Las mujeres y el trabajo decente en el Perú



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Transcripción:

1 Las mujeres y el trabajo decente en el Perú María Bastidas Aliaga Edgardo Balbín Torres Asociación de Desarrollo Comunal

2 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ María Bastidas Aliaga Edgardo Balbín Torres ADC Asociación de Desarrollo Comunal Pablo Bermúdez N 177 - Of. 407 - Sta. Beatriz, Lima - Perú Telefax 424-8593 www.adc.org.pe e-mail: aso_adc@yahoo.es Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N 201112069 Diseño, diagramación, producción gráfica e impresión: Esquema ediciones Av. Ignacio Merino 1652 - Lince Telf.: 471-0704 Tiraje 1,000 ejemplares Primera edición, octubre 2011 Lima - Perú La autora, el autor y la ADC autorizan la copia, distribución y citado de los mismos en cualquier medio y formato, siempre que se indique la fuente y sus autores y sea sin fines de lucro. La reproducción del texto con fines comerciales queda expresamente prohibida sin el permiso expreso de la editora. Toda obra o edición que utilice estos textos, sin fines de lucro, deberá conceder estos derechos expresamente mediante la inclusión de la presente cláusula de copyleft.

3 Contenido Agradecimientos 7 Prólogo 9 Presentación 11 Introducción 13 CAPÍTULO 1: LA IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ 1.1 Definición de Trabajo Decente con enfoque de género 19 1.2 Componentes del Trabajo Decente 21 1.2.1 Oportunidades de empleo 1.2.2 Los principios y derechos laborales protegidos por el marco normativo 23 internacional 1.2.3 Protección y seguridad social 32 1.2.4 Diálogo social y tripartismo 32 1.3 La igualdad de género como eje fundamental del Trabajo Decente 35 1.4 Los programas de Trabajo Decente en la región y la incorporación del 41 enfoque de género Pág CAPÍTULO 2: LA SITUACIÓN DEL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ 2.1 Los principios y normas laborales internacionales reconocidas en el marco 49 normativo peruano, considerando un enfoque de género 2.1.1 La Constitución Política del Perú y los tratados internacionales sobre protección de los derechos laborales 2.1.2 La legislación nacional y su conformidad con los convenios de la OIT 53 2.1.2.1 La situación de la libertad de asociación, la libertad sindical y 63 el derecho de negociación colectiva 2.1.2.2 La situación de la eliminación del trabajo forzoso u 73 obligatorio 2.1.2.3 La situación del trabajo infantil 84 2.1.3 Legislación y políticas nacionales sobre la igualdad de género 87 2.1.3.1 Contra la discriminación e igualdad de oportunidades 88 2.1.3.2 Acceso al empleo 89 2.1.3.3 Ejecución de la relación de trabajo 2.1.3.4 Extinción de la relación de trabajo 90 2.1.3.5 Otras disposiciones relativas a la relación de trabajo 91 2.1.4 Instancias y políticas previstas para la lucha por la igualdad de género 92 en el ámbito laboral

4 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ 2.1.4.1 Instancias judiciales 92 2.1.4.2 Instancias administrativas 93 2.1.4.3 Políticas de alcance nacional 94 2.1.5 La aplicación efectiva de las normas sobre la igualdad de género en el 95 ámbito laboral 2.1.5.1 Sanciones penales por discriminación en el ámbito laboral 2.1.5.2 Sanciones judiciales en el ámbito laboral 96 2.1.5.3 Sanciones administrativas en el ámbito laboral 99 2.1.5.4 Implementación de políticas sobre la igualdad de género en el 101 ámbito laboral 2.2 La situación laboral de las mujeres y las brechas de equidad de género en el 104 Perú 2.2.1 Evolución de las tasas de participación, ocupación y empleo 105 2.2.1.1 Tasas de participación: creciente incorporación femenina en 106 el mercado laboral a. Tasas de participación de mujeres en situación de 107 pobreza se incrementa respecto a las demás b. Tasas de participación de mujeres aumentan de acuerdo 110 a su nivel educativo respecto a los hombres 2.2.1.2 Tasas de ocupación: las oportunidades de empleo en 111 las mujeres crecen a un ritmo superior que en los hombres a. Brechas entre el desempleo femenino y masculino se mantienen b. Brecha de desempleo y nivel educativo 112 2.2.1.3 Tasas de subempleo: son más altas entre las mujeres 114 a. La estructura del empleo femenino 115 b. Las mujeres están sobre-representadas en la economía 117 informal c. La calidad del empleo de las mujeres en la economía 119 informal es inferior a los hombres Trabajadoras en las microempresas 120 Trabajadoras independientes 122 Trabajadoras del hogar 123 d. El proceso de tercerización es acentuado entre las 125 mujeres 2.2.1.4 Diferencias de remuneración entre hombres 128 y mujeres: disminuye moderadamente la brecha de ingresos a. Las brechas de ingreso según nivel educativo 131 2.2.2 La situación de las mujeres indígenas 132

5 2.2.3 Las trabajadoras migrantes se han incrementado sustancialmente 134 2.2.4 Las trabajadoras jefas de hogar 135 2.3 Las brechas de género en el sistema de protección social en el Perú 137 Cobertura de protección social por sexo 138 Cobertura por ámbito y categoría ocupacional 139 2.3.1 Sistema de seguridad social: Salud y Pensiones 140 2.3.1.1 Cobertura de seguro de salud: afiliación según categorías, Lima 141 Metropolitana y resto del país 2.3.1.2 Cobertura de pensiones: afiliación según categorías, Lima 143 Metropolitana y resto del país 2.3.1.3 Cobertura según PEA y tipo de contrato 146 2.4 Diálogo social y género en el Perú 148 2.4.1 Aproximación al Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del 153 Empleo desde una perspectiva de género 2.4.2 Participación de las mujeres en el CNTPE: un reto aún presente 155 2.4.3 Las mujeres como responsables de toma de decisiones. 156 Representación de las mujeres en los sindicatos y en las organizaciones de empleadores 2.4.4 La agenda de género en el CNTPE 158 2.4.5 Comisiones Tripartitas para promover la igualdad de género 160 2.4.6 Propuestas de Diálogo Social para avanzar la igualdad de género 161 CAPÍTULO 3: LINEAMIENTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN PROGRAMA DE TRABAJO DECENTE CON ENFOQUE DE GÉNERO EN EL PERÚ 3.1 Objetivo estratégico 1: Promover y cumplir los principios y derechos 165 fundamentales en el trabajo 3.2 Objetivo estratégico 2: Crear mayores oportunidades para las mujeres y los 168 hombres, con la finalidad de que dispongan de ingresos y empleos dignos 3.3 Objetivo estratégico 3: Ampliar el alcance y la eficacia de la protección social 172 para todos y todas 3.4 Objetivo estratégico 4: Fortalecer el tripartismo y el diálogo social 178 incorporando activamente a las mujeres en los procesos y estructuras de consulta, negociación y decisión Conclusiones 181 Recomendaciones 184 Bibliografía 187

6 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ

7 Agradecimientos Queremos agradecer a la Asociación de Desarrollo Comunal ADC, a la Fundació Pau I Solidaritat de Comisiones Obreras de Valencia y la Generalitat Valenciana, en especial a Ofelia Vila Hernández, Secretaría de Cooperación Internacional y Movimientos Sociales de CCOO PV. Al Equipo Técnico de ADC, particularmente a María Sussy Ampudia, Directora Ejecutiva, a Fernanda Giorgi, Ángel Meneses y Maritza Torres por sus aportes. Una mención especial a la señora Aída García Naranjo, Ministra de la Mujer, por acceder cordialmente a realizar el prólogo. Y, de manera muy especial, a todas las mujeres y amigas trabajadoras y sindicalistas por plantearnos el reto de escribir este texto.

8 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ

9 Prólogo En el trabajo tampoco somos iguales. Así podría resumirse el contenido desarrollado en el prolijo y valioso libro de María Bastidas Aliaga y Edgardo Sergio Balbín Torres Las Mujeres y el Trabajo Decente en el Perú, el mismo que plantea la importancia y la necesidad de diseñar e implementar un Plan de Trabajo Decente en nuestro país si lo que se quiere es garantizar las mismas condiciones de trabajo para todos y todas. Esta publicación que diagnostica la situación laboral de las mujeres en el Perú, poniendo particular énfasis en las brechas de equidad de género que se registra en el sector laboral peruano, propone como estrategia para la superación de la desigualdad encontrada el impulso de políticas de crecimiento orientadas a promover el trabajo decente y la igualdad de género. El total de la población peruana en edad de trabajar no forma parte de la Población Económica Activa (PEA), pues un gran número de ésta se encuentra fuera del mercado laboral, tal es el caso de las amas de casa, jubilados, estudiantes, entre otros. La sociedad peruana modificó su estructura ocupacional en las décadas de los 60 y 70. Así, pasó de una población predominantemente orientada a actividades agrícolas, a una empleada principalmente en los sectores industriales y de servicios, ambos de naturaleza urbana. Esta tendencia duró hasta los años 80, década donde la crisis mundial y el ajuste repercutieron negativamente, modificando la estructura ocupacional peruana, en la cual la mujer asume un nuevo rol. Si bien, el sector agrícola ha crecido moderadamente en la década del 2000, probablemente asociado al auge agroexportador, este crecimiento no ha ido de la mano con la disminución de las brechas de inequidad salarial entre hombres y mujeres, siendo el sector industrial en el que se observa un constante retroceso. Son las actividades vinculadas al servicio las que absorben mayor empleo, y donde las mujeres tienen una significativa presencia, aunque sus condiciones siguen siendo desventajosas. Si para 1991 se reputaba que el 52.7% de la población tenía ocupación informal contra un 47.3% de formales: seis de cada diez informales funcionaban como independientes, tres como parte de microempresas y uno en trabajo doméstico; para el 2006 poco más de dos tercios de los trabajadores formales pertenecían al sector privado y el resto al público, en tanto que los informales eran el 54.9% de la PEA ocupada, es decir que el empleo formal público bajó 4 puntos en 15 años y el privado subió poco menos de dos puntos. En el Perú la población económicamente activa está compuesta de 6 954.6 millones de mujeres y 8 783.7 millones de hombres, lo que indica que son los hombres aún predominantes en el universo total de la actividad económica, pese a que el número de mujeres en edad de trabajar son superiores al de los hombres, lo que nos permite deducir que un importante número de ellas no forman parte de la PEA. En la estructura de ingresos la diferencia entre el quintil de mayor ingreso y el de más bajo ingreso es de 54.5%, brecha que se eleva en el área urbana a 60.4% y desciende al 31.3% en el área rural. En el caso de las mujeres la brecha urbana es de 51.5% y la rural de 29.2%, es decir que las desigualdades se acentúan según ámbitos urbano y social. La inequidad se acentúa igualmente en relación al salario promedio de las mujeres asalariadas urbanas de trabajo semanal o más, en edades entre 20 y 49 años, y el de los hombres en iguales condiciones, siendo más desfavorable para las mujeres. En la estructura ocupacional la situación de las mujeres ejecutivas de empresas o gerentas tampoco es mejor. Si bien desde el 2003 se evidenciaron ligeras mejoras, aún persisten las brechas. Así, entre los puestos principales de conducción de los negocios hay una mujer por cada cuatro hombres, en tanto que en los puestos profesionales y técnicos la tendencia es a equipararse. Según el Ministerio de Trabajo, en un análisis del mercado laboral por segmentos, las ocupaciones femeninas se continúan preservando con particular énfasis en determinados sectores. Así, en

10 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ profesiones como enfermería y obstetricia la tasa de empleo femenino es muy alta, entre 80 y 90% de los puestos, mientras que en labores vinculas con la educación y la asistencia social se registran a mujeres entre el 60 al 89%. En el sector técnico, se observa también una alta concentración entre secretarias y mecanógrafas (90 a 100%) y de telefonistas y vendedoras (60 a 98%). Similar panorama es el registrado entre las obreras o trabajadoras manuales, donde la concentración de las mujeres se presenta en el sector de costura y de textiles. En servicios, finalmente, los trabajos donde las mujeres predominan totalmente son en el de empleadas del hogar, lavanderas y planchadoras, así como en el personal de limpieza y de peluquerías. La participación de las mujeres en las microempresas (ocupadas en establecimientos de hasta cinco trabajadores), no es distinta a los sectores anteriormente descritos. La mayoría de mujeres se encuentran fundamentalmente ocupadas como trabajadoras independientes, bajo diversas formas de autoempleo, con bajas calificaciones y escaso capital, asimismo se desempeñan en negocios de baja productividad y generalmente en el nivel de sobrevivencia. Las mujeres que se encuentran en el empleo informal se caracterizan por el bajo nivel educativo, limitados ingresos en el hogar (producto de la crisis económica) y amplia carga familiar de hijos/as. Así, el crecimiento de jefaturas de hogar a cargo de mujeres las presiona a salir al mercado laboral en un afán de sobrevivencia, en un contexto de débil cualificación profesional, estado de competitividad laboral y ausencia de protección social. La OIT advierte una sobre representación de las mujeres en el empleo informal, confirmando lo señalado por diferentes estudios referidos a la informalidad, que señalan una mayor incidencia de este problema entre las mujeres; al tiempo que explica esta situación desde el ángulo de la oferta laboral, dado el incremento de la participación femenina en el mercado de trabajo en un contexto en que la generación de empleos aún es insuficiente, donde se registra una disminución importante -y dramática en algunos casos- de los ingresos familiares, entre otros factores. Debemos reflexionar que en el actual contexto de crisis internacional el mayor impacto del desplome del empleo afectará con mayor fuerza a las mujeres debido a las brechas existentes en las remuneraciones y en la cobertura de seguridad social, entre otras. Así, desde el 2009, hay más trabajadoras que podrían perder sus empleos en América Latina, elevando la tasa de desempleo de la región por primera vez en seis años, según informe de la OIT. La realidad anteriormente descrita resulta de urgente atención, si lo que se busca es sumar a los esfuerzos desplegados para Cerrar Brechas, más aún en un contexto político y social que se torna favorable al cambio y la transformación, y donde es indudable la urgencia de superar las desventajas de las mujeres en relación a sus pares. Así, estamos ante un reto viejo y la necesidad de asumir la responsabilidad de ser garante de los derechos, por lo que nos comprometemos a una renovada práctica de la institucionalidad estatal, que busque una estrategia de superación de la pobreza, vía la Inclusión Social y el Desarrollo Humano, y que sea capaz de hacerlo con la clara comprensión de incorporar la Igualdad de Género en todos los ámbitos. Estamos ante la necesidad de apuntalar acciones de promoción de la igualdad de género como punto trascendental en la Agenda del Trabajo Decente. Así, Las Mujeres y el Trabajo Decente en el Perú es una publicación que busca expresar el compromiso de investigadoras/es, como María Bastidas Aliaga y Edgardo Balbín con este objetivo, pues constituyen un invalorable aporte a la tarea de cerrar brechas de discriminación e inequidad de género en el mundo del trabajo y en el ámbito laboral y social del Perú. Aída Garcia Naranjo Morales Ministra de la Mujer y Desarrollo Social

11 Presentación La Central Sindical de Comisiones Obreras del País Valenciano (CCOO PV), en España, desea en estas breves líneas expresar sus felicitaciones al excelente trabajo que desarrolla la Asociación de Desarrollo Comunal (ADC) y del que nos complace sentirnos orgullosos y responsables, en una modesta medida. En 1999 iniciamos una relación con ADC por intermediación de María Bastidas y luego de los primeros acercamientos entre ambas organizaciones, establecimos una visión compartida sobre la definición de las causas y consecuencias de la pobreza y una sintonía en la proposición de las alternativas para superarla. Desde CCOO PV en España, consideramos que sólo con la solidaridad, la cooperación y el aprendizaje mutuo Norte-Sur podremos construir a escala mundial un modelo de desarrollo justo, en el que el crecimiento económico vaya de la mano con la articulación democrática de la sociedad, con la equidad social y de género, la sostenibilidad, la libertad humana y el respeto a las diferencias culturales. Consideramos como elemento clave en la perspectiva de un desarrollo sostenible el trabajo y el acceso al mismo en condiciones que permita a las personas trabajadoras y sus familias vivir con dignidad. Propugnamos la proyección política y social de las organizaciones sindicales como agentes imprescindibles en un Estado de Derecho, en la exigencia del respeto y vigencia de los derechos en sentido integral, de todos los trabajadores y todas las trabajadoras. Apoyamos el protagonismo y el fortalecimiento de las organizaciones del Sur, que enraizadas en la sociedad cumplen un rol de representación y apoyo de las personas y colectivos en los procesos de desarrollo promovidos por ellos mismos. Así pues, con esta visión de desarrollo compartida, a través de nuestra Fundació Pau i Solidaritat hemos cooperado con ADC para materializar diversas iniciativas que han incidido y siguen incidiendo en la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de las mujeres peruanas. En este sentido hemos apoyado el fortalecimiento de las organizaciones de trabajadoras en Perú, a través de la formación y fortalecimiento de las secretarías de la mujer de las cuatro centrales sindicales del país y favorecer la unidad de acción sindical

12 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ en materia de derechos laborales de las mujeres; también se ha promovido la organización de las trabajadoras del sector informal y empleadas de hogar, al mismo tiempo que se desarrollan importantes campañas de sensibilización sobre género, dirigidas a la sociedad peruana, y de incidencia en políticas de igualdad. Un logro más en esta labor ha sido la elaboración de la presente publicación, siendo necesario destacar la extraordinaria tarea que se encuentra detrás de estas páginas impresas, fruto de la generosa dedicación y compromiso de todas las personas que en ella han colaborado, convencidas de la necesidad de seguir avanzando en la promoción de la igualdad de género tanto en el ámbito laboral como en todos aquellos espacios de la sociedad que poco a poco y con mucho esfuerzo las mujeres vamos conquistando. Desde la Central Sindical de Comisiones Obreras del País Valenciano (CCOO PV) deseamos continuar apoyando el trabajo de ADC en la lucha de las mujeres trabajadoras del Perú para alcanzar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, así como condiciones de trabajo dignas. Ofelia Vila Hernández Secretaria de Cooperación Internacional y Movimientos Sociales Comisiones Obreras del País Valenciano (CCOO PV) - España.

13 Introducción La superación de la desigualdad y el impulso de formas de crecimiento que promuevan el desarrollo humano y generen un trabajo decente constituyen algunos de los requisitos imprescindibles para contribuir con la reducción de la pobreza, con la promoción de la autonomía de las mujeres y el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Este es también un objetivo transversal de la Organización Internacional del Trabajo que ha sido recogido en el informe del Director General Trabajo decente en las Américas: Una Agenda Hemisférica 2006-2015 (AHTD), presentado en la XVI Conferencia Regional Americana, realizada en Brasilia en mayo de 2006 y aprobado tripartitamente. La Agenda Hemisférica destacó que la eliminación de la discriminación en el trabajo es fundamental para lograr un crecimiento más eficiente y equitativo y un requisito indispensable para la consolidación de la democracia. Así, ha identificado como uno de los principales desafíos que enfrenta la región para generar un trabajo decente, la necesidad de incorporar la igualdad de género como un objetivo transversal y al mismo tiempo un área específica de intervención en las políticas articuladas que permitan aumentar la participación laboral y la ocupación de las mujeres y disminuir la brecha de ingresos y de informalidad por sexo. A cuatro años de implementación de la Agenda Hemisférica, el Informe del Director General Década del Trabajo Decente en las Américas: 2006-2015. Primer balance y perspectivas de la Agenda Hemisférica, destacó que en la región se hicieron importantes avances para promover la igualdad de género y la eliminación de la discriminación contra las mujeres. Sin embargo, aún existen grandes brechas en materia de ingresos, protección social, informalidad, repartición de las tareas no remuneradas para el cuidado de la familia y desempeño de funciones decisorias e influyentes por parte de las mujeres. 1 Para la OIT, la eliminación de estas brechas está directamente relacionado con la posibilidad de resolver las barreras que enfrentan las mujeres para insertarse y permanecer en el mercado de trabajo en igualdad de oportunidades que sus pares varones. Por tanto, la promoción de la igualdad de género es un elemento constitutivo de la Agenda del Trabajo Decente, por lo que las diferencias y desigualdades en la 1 El informe fue presentado en la Decimoséptima Reunión Regional Americana, realizada en Santiago de Chile, en diciembre de 2010.

14 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ situación de hombres y mujeres es una dimensión de análisis para su construcción y determinación. Así, será tomada en cuenta cuando se realizan diagnósticos sobre los déficits de trabajo decente y cuando se definan las estrategias, políticas y acciones dirigidas a superación 2, pues sin la plena participación de las mujeres en condiciones de igualdad en el ámbito laboral, difícilmente se aseguran los objetivos de trabajo decente: como el respeto a los derechos fundamentales, mejor y más empleo, con protección social y fomento del diálogo social como instrumento para mejorar las condiciones de trabajo y potenciar los objetivos anteriores. Si bien en el Perú durante las tres últimas décadas las mujeres peruanas han logrado significativos progresos, pues se han incorporado masivamente al mercado de trabajo, han aumentado sus niveles de escolaridad y de participación en los espacios políticos y económicos, aún registran altas cuotas de desigualdad, padecen discriminaciones en el trabajo, perciben menores ingresos que los hombres, son mayoría entre la población en situación de pobreza, están sobre - representadas en trabajos que no son regulados por la normativa laboral y carecen de seguridad social de largo y corto plazo. En suma, presentan mayores déficits de trabajo decente en términos de remuneraciones, protección social, estabilidad y ejercicio de derechos laborales, lo cual les genera un conjunto de problemas específicos al momento de incorporarse al mercado laboral. El carácter estructural que adquieren estos problemas hace que se requiera de una voluntad política y un esfuerzo concertado que vaya más allá de acciones destinadas a promover la igualdad formal. No basta sólo con que los hombres y las mujeres tengan el mismo punto de partida. Se requiere además garantizar que en el trayecto a la meta se cambien las condiciones para que las mujeres lleguen a ella. En este sentido, se requiere de una igualdad sustantiva que implica una real redistribución de recursos y de poder 3. En este marco la Asociación de Desarrollo Comunal (ADC), desde su fundación en 1995, se propuso contribuir a la construcción de un Perú con igualdad de género, con participación política, concertación social y la puesta en práctica de valores que procuren el ejercicio efectivo de los derechos ciudadanos y promueva el liderazgo femenino, para lo cual impulsa de modo sostenido y permanente la autonomía y el empoderamiento de las mujeres, en su reconocimiento como un sector poblacional tradicionalmente excluido y en desventaja social, económica, política y cultural. 2 La OIT cuenta con una amplia literatura en su página web. Para más información sobre Trabajo Decente y Género consultar Ábramo (2006). 3 Recomendación General Nº 25 del Comité de CEDAW de Naciones Unidas.

15 La Asociación de Desarrollo Comunal (ADC) 4 asume el reto planteado por la OIT de integrar el enfoque de género en la agenda de trabajo decente, con el objetivo de promover y favorecer la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el mundo laboral, requisito indispensable para consolidar la democracia, el desarrollo y la paz en el Perú. En el alcance de esta meta, puso en marcha el proyecto denominado: Trabajo Decente para las Mujeres del Perú (TRABDEC, III Fase). Proyecto de capacitación, fortalecimiento organizativo y promoción de la equidad de género en el ámbito laboral, con el auspicio de la Fundació Pau I Solidaritat de Comisiones Obreras de Valencia y el financiamiento de la Generalitat Valenciana de España. Este proyecto, que busca disminuir las situaciones de discriminación e inequidad de género en el ámbito laboral, se inserta en un contexto creciente de desigualdad y discriminación de género caracterizado por la segregación por sexo (menos salario en trabajos de igual valor), menor acceso a la capacitación técnica y profesional, mayor desempeño y acceso a trabajos del sector informal, acoso sexual, doble jornada de trabajo productivo-reproductivo y condiciones de empleo extremadamente precarias. Así, la intervención de ADC se orienta a fortalecer las capacidades de las organizaciones comprometidas en lograr la igualdad de derechos, la igualdad de responsabilidades y la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo, a partir de diferentes estrategias de intervención como la capacitación, promoción, sensibilización e investigación. Y justamente, atendiendo la demanda formulada por las mujeres trabajadoras y sindicalistas del Perú es que ADC se propuso realizar el presente estudio con la finalidad de analizar las características y magnitud del déficit de la equidad de género en los cuatro objetivos estratégicos de la Agenda de Trabajo Decente (derechos, empleo, protección social y diálogo social), poniendo particular énfasis en las limitaciones existentes respecto a estos cuatro componentes, así como en el rol potencial de cada uno de los actores del sector laboral con respecto a la efectividad del trabajo decente y al diseño e implementación de una política que lo impulse de modo efectivo. El documento está organizado en tres capítulos. En el primer capítulo desarrolla aspectos generales sobre el trabajo decente y la igualdad de género, con el propósito de uniformizar los criterios que se manejan respecto a los elementos que lo constituyen y caracterizan. 4 La misión de ADC plantea promover el desarrollo humano sostenible con igualdad de oportunidades desde la perspectiva de género condición imprescindible para la existencia de la democracia participativa y sostenible, basada en el reconocimiento de los derechos humanos, laborales, económicos, sociales y culturales y en el establecimiento de mecanismos eficaces para asegurar su pleno cumplimiento.

16 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ En el segundo capítulo se advierte sobre los déficits del trabajo decente en términos de derechos, oportunidades de empleo, protección social, estabilidad y diálogo social. Así, en materia de derechos si bien se desarrolla ampliamente el marco normativo internacional con el que se cuenta para la protección de los derechos de los y las trabajadoras, también se evidencia la situación de protección específica que se configura para las trabajadoras peruanas, quienes aún enfrentan el problema de su reconocimiento como sujetas de derecho, debido a que están insertas en sectores desprotegidos e invisibles del mercado de trabajo. En materia de empleo, se expone las condiciones reales en las que las trabajadoras peruanas se han incorporado al mercado de trabajo, lo que repercute directamente en la calidad del empleo que desarrollan caracterizado por situaciones de discriminación permanente, bajos sueldos en comparación con sus pares varones, así como su sobre-representación en la economía informal y en los segmentos laborales de mayor riesgo. En materia de protección social la situación es igual de preocupante. Las trabajadoras peruanas mayoritariamente están excluidas del sistema de seguridad social y no acceden a la protección social frente a las situaciones de riesgo y vulnerabilidad como la vejez, invalidez, desempleo, enfermedades y accidentes. Así también, en relación al diálogo social, las mujeres trabajadoras aún tienen serias dificultades para participar en los espacios de decisión de sus respectivas organizaciones y en los espacios de diálogo bi y tripartito. Finalmente, en el tercer capítulo se presenta una propuesta de lineamientos de trabajo para el desarrollo de la promoción de la igualdad de género en un programa de trabajo decente país, el cual está desarrollado a nivel de objetivos estratégicos, y que busca a partir de sus contenidos propiciar una discusión amplia respecto a las condiciones que se deben generar para viabilizar un programa de trabajo decente en el Perú. A través de este documento, ADC busca complementar desde una perspectiva de género, a las investigaciones que sobre el tema de trabajo decente se han ido desarrollando en nuestro país, en particular, en el marco del nuevo contexto político en el que se encuentra el Perú, tras el reciente cambio de gobierno. En este sentido, la contribución de este documento se orienta a fortalecer a los actores involucrados en esta problemática, con información actualizada respecto a la situación del trabajo decente en el país, frente a la oportunidad que se abre de revisar y replantear aquellas acciones que no han dado los resultados esperados, así como de retomar los esfuerzos que reportan avances. ADC espera que este material pueda ser de utilidad para los organismos gubernamentales, las organizaciones de trabajadores y de empleadores, así como para las organizaciones no gubernamentales y otras entidades comprometidas con la igualdad de género, y se convierta en un instrumento de apoyo a la labor presente y futura en el campo del trabajo decente con enfoque de género en el Perú. l

17 CAPÍTULO 1 LA IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ

18 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ

19 CAPÍTULO 1 LA IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ 1.1 Definición de Trabajo Decente con enfoque de género La noción de trabajo decente expresa una de las más importantes aspiraciones de los trabajadores y trabajadoras en todo el mundo: contar con un empleo productivo, justamente remunerado y en condiciones de libertad, equidad, seguridad y respeto a la dignidad humana. La OIT 5 señala que en el concepto de trabajo decente la palabra trabajo debe ser entendida en un sentido muy amplio, pues no sólo alude al trabajo dependiente o subordinado sino también, abarca el autoempleo, el trabajo a domicilio, el desarrollo de tareas domésticas como la cocina o la limpieza-, y toda la gama de labores que se desarrollan en cualquier sector de actividad y también en la economía informal. En tanto, la palabra decente se refiere al cumplimiento de ciertos estándares que hacen que las personas se realicen dignamente mediante el trabajo y valoren positivamente su ocupación. Generalmente, la valoración de un trabajo como decente se define a partir de cuatro dimensiones: i) el hecho mismo de que hayan empleos productivos y empresas sostenibles; ii) que en los empleos se respeten y apliquen los derechos fundamentales del trabajo y las normas laborales; iii) que se trabaje en condiciones seguras y con protección social; y, iv) que se acceda a mecanismos de representación y de diálogo 6. Estas dimensiones, que constituyen el concepto mismo de trabajo decente, también son los cuatro objetivos estratégicos de la OIT, los cuales han sido enunciados en la Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa del año 2008, documento en el que se señala su condición de objetivos inseparables, interrelacionados y que se refuerzan mutuamente, pues la falta de promoción o efectividad de uno o varios de estos objetivos significaría el menoscabo del otro. 5 Puede verse el informe sometido a la 87ª. Conferencia Internacional del Trabajo, 1999: Oficina Internacional del Trabajo, Memoria del Director General: Trabajo Decente. Ginebra: OIT, junio de 1999. 6 Puede verse: Rodgers, Ferry. El Trabajo Decente como una meta para la economía global. Montevideo: OIT/ CINTERFOR, 2002.

20 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ El logro del trabajo decente requiere, por ello, de una estrategia integral y de los esfuerzos concertados de todos los actores sociales, sobre todo del Estado pero también de las organizaciones de empleadores y de las organizaciones de trabajadores/as. Cada país puede definir la forma en la que se encaminará hacia el logro del trabajo decente, pero es muy importante establecer un Programa o Plan Nacional en el que se definan acciones concretas y responsabilidades, así como indicadores para la evaluación de los avances. La igualdad de género constituye un elemento crucial en el desarrollo de esta estrategia, y es que no se puede hablar de trabajo decente si hombres y mujeres no gozan de las mismas oportunidades, por esta razón en los cuatro componentes de la noción de trabajo decente debe considerarse la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres como una meta a lograr. Así, las dificultades que las mujeres enfrentan para conseguir o mantener sus empleos, los altos niveles de desprotección social que presentan, la ausencia de un marco de derechos apropiado y su déficit de representación efectiva en las instancias de diálogo, son problemas de primer orden que deben ser superados para hacer realidad el trabajo decente. Por eso, la Declaración de la OIT del año 2008 señala que la igualdad de género constituye una cuestión transversal en toda estrategia de promoción del trabajo decente. Cabe recordar que, si bien la mayoría de los beneficios que derivan del hecho de tener un trabajo decente están relacionados con el empleo o la ocupación que se desarrolla, el trabajo decente también requiere que los otros derechos humanos (como el derecho a la vida, a la integridad física, a la libertad de expresión o el de reunión) sean plenamente efectivos para su realización. Por ello, para generar trabajo decente es necesario que existan condiciones políticas, económicas y sociales que garanticen el respeto pleno de todos los derechos consagrados en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos 7. Un país donde se vulneran las libertades civiles o políticas, o donde los La Declaración de la OIT del año 2008 señala que la igualdad de género constituye una cuestión transversal en toda estrategia de promoción del trabajo decente. 7 Egger, Philippe y Sengenberger, Werner: Problemas y políticas del Trabajo Decente. Boletín OIT/ Cinterfor; N 151. Montevideo, 2001; p. 58.

Importancia y necesidad de un Programa de Trabajo Decente en el Perú 21 derechos económicos y sociales no son efectivos, constituye un escenario de poca viabilidad para lograr un trabajo decente. En ese orden, la promoción de la igualdad de género se suma a la gama de condiciones indispensables para la realización del trabajo decente. Los Estados deben esforzarse por garantizar la plena vigencia de los derechos humanos de las mujeres, al ser éstos parte inalienable, integral e indivisible de todos los derechos humanos y libertades fundamentales. Lograr trabajo decente para todos, sobre todo para las mujeres y los/as jóvenes, es una de las metas propuestas para alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (OMD), el mismo que plantea la erradicación de la pobreza y el hambre, ello en razón de que el trabajo decente es una de las vías más efectivas para la lucha contra la pobreza. 1.2 Componentes del Trabajo Decente El concepto de trabajo decente fue propuesto por primera vez en el año 1999, en la memoria anual dirigida por el Director General de la OIT a la 87 Conferencia Internacional del Trabajo 8. En este documento el Director General de la OIT definió los cuatro componentes del concepto de trabajo decente, los cuales fueron desarrollados con mayor profundidad en la Declaración de la OIT del año 2008. 1.2.1 Oportunidades de empleo La OIT 9 considera que tener un empleo u ocupación productiva que permita satisfacer a las personas sus necesidades, así como realizar sus expectativas es uno de los componentes esenciales del concepto de trabajo decente, pues el desempleo, subempleo o la informalidad impiden que los trabajadores y trabajadoras satisfagan sus necesidades y expectativas profesionales. Ante esta evidencia, es indispensable que los gobiernos implementen políticas con las que aseguren empleos sostenibles, con ingresos suficientes y oportunidades de formación y desarrollo profesional. 8 OIT. Trabajo Decente: Memoria del Director General. Oficina Internacional del Trabajo. Ginebra, 1999. 9 OIT, Oficina Regional para América Latina y El Caribe: Hablemos de trabajo decente. Guía de Lectura Básica para organizaciones sindicales. Lima, 2009.

22 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ La experiencia en diversos lugares del mundo demuestra que el mercado por sí solo no genera puestos de trabajo decentes y que son necesarias acciones gubernamentales, cuya implementación y ejecución debe contar con la participación efectiva de las organizaciones de trabajadores/as y de empleadores/as. Las políticas gubernamentales tendentes hacia el trabajo decente deben formar parte integrante de sus políticas económicas y sociales, y deben aplicarse conjuntamente y de manera coordinada ya que estas políticas tienen impacto decisivo en la generación de empleo. El Convenio 122 de la OIT, sobre la política de empleo, es La Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa señala que las políticas de empleo deben cumplir tres funciones: i) Permitir a las personas adquirir y actualizar sus capacidades y competencias; ii) iii) Garantizar empresas sostenibles con aptitud para generar mayores oportunidades y perspectivas de empleo e ingresos para todos; y, Posibilitar a la sociedad conseguir sus objetivos de progreso social y desarrollo económico mejorando los niveles de vida. un instrumento de mucha utilidad en la promoción de la participación de las organizaciones sindicales en la definición y aplicación de las políticas de empleo. Y es que para la OIT, en la elaboración de políticas sobre trabajo decente es primordial la participación de los sectores directamente involucrados en ella, como lo es el sector de trabajadores/as, de este modo las políticas gubernamentales tendrán más aciertos respecto a la meta que busca alcanzar. No se trata, pues, de generar cualquier tipo de empleo, sino de generar empleos productivos que redunden en favor del bienestar general. En suma, cada empleo generado debe ser una oferta de trabajo decente y para ello la política de empleo debe encaminarse a garantizar la igualdad de oportunidades y sobre todo entre hombres y mujeres. Además de crear empleos libremente elegidos, los Estados deben de tomar en cuenta las desigualdades existentes por razón de género a fin que sus políticas busquen revertir esta situación previamente.

Importancia y necesidad de un Programa de Trabajo Decente en el Perú 23 Y es que no hay que olvidar que las mujeres enfrentan problemas particulares para acceder a un empleo y para mantenerlo. Entre muchas razones, la segregación ocupacional, la asunción exclusiva de las responsabilidades familiares y las limitadas oportunidades de formación profesional que tienen, colocan a las mujeres en un mayor grado de vulnerabilidad frente a los hombres, situación que muchas veces no es tomada en cuenta al momento de formular y aplicar una política activa de empleo, las cuales pueden sin proponérselo agudizar las desigualdades existentes y hacerlas más complejas de abordar posteriormente. En nuestra región el crecimiento sostenido, la lenta disminución del desempleo y el ligero aumento de las tasas de ocupación y el empleo formal que se registraron hasta el año 2007 fueron interrumpidos por la crisis financiera iniciada en los Estados Unidos, que pronto se extendió a la economía real y los mercados laborales. Durante esta crisis, los niveles de empleo cayeron,produciéndoseunaumentogeneralizadodeldesempleo y un deterioro considerable de la calidad de los empleos. Esta situación impactó de manera particular en las mujeres, tal como lo revela la OIT, pues las brechas de género en materia de ocupación, ingresos y acceso a empleos de calidad se amplió considerablemente. Las respuestas a la crisis, denominadas políticas anticíclicas o medidas de estímulo fueron diversas. En aquellas que incluyeron acciones relacionadas con el empleo y los ingresos, se obtuvieron resultados óptimos en materia de calidad del empleo, emprendimiento y protección social. En cambio, en los países en los que la medidas anticrisis no contemplaron dichas acciones las condiciones laborales se han seguido deteriorando. En este contexto, es importante que las organizaciones sindicales y particularmente, las organizaciones de mujeres desarrollen y amplíen sus capacidades de análisis de los temas de empleo, de los acontecimientos que sacuden a la economía mundial (crisis financiera, acuerdos comerciales, etc.) y su impacto en el mercado de trabajo de cada país o sector de la economía nacional. Es importante advertir que el nuevo panorama mundial ha configurado una situación de interdependencia económica que influye en las políticas de empleo, obligando a las organizaciones

24 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ sindicales a tener propuestas a nivel macroeconómico (o de amplio alcance, como las medidas relacionadas con la política cambiaria); mesoeconómico (o de mediano alcance, como el desarrollo de redes productivas); y, microeconómico (o de corto alcance, como promover la innovación tecnológica), de modo que puedan advertir a sus gobiernos la necesidad de incorporar en sus políticas estrategias destinadas a revertir las condiciones en las se generan las crisis económicas, por los efectos que éstas tienen en la generación de empleos de calidad. 1.2.2 Los principios y derechos laborales protegidos por el marco internacional Otro elemento indispensable para hablar de trabajo decente es que la legislación y la práctica nacional respeten y garanticen Cuadro N 1 Derechos en el trabajo, en las Cartas y Declaraciones sobre derechos humanos Declaración Universal de los Derechos Humanos Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales Convención Americana de Derechos Humanos 1. Libertad sindical X X X X X 2. Libertad de trabajo y X X X prohibición del trabajo forzoso 3. Igualdad y no discriminación X X X 4. Prohibición del Trabajo X X X de niños 5. Protección y seguridad X X X social 6. Remuneración e ingresos X X X suficientes 7. Derecho al Trabajo X X X 8. Jornada y descanso diario, X X X semanal o anual 9. Salud y seguridad en el trabajo X X 10. Promoción en el trabajo X X los derechos establecidos en las normas internacionales de trabajo, tales como las Declaraciones y Cartas de alcance mundial y regional; y aquellos desarrollados en los Convenios y Recomendaciones de la OIT, los cuales constituyen los Protocolo de San Salvador 10 Este tema puede profundizarse en el sitio web de CINTERFOR: http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/ region/ampro/cinterfor/temas/worker/doc/otros/xviii/cap1/iii_a.htm

Importancia y necesidad de un Programa de Trabajo Decente en el Perú 25 denominados Derechos Humanos Laborales. Este marco normativo busca posibilitar condiciones mínimas de trabajo y, en especial, garantizar el ejercicio del derecho de libertad sindical 10, tanto para los/as trabajadores/as como para los empleadores. El cuadro N 1 ofrece una visión comparada de los derechos humanos laborales contenidos en las principales Declaraciones y Cartas de alcance mundial y regional, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención Americana de Derechos Humanos y el Protocolo Adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conocido también como Protocolo de San Salvador. Nodebeentenderse,sinembargo,quelosderechosformulados en este cuadro agotan los derechos humanos laborales, pues hay otros tratados y convenios que amplían el marco de los derechos.esimportanteanotarqueunderechonopierdevigencia si no está mencionado en alguna de las Declaraciones o Cartas citadas, pues los instrumentos de derechos humanos buscan complementar y, a veces, poner énfasis en temas específicos, los cuales derivan de la regulación de ciertos derechos. Así, los instrumentos sobre derechos civiles y políticos (como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos), por lo general se refieren sólo en forma genérica a algunos derechos en el trabajo, ya que éstos son materia específica de las Cartas y Declaraciones sobre derechos económicos, sociales y culturales (como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). En tanto, los derechos referidos a la igualdad y no discriminación están contemplados en las cartas y declaraciones de alcance general, en atención a que se trata de un principio de aplicación a todos los ámbitos de la vida y las relaciones sociales. También existen tratados de aplicación específica a la problemática de la igualdad de género, que a su vez, establecen principios respecto a los derechos laborales. Este es el caso de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de 1981, el cual insta a los Estados a adoptar medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer, particularmente en la esfera del empleo. Este

26 LAS MUJERES Y EL TRABAJO DECENTE EN EL PERÚ instrumento, del cual el Perú es signatario, busca promover el ejercicio de los mismos derechos entre hombres y mujeres, en particular en lo referido a: a. El derecho al trabajo como derecho inalienable de todo ser humano; b. El derecho a las mismas oportunidades de empleo, inclusive a la aplicación de los mismos criterios de selección en cuestiones de empleo; c. El derecho a elegir libremente profesión y empleo; el derecho al ascenso, la estabilidad en el empleo y a todas las prestaciones y otras condiciones de servicio y, el derecho al acceso a la formación profesional y al readiestramiento, incluido el aprendizaje, la formación profesional y el adiestramiento periódico; d. El derecho a igual remuneración, inclusive prestaciones y a igualdad de trato con respecto a un trabajo de igual valor, así como a igualdad de trato con respecto a la evaluación de la calidad de trabajo; e. El derecho a la seguridad social, en particular en casos de jubilación, desempleo, enfermedad, invalidez, vejez u otra incapacidad para trabajar, así como el derecho a vacaciones pagadas; f. El derecho a la protección de la salud y a la seguridad en las condiciones de trabajo, incluso la salvaguardia de la función de reproducción. Asimismo enfatiza la necesidad de impedir la discriminación laboral contra la mujer por razones de matrimonio o maternidad, proponiendo la adopción de medidas adecuadas para: a. Prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de embarazo o licencia de maternidad y la discriminación en los despidos en consideración al estado civil 11 La 100 Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), realizada en junio del 2011, adoptó una nueva norma internacional sobre trabajo decente para las trabajadoras domésticas, que establece estándares mínimos de protección para quienes se desempeñan en el trabajo doméstico remunerado, una de las ocupaciones con mayor déficit de trabajo decente en el mundo.

Importancia y necesidad de un Programa de Trabajo Decente en el Perú 27 de las trabajadoras; b. Implantar la licencia de maternidad con sueldo pagado o con prestaciones sociales comparables sin pérdida del empleo previo, la antigüedad o beneficios sociales; c. Alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo que permitan que los padres combinen sus obligaciones familiares, sus responsabilidades laborales y su participación en la vida pública. Se pone particular énfasis al fomento e implementación de una red de servicios destinados al cuidado de los/as niños/as; y, d. Prestar protección especial a la mujer durante el embarazo en los tipos de trabajos que se haya probado puedan resultar perjudiciales para ella. Entre los instrumentos de derechos humanos laborales, los Convenios y Recomendaciones de la OIT tienen gran importancia debido a que son normas internacionales especializadas en cuestiones de empleo, por ello, la aplicación efectiva de lo señalado en la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, resulta primordial para promover la igualdad de género. A la fecha, la OIT ha aprobado 189 Convenios y emitido 201 Recomendaciones 11 que abordan los más diversos temas vinculados al mundo laboral, tales como la libertad sindical, las políticas de empleo, el descanso vacacional, la seguridad y salud en el trabajo, la seguridad social; entre otros. Y, pese a que estos son instrumentos que gozan de una legitimidad intrínseca (por ser el resultado del consenso entre las tres partes que conforman la OIT) 12, su nivel de cumplimiento en el mundo y en muchos países no es satisfactorio. Las precarias condiciones de empleo en los países de la región y las denuncias que suscitan esta realidad, son muestra clara de su escaso nivel de cumplimiento. En el año 1998, alertados por los efectos que la mundialización podría producir en el respeto de los derechos en el trabajo a nivel nacional e internacional, las representaciones de los gobiernos, las organizaciones de trabajadores y de empleadores del mundo congregadas en la OIT, concordaron en adoptar la 12 OIT: Guía práctica para la incorporación sistemática del Trabajo Decente. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 2007, p. 39.