Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades Excmo. Sr. Presidente de Honor del Instituto Excmos. Sres. Miembros de la Junta de Gobierno del Instituto Excmos. Sres. Directores o Presidentes de las Academias y Reales Academias de Andalucía Excmos. e Ilmos. Sres. Académicos Señoras y señores: Nos reunimos un año más para celebrar el Día del Instituto de Academias de Andalucía, en la fecha más cercana al 23 de abril, aniversario de la muerte en Madrid del gran creador de las letras españolas, Miguel de Cervantes. Permítanme que mis primeras palabras sean de dolor y tristeza, por la pérdida el pasado día 23 de marzo de nuestro querido Presidente de Honor, fundador del Instituto y primer Presidente del mismo, el Excmo. Sr. Don Miguel Guirao Pérez. No es este el momento ni el lugar de hacer un resumen de cuánto le debemos a su eficaz labor en el Instituto, que es lo mismo que decir con todas las Academias andaluzas. Hace unos años, y en presencia de Miguel, tuve el honor de hacer una laudatio del profesor Guirao, y en ella expuse su maestría como Presidente de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental, en la que tuve el honor de sucederle, y en la Presidencia del Instituto, que por azar del destino también le sucedo en el momento actual. Descanse en paz este gran hombre, ejemplar caballero y humilde al máximo, cuya huella de sus múltiples actividades en el campo de la Medicina, de las Academias, de las ONG y de la creación museística, ha sido tan destacado en estas últimas semanas por los medios de comunicación. Descanse en paz. Este año, y porque así lo pidió, nos reunimos en la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, con motivo del segundo centenario de su creación. Aniversario importante porque según define el Diccionario de la Lengua española, la palabra conmemoración es la memoria que se hace de una persona, cosa o acontecimiento. Y hoy celebramos los tres conceptos, la memoria de personas, de la Academia y el acontecimiento. 1
primeros ilustres que fundaron la Academia cordobesa, basada como tantas otras Academias en tertulias de intelectuales, fueron sin duda, con sus creencias, sus valores y una gran ilusión los que pusieron las bases de una tarea que contemplamos doscientos años después. Hoy, a comienzos del año 2010, esas bases deben de continuar siendo ejemplo para todos los académicos en nuestro trabajo de cada día. Sin creencias, sin valores y sin ilusión no podríamos llevar a cabo nuestra misión, heredada de nuestros antepasados, pero que es la base del futuro que debemos sembrar para nuestros sucesores. Nuestra felicitación a la Academia Cordobesa, del Instituto y de todas las Academias, que hoy aquí presentes dan constancia de la labor que durante dos siglos ha realizado esta Corporación, y para la que solicitamos el máximo apoyo de todas las Instituciones cordobesas y andaluzas, para poder seguir siendo adalid de la ciencia y la cultura en esta bellísima ciudad, conocida en el mundo entero. Esperamos muy pronto volver a reunirnos en su sede de la calle Ambrosio Morales, señal de haber llegado a buen puerto las obras, que la van a engrandecer aún más si cabe. Y gracias al director de la Real Academia de Córdoba, Excelentísimo señor D. Joaquín Criado Costa por su labor de preparación de este día del Instituto, que ha hecho posible con sus desvelos de organización, que todos conocemos y agradecemos. Así mismo, quiero agradecer al conferenciante del día de hoy D. Aniceto López Fernández la interesantísima información que sobre el cambio climático nos ha traído esta mañana. Y nos encontramos sin embargo en un lugar de esta ciudad, quizás el más célebre tras la Catedral, como es el Alcázar de los Reyes Cristianos, cuya historia es sólo comparable con su belleza. Y ello se debe a la gentileza de su Excelentísimo Ayuntamiento, a cuyo Alcalde Presidente D. Andrés Ocaña Rabadán agradecemos vivamente esta posibilidad, así como la copa de vino de la tierra, que tendrá lugar dentro de unos momentos. Gracias por las palabras de bienvenida del señor Concejal, y por su fraternal acogida. Este Alcázar, construido por Alfonso XI en 1328 sobre construcciones anteriores (el Alcázar Viejo musulmán, la residencia del Gobernador Romano y la Aduana de los márgenes del río), es uno 2
