TRABAJO DE PREVENCION EN REDES COMUNITARIAS Efrem Milanese Como se mencionó en diferentes ocasiones la prevención en el contexto de las dependencias de substancias estaba enmarcada simultáneamente en un modelo médico de salud mental y en las prácticas derivadas del tratamiento; y en acciones de asistencia social de inspiración filantrópica o religiosa. Estas ópticas contribuyeron a la instauración, por un lado, del tratamiento entendido como gran encierro y, por otro, a una prevención centrada en las substancias más que en las relaciones y las representaciones. Esto, a su vez, condujo a una polarización entre los actores de la prevención y de la rehabilitación y, en los últimos años, a una fuerte alianza entre la óptica médica de salud mental y el aparato legislativo. Esta alianza se concretó en la cura alternativa a la pena, o sencillamente de la pena vivida como cura, o de la cura como castigo o pena. Hemos sintetizado este largo proceso con el término: perversión de la cura. Otros efectos secundarios de este acercamiento fueron la desconfianza básica sobre la posibilidad de hacer algo que diera resultados positivos a costos sustentables (para la persona, su familia, su grupo, la comunidad etc.) y, sobre todo, el abandono del territorio (calles, plazas, parques etc.) que se representaban como lugares de guerra, guerrilla, violencia, robo, asalto e inseguridad. En el planteamiento que hemos utilizado en estos años nos ha resultado útil fortalecer algunos rasgos metodológicos y estratégicos de la prevención. Esta, en efecto, ha sido concretamente más eficaz cuando: (vii) se ha llevado a cabo en una dimensión local; en la vida cotidiana; a partir de los líderes de opinión de las comunidades y de sus redes; a partir de los grupos y de las redes entre ellos; en las comunidades locales y por medio de ellas; en las redes sociales y por medio de ellas; y centradas en las representaciones más que en las substancias y en las relaciones más que en las conductas. Las palabras clave son, entonces: vida cotidiana, local, comunidad, redes, líderes de opinión, grupo, representaciones y relaciones. REDUCCION DEL DAÑO: OPORTUNIDAD E INSTRUMENTO DE INNOVACION De la desconfianza básica a la relación de ayuda Hay una parte de la reducción del daño que tiene sus raíces en la desconfianza básica relacionada con la imposibilidad de llevar a cabo una prevención eficaz enmarcada exclusivamente en una óptica médica de salud mental o de tratamiento de los adictos. Hay una parte de la reducción del daño que se apoya en las investigaciones que evidencian los límites y las consecuencias negativas de la panacea rehabilitadora por un lado y de la represión por el otro. Hay una parte de la reducción del daño que se basa en la concepción del farmacodependiente como persona enferma (no como vicioso o criminal). Esto significa
que como persona tiene derecho al respeto y a la dignidad de todos los demás ciudadanos y como enfermo debe ser por lo menos protegido, como todos los demás enfermos. Esto se traduce en una política de protección y de cura entendida en el sentido de hacerse cargo de él. No es porque una persona es enferma que pierde sus derechos como persona y ciudadano, ni tampoco es porque su enfermedad responde positivamente a los esfuerzos terapéuticos y de rehabilitación que se les recupera. Sin embargo éste parece ser el fondo del trato con los farmacodependientes (sensiblemente igual al trato con los delincuentes): si te alivias lo tienes todo, si no te alivias no tienes nada; el único limite existencial permitido es el encierro en la cárcel o en la rehabilitación. La reducción del daño que hemos experimentado y estamos experimentando parece resultar útil y eficaz cuando: combina acciones sencillas y concretas (p. e., un lugar donde los adictos puedan lavar su ropa) con acciones de alto valor simbólico y de mediación social (una fiesta popular en la cual participen también adictos o bandas); que producen resultados concretos, medibles y visibles; entre estos: mejoramiento de la relación entre ciudadanos en general y ciudadanos adictos; mejoramiento de la relación entre operadores de diferentes instancias (operadores sociales y policías, por ejemplo); disminución de actos violentos y de recíproca exclusión; modificación de normas de convivencia y la reflexión sobre la relación entre legislación y trabajo en el área de adicciones. Por estas razones, entre otras, la reducción del daño ha sido considerada un eslabón esencial del trabajo en el área de adicciones bien sea por el potencial innovador que contiene o por haber colmado ese vacío teórico y práctico que existía entre tratamiento y prevención. UN CAMPO DE INVESTIGACION Y UN NODO ESTRATEGICO La interconexión entre lo jurídico y la prevención, la reducción del daño, el tratamiento, la reinserción social y profesional, la formación, etc. enriquecen el campo de la acción y de la reflexión, ayudando a rebasar representaciones estereotipadas, posiciones exclusivamente ideológicas, y a tomar en consideración también a las personas concretas y las situaciones históricas. Cada uno de esos contextos cruzado con el marco legislativo produce algunos nodos estratégicos y posibles innovaciones. Ilustramos algunos: en la interconexión entre prevención y marco jurídico pueden surgir propuestas de modificación en el control de la publicidad, del uso de recursos obtenidos con la venta de productos alcohólicos para campañas de prevención, etc.; en la interconexión entre marco jurídico y reducción del daño: despenalización de algunos momentos del ciclo de la drogadicción; en la interconexión entre marco jurídico y tratamiento: relación entre pena y tratamiento;
en la interconexión entre marco jurídico y reinserción social y profesional: acceso a trabajos diversificados (ley del trabajo); en la interconexión entre marco jurídico y formación profesional: reconocimiento formal de profesiones informales relacionadas con las prácticas en el área de las farmacodependencias. Una estrategia y sus nodos Si consideramos todo lo expuesto hasta aquí como una larga premisa, algunos lineamientos estratégicos resultan ineludibles. Entre estos: llevar a cabo proyectos de investigación y experimentación en la acción a mediano plazo (3 años mínimo) o largo plazo (6 años) realizados en acciones de plazo más reducido y: (vii) (viii) localizadas; puntuales; centradas en la calidad de la relación con personas y grupos; de sistema; innovadoras; centradas en lo cotidiano; focalizadas en la modificación de representaciones, actitudes y relaciones; interactorales. NODOS ESTRATEGICOS Y CONTEXTOS Esos lineamientos estratégicos no se llevan a cabo en el vacío sino en contextos que es necesario definir. En efecto, no todas las farmacodependencias son iguales. Nosotros nos ocupamos en realidad de una farmacodependencia particular que se define por la interconexión con otros fenómenos: pobreza grave o extrema; explotación grave o extrema; violencia grave o extrema; abandono radical; vida en la calle o callejera; drogas licitas e ilícitas; prostitución; enfermedades: HIV, hepatitis, enfermedades sexualmente transmisibles; tráfico de seres humanos; inmigración, emigración, desplazamiento forzado. Frente a este planteamiento resulta importante considerar todos estos elementos como pertenecientes a un sistema. Esto tiene como consecuencia plantear y hacer políticas de sistema, lo cual significa investigaciones, experimentaciones, formación, acciones sistemáticas. Es fundamental, en efecto, contrarrestar algunas consecuencias de intervenciones culturalmente represivas. Ejemplifico: las políticas represivas (políticas basadas en el principio del encierro) nos han orientado a privilegiar la DROGA. Esto ha determinado acercamientos parciales;
desarticulados; centrados casi exclusivamente en el individuo o en el grupo focal; fragmentados e incoherentes. Esto ha contribuido también, en los últimos treinta años, a dar forma a una paradoja: en los años 70, el uso de drogas era una forma de protesta política y cultural y el productor era un criminal; en el 2000, el usuario es un criminal, mientras que el productor se ha transformado en contraparte política. NODO ESTRATEGICO EN VISTA DE INTERVENCIONES DE SISTEMA Premisas indispensables Existe un sin número de organizaciones, proyectos y acciones en el área de la prevención, reducción del daño, tratamiento, reinserción social etc.; si la estrategia es implementar intervenciones de sistema, es preciso: profesionalizar, producir procesos de evaluación y llevarlos a cabo, producir estándares y procesos de acreditación, producir procesos de apoyo y control. Si el narcotráfico es un negocio ilegal, también la prevención, la reducción del daño y la rehabilitación lo pueden ser. Fortalecimiento de los actores: redes y asesoría estratégica Se trata de construir procesos e instrumentos de fortalecimiento de los actores en los planos técnico y político, hacerlos entonces sujetos que contribuyan a determinar políticas locales en el campo de las adicciones. Para eso se considera particularmente útil favorecer, construir y fortalecer: la interconexión en red; el intercambio de competencias y conocimientos; la experimentación de nuevas prácticas y modelos; asesoría técnica en reciprocidad /red; financiación estratégica en red; intercambio profesional en redes.
CONCLUSIONES, ESCENARIOS Y PREGUNTAS Así como en el contexto de la narco - producción hay un sinnúmero de figuras: desde el hijo del raspachín hasta el experto en invertir el dinero blanqueado en la industria farmacéutica o en la construcción de aviones que participan en la fumigación de la coca, también en el mundo del consumo hay un sinnúmero de figuras: el ocasional, el ritual, el cíclico, el especialista, el farmacodependiente profesional, el de la calle, el crónico; y luego los perfiles interconexos: el que vende para comprar y que compra para vender, el comprador que vende para vivir y hacerse su choza, el que vende de vez en cuando, el que sencillamente distribuye, el que compra para su uso y para los amigos, el obligado a vender y consumir, el obligado a vender, el que no consume ni vende ni distribuye sino que vive en una banda o en una familia donde hay uno que consume o vende o sencillamente vive cerca de un expendio de droga, el que vive en una familia donde hay un narcotraficante, el que consume para poder trabajar, el que trabaja para poder consumir,etc. A todos éstos la represión los hace parejos Es posible empezar a distinguir juridicamente? Esto es posible a condición que la investigación (antropológica, etnográfica, psicosocial, clínica, médica) empiece a producir conceptos nuevos. Y esto es posible si se forman antropólogos, psicólogos, etnógrafos con una nueva óptica. Y para que esto se concrete en leyes y prácticas nuevas es importante: formar a magistrados y fiscales, formar a policías en la investigación profesional y no en la represión y el maltrato sistemático y generalizado de los actores del consumo; porque entre el maltrato sistemático y la limpieza social hay sólo diferencia de grado: las premisas culturales son idénticas. El maltrato sistemático y generalizado depende de cómo se construye la representación social del consumidor. En esto los actores esenciales del cambio son dos: los que producen el conocimiento científico (todos los profesionales) y los que lo difunden y generan información. Estos contribuyen a la producción de clichés y estigmas y a fundamentar el maltrato. En esto, todos tenemos que ver: expertos, científicos y comunicadores sociales.