ASAMBLEA DE LA REPÚBLICA DO PORTUGAL Gabinete del Presidente {0>5ª CONFERÊNCIA DE PRESIDENTES DE PARLAMENTOS EUROMEDITERRÂNICOS <}100{> 5 a CONFERENCIA DE PRESIDENTES DE PARLAMENTOS EURO-MEDITERRÁNEOS <0} {0>Barcelona, 25 e 26 Novembro 2005 <}100{> Barcelona, 25-26 de noviembre de 2005 <0} {0>-Senhor Presidente do Congresso dos Deputados, <}100{>- Excmo. Sr. Presidente del Congreso de los Diputados, <0} {0>-Senhor Presidente do Senado espanhol, <}100{> - Excmo. Sr. Presidente del Senado de España, <0} {0>-Estimados colegas e amigos, <}100{> - Estimados colegas y amigos, <0} {0>Antes de mais queria felicitar as Cortes espanholas pela feliz ideia de associar os Presidentes dos Parlamentos Euromediterrânicos às comemorações dos 10 anos da Declaração de Barcelona. <}100{> En primer lugar, quisiera agradecer a las Cortes españolas la feliz idea de vincular a los Presidentes de Parlamentos Euromediterráneos a la celebración del X aniversario de la Declaración de Barcelona. <0} He aceptado con sumo placer la invitación para asistir a este encuentro, tanto más cuanto que hace diez años, en calidad de Ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, tuve ocasión de firmar la Declaración de Barcelona en esta misma ciudad. <0} 1
La conciencia de la importancia estratégica de una colaboración con los países de la ribera sur del Mediterráneo, en aras de fomentar la seguridad y la estabilidad en Europa, estuvo muy presente desde el principio de la construcción europea. Las relaciones entre las Comunidades Europeas y la región mediterránea se entendieron como prioritarias ya en los años 60 y se fueron reforzando a medida que avanzaba el proceso de construcción europea. En los años 90, el proceso de ampliación de la Unión Europea y las transformaciones geoestratégicas provocadas por el fin de la Guerra Fría permitieron a la Unión Europea volver a centrar su atención en la región mediterránea y en los graves desequilibrios que aún afectan a Norte y Sur. Así pues, la adopción de la Declaración de Barcelona en 1995 supuso un desenlace lógico y a la vez un punto de inflexión decisivo en la nueva relación entre la Unión Europea y los países del Mediterráneo. Transcurridos diez años desde entonces, cabe afirmar que la Asociación Euromediterránea constituye, sin lugar a dudas, una de las políticas de mayor éxito de la Unión Europea. No obstante esta valoración positiva en términos generales, no podemos olvidar que los países de la margen sur del Mediterráneo aún se enfrentan a graves problemas sociales, políticos y económicos, que plantean un reto permanente a la seguridad y estabilidad euromediterráneas. Tradicionalmente, el concepto de seguridad estaba vinculado estrechamente al de defensa nacional. Al concluir la Guerra Fría, el concepto evolucionó para englobar la seguridad de las personas, de las comunidades y las regiones. Debido al fenómeno de la globalización, muchos de los retos de la actualidad no se circunscriben a las fronteras nacionales, hecho este que no hace sino recalcar la vulnerabilidad de los Estados aislados y exige la búsqueda de soluciones concertadas por parte de la comunidad internacional. <0} 2
Al margen de las amenazas militares, el concepto ampliado de la seguridad humana nos obliga a tomar conciencia de las amenazas que surgen de la pobreza y la desigualdad económica, del crecimiento de la población y el desempleo, de la migración ilegal y el tráfico de seres humanos, del narcotráfico, el terrorismo, la proliferación armamentística, la sostenibilidad de los recursos naturales, la degradación medioambiental y el cambio climático, con el consiguiente riesgo de desertificación. <0} Los países de la margen sur del Mediterráneo han experimentado una aceleración de su desarrollo económico a lo largo de los dos últimos años, con una tasa de crecimiento medio del 5% en 2004 y una previsión de crecimiento parecida para el 2005. En los países mediterráneos, el PIB per cápita se ha incrementado, en valores medios, de 3.750 dólares USA en 1995 a unos 5.000 dólares en 2004. Sin embargo, en la última década, el nivel de vida en los países de la margen sur del Mediterráneo ha mejorado a un ritmo más lento que en los países desarrollados, lo cual plantea un obstáculo a la reducción significativa de la brecha entre los países de la Unión Europea y sus socios mediterráneos en términos del nivel de vida. Debido al crecimiento acelerado de la población, los ingresos medios per cápita aún se sitúan en torno al 18% de la media de los países de la Unión Europea. Se calcula que a lo largo de los próximos 20 años la población del Magreb incrementará en un 48%. La falta de perspectivas laborales de una población mayoritariamente joven representa un reto mayúsculo a la estabilidad social y política de estos países. Para hacer frente a este reto, los países mediterráneos deben comprometerse, de forma decidida y responsable, a adoptar los instrumentos necesarios para reforzar la integración económica Norte-Sur y Sur-Sur. La reciente firma de la Declaración de Agadir constituye un ejemplo positivo de integración económica Sur-Sur, que cabe esperar se aplique sin demora y, a ser posible, se amplíe a nuevos socios. 3
{0>Fazer face a este desafio exige dos países mediterrânicos a determinação para, de forma decidida e responsável, adoptar os instrumentos necessários à realização de uma maior integração económica quer Norte-Sul quer Sul- Sul. <}100{><0} Las diferencias económicas también están íntimamente relacionadas con el fenómeno de la inmigración ilegal. La falta de perspectivas laborales, especialmente para las generaciones más jóvenes, muchos de ellos frustrados desde el punto de vista político ante regímenes que no siempre alientan la participación política, constituye un factor que fomenta la migración ilegal. Últimamente, la presión migratoria de los países del Sur del continente africano ha hallado un cauce de expresión nuevo y dramático, como hemos visto recientemente en Lampedusa, Ceuta y Melilla. La situación se puede reproducir en todos los países del Magreb que, al estar situados en la parte Norte del continente, presentan un factor de atracción. Las imágenes desesperadas de miles de emigrantes ilegales procedentes de un Sur cada vez más pobre son la expresión de una nueva dimensión del problema migratorio, que afectará a todos nuestros países y exigirá la aplicación de instrumentos políticos y económicos renovados de cara al futuro. Todos los miembros de la asociación euromediterránea quedan al Norte desde el punto de vista del África subsahariana. El terrorismo es un fenómeno global sin fronteras; se alimenta de las situaciones de conflicto político, social o religioso no resueltas. Tras los atentados del 11 de septiembre y los más recientes de Madrid, Londres y Amman, quedó patente que el terrorismo es un problema que nos afecta a todos y que, por lo tanto, exige nuevas formas de colaboración y coordinación de esfuerzos, concretamente entre la Unión Europea y sus socios de la margen sur del Mediterráneo, así como entre éstos y los restantes países del continente africano. 4
Estoy convencido de que incluso la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el Diálogo de Culturas puede desempeñar un papel decisivo a la hora de acercar las culturas y fomentar un espíritu de colaboración entre nuestros países en términos de seguridad y defensa. El desarrollo de unas relaciones de colaboración más estrechas e institucionalizadas, concretamente en el marco de la Política de Defensa y Seguridad de la Unión Europea, también desempeñará un papel importante a la hora de fraguar relaciones de confianza entre todos los socios para identificar y analizar las amenazas y buscar soluciones en los ámbitos de la protección civil, la prevención y la resolución de crisis. <0} El concepto deseado de la estabilidad mediterránea no puede ni debe excluir la adopción de unos niveles más constructivos de relaciones en el norte de África, en concreto mediante la adopción de modelos, basados en el de la OSCE, que generen transparencia y confianza en los ámbitos de la seguridad colaborativa y las relaciones bilaterales. La resolución de problemas, tales como el del Sáhara Occidental, bajo mandato de las Naciones Unidas, también contribuirá a la integración regional madura que todos deseamos. El fin del conflicto israelo-palestino también representará un factor decisivo a la hora de traer la paz a la región y sosegar las relaciones entre todos los países mediterráneos. El Proceso de Barcelona, aun sin ser el foro indicado para resolver dicho conflicto, supone una aportación importante a la hora de fomentar la comprensión mutua ente las partes y tender puentes de diálogo y colaboración en ámbitos concretos. <0} Otro factor decisivo para la seguridad y la estabilidad en la región mediterránea se refiere al uso y conservación sostenibles de los recursos naturales, el petróleo, el gas y el agua. El 65% de los recursos petrolíferos y de gas natural que se consumen en Europa atraviesan el Mediterráneo. Unas 3000 buques surcan con regularidad el Mediterráneo transportando recursos energéticos. Hay grandes oleoductos y 5
gaseoductos que conectan Libia con Italia y Eslovenia, así como Argelia y Marruecos con España y Portugal. Garantizar un entorno seguro y estable en la región mediterránea resulta esencial no sólo para los países exportadores, sino también para los importadores y, dada la situación global actual, incluso para la economía mundial. <0} Los años recientes han demostrado que los problemas tales como la desertificación, el cambio climático o la pérdida de la biodiversidad tienen consecuencias graves, tanto en términos de seguridad como de estabilidad. Consciente de estos problemas, la Unión Europea incluyó los aspectos medioambientales en la cooperación euromediterránea, prestando una atención especial a las cuestiones relacionadas con el agua. El problema del agua es especialmente grave para los países mediterráneos del sur de Europa, tales como los de la Península Ibérica, y del Magreb, donde el agua es un recurso escaso y precioso. {0>Os anos mais recentes vieram demonstrar que a desertificação, mudanças climáticas ou a perda da biodiversidade são problemas com fortes implicações na estabilidade e segurança. <}99{> Los problemas medioambientales tales como la creciente desertificación y la falta de agua potable no tienen fronteras, y el coste resultante para las generaciones futuras exige una colaboración más estrecha entre los países mediterráneos, en los niveles regional y euromediterráneo. La nueva agenda, compuesta de amenazas cambiantes, múltiples y globales, representa un reto renovado a la capacidad de los Estados y gobiernos para hallar las soluciones y los instrumentos más eficaces y satisfactorios, desde el respeto de los derechos humanos y la democracia. <0} El marco multilateral creado por la Asociación Euromediterránea genera nuevas oportunidades e implica responsabilidades para los socios euromediterráneos. Estas responsabilidades se reflejan en sus relaciones regionales y multilaterales, así como en sus acciones nacionales, mediante la implantación de las reformas 6
institucionales y políticas necesarias para consolidar el sistema democrático y el Estado de Derecho. Una política responsable de refuerzo de la seguridad y la estabilidad debe resultar accesible y transparente de cara a los ciudadanos, debe fomentar el respeto de los derechos humanos y alentar una mayor participación de las instituciones parlamentarias y de la sociedad civil a la hora de identificar los problemas y a lo largo del proceso de toma de decisiones, que debe respetar la pluralidad de opciones políticas de nuestro tiempo. Los instrumentos creados por la cooperación euromediterránea también exigen un mayor esfuerzo por parte de los socios en relación con los programas plurianuales y la definición de prioridades capaces de marcar una auténtica diferencia de cara al futuro de sus países. En este sentido, cabe subrayar el papel fundamental que puede desempeñar un compromiso firme por parte de los países mediterráneos en el ámbito de la educación y la formación profesional. La inversión en formación e integración de los jóvenes, hombres y mujeres, en el mercado laboral contribuye a sentar las bases de un futuro más seguro y estable para todos. Por último quisiera dedicar unas palabras a recalcar la importancia de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea a la hora de generar una conciencia compartida en torno a los retos de la democratización y el desarrollo. Los parlamentarios, en tanto que representantes destacados de la democracia, pueden y deben desempeñar un papel activo y participativo en aras del fortalecimiento de las políticas de asociación y seguridad entre la Unión Europea y los países del sur de Mediterráneo. {0>Finalmente, uma palavra para salientar quão fundamental é o papel da Assembleia Parlamentar Euro-Mediterrânica na construção de uma consciência comum sobre os desafios da democratização e do desenvolvimento. <}100{> 7
Nos compete a nosotros, representantes parlamentarios, brindar el impulso político necesario para que el Proceso de Barcelona proceso basado en la búsqueda de soluciones globales que establezcan un vínculo entre los vectores económico, político y cultural siga encabezando el fomento de la paz, la estabilidad y la democracia en el Mediterráneo, es decir, entre Europa, África y Oriente Medio. 8