de los ejemplos más claros de la arquitectura militar cristiana del Medievo. Sus sólidos muros, sus tres torres (de Los Leones, del Homenaje y de la Inquisición), que eran cuatro, pues la de la Paloma desapareció, encuadran patios magníficos de estilo mudéjar, como el del Alcázar y el Morisco, con estanques, acequias, fuentes y surtidores; todos ellos entre variados árboles como naranjos, limoneros, cipreses y palmeras. Entre ellos las estatuas de Reyes Cristianos. Y en el interior el Salón de los Mosaicos, con los hallados en la Plaza de la Corredera, además de los excelentes baños califales. Ésta fue la residencia de los Reyes Católicos durante más de ocho años, albergó el Tribunal del Santo Oficio y sirvió a partir de 1812 de cárcel civil y militar, hasta su cesión al Ayuntamiento en 1955. Y en la torre del Homenaje, Cristóbal Colón solicitó a la Reina Isabel fondos para su aventura marítima, en 1486. Historia viva de Córdoba, de Andalucía y de España. Hoy han recibido la Medalla de Honor del Instituto dos personalidades andaluzas, una del campo de la Salud y otra al de la Jurisprudencia. Dos personas dedicadas en cuerpo y alma a su vocación respectiva: Don Julio Boza a la investigación nutricional y a la Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental, de la que ha sido su Presidente durante 24 años, y a la Academia de Medicina de Andalucía Oriental de la que es numerario desde 1994. Y Don Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer dedicado a la jurisprudencia a su más alto nivel nacional en el Consejo de Estado. Los Presidentes de las dos Academias, la de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental y la Academia Andaluza de Ciencias Sociales y del Medio Ambiente, a la que respectivamente pertenecen, han expuesto la semblanza de la labor de ambos, a la que nada tengo que añadir; sólo recordar la unanimidad de su elección en el Pleno del Instituto realizado en la ciudad de Carmona. La inscripción del reverso de las medallas que ostentan desde hoy, lee Ad honorem et merita, al honor y por los méritos, que sin duda ellos se merecen. Enhorabuena a ambos en nombre de todos los presentes y a las Academias que los acogen, por contar con personas de tan excepcional valía. Las Academias, día a día, seguimos realizando nuestro trabajo, con alegría y tenacidad, para seguir mostrando a la Sociedad que nos rodea, cada una en su ámbito, que laboramos tanto con la mirada en el pasado, que nunca olvidamos, como en el presente, que marca los 3
problemas de esa misma Sociedad. Y en las áreas más variadas de las Ciencias, las Artes o la Salud, esta última en el más amplio sentido de esa necesidad del hombre para poder ser activo en cualquier menester físico, intelectual o artístico. Y los Académicos seguiremos trabajando y obteniendo éxitos, como el del arquitecto gaditano Rafael Manzano, numerario de Bellas Artes y Buenas Letras de Sevilla, de la de San Dionisio de Jerez y de la Nacional de Bellas Artes de San Fernando, que acaba de recoger en Chicago hace unos días el Premio Driehaus Prize de la Universidad de Notre Dame, en la que el Instituto estuvo presente. Hay muchos Académicos que piensan que la labor de nuestras Corporaciones es desconocida u olvidada. Puede que sea verdad, pero hoy les traigo una demostración, de que no todos piensan así. El 14 de noviembre del año pasado tuvo lugar la solemne Sesión de Apertura del Curso 2009-2010 en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, acto presidido por Sus Majestades los Reyes de España en el que Juan Carlos I dijo textualmente, al referirse al encomiable y riguroso trabajo que desarrollan las Academias: Porque es mucho y muy bueno, lo que habéis hecho y lo que seguís haciendo para reforzar el papel de España como gran Nación que tanto ha aportado al saber universal Y continuó el Rey: Al considerar el conocimiento desde una perspectiva vanguardista e interdisciplinaria, como un todo necesariamente interconectado, las Reales Academias reflejan el espíritu de modernidad que las anima. Además hoy los desafíos y oportunidades de un mundo complejo y globalizado, sólo pueden abordarse desde una perspectiva amplia que considere el conocimiento de una manera integral. Ilusionados pues, por estas palabras de aliento del Jefe del Estado, que en el final de su intervención, reiteró animar a las Reales Academias y sus integrantes, a continuar perseverando en tan encomiable labor, para lo que cuentan con mi comprometido e ilusionado respaldo, debemos continuar trabajando por Andalucía y por España, labor en la que siempre se podrá contar con las 4
Academias, celosas de su pasado, orgullosas de su presente y preparadas para su futuro. Muchas gracias a todos por su asistencia a este acto organizado en la ciudad de Córdoba por el Instituto de Academias de Andalucía, en el año de sus bodas de plata, pues la creación del mismo fue por Ley 7/1985 de 6 de diciembre, por el Parlamento de Andalucía. Ya lo celebraremos. Muchas gracias. 5