mucho tiempo. La preparación para las prácticas con los coros, la planificación del calendario de los diferentes músicos, las prácticas con los coros y los cantores, las prácticas personales, la elaboración de presupuestos, las finanzas y la lectura de materiales en el ámbito de la música son todos ellos de importancia vital, pero son aspectos que no notamos en este ministerio. La persona encargada de escoger el repertorio para la Asamblea también debe estar atento a otros aspectos tales como la calidad de los textos cantados, el balance de los diversos estilos de música, las diferencias multiculturales, el lenguaje 17

inclusivo apropiado, las leyes de derecho del autor, los desafíos acústicos, las necesidades de los niños y los jóvenes, y el rol del silencio en la liturgia. El Director de Música debe tener una vocación para tratar con las tensiones inherentes en este ministerio. Los aspectos relacionados a los pagos por servicio, evaluaciones, necesidades de educación continua, opciones estilísticas y las relaciones tanto con el personal clerical y profesional, así como los músicos voluntarios pueden ser origen de mucha frustración. La tentación de entretener a la asamblea, así como la naturaleza repetitiva de la oración también puede ser un desafío sutil para el músico litúrgico. Es por eso que es muy importante que el ministro tenga una espiritualidad personal sólida. CANTORES La función del cantor es dirigir y animar a la congregación a cantar. A menudo, el cantor tiene la tarea especial de unir a todos los presentes en la proclamación de la palabra de Dios a través del salmo. La voz humana es el principal instrumento musical en la oración litúrgica, y su repertorio fundamental es el salmo (Rev. A. Kavanaugh). El cantor también puede enseñar música nueva a la congregación. Los cantores también sirven como líderes de la música litúrgica en los funerales y otros rituales sacramentales. Los cantores necesitan ser capaces de cantar bien los textos y con una voz agradable. De todos los líderes musicales, el cantor es quien necesita tener un contacto visual y auditivo directo con la Asamblea. En cada situación durante la cual el líder musical tenga un contacto visual con la Asamblea, es importante evitar que se transmita la impresión de estar frente a un escenario u otro lugar de entretenimiento. (Reporte del Simposio de Milwaukee para los Compositores de la Iglesia, #68) EL CORO La Constitución de la Sagrada Liturgia enfatiza que los coros deben ser promovidos diligentemente (#114) El coro permanece durante todo el tiempo como parte de la asamblea reunida. Puede servir a la asamblea dirigiéndola en la música litúrgica y fortaleciendo o realzando su canto. De vez en cuando, el coro puede cantar por sí solo un tipo de música más compleja que sirva para ayudar a la reflexión de la congregación. (Introducción al Ordinario de la Misa, #18). Debe prestarse atención a la altura, el tono y la dicción ya que estos son esenciales en la excelencia y calidad de la música. INSTRUMENTALISTAS El órgano y otros instrumentos no sólo apoyan y animan a la participación a través del canto, pero también, por sí solos, pueden ayudar de manera poderosa a la contemplación y la expresión de alabanzas y una variedad de sentimientos humanos ante Dios.(Introducción al Ordinario de la Misa, #18). 18

RECURSOS BASICOS Es sumamente importante estar familiarizados con la Introducción General al Misal Romano, con la Introducción al Leccionario, y con cada uno de los libros rituales para los sacramentos. Algunos de los documentos oficiales universales a ser estudiados incluyen la Constitución de la Sagrada Liturgia y Musicam Sacram (Música Sagrada). Los principales escritos de los obispos en los Estados Unidos son La Música en el Culto Católico (Music in Catholic Worship) y La Música Litúrgica de Hoy (Liturgical Music Today). Las suscripciones a revistas tales como Pastoral Music, Rite, Ministry and Liturgy, GIA Quatery, AIM y Today s Liturgy pueden ser de gran ayuda. También existen organizaciones profesionales tales como la Asociación Pastoral de Músicos y su capítulo en Milwaukee, las cuales ofrecen una educación y formación continua a sus miembros. Los siguientes sitios web también proporcionan información de gran ayuda: www.npm.org www.wlp.jspaluch www.choristersguild.org www.ocp.org www.giamusic.com VIDA Y MINISTERIO Todos los ministros de la liturgia son ordenados o comisionados para atender las necesidades de la Asamblea. Sin embargo, el servicio que el ministerio de la liturgia ofrece a la Asamblea va más allá de la función específica que un ministro realiza regularmente en la liturgia. Mientras el cantor, por ejemplo, tenga la función de servir a la Asamblea a través de la proclamación del salmo, él o ella, también sirve aún después del tiempo de oración siendo ejemplo vivo de alguien que toma la Palabra de Dios seriamente y que se esfuerza por vivirla en su vida diaria. Esta conexión entre la oración y la vida diaria se alcanza, de acuerdo al Rev. Aidan Kavanaugh, bajo la gracia de la oración constante, reflexión, autodisciplina, y práctica continua por parte del ministro. En una parroquia grande, el músico principal puede que toque en un funeral, una o dos bodas, y tres o cuatro liturgias eucarísticas durante un fin de semana. Para poder estar preparado musicalmente y presente de manera devota en cada una de estas celebraciones litúrgicas se necesita de un alto nivel de profesionalismo y auto disciplina. BENDICION PARA LOS MUSICOS LITURGICOS Un ritual formal para comisionar es una manera para reconocer la centralidad e importancia de la música en la liturgia. El capítulo 62 del Bendicional incluye un Ordinario de Bendiciones para varios ministros, incluyendo los músicos. 19

MINISTERIO DE LOS LECTORES DIRECTRICES Las Sagradas Escrituras, sobre todo en la proclamación Litúrgica, son la fuente de vida y fortaleza... Amor a las Escrituras es pues una fuerza vigorizante y renovadora para todo El Pueblo de Dios. (Introducción al leccionario, #47). La celebración propia de la Liturgia de la Palabra incluye muchos elementos y feligresía, pero se debe tener mucho cuidado, de manera que muchas palabras humanas y elementos no opaquen la palabra divina en si misma. En este diálogo con el Señor, el Pueblo escucha la palabra, la reflexiona en silencio, responde en el canto, la asimila, y la aplica a sus vidas. Movidos por ello, profesan su fe e interceden por las necesidades de la Iglesia y del mundo (Introducción del Ordinario de la Misa # 80). La asamblea Litúrgica requiere realmente de los lectores...por lo que deben tomarse las medidas apropiadas para asegurar que los seglares tengan los entrenamientos apropiados para llevar a cabo este ministerio con dignidad (introducción del leccionario, # 52) PRINCIPIOS GENERALES Cristo está realmente presente en la Asamblea Litúrgica unida en su nombre, en la persona del ministro de la Palabra, y en realidad substancialmente y continuamente bajo las especies de la Eucaristía (IGMR # 27. Cuando se leen las Escrituras en la Iglesia, El mismo Dios habla a su Pueblo, y Cristo, presente en su propia Palabra, proclama el Evangelio. Por este motivo, todos deben de escuchar con reverencia las lecturas de la Palabra de Dios, que es el elemento más sublime en la importancia de la Liturgia (IGMR, # 29). Por medio de las lecturas, así como se explicó en la homilía, Dios habla a su Pueblo, obteniendo para ellos el misterio de la redención y salvación, y les ofrece el alimento espiritual; y Cristo mismo está presente en medio de los feligreses a través de su Palabra. (IGMR # 55 ). Durante la Liturgia de la Palabra, es también apropiado incluir momentos de silencio, que se acomoden a la asamblea reunida, en el cual, asistidos por el Espíritu Santo, la Palabra de Dios pueda profundizar en el corazón como respuesta a la oración que pudiera haber sido preparada. (IGMR # 56). Toda 20

precipitación que afecte la Liturgia debe evitarse (Introducción del Leccionario # 28). El lector proclama la Palabra de Dios, y para hacerlo bien, el lector debe ser claro, para que su lectura sea comprensible y debe tener conocimiento sobre las Escrituras que está leyendo. Por tradición, el acto de leer las Escrituras es una función ministerial, no es presidencial. (IGMR # 59) Las lecturas antes del Evangelio deben ser proclamadas por un lector que ha sido entrenado para ese ministerio. LA FUNCION DEL LECTOR EN LA MISA PROCESIÓN En la procesión hacia al altar, el lector se forma con los otros ministros, en frente del sacerdote y del diacono quien lleva el Libro de los Evangelios. Cuando llegan al altar, el lector hace una reverencia juntamente con los otros ministros, de allí procede a tomar el lugar que le corresponde (IGMR #49, 195, 120). El lector puede sentarse en el santuario con los otros ministros o con los miembros de la asamblea. (Vea Preguntas y Respuestas) Cuando no hay un diácono presente, el lector pude llevar el libro de los Evangelios, portándolo en alto, caminando enfrente del sacerdote. Si lleva el libro, el lector se acerca hasta el altar y coloca el Libro a la derecha en el altar, de manera que quede visible por la asamblea. Hay que tener en cuenta que aunque el Libro de los Evangelios puede llevarse en la procesión, nunca debe llevarse el leccionario. (IGMR #118b) LITURGIA DE LA PALABRA Después de la oración inicial, el lector va hacia el ambón y proclama la primera lectura en el leccionario. El leccionario debe estar con las lecturas señaladas desde antes de la Misa. Al final de las lecturas, el lector pronuncia la aclamación Palabra del Señor y todos responden Te alabamos Señor. En este breve dialogo, el lector debe mantener contacto de la vista con la asamblea. Hay que tenerse en cuenta que ni el leccionario ni el Libro de los Evangelios se debe levantar cuando se ha proclamado la aclamación final. Esta conclusión final puede ser también cantada, aún por alguien que no sea el lector. (Introducción al Ordinario de la Misa #85 ). Si hay un segundo lector antes del Evangelio, el lector proclama desde el ambón la lectura, pronuncia la aclamación al final y vuelve a su lugar. En algunas 21

Iglesias, el lector puede ser que necesite remover el leccionario del ambón en este momento. Cuando hay dos lecturas, es mejor designar dos lectores. Sin embargo, cuando hay una sola lectura, ésta debe ser asignada a un solo lector. La única excepción es cuando se proclama la lectura de la Pasión, la cual puede ser dividida entre varios lectores. (Introducción al Leccionario #52, IGMR # 109). El Evangelio es proclamado siempre por el diácono o por el sacerdote. Después de la homilía (o despedida a los catecúmenos), el lector puede leer las peticiones de los feligreses desde el ambón si no hay un diácono presente. Estas peticiones son dirigidas a la asamblea. El lector deberá de estar ya en su lugar en el ambón cuando el que preside invita a la gente a orar; el lector deberá permanecer junto al ambón hasta que termine la oración final. RECESION Al terminar la Misa, el diácono o el lector no lleva el Libro de los Evangelios en la procesión de salida. (Libro de los Evangelios #22) Ni el Leccionario ni el Libro de los Evangelios debe llevarse en la procesión final. El lector puede unirse a la procesión en el mismo orden que entró al principio de acuerdo a la costumbre que tenga la parroquia, haciendo reverencia o genuflexión al altar juntamente con los otros ministros. EL LECTOR EN OTRAS CELEBRACIONES LITURGICAS La función ministerial de los lectores debe ser respetada en todas las celebraciones Litúrgicas, incluyendo Misas de bodas, funerales, bautismos, celebraciones de las Horas de la Liturgia y la reconciliación comunitaria y el servicio de unción de los enfermos. La función del lector, como ya se ha especificado durante la celebración de la Misa, es la misma en estas celebraciones Litúrgicas y no se debe realizar por el diácono o el sacerdote si es posible. En caso de bodas o Misa de funeral se permite que alguien que no sea miembro de la Iglesia Católica proclame una de las lecturas de las Escrituras, si el párroco local lo juzga apropiado. Se aplican las mismas normas para la Oración de los fieles. Esto está basado en el Directorio Ecuménico (# 133, 25 de marzo del 1993) el cual declara que, Las lecturas de las Escrituras durante las celebraciones Eucarísticas en la Iglesia Católica deben llevarse a cabo por los miembros de la Iglesia. En ocasiones especiales y por causas justas, el Obispo de la diócesis puede permitir a un miembro de alguna otra Iglesia o comunidad eclesial tomar la tarea de lector. (Boletín de la Cancillería, del 28 de octubre 22

de 2002) DIVERSIDAD DE PUNTOS Cuando haya opciones consulte con el coordinador o con quien presida para saber si se va ha usar la versión corta o larga de la lectura. Si el lector va ha proclamar las peticiones, infórmele antes de que la Misa empiece, para que las prepare, en caso de que haya palabras difíciles de pronunciar. En la Arquidiócesis de Milwaukee, los lectores con frecuencia usan ropa ordinaria. Sobre todo, la ropa que usen no deberá de distraer a las personas de ninguna manera. Las cualidades en general para los lectores incluyen (1) un conocimiento de las diferentes clases de lecturas (por ej. historias, leyes, profecías, y cartas; y (2) un sentido general sobre las lecturas del día y de la sesión litúrgica particular. En preparación para su proclamación, se recomienda a los lectores que lean todo el capítulo en el cual se encuentra la lectura, y que lean la lectura seleccionada en voz alta varias veces durante la semana. Y en el mismo día en que va ha ser proclamada es aconsejable no comer azúcar y evitar cafeína. El calentamiento de la voz ya sea usando vocales o cantando es de mucha ayuda. Aunque se necesitan aptitudes técnicas y en realidad son necesarias, la preparación del lector sobre todo debe ser espiritual (Introducción, #55). La oración y la meditación sobre las lecturas permiten que la voz de Dios le hable y se transmita a través de usted a los demás. 23