1 Prodavinci #LunesOtraVez // Quiénes somos? (o Esa incuestionable muestra representativa que es todo avión ; por Willy McKey Willy McKey Monday, June 29th, 2015 0. Todo avión es una muestra representativa incuestionable: es sencillo determinar desde dónde viene, hacia dónde va y cada minuto en el aire es un trabajo de campo. Este avión parte del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, Maiquetía. 1. El eslogan de la empresa a la que le compramos los boletos es El placer de volar. Funciona como una suerte de viceministerio residual y, tras sustituir a la liquidada Viasa de finales de los noventa, opera como la línea aérea bandera de Venezuela. Sin embargo, en minutos estaremos abordando un Airbus A330-300 de Air Asia: tres malayas, dos indonesios y tres coreanas. Salvo la única de las azafatas que no comparte el uniforme rojo cerrado, ninguno de la tripulación habla un español que vaya más allá de Pasta o pollo?, Pepsi, agua o jugo? y preguntas globales sobre el café y el hielo. Nuestra línea aérea bandera también es importada. Prodavinci - 1 / 5-05.09.2015
2 2. A la amable empleada de chaleco color naranja que aparece en la puerta de embarque la recibe una cola que nadie ha ordenado hacer. Su frustración se manifiesta de inmediato. Lo peor que puede pasarnos es que armen estas colas de la nada. Es una cola basada en una lógica salvaje, sin objetivo: va desde quien llegó primero hasta quien llegó de último. Lo jodido es que no se lo hacen a las otras aerolíneas. Escuchaste cómo me insultó ese señor? Si hace eso en otro país, sería motivo de no-abordaje. Pero cuando alguien reacciona así aquí es porque está apoyado. Las estrategias de abordaje, ésas que determinan la comodidad que implica pasar primero a los de Primera Clase y luego llenar el avión de atrás hacia adelante, son imposibles: es argumentar contra fieras que sólo saben defender esa moneda intangible que es el tiempo. 3. Yo viajo a menudo por trabajo y ni hablo para que no se den cuenta de dónde es uno. Los insultos y las agresiones al personal de embarque de la Puerta 15 se convierten en espectáculo indeseado para quienes, a pesar de estar en este mismo vuelo, han decidido esperar en Puerta 14 y Puerta 16 (en la primera se espera un vuelo retrasado a París y la segunda está aparentemente confinada). Nos hemos convertido en indeseables en los aeropuertos: nos ven como a esos que destapan las botellas compradas en el Duty Free y son incapaces de obedecer normas globales para que viajar sea tranquilo. No sabemos está mal que lo diga, porque uno es de aquí: pero no sabemos comportarnos. Por eso es que hasta el gobierno es este bochinche. 4. Es un avión grande. Muy grande. Los asientos son angostos y no hay monitores para las habituales películas de vuelos largos ni los canales de música que permiten elegir el soundtrack en oposición a las turbinas. Cada quien gestiona su entretenimiento en ipods, tablets y botellas. No se han dado las instrucciones de uso del chaleco salvavidas y una pasajera le insiste a una de las azafatas malayas en que le traiga un vaso con hielo. China! Pssst, china!. Sus acompañantes se ríen. Colectivizan la incomodidad. La ubicación en los tres asientos centrales de la pandilla del hielo les permite molestar con el mismo rito a la tripulación de ambos lados del avión. Epa, china! China, hielo, mi amor! Un hielito. Quizás un avión es uno de los lugares donde resulta más difícil esconder la vergüenza propia y la pena ajena. Prodavinci - 2 / 5-05.09.2015
3 5. Una de las pasajeras lleva uno de esos cilindros negros que de inmediato se asocian con la única manera segura de transportar los títulos universitarios. Es visible en su equipaje de mano, así como que viaja con su novio a quien toma con la otra mano. Todos me ven como si me fuera del país bueno, como si nos fuéramos del país. Pero tengo un acto académico e hicimos lo posible para poder viajar juntos. Él no conoce Buenos Aires. Cada pasaje les salió en ochenta mil bolívares. Más barato de lo habitual, porque lo compraron a la propia aerolínea. Cuando se les pregunta qué harían si consiguen una opción para quedarse, la temperatura de su respuesta cambia. Viajan con los ahorros de viajes anteriores y sin divisas asignadas. Con los días que se tiene para comprar el pasaje el trámite es imposible. Va a ser difícil, pero ya estamos aquí!. 6. La madre de uno de los bebés que va en el vuelo lo lleva de los brazos de su madrina a los brazos de su madrina y de ahí a los brazos de su madrina, para terminar en los brazos de su madrina. No es un error de tipeo: cada una tiene ese papel en la distribución de los afectos del paseo del bebé. Ella ha financiado una buena parte de los pasajes de un grupo que ronda las quince personas. Se lo agradecen, mientras ella les habla de quienes la ayudaron en la oficina y se saca selfies con teléfonos que deberían estar apagados. No vale! Cómo no iba a ayudarlos a venir? Lo bueno es que a todos nos salió lo de la tarjeta, que era lo que me tenía preocupada. 7. Si bien la tripulación no habla español, hay dos íconos claros en el código universal de los aviones: no fumar y abrocharse los cinturones. Pero eso no basta para un vuelo Caracas-Buenos Aires. Es un avión grande. Sólo cinco grupos de familias juegan cartas. Dos grupos de caballeros exhiben, sin rubor, el líquido amarillento que llena los vasos del agua que pidieron con mucho hielo y beben en el medio de los pasillos. El grupo del pasillo izquierdo son hombres en bermudas que parecen ignorar el invierno del sur. Hablan de las elecciones legislativas y hacen chistes homofóbicos con el hecho de que el matrimonio gay es posible en Argentina. El de la derecha viste gorras con letras de metal enormes y remachadas que componen el nombre de ciudades que contradicen sus credenciales exhibidas en las áreas de migración como un escapulario. Ellos hablan de zapatos, perfumes y comparan sus teléfonos. En cada uno de los grupos hay alguien que protagonizó alguno de los impases con el personal de abordaje en Maiquetía. Hace pensar que cuando alguien exige que haya un orden claro y rígido, en realidad lo hace porque ya sabe cómo podrá transgredirlo. Prodavinci - 3 / 5-05.09.2015
4 8. La mirada en los funcionarios de migración pendula entre la resignación y el desprecio. Venezuela? Obvio 9. El baño de damas de la zona de equipaje del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, colapsa. Seis mujeres ocupan los seis cubículos, seis más esperan en la puerta y seis más aguardan afuera, donde cada una de estas medias docenas tienen un casal que trama la próxima manera de conseguir algo más de hielo. Es una progresión aritmética. Todas se quitan los vestidos caribeños y lo cambian por leggins térmicos, abrigos, bufandas. El volumen de los equipajes de mano cambia por completo: ellas están más vestidas y ellos dejan las papeleras del transbordo llenas de vidrio vacío. 10. El número 22 en barras rojas y una luz verde me indica cuál taquilla me toca para entrar a Argentina. En la taquilla diagonal hay una amistad naciente entre un argentino y una venezolana. Él la espera a ella. Camina lo suficientemente rápido para que los agentes no lo regañen y lo suficientemente lento para poder seguir conversando con ella. Mientras esperan el equipaje, aparece una vez más en otro aeropuerto del mundo la conversación que embiste a todo venezolano en ejercicio: Pero por qué no se molestan y arman un quilombo, si todo anda tan mal para todos? Ah, bueno es que los venezolanos somos muy particulares, sabes? No es lo mismo que el resto de mira, aquí ya hay wi-fi! Nos hacemos una foto? This entry was posted on Monday, June 29th, 2015 at 7:15 am and is filed under You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can Prodavinci - 4 / 5-05.09.2015
5 leave a response, or trackback from your own site. Prodavinci - 5 / 5-05.09.2015