1 ENCUENTRO SOBRE LA DEUDA EXTERNA DE AMÉRCIA LATINA Y EL CARIBE Intervención del Senador Felipe Osterling Parodi, Secretario Nacional de Política del Partido Popular Cristiano de Perú (Versión taquigráfica - Consejo de Estado Cuba 3 de agosto de 1985 Publicado en Gramma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el 4 de agosto de 1985 *** *** *** Señor Doctor Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba; Señor Presidente del Encuentro; Amigos de América Latina y del Caribe: A nombre del Partido Popular Cristiano del Perú agradecemos la gentil invitación del gobierno de Cuba para participar en este Encuentro sobre Deuda Externa de América Latina y el Caribe. Hemos entregado a los participantes un documento sobre la deuda externa peruana en el contexto latinoamericano, que confiamos permita ilustrar a la concurrencia sobre lo ocurrido durante los últimos 15 años en el Perú. Sin embargo, consideramos importante, después de haber escuchado las exposiciones de numerosos participantes, formular algunas precisiones que podrían enriquecer los planteamientos que se han sugerido.
2 Mucho se ha hablado sobre el imperio y el imperialismo, pero en términos vagos y generales, sin precisar que ellos existen no sólo en el hemisferio norte de nuestro continente, sino también en el sur, el este y el oeste de todos los ámbitos, con diferentes grados y matices. Se insiste en adoptar una posición de no pago de la deuda, contraída por gobiernos libremente elegidos por sus pueblos o por aquellos impuestos por las cúpulas, que están obligadas a velar por la seguridad nacional, pero han incursionado en aventuras políticas, subyugando a sus pueblos e imponiendo a las generaciones futuras la pesada carga del pago de una deuda voluminosa, que no ha contribuido al desarrollo económico y social de nuestros países. Sin embargo, si bien en este último caso, desde el punto de vista ético, podría incluso tener justificación el repudio de deudas así contraídas, consideramos que desde una óptica pragmática, por el hecho de vivir en un mundo interdependiente, es difícil o casi imposible adoptar unilateral o multilateralmente dicha posición. En el caso del Perú, la deuda externa existente a octubre de 1968 --en el que fue derrocado el presidente constitucional don Fernando Belaunde Terry por las Fuerzas Armadas--, alcanzaba aproximadamente 700 millones de
3 dólares. Sin embargo, 12 años después, al concluir el gobierno de las Fuerzas Armadas --convocó a elecciones en las que el Presidente derrocado fue nuevamente elegido libremente por el pueblo--, la deuda externa era de 9,600 millones de dólares, lo que representó un incremento de cerca de 14 veces la deuda original. Parte importante de los recursos obtenidos por endeudamiento del gobierno militar se empleó en la adquisición de armamento y equipo militar sofisticado. Otra parte --no menos importante-- se dedicó a otros tipos de proyectos, igualmente improductivos o de muy larga maduración, que no contribuyeron al bienestar ni al desarrollo social y económico de los pueblos. Adicionalmente se concertaron créditos, en condiciones tales que hicieron imposible que el gobierno constitucional se desligara de ellos, no obstante su inconveniencia. Estos compromisos han incrementado en parte la deuda en los últimos cinco años. La deuda externa del Perú, al 30 de junio de 1985, era del orden de 14,000 millones de dólares. El incremento de la deuda externa, en aproximadamente 4,000 millones durante el último quinquenio, se debe en parte al uso de líneas de crédito de organismos multilaterales, tales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y Agencias de Gobierno, así como a la refinanciación de intereses impagos y al no-pago de
4 intereses durante el último año. Además se financiaron déficits fiscales y gastos originados por catástrofes naturales. Es oportuno mencionar que un factor importante que afecta la capacidad de pago del Perú, es la baja drástica en los precios de sus principales productos de exportación. Tal es el caso del cobre que, desde una cotización máxima de 1.30 dólar la libra, ha bajado a 60 ó 65 centavos de dólar por libra; y la plata, que de 40 dólares la onza ha descendido a 6 dólares. Lo mismo ocurre con otros productos, como la harina de pescado, el algodón, el azúcar, el café, etcétera. De otro lado, los precios de los productos que el Perú requiere importar para su desarrollo, han subido considerablemente; es decir, hubo un fuerte deterioro en los términos de intercambio a partir de 1980. Sobre la base de lo anterior, señor Presidente, se concluye en la necesidad de formular las siguientes recomendaciones: Primero, que se llegue a un acuerdo entre los países de Latinoamérica y el Caribe para la reducción drástica de gastos militares, los mismos que no contribuyen al bienestar de nuestros pueblos y significan una pesada carga para sus economías;
5 Segundo, que debe emprenderse un programa de desarrollo para resolver la pobreza, con frecuencia extrema. Debido a la crítica restricción de divisas, se tiene que lograr una estricta austeridad y eficiencia en el manejo de la economía. Ello supone generar ahorro interno, seleccