Dinámica y caracterización de la pobreza urbana en México*



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Dinámica y caracterización de la pobreza urbana en México* Éricka Rascón Luis Rubalcava Noviembre, 2009 *Esta investigación fue financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo Todos los derechos reservados. Se autoriza la reproducción y difusión del material contenido en este producto informativo para fines educativos u otros fines no comerciables sin previa autorización escrita de los titulares de los derechos de autor, siempre que se especifique claramente la fuente. Se prohíbe la reproducción del material contenido en este producto informativo para reventa u otros fines comerciables sin previa autorización escrita de los titulares de los derechos de autor. 1

RESUMEN Este artículo analiza por primera vez para el caso de México la dinámica de los ingresos de la población a lo largo del tiempo y su relación con la probabilidad de las personas de entrar o salir de la pobreza según la definición oficial. Una vez identificado qué grupo poblacional permanece en pobreza, cuál se mantiene por arriba de la línea oficial y quiénes entran o salen de la pobreza durante el periodo de análisis, la presente investigación procede a estudiar las diferencias económicas, demográficas y de salud entre estos subgrupos poblacionales. Los resultados muestran importantes diferencias en las decisiones de cohabitación, las condiciones de la vivienda, la capacidad de generar ahorro, la capacidad de formar capital humano en las nuevas generaciones y la posibilidad de mantener un empleo remunerado entre la población que permanece en la pobreza, quienes se encuentran por afuera, y quienes transitan hacia adentro y afuera de la misma. Estas diferencias en la población, en lo socioeconómico y demográfico, no son compartidas sin embargo, en temas de preocupación de salud pública para México como es la presencia de sobrepeso y obesidad, y la presencia de hipertensión arterial y diabetes entre la población adulta. El análisis muestra que la alta prevalencia en estos indicadores es un problema de salud pública generalizada en México y por tanto independiente de la transitoriedad del ingreso de la población. Los resultados anteriores sugieren dos recomendaciones importantes desde el punto de vista de políticas públicas: Primero, la alta volatilidad de los ingresos de la población cercana a la línea de pobreza oficial, sugiere que los programas sociales basados en esquemas de focalización por criterios de pobreza monetaria, debieran adicionar a sus reglas de elegibilidad pautas que les permitan apoyar a la población en riesgo de padecer una alta vulnerabilidad económica y en riesgo de enfrentar importantes rezagos en indicadores de bienestar debido a su falta de capacidad de generar ingresos estables a largo del tiempo, además de apoyar a quienes tradicionalmente se encuentren en una situación de marginación crónica. Segundo, los problemas de salud pública como lo son la prevalencia de diabetes, hipertensión y obesidad hoy en día generalizados a lo largo de la población, deben ser combatidos con políticas públicas coordinadas aplicables a toda la población y no a través de medidas focalizadas en base en criterios de marginación económica. El artículo centra su investigación en la población urbana y utiliza como base de datos la Encuesta Nacional de Niveles de Vida de los Hogares 2002-2005, cuyo diseño longitudinal permite seguir a los mexicanos a lo largo del tiempo independientemente de sus decisiones de residencia; y cuya característica multidimensional permite ampliamente recabar en un solo instrumento diversos indicadores demográficos, económicos y de salud de la población. 2

I. Introducción El presente artículo analiza la dinámica de la pobreza urbana en México con información longitudinal de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares para el periodo. El aspecto longitudinal de la ENNViH permite estudiar el porcentaje de la población que permanece o transita hacia adentro o hacia afuera de la pobreza a lo largo del tiempo de acuerdo a la definición de pobreza adoptada por el gobierno mexicano. El primer objetivo del artículo es caracterizar por primera vez para el caso de México, la vulnerabilidad de los hogares a ser clasificados como pobres ante cambios en su ingreso para el periodo de análisis. El segundo objetivo, es estudiar si existen diferencias importantes en términos de variables socioeconómicas, demográficas y de salud entre los mexicanos que permanecen en pobreza, entre aquéllos que transitan hacia adentro y hacia afuera de la misma, y en relación con quienes en el periodo de análisis son considerados como no pobres. Este segundo objetivo, es de suma importancia para el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades, en la coyuntura actual donde se analiza la posibilidad de que el Programa modifique los criterios de focalización principalmente en las zonas urbanas del país, donde en la actualidad Oportunidades mantiene una presencia reducida dentro de la población considerada oficialmente en pobreza monetaria. Por lo anterior, el presente estudio centra su análisis sobre la dinámica de la pobreza en zonas urbanas del país. La estructura del presente análisis se resume en cinco apartados. El primer apartado describe la metodología oficial que define las tres líneas de pobreza en México, la cual es utilizada en este estudio para la cuantificación de la pobreza urbana. Esta sección presenta a su vez la tendencia sobre la incidencia de la pobreza en zonas urbanas de acuerdo a los lineamientos del Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL). Siguiendo la metodología oficial de pobreza y los criterios de 2005 de elegibilidad del Programa Oportunidades, la sección tres analiza el nivel de cobertura posible del Programa Oportunidades en la población pobre en zonas urbanas utilizando como fuente de información la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), que es la fuente estadística oficial para el cálculo de la pobreza en México. El análisis concluye que el actual algoritmo de focalización utilizado por Oportunidades en zonas urbanas deja sin cobertura a un porcentaje importante de la población en condiciones de pobreza monetaria oficial, por lo que una expansión de Oportunidades hacia esta población requiere de un método de focalización diferente que caracterice mejor la particularidad de la población en pobreza monetaria residente en zonas urbanas. Las secciones cuatro y cinco dejan a un lado el análisis de corte transversal y analizan la dinámica de la pobreza urbana a lo largo del tiempo con información de corte longitudinal de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares (ENNViH) para el periodo. 3

En particular, la sección cuatro parte de un análisis comparativo de tipo transversal sobre el cálculo de la incidencia de la pobreza urbana utilizando la ENIGH y la ENNViH, con el objetivo de conocer las implicaciones en la diferencia de cálculo del porcentaje de pobres al utilizar una y otra fuente estadística de información; y continúa con el estudio sobre qué porcentaje de la población urbana entra y qué porcentaje sale de la condición de pobreza oficial, a través de un análisis que aprovecha el diseño longitudinal de la ENNViH. La ENNViH es una encuesta longitudinal de representatividad nacional, urbana y rural, que sigue a los individuos de la línea basal a lo largo del tiempo independientemente de su lugar de residencia, de su decisión de migración, o el fenómeno de desdoblamiento de hogares a lo largo del tiempo. La sección cinco de este documento, analiza las diferencias socioeconómicas y demográficas, los rezagos en salud, en seguridad social y en escolaridad, la utilización de servicios de salud, y diferencia en hábitos relacionados con la salud que pudieran existir entre la población urbana que permaneció en pobreza monetaria oficial, en relación a aquélla que transitó hacia adentro o hacia afuera de la misma durante el periodo 2002-2005. Este análisis aprovecha tanto el diseño longitudinal de la ENNViH, como la característica multidimensional de la encuesta que en un solo instrumento recaba información ampliada sobre la condición demográfica, socioeconómica, y de salud de la población mexicana. Los resultados muestran que la población urbana enfrenta importantes cambios en su nivel de ingresos aún en periodos cortos. Durante, el 61 por ciento de los pobres urbanos alimentarios mejoró sus ingresos, pudiendo salir de la pobreza el 32 por ciento del total. Asimismo, el 34 por ciento de los mexicanos en pobreza patrimonial elevó su ingreso por arriba de la definición de pobreza oficial, mientras que 36 por ciento cayó a un grupo de pobreza más severo. Por su parte, los individuos que permanecieron en hogares en pobreza monetaria durante 2002 a 2005, se caracterizaron por residir en hogares con mayor número de integrantes; en hogares con mayor porcentaje de miembros en edad de asistir a la escuela y con una menor proporción de miembros en edad económicamente activa; y en hogares con mayor probabilidad de que el jefe del hogar sea mujer y de menor nivel de escolaridad, en relación a los individuos que residieron en hogares no pobres, e incluso en relación con aquéllos que transitaron hacia adentro y hacia fuera de la pobreza oficial. Los resultados también muestran que la población que permaneció en pobreza entre suele residir en viviendas prestadas; con un menor número de cuartos y con mayor probabilidad de no contar con piso firme, no contar con teléfono fijo; no contar con excusado o drenaje público entubado dentro de su vivienda, en relación a los individuos que se sitúan por arriba de la línea oficial de pobreza, en relación a los pobres que aumentaron sus ingresos por arriba de la misma línea, e incluso en relación con aquéllos que no eran pobres pero que la disminución de sus ingresos los sitúo en condiciones de pobreza tres años después. También se observa que los hogares con ingresos en pobreza constante tienen mayor probabilidad de habitar en zonas con mayor contaminación de basura o desechos orgánicos de animales. Sin embargo, la presencia de aparatos eléctricos 4

y electrodomésticos en el hogar no es significativamente importante para diferenciar a la población urbana en términos de la variación de su ingreso en el periodo de análisis. La acumulación (o desacumulación) de riqueza y su relación con la variación de corto plazo en el ingreso de la población se observa únicamente en términos de cambios en los ahorros financieros. En términos de decisiones de participación laboral, la población con mayor probabilidad de abandonar la definición de pobreza oficial es aquélla que vive en un hogar cuyo jefe encuentra un empleo o permanece empleado independientemente si el trabajo es de carácter formal o informal. Asimismo, la probabilidad de que un individuo se mantenga fuera de la condición de pobreza oficial en zonas urbanas, está directamente asociada con la posibilidad de residir en un hogar donde una proporción importante de sus miembros se encuentre en edad productiva y conserven algún tipo de empleo (excluyendo al jefe del hogar). Por el contrario, la población residente en hogares no pobres que enfrentaron el despido o el fracaso comercial de alguno de sus miembros, son quien con mayor probabilidad tres años después cayeron en una situación de pobreza oficial. En términos de oportunidades de formación de capital humano, el análisis también muestra que la tasa de asistencia escolar a nivel primaria y secundaria de los menores de edad, aparentemente, no es sensible a la variación del nivel de ingreso del hogar en el periodo de estudio. Éste no es el caso en términos de la educación media-superior, donde la caída en el ingreso del hogar se asocia con un incremente en la probabilidad que los adolescentes dejen de asistir a la preparatoria. Asimismo, los niños y adolescentes residentes en hogares que permanecieron en pobreza durante destinan menor tiempo actividades recreativas formativas de capital humano en relación a sus pares cuyo hogar salió de la pobreza o gozó de ingresos por arriba de la línea de pobreza oficial. El artículo también analiza si existe una relación entre los cambios en el corto plazo del ingreso y el nivel de nutrición, la presencia de anemia, y la prevalencia de glucosa alterada y presión arterial alta entre la población en zonas urbanas. Los resultados muestran que sólo un 3 por ciento de los menores a 5 años en zonas urbanas sufre de desmedro; 2 por ciento de emaciación, y 6 por ciento de anemia; la prevalencia de baja talla para la edad en niños y niñas entre 5 y 11 años en zonas urbanas es también de sólo 5 por ciento. La baja prevalencia en estos indicadores de nutrición deficiente no guarda una relación estadísticamente significativa entre niños residentes en hogares pobres, entre niños residentes en hogares que transitaron dentro y fuera de la pobreza, y entre los niños en hogares que permanecieron por arriba de la pobreza oficial. Sin embargo, estos datos contrastan con el alto porcentaje de la población menor de edad con problemas de sobrepeso y/o obesidad. El 14 por ciento de los niños entre 5 y 11 años de edad en zonas urbanas presentan problemas de sobrepeso u obesidad, condición que está asociada al nivel de ingreso del hogar, pues se observa una mayor prevalencia de niños con sobrepeso en hogares urbanos con ingresos por arriba de la definición de pobreza oficial. Asimismo, el alto porcentaje de varones y mujeres con baja talla para la edad en hogares con ingresos persistentes por debajo de la línea de pobreza, lo cual significa que de niños no tuvieron un desarrollo nutricional adecuado; y por tanto, probablemente sufrieron 5

también de la falta de recursos económicos durante su niñez. En términos de la prevalencia de sobrepeso u obesidad, hipertensión arterial y diabetes entre la población adulta, los resultados muestran que estos indicadores son un problema de salud pública generalizada en las zonas urbanas de México, y por tanto es independiente de la variación de corto plazo del ingreso de la población. No se observan diferencias importantes en la utilización de servicios de salud (consulta externa y hospitalización) entre la población con diferente variabilidad en el ingreso. Finalmente, en términos de hábitos relacionados con la salud, la presente investigación muestra que la costumbre de ejercitarse en forma frecuente se encuentra más arraigada entre la población de mayores recursos. Esto no es así en cuanto al hábito de fumar, el cual permanece constante entre la población adulta independientemente de la variación en el ingreso. Entre la población joven la tendencia es reducir la edad de iniciación de una generación a otra, con independencia del nivel y/o la variación en el ingreso de la población. II. Pobreza monetaria oficial En el año 2003 el Comité Técnico de Medición de la Pobreza (CTMP) definió tres tipos de líneas de pobreza para la identificación de pobres extremos y moderados. A partir de entonces, la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) adoptó esta metodología para calcular la incidencia de pobreza desde 2002 hacia adelante y de manera retrospectiva a 1992 con información de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH). Los tres conceptos de líneas de pobreza monetaria definidos por el Comité (L1, L2 y L3) fueron nombrados por SEDESOL como pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio. La definición de pobre alimentario se refiere a aquel hogar que presenta un ingreso neto per cápita menor o igual al valor monetario de una canasta básica alimentaria; un hogar en pobreza de capacidades es aquél que presenta un ingreso menor o igual al equivalente al gasto básico en alimentos, y necesidades mínimas de educación y salud; y un hogar en pobreza patrimonial es aquél cuyo ingreso neto per cápita lo sitúa por arriba de las dos líneas anteriores pero sin embargo, es insuficiente para satisfacer el gasto mínimo en vivienda, calzado, vestido y transporte público. Actualmente es el Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) quien reporta las estimaciones oficiales de pobreza en México. La metodología oficial para el cálculo de la pobreza monetaria, establece que se debe utilizar la información recabada en los módulos de ingreso, y gasto no monetario a nivel hogar contenidos en el cuestionario de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares. Los ingresos monetario y no monetario de los hogares, expresados en el mismo mes de referencia, se agregan para generar el ingreso corriente total a nivel hogar. El ingreso monetario, proveniente de los módulos de ingreso, está compuesto por remuneraciones al trabajo, ingreso por negocios propios, ingreso por cooperativas, ingresos de sociedades y empresas que funcionan como sociedades, renta de la propiedad, y transferencias públicas y privadas. El ingreso no monetario, procedente del módulo no monetario, se compone del autoconsumo, pago en especie, regalos dados y recibidos, así como del valor estimado de la vivienda. Una vez construidos los ingresos corrientes totales, se descuentan los regalos dados a otros hogares o miembros no residentes en el 6

hogar. De esta forma se obtiene el ingreso neto total que subsecuentemente se divide por el tamaño del hogar para convertirlo en términos per cápita. 1 Para identificar a un hogar en pobreza, 2 al ingreso corriente neto total per cápita se le compara con respecto a cada una de las líneas de pobreza que delimitan tres niveles de incidencia. La primera línea (alimentaria) está conformada por la valorización monetaria de la canasta básica de alimentos construida por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) para zonas urbanas y rurales en 1989. 3 Esta canasta se actualiza a precios de agosto según el año de levantamiento de la ENIGH. 4 Obtenido el valor deflactado de la canasta alimentaria, se construye un decil móvil alrededor del hogar que se encuentra con un ingreso igual o más cercano al valor de la canasta alimentaria. Utilizando el módulo de gastos de la ENIGH, se calcula el inverso de la proporción del gasto en educación y salud con respecto al gasto total de aquellos hogares que pertenecen al decil móvil. Este factor se multiplica a la canasta alimentaria de manera separada para zonas rurales (localidades de menos de 15 mil habitantes) y urbanas (mayores a 15 mil habitantes) para obtener el valor de la segunda línea de pobreza (capacidades). Finalmente, la tercera línea (pobreza patrimonial) se compone del inverso de la proporción del gasto en salud y educación, así como en vestido, calzado, vivienda y transporte público. De igual forma que en la línea de capacidades, este factor es multiplicado por el valor de la canasta alimentaria para zonas urbanas y rurales para obtener la línea patrimonial. Con base en estas líneas y la metodología oficial para la construcción de ingresos, el CONEVAL ha calculado el porcentaje de hogares e individuos en pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio. 5 La Gráfica I, resume este cálculo. Como se puede apreciar de 1994 a 1996 se dio un aumento de la incidencia de la pobreza patrimonial urbana del orden del 50 por ciento. La tendencia se revierte a partir de 1998, cuatro años después de haber ocurrido la crisis 1 Véase Székely M. (2006) para mayor detalle. 2 Por simplificación a lo largo de este estudio -- y salvo que se indique lo contrario-- nos referiremos al término pobreza, población pobre, y hogar o individuo pobre, a aquél relacionado con el concepto de pobreza monetaria oficial definida por el CTMP y reportada actualmente por el CONEVAL. 3 Esta canasta fue creada con base en la estructura de consumo de 1989, para ser valorada en términos monetarios, se utilizaron los costos unitarios de los alimentos reportados en la ENIGH 1992. Rascón E. y Székely M. (2005). 4 La ENIGH se levanta por lo regular cada 24 meses en años pares. (Salvo en algunas excepciones, donde ha existido levantamientos consecutivos de un año a otro. Ej., 2005 y 2006). 5 De acuerdo a cálculos elaborados por el CONVEVAL el valor monetario de las tres líneas de pobreza, en términos de ingreso per cápita del hogar a precios corrientes --por debajo del cual un hogar es considerado pobre-- es el siguiente: Línea de pobreza alimentaria: $168 pesos mexicanos (para el año 1992), $194 (para 1994) $389 (para 1996), $525 (para1998), $627 (para 2000), $672 (para 2002), $740 (para 2004), $791 (para 2005) y $810 (para el año 2006). Línea de pobreza de capacidades: $206 (1992), $428 (en 1996), $644 (en 1998), $769 (en 2000), $825 (en 2002), $907 (en 2004), $970 (en 2005) y $993 (en 2006). Línea de pobreza de patrimonio: $337 (en 1992), $389 (en 1994), $781 (en 1996), $1,053 (en 1998), $1,257 (en 2000), $1,349 (en 2002), $1,484 (en 2004), $1,587 (en 2005) y $1,625 (en 2006). 7

económica de 1994. Es hasta 6 años posteriores a la crisis de 1994, cuando la incidencia de pobreza urbana disminuye a niveles similares a los observados antes de 1994. 6 Sin embargo, a pesar de la tendencia decreciente de la pobreza urbana observada en los últimos años, aún persisten niveles altos de incidencia de aproximadamente 36 por ciento para la pobreza patrimonial, siendo un 20 por ciento correspondiente a la pobreza alimentaria. La alta incidencia de pobreza monetaria urbana establece la necesidad de analizar con mayor detalle la cobertura y el criterio de elegibilidad del Programa de Oportunidades en las zonas urbanas, así como las características de la población que entra y sale de la condición de pobreza, para entender de mejor manera cómo mejorar las condiciones de los hogares urbanos más necesitados. III. Focalización del Programa Oportunidades en zonas urbanas El Programa de Desarrollo Humano Oportunidades es el programa más importante del gobierno mexicano de combate a la pobreza que busca fomentar el desarrollo de capital humano de la población en condiciones de pobreza a través de incentivar la demanda por mayor escolaridad, mejores niveles de salud y niveles de nutrición mediante el pago de una transferencia monetaria condicionada a la población beneficiaria. Cada hogar beneficiario recibe un subsidio monetario para apoyar el gasto en alimentación, una beca educativa para cada niño o niña y joven que asista a la escuela a partir del tercer año de primaria y hasta el último grado de educación media superior; un apoyo monetario para cada adulto mayor de 70 años miembro del hogar y residente en localidades de más de 10 mil habitantes; un apoyo monetario para compensar gastos en consumo de energía; y recientemente un apoyo monetario adicional para proteger a la economía del hogar ante alzas en el precio final de alimentos de consumo básico. Los apoyos son recibidos por el titular del hogar en caso de ser una mujer, o en su defecto por el cónyuge del jefe del hogar o madre de los becarios. Las becas son condicionadas a que los estudiantes asistan regularmente a la escuela. Asimismo, para ser sujeto de la ayuda gubernamental, el Programa solicita a la titular beneficiaria que asista en forma regular a los centros de salud de su localidad para recibir consultas médicas y pláticas sobre salud preventiva. Oportunidades es hoy en día el programa más extenso y ambicioso de transferencias monetarias condicionadas en el mundo, y ha sido un modelo a seguir a lo largo de Latinoamérica, el Caribe y algunos países en Asia. 7 Oportunidades utiliza un método de proxy means para focalizar a la población objetivo con base en características de la vivienda, disponibilidad de servicios públicos, características demográficas, hacinamiento dentro del hogar; así como posesión de aparatos eléctricos y electrodomésticos dentro del hogar. La permanencia de los hogares en el 6 La pobreza urbana se define con base en el criterio de localidades de 15,000 o más habitantes. 7 Véase Fiszbein A. y Schady N. (2009). 8

Programa la determina el cumplimiento de sus corresponsabilidades: asistencia regular a los servicios de salud y asistencia de los niños becarios a la escuela de su localidad. El Programa tuvo su inicio en 1998 bajo el nombre de Progresa cubriendo a un total de 300 mil hogares en zonas rurales. Al cierre de 2008, Oportunidades apoya a más de 5 millones de hogares a nivel nacional, prácticamente una de cada cuatro familias mexicanas. 3.4 millones de hogares pertenecen a localidades menores o iguales a 2,500 habitantes, 877 mil hogares a comunidades semi-urbanas (entre 2,500 y 15,000 habitantes) y 710 mil hogares viviendo en localidades urbanas de mayor a 15,000 habitantes. 8 Cada una de las familias de Oportunidades recibe entre 500 y un poco más de dos mil pesos, dependiendo del número de hijos que tenga en la escuela. Con base en información provista sobre el método de focalización de Oportunidades por la SEDESOL es posible identificar los hogares que forman parte de la muestra de la ENIGH 2005, y que son hogares potencialmente elegibles a participar en el Programa, independientemente si reciben la ayuda gubernamental. La Gráfica II muestra la proporción de hogares residentes en localidades urbanas mayores a 15 mil habitantes, elegibles a ser beneficiarios por Oportunidades a lo largo de la distribución del ingreso neto total per cápita del hogar utilizada para la medición oficial de pobreza monetaria. La Gráfica II muestra que los actuales criterios de elegibilidad de Oportunidades, permiten que el Programa tenga un método de focalización altamente progresivo al focalizar con mayor probabilidad a individuos residentes en hogares con menores ingresos. Sin embargo, el porcentaje de hogares urbanos potencialmente elegibles corresponde únicamente al 35 por ciento del primer decil de la distribución del ingreso y al 21 por ciento del segundo decil de la distribución. En otras palabras, los criterios de elegibilidad con los que actualmente opera Oportunidades dejan sin cobertura a más del 50 por ciento de los hogares en zonas urbanas en condiciones de pobreza alimentaria. Este porcentaje de cobertura potencial disminuye aún más para los hogares cuyo ingreso neto total per cápita los sitúa por debajo de la línea de pobreza patrimonial; es decir, por debajo de la media de la distribución nacional del ingreso neto per cápita del hogar. Los criterios considerados actualmente en el modelo de focalización de Oportunidades, no son suficientes para identificar a los hogares en pobreza monetaria en zonas urbanas. Por esta razón, este documento tiene el propósito de realizar un análisis de caracterización de la población pobre residente en zonas urbanas, y su dinámica de comportamiento a lo largo del tiempo para el periodo 2002-2005, con el objetivo de proveer insumos a la discusión del diseño de la política social en México, y en particular del Programa Oportunidades para mejorar su criterio de elegibilidad. 8 Para mayor detalle del programa y cobertura, véase: http://www.oportunidades.gob.mx/e_oportunidades/publicaciones/oportunidades_un_programa_2008_pdf.p df 9

III. Incidencia de la pobreza urbana: un análisis comparativo de corte transversal A continuación presentamos un análisis comparativo sobre el cálculo de la incidencia de pobreza urbana utilizando la ENIGH y la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares (ENNViH) a través de un análisis transversal. 9 El objetivo es estudiar las posibles diferencias entre ambas encuestas, debido a que la ENIGH es la fuente oficial para el cálculo de la pobreza en México. Entendiendo esta situación, procederemos a analizar la dinámica de la pobreza urbana con información de corte longitudinal de la ENNViH, con el objetivo de analizar la vulnerabilidad económica de la población en pobreza a través del porcentaje de la población que se mantiene en condiciones de pobreza a lo largo del tiempo, en relación a la proporción que entra o sale de la misma durante el periodo. Ambos ejercicios se realizaron tomando en cuenta la metodología propuesta por el CTMP y el valor de las líneas de pobreza definido por CONEVAL para los tres años que cubren el periodo de análisis. A continuación describimos brevemente las características principales de ambas fuentes de información. Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares La Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares (ENNViH) es una base de datos de naturaleza multitemática y de corte longitudinal que recoge en un solo instrumento, información amplia sobre indicadores socioeconómicos, demográficos y de salud de la población mexicana. La ENNViH es la única encuesta en México con representatividad nacional, urbana y rural que parte de un diseño longitudinal. Esto permite seguir a los mexicanos a lo largo del tiempo, independientemente de sus decisiones de migración, con el objetivo de estudiar la dinámica económica, demográfica, epidemiológica y migratoria de la población a través de una encuesta panel de por lo menos 10 años de duración. La línea basal se levantó en el año 2002. 10 El segundo levantamiento (ENNViH-2) se llevó a cabo en el año 2005 con una tasa de re-contacto del 90 por ciento a nivel hogar. Los próximos levantamientos están programados para el año 2009 y 2012, respectivamente. [Para mayor información véase Rubalcava y Teruel (2006)]. 9 El término urbano se referirá indistintamente a lo largo de este documento a la población residente en localidades de 15 mil habitantes o más. 10 La línea basal es una muestra probabilística, estratificada, multi-etápica e independiente a cada dominio de estudio y representativa de las viviendas privadas en México en el año 2002. Las unidades primarias de muestreo fueron seleccionadas bajo un criterio de representatividad nacional, urbano-rural y regional sobre variables demográficas y económicas pre-establecidas. Las definiciones a nivel regional coinciden con el Plan Nacional de Desarrollo 2000-2006. El tamaño de la línea es de 8,440 hogares con aproximadamente 35,000 entrevistas individuales en 150 localidades de la República Mexicana. 10

Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) es un base de datos representativa de los hogares mexicanos, que recoge información detallada sobre ingresos monetarios y no monetarios; gasto corriente, percepciones y erogaciones financieras; características demográficas de los miembros del hogar, la condición de actividad y ocupacional de los integrantes de 12 años o más; así como las características y condición de la vivienda. La ENIGH es una encuesta de corte transversal que es levantada por el INEGI desde 1984 con un intervalo de tiempo generalmente de dos años entre rondas. La ENIGH ha sido utilizada para mediciones de pobreza y desigualdad por el gobierno mexicano desde 2003 utilizando los ingresos monetarios (laborales y no laborales) y los ingresos no monetarios (autoconsumo, pago en especie, valor estimado de la vivienda y regalos). Incidencia de la pobreza urbana con datos de la ENIGH y la ENNViH La Tabla 1 muestra el comportamiento de la pobreza alimentaria y patrimonial, de acuerdo con la información recabada en la ENIGH y en la ENNViH. De acuerdo al Panel A de la Tabla, la incidencia de la pobreza alimentaria en zonas urbanas calculada a través de la ENNViH 2002 (29%) casi triplica al porcentaje de pobres calculado con información de la ENIGH 2002, (11%). Para el caso de la pobreza patrimonial, las diferencias entre ambas fuentes se reducen, [54% versus 41%, respectivamente]. Sin embargo, el cálculo de la incidencia se mantiene en un 32 por ciento mayor utilizando la información de la ENNViH 2002, en relación con lo que se obtiene de la ENIGH 2002. 11 La Gráfica III muestra que estas diferencias se deben a que la ENNViH logra obtener mayor dispersión en la obtención de los ingresos de los hogares para ambas colas de la distribución del ingreso de la población. En términos generales, este resultado es compatible con lo observado por Cortés, F., y Rubalcava, R.M. (2007) quienes documentan que la ENIGH captura menores ingresos en las colas de la distribución del ingreso incluso en relación con lo reportado por los Censos de Población. 12 En términos particulares, al descomponer el análisis del comportamiento de la distribución del ingreso por el lado de sus fuentes entre la ENIGH y la ENNViH, podemos inferir que la mayor incidencia en el número de pobres derivado de analizar la ENNViH se explica debido a que en términos de las remuneraciones al trabajo y de los regalos en especie la ENNViH presenta mayor dispersión que la ENIGH logrando captar con mayor probabilidad ingresos altos y bajos en ambas las colas de la distribución. 13 11 La tendencia en las diferencias entre los datos obtenidos por la ENNViH 2002 en relación con la ENIGH 2002, se mantienen para el caso del cálculo de la pobreza a nivel rural. 12 Al trabajar con una muestra del uno por ciento del Censo de 1990 y la ENIGH de 1989, Cortés y Rubalcava (2007) encuentran que el Censo captura mayores ingresos que la ENIGH 1989. No es del todo clara la razón por la cual la ENIGH sistemáticamente reporta menores ingresos en los extremos que otras fuentes de ingreso poblacional. Una razón de ello puede derivarse de la eliminación por parte de la ENIGH de los hogares que presentan cuestionarios incompletos. Sin embargo, pese a la identificación de esta diferencia y debido a que no existe documentación al respecto no es claro el patrón de los hogares eliminados en la ENIGH. 13 En particular, el análisis por fuente de ingreso muestra que en términos de remuneraciones al trabajo y regalos en especie las distribuciones de la ENNViH y la ENIGH son similares aunque la ENNViH presenta mayor dispersión. En términos de ingresos por renta de la propiedad, de transferencias privadas, y de 11

Sin embargo, si realizamos el ejercicio mostrado en la Tabla 1, Panel A para el año 2005, y comparamos la tendencia de la pobreza urbana entre, observamos que la ENNViH y la ENIGH reportan una dinámica similar en términos del comportamiento de la pobreza alimentaria, la cual se mantiene constante durante el periodo de análisis, [Tabla 1, Panel B]. En el caso de la pobreza patrimonial en zonas urbanas, la ENNViH reporta un ligero incremento (+ 4%), y la ENIGH una ligera disminución (-3%). Esta diferencia en el estadístico, bien pudiera ser no significativa de incorporarse los errores muestrales de cada encuesta. Es importante subrayar, que a pesar de las diferencias entre la ENIGH y la ENNViH en términos de niveles de pobreza, la comparación entre muestra que ambas encuestas registran la misma tendencia en los niveles de pobreza. El uso de información de corte transversal para estudiar la dinámica de la pobreza, pudiera sin embargo, esconder el verdadero cambio en el bienestar económico de la población, si por ejemplo la aparente estabilidad en la incidencia de la pobreza durante el periodo de análisis obedeciera a una situación donde un porcentaje importante de la población que entra en la pobreza fuera contrarrestado por una proporción similar de mexicanos que sale de la misma. Este tema lo analizamos a continuación. III. Dinámica de la pobreza urbana: un análisis longitudinal La información de corte transversal solo permite analizar el comportamiento dinámico de la pobreza en el tiempo en términos agregados. Para estudiar el grado de vulnerabilidad económica de la población, en lo general y en lo particular en condiciones de pobreza a lo largo del tiempo, es recomendable el uso de información longitudinal. La presente sección analiza el grado de vulnerabilidad económica de la población urbana en condiciones de marginación con información longitudinal de la ENNViH sobre los ingresos, y el gasto de los hogares entre el primer (2002) y segundo levantamiento (2005) de la encuesta. Como hemos mencionado, la ENNViH es una encuesta multitemática que sigue a una muestra representativa de mexicanos entrevistados en el año 2002 a lo largo del tiempo independientemente de su nivel socioeconómico, y sus decisiones de migración o cambio de domicilio. La característica panel a nivel individual de la ENNViH permite conocer la vulnerabilidad económica ante cambios en los ingresos de la población entre, aún cuando durante el periodo de análisis el hogar de residencia de los entrevistados en la línea basal, haya presenciado un cambio en su estructura demográfica debido a nuevos nacimientos, la salida de cohabitantes o la incorporación de nuevos integrantes. El aspecto panel a nivel individuo de la ENNViH nos permite, incluso, analizar si la persona se encuentra mejor o peor económicamente entre transferencias públicas (estas últimas en menor medida) la distribución de la ENNViH se encuentra recorrida hacia la derecha captando con mayor probabilidad valores altos y con menor probabilidad valores bajos en relación a la ENIGH. Finalmente, en términos de ingresos derivados de negocios propios, la distribución de la ENNViH se encuentra ligeramente recorrida hacia la izquierda captando con menor probabilidad valores altos pero con igual probabilidad valores bajos en relación a la ENIGH. 12

, aún cuando él o ella hayan formado un nuevo hogar con domicilio diferente entre ambas rondas. En particular la estimación del porcentaje de la población urbana que permaneció en condiciones de pobreza monetaria para el periodo de análisis, en relación a la que entró o salió de la misma de acuerdo al cambio en sus ingresos, se realizó tomando en cuenta todos los individuos encuestados en la línea basal, que en 2002 residían en una localidad de 15 mil o más habitantes y que fueron entrevistados nuevamente en la ENNViH-2005. Es importante subrayar que la ENNViH obtuvo una tasa de recontacto del 90 por ciento entre el primer y el segundo levantamiento (Rubalcava y Teruel, 2006). Seguido a ello, se definió el nivel de pobreza de cada individuo y su transición de 2002 a 2005, según el ingreso neto total per cápita del hogar en el que la persona residió al momento de la entrevista durante el panel. 14 El hogar de residencia pudo ser el mismo entre levantamientos, o diferente en caso de haberse producido un desdoblamiento del hogar o en caso que el individuo haya decidido cambiar de domicilio en forma independiente a los miembros del hogar que habitaran con él o ella entre el levantamiento de la línea basal y la segunda ronda. Para la identificación de los individuos y su situación en relación a las definiciones de pobreza oficiales (alimentaria, de capacidades y de patrimonio), se utilizaron los valores de las líneas de pobreza a nivel hogar definidas por CONEVAL según el año de referencia 2002 ó 2005. Finalmente, para el análisis de transición de pobreza, se definieron cuatro estados excluyentes entre sí: individuos en pobreza alimentaria; individuos en pobreza de capacidades con ingreso neto per cápita del hogar por arriba de la línea de pobreza alimentaria y por debajo de la línea de pobreza de capacidades; individuos en pobreza de patrimonio con un ingreso neto per cápita del hogar por arriba de la línea de capacidades y por debajo de la patrimonial; e individuos no pobres con un ingreso neto per cápita del hogar por arriba de la línea de pobreza de patrimonio. Los cuatro estados de pobreza permitieron construir una matriz de transición con 16 alternativas posibles entre 2002 y 2005 como se muestra en la Tabla 2. La Tabla 2 muestra 16 transiciones en el ingreso de la población urbana de acuerdo a las tres líneas oficiales de pobreza. La diagonal representa el porcentaje de la población residente en localidades urbanas en 2002, cuyo cambio en el ingreso en tres años no fue suficiente para transitar de una a otra condición de pobreza o no pobreza. Aquellos que se encuentran en la diagonal, con excepción de la esquina inferior derecha, se consideran en la clasificación Pobres. Nuestro análisis muestra que el 61 por ciento de los pobres urbanos alimentarios mejoró su bienestar, saliendo de la pobreza 32 por ciento del total. Con respecto a los 14 En el anexo se presenta una descripción detallada sobre los criterios seguidos en el presente artículo para adoptar la metodología definida por el CTMP en la estimación de la pobreza utilizando como fuente de información la ENNViH. 13

pobres urbanos de capacidades, 58 por ciento mejoró su situación. De los individuos en pobreza de patrimonio residentes en zonas urbanas en 2002, 34 por ciento elevó su ingreso tres años después por arriba de la definición de pobreza oficial, mientras que 36 por ciento cayó a un grupo de pobreza más severo. A partir de estas transiciones, se seleccionaron 4 grupos de vulnerabilidad del ingreso para caracterizar la dinámica de la pobreza de la población residente en zonas urbanas: 1) Pobres (individuos pertenecientes a cualquier tipo de pobreza en 2002 que permanecieron en la misma condición en 2005); 2) Pobres 2002 que salieron en 2005 (individuos en alguna de las tres clasificaciones de pobreza que superaron un ingreso mayor a la línea patrimonial); 3) No pobres 2002 que entraron en 2005 (individuos en no pobreza que presentaron un ingreso menor a la línea de pobreza patrimonial en 2005); y 4) No pobres (individuos que no fueron clasificados en condición de pobreza para ninguno de los periodos de estudio. El resultado anterior, revela un importante grado de vulnerabilidad medido en relación al cambio en el nivel de ingresos de la población urbana en condiciones de pobreza, aún para un periodo tan corto como lo son tres años. IV. Dinámica de la pobreza monetaria urbana: rezagos y similitudes en bienestar multidimensional En particular, en esta sección analizamos las diferencias socioeconómicas y demográficas; participación laboral, rezagos en educación, uso del tiempo, indicadores de salud, cobertura de seguridad social, utilización de servicios de salud, y diferencias en patrones de hábitos relacionados con la salud que pudieran existir entre los cuatro grupos de población urbana caracterizados por su diversidad en la vulnerabilidad en el ingreso de su hogar durante el periodo 2002-2005. La comparación entre las cuatro clasificaciones se presenta en función de sus características y la de sus hogares en relación al año base 2002. 15 El análisis aprovecha tanto el diseño longitudinal de la ENNViH, como la característica multidimensional de la encuesta que en un solo instrumento recaba información ampliada sobre la condición demográfica, socioeconómica, protección y seguridad social; así como diversos indicadores de salud de la población mexicana. La Tabla 3 presenta el análisis sobre las diferencias en la composición demográfica del hogar, incluyendo las características del jefe del hogar correspondientes a donde los individuos de la muestra panel residieron en el año base. La Tabla 4 muestra las diferencias en características de la vivienda, disponibilidad de servicios públicos y pertenencia de activos del hogar. 15 En el caso de las características de aseguramiento médico y prevalencia de glucosa alterada, la comparación entre los cuatro grupos de la población urbana según su vulnerabilidad del ingreso, se presenta en función del año 2005. El primer caso obedece a que el Programa del Seguro Popular inició en el año 2004, después del levantamiento basal de la ENNViH. El segundo caso, obedece a que la medición de glucosa en ayunas entre los participantes de la encuesta se practicó a partir del segundo levantamiento (2005). 14

Características demográficas Los resultados de la Tabla 3 revelan que los individuos que permanecieron en hogares en pobreza monetaria durante 2002 a 2005, se caracterizan por residir en hogares con un mayor número de miembros, en relación a los hogares del resto de la población. Por consiguiente, el hacinamiento en estos hogares es significativamente mayor que el de los hogares que permanecieron por arriba de las líneas de pobreza oficial entre. Asimismo, podemos observar que los individuos que permanecieron en pobreza tienden a residir en hogares jóvenes con mayor porcentaje de miembros del hogar en edad de asistir a la escuela mayor número de niños entre 0 a 5 y 6 a 12 años, y adolescentes entre 13 y 17 años de edad en relación a los individuos que residieron en hogares no pobres, e incluso en relación con aquéllos que transitaron hacia adentro y hacia fuera de la pobreza oficial. Los individuos que permanecieron en pobreza durante el periodo de análisis también se caracterizan por residir en hogares con una proporción menor de miembros del hogar en edad económicamente activa y por tanto con menor capacidad para proveer recursos económicos. Igualmente, este grupo pertenece a hogares con mayor probabilidad de que el jefe del hogar sea mujer y de menor nivel de escolaridad, en relación con la población que transita o se encuentra fuera de la pobreza oficial. La Tabla 3 también muestra que la población urbana que reside en hogares cuyo jefe del hogar presenta mayor escolaridad, es quien también experimentó un nivel de ingreso consecutivamente por arriba de la línea de pobreza patrimonial durante el periodo de análisis ( no pobres ). Características de la vivienda, disponibilidad de servicios públicos y pertenencia de activos en el hogar Los indicadores de la Tabla 4 muestran que los mexicanos en zonas urbanas que no lograron salir de la pobreza entre suelen residir en viviendas prestadas, con un menor número de cuartos, con mayor probabilidad de no contar con piso firme, y con ausencia de loza y paredes que no sean de materiales de desecho. Asimismo, es la población que tiene un 35 por ciento menos de probabilidad de contar con teléfono propio en relación a los que habitan en hogares fuera de la línea de pobreza, e incluso de aquéllos que transitan dentro o fuera de la pobreza oficial. También los individuos en pobreza 2002 y 2005 tienden a no contar con excusado o drenaje público entubado dentro de su vivienda en relación a los otros grupos de la población. En términos de las condiciones ambientales que rodean a la vivienda, los individuos que permanecieron en pobreza durante 2002 y 2005 tienen en promedio un 6 por ciento de probabilidad mayor de habitar en zonas con mayor contaminación de basura o desechos orgánicos de animales, que los individuos por arriba de la línea oficial de pobreza patrimonial, que los pobres de 2002 que aumentaron sus ingresos por arriba de la misma línea, e incluso de aquéllos que no eran pobres en 2002 pero que la disminución de sus ingresos los sitúo por debajo de la pobreza patrimonial tres años después. Adicionalmente, el último bloque de información de la Tabla 4 muestra que no hay una asociación clara entre la presencia de aparatos eléctricos y electrodomésticos en el hogar y los subgrupos de la población según su vulnerabilidad en el ingreso del hogar 15

durante. La presencia de estos activos no es significativamente importante para diferenciar a la población urbana en términos de la variación de su ingreso en el periodo de análisis. Lo anterior refleja que aún los hogares más pobres en las zonas urbanas pueden acumular riqueza en este tipo de activos, y no desahorrar en ella aún en periodos cortos de vulnerabilidad en el ingreso; o bien que la capacidad de acumulación de estos activos se asocia más a las condiciones de vulnerabilidad económica de largo plazo y no a la variabilidad del ingreso corriente. Las rondas subsecuentes de la ENNViH permitirán abordar estas dos situaciones con mayor precisión. La excepción es la posesión de ahorros en forma de activos financieros, en donde marcadamente las personas que permanecen en pobreza durante el periodo de análisis, son quienes habitan en hogares con menor acumulación de activos financieros en relación a la población fuera de la pobreza oficial patrimonial. Con base en lo anterior, es necesario explorar factores adicionales relacionados con la condición de vulnerabilidad que den mayor información sobre los cambios en la condición de pobreza de un periodo a otro. Es así que en el siguiente apartado analizamos las probables diferencias en las decisiones de participación laboral y la condición de aseguramiento de la población perteneciente a los cuatro grupos de vulnerabilidad económica. Características laborales de adultos entre 21 a 70 años Sin lugar a dudas, la decisión de participar en la fuerza laboral es uno de los factores más relacionados con la transitoriedad del ingreso y por tanto, con la probabilidad de mantenerse, salir o entrar en pobreza monetaria de acuerdo a la métrica oficial. Esto es debido a que la definición oficial utiliza el concepto de ingreso como la principal fuente para el cálculo del número de pobres en el país; y también a que más del 50 por ciento del ingreso de los hogares urbanos mexicanos proviene directamente del ingreso laboral de sus integrantes. Por tanto, el que sus miembros en edad productiva cuenten con una actividad remunerada es un factor importante para disminuir la vulnerabilidad económica a lo largo del tiempo. Los resultados de la Tabla 5 confirman lo anterior: los pobres que permanecieron en pobreza en ambos periodos residieron en hogares donde el jefe del hogar tendió a no haber trabajado durante en relación a la población que residió en hogares cuyo ingreso los situó por encima de la línea de pobreza patrimonial durante el periodo de estudio. Los no pobres pertenecen a hogares donde el 62 por ciento reporta que el jefe de hogar mantuvo algún tipo de actividad remunerada durante el periodo de estudio. Asimismo, la población con mayor probabilidad de abandonar la pobreza es aquélla que vive en un hogar cuyo jefe que estaba desempleado en el 2002 encontró trabajo en 2005. Las personas que viven en hogares cuyo jefe de hogar perdió su trabajo entre 2002 y 2005, tienen mayor probabilidad de caer en la pobreza en el futuro inmediato. Lo correspondiente al mercado informal y formal revela ligeramente que la población urbana que salió de la pobreza o se mantuvo fuera de ella, mayoritariamente 16

residió en hogares cuyo jefe del hogar conservó un trabajo formal en ambos periodos. 16 Sin embargo, aquellos individuos cuyo jefe del hogar cambió de informal a formal en el periodo de referencia no muestran diferencias significativas entre los grupos. Lo cual deja entrever que el beneficio de la formalidad pudiera observarse en periodos de tiempo de mayor duración. Además de la importancia del jefe del hogar en la provisión de recursos a la familia, el análisis también permite ver el valor de que otros miembros del hogar participen en actividades remuneradas. El porcentaje mayor de la población que logra mantenerse fuera de la condición de pobreza oficial en zonas urbanas, está compuesto por los individuos en cuyo hogar otros miembros de edad productiva además del jefe del hogar, conservan algún tipo de empleo. Adicionalmente, los hogares cuyos integrantes no jefes del hogar mantuvieron algún tipo de empleo formal se encuentran en mayor proporción en los grupos de pobres 2002 que salieron en 2005 y no pobres en ambos periodos en comparación al resto de los grupos. De manera consistente a lo observado para el jefe del hogar, los miembros del hogar restantes en edad productiva que mantuvieron un empleo formal o incluso transitaron hacia una actividad económica informal entre, pudieron proveer de mayor bienestar económico a su hogar, que aquéllos que permanecieron en un empleo informal durante los tres años de estudio. Finalmente los resultados de la Tabla 5 sobre el porcentaje de miembros del hogar que en 2005 recibieron Oportunidades, ratifica lo observado en la Gráfica II en cuanto a la cobertura del Programa en zonas urbanas. 17 Oportunidades deja en descubierto a un porcentaje importante de la población con una situación económica precaria, cuya vulnerabilidad en sus ingresos, hace que pueda fácilmente caer en condiciones de pobreza en periodos relativamente cortos. Seguridad y Protección Social En México el acceso a la seguridad social está asociado a las oportunidades de empleo formal de la población, el cual a su vez es fuente importante de los ingresos de un hogar. A partir del 2004, con la introducción del Programa Seguro Popular, el gobierno mexicano ha impulsado un modelo de protección social a través de un seguro de salud de cobertura limitada a la población quien se encuentra fuera del esquema de seguridad social. La meta del Gobierno Federal es cubrir a la totalidad de esta población abierta para el año 2012. La Tabla 6 presenta las diferencias en la condición de aseguramiento médico a un año del inicio del Seguro Popular (2005), para los adultos entre 21 y 70 años según los cuatro grupos de vulnerabilidad del ingreso al que pertenezcan. El Panel A de la tabla 16 Se identificó como trabajador formal a aquél que reportó un contrato indefinido (plaza, base, entre otros) o beneficio de IMSS, ISSSTE u otro seguro público o privado adquirido por medio de su trabajo. 17 Se utilizó el año 2005 para el análisis de Oportunidades debido a que el Programa no tenía presencia en localidades urbanas en el año 2002 al momento del levantamiento de la línea basal de la ENNViH. 17

corresponde a los jefes del hogar. El Panel B presenta el mismo análisis para los demás miembros del hogar mayores a 15 años de edad. 18 El primer renglón del Panel A, muestra que alrededor del 55 por ciento de los jefes del hogar en pobreza endémica durante, no presentaban algún tipo de seguro médico en el 2005, ya sea mediante el esquema de seguridad social, a través de la protección social que brinda el Seguro Popular, o por medio de algún tipo de seguro privado. En contraste, un 35 por ciento de quienes son cabeza de los hogares cuyo nivel de ingreso los situó fuera de la línea de pobreza oficial entre no presentaban algún tipo de cobertura médica. Quienes mencionaron en 2005 contar con algún tipo de seguro médico, el 93 por ciento declaró que lo obtuvo a través de las instituciones de seguridad social del Estado Mexicano (IMSS, ISSSTE, PEMEX o SEDENA/SEMAR). 19 Sólo una minoría mencionó estar cubierto a través de algún mecanismo de seguro privado; esto es, alrededor del 9 por ciento de los no pobres entre. Asimismo, en 2005 el Seguro Popular cubría aproximadamente el 6 por ciento de los jefes de hogar en pobreza endémica durante. En contraste, sólo un 2 por ciento de quienes salieron o entraron de la pobreza oficial, contaban en el 2005 con Seguro Popular, siendo la diferencia entre ambos grupos estadísticamente significativa. Finalmente, alrededor del 65 por ciento de los jefes del hogar en pobreza endémica durante con algún tipo de seguro médico, mencionó haberlo adquirido por medio de su empleo. Este porcentaje contrasta con sólo el 32 por ciento de quienes son jefe de hogar y que adquirieron el seguro médico a través de su empleo, pero cuya vulnerabilidad en el ingreso del hogar generó que entraran en pobreza entre. De esta manera, si los individuos obtienen su cobertura de seguridad social principalmente del mercado laboral, los eventos inesperados relacionados a éste, como pérdida del trabajo, no sólo afectan a los beneficiarios directos, sino también a todos los miembros del hogar que gozan de dicho beneficio de manera indirecta. Los resultados del Panel B presentan una tendencia similar en cuanto a cobertura de seguro médico en relación a los demás miembros adultos del hogar. 18 La sección sobre aseguramiento del cuestionario de la ENNViH, se aplica a todos los miembros del hogar de 15 años en adelante. 19 El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la institución encargada de otorgar seguridad social a los mexicanos y sus familiares que gozan de un empleo formal en la iniciativa privada. El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), como su nombre lo indica, es la institución encargada de otorgar seguridad social a los empleados del Gobierno Federal. Asimismo, dependencias del Gobierno Federal como la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la Secretaría de Marina y la Armada de México (SEMAR), y Petróleos Mexicanos (PEMEX) proveen esquemas adicionales de seguridad social para sus trabajadores y familiares. En nuestro análisis agrupamos estos cuatro esquemas para diferenciar a la población con cobertura médica a través de la seguridad social, Seguro Popular, seguro privado y aquella que no presenta ningún tipo de aseguramiento. 18

Eventos negativos a nivel hogar Las eventualidades que enfrentan en ocasiones los hogares, como es la muerte, la enfermedad, el accidente, y/o el despido o fracaso comercial de algún miembro, son eventos esporádicos y catastróficos que inciden en el ingreso de las familias y que pudieran aumentar la vulnerabilidad de los hogares urbanos de escasos recursos. Esta sección explora brevemente los eventos negativos que los miembros del hogar reportaron haber sufrido en los últimos 5 años previos a la entrevista para ambos levantamientos de la ENNViH. La Tabla 7 muestra que el 30 por ciento de la población urbana reporta que su hogar enfrentó algún tipo de evento negativo en los últimos años previos a las entrevistas del 2002 y/o del 2005. Los pobres endémicos durante quienes sufrieron algún evento negativo, el 40 por ciento lo asocia a la muerte de algún miembro del hogar. Este porcentaje es de sólo 23 por ciento entre la población con ingresos entre superiores a la línea de pobreza patrimonial. El grupo que predominantemente relaciona el evento negativo al desempleo o fracaso comercial de algún miembro previo a la entrevista del 2002 (44% de la población), es aquél que vio caer sus ingresos durante los siguientes 3 años, situándose por debajo de la pobreza oficial. Sin embargo, el tamaño de muestra y los altos valores de los errores estándar por la rareza del evento previenen concluir que las diferencias entre grupos sean estadísticamente significativas al 5 por ciento. Probablemente, en la medida que se agreguen nuevos levantamientos a la ENNViH, algunas de estas diferencias puedan detectarse con mayor precisión. Diferencias en escolaridad de niños y adolescentes A continuación analizamos los posibles rezagos en indicadores de escolaridad para los niños y adolescentes miembros del hogar entre 6 y 20 años de edad, en relación con los grupos definidos según su vulnerabilidad de ingresos. La Tabla 8 reporta las diferencias en asistencia escolar, tasas de reprobación y la incidencia en rezago educativo. Los resultados muestran que alrededor del 96 por ciento de la población infantil en zonas urbanas en edad escolar de primaria asiste a la escuela; el 72 por ciento de los adolescentes entre 13 y 15 años de edad acude a la secundaria; y el 61 por ciento de los jóvenes entre 16 y 20 años de edad frecuenta la preparatoria. La tasa de asistencia escolar a nivel primaria y secundaria, aparentemente, no es sensible a la variación del nivel de ingreso del hogar en el periodo de estudio de tres años; pues no se encuentran diferencias significativas entre los cuatro grupos en este indicador. A nivel de educación mediasuperior, sí se observan diferencias. Los adolescentes que habitan en hogares en pobreza endémica durante y aquéllos cuya variación en el ingreso los sitúo en condiciones de pobreza entre, presentan 54 por ciento y 48 por ciento, respectivamente, de probabilidad de asistir a la preparatoria, frente a un 69 por ciento de los adolescentes residentes en hogares que durante el periodo de estudio permanecieron fuera de la pobreza oficial. 19

En términos de tasas de reprobación, la probabilidad que un niño en edad de asistir a la primaria haya repetido al menos un año escolar es del 8 por ciento; este porcentaje baja al 2 por ciento a nivel secundaria y al 4 por ciento a nivel preparatoria. La baja en reprobación en jóvenes en edad de asistir a la secundaria y en edad de cursar la educación media-superior obedece a la fuerte presencia de autoselección positiva de quienes deciden continuar sus estudios después de la primaria, pues las tasas de deserción son significativamente más altas en niveles de secundaria y educación media-superior en comparación con el nivel de primaria donde, como ya se mencionó, la asistencia entre la población urbana es de casi el 100 por ciento. Cabe mencionar que no se encuentran diferencias significativas en la probabilidad de haber reprobado un año en la población con edad de asistir a la primaria y la secundaria, entre los cuatro grupos de ingreso en nuestro estudio. Las diferencias por ingresos del hogar, sin embargo, existen en la población con edad de cursar la educación mediasuperior. Paradójicamente, los jóvenes residentes en hogares que se mantuvieron en pobreza durante el periodo de estudio y con edad de asistir a la preparatoria, presentan estadísticamente menores tasas de reprobación (1%) en comparación con quienes durante el mismo periodo residieron en hogares con ingresos superiores a la línea de pobreza oficial, y cuyo porcentaje de reprobación es del 4 por ciento. De nueva cuenta, esta contradicción aparente obedece a la no consideración de la diferencia en asistencia escolar entre ambos grupos: únicamente 1 de cada 2 jóvenes en condiciones de pobreza y en edad de cursar la preparatoria continúa con sus estudios de educación media-superior, en comparación al abrumador 70 por ciento de los jóvenes en condiciones de no pobreza oficial. Debido a esta situación, incorporamos a nuestro análisis el indicador de rezago educativo, definido como el porcentaje de niños y adolescentes en edad de asistir a la escuela cuyos años acumulados de educación es menor que la norma estándar sugerida por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. El universo de análisis son todos los niños y adolescentes que asisten, no asisten y nunca asistieron a la escuela según rango de edad. Este indicador, que incorpora el fenómeno de deserción y reprobación en forma conjunta, revela que 8 de cada 10 jóvenes en pobreza endémica durante y en edad de asistir a la preparatoria, presentan algún rezago en años de educación en comparación con una proporción menor del 70 por ciento entre sus pares no pobres durante el mismo periodo de análisis. Esta diferencia es significativa al 10 por ciento de confianza estadística. Uso del tiempo Los resultados de la Tabla 9 muestran importantes diferencias en el uso del tiempo entre los niños de 6 a 12 años que permanecieron en pobreza durante el intervalo de estudio en relación a los demás grupos. Los primeros, como era de esperarse, destinan menos tiempo a actividades formativas en capital humano. Por ejemplo, sólo 1 de cada 10 niños en pobreza endémica menciona realizar algún tipo de actividad deportiva, o de entretenimiento fuera de la escuela. Esta proporción contrasta con los niños en hogares no pobres quienes en una relación de 2.5 veces mayor dice dedicar su tiempo libre a este tipo de actividades complementarias a la formación en capital humano. Asimismo el uso de internet es 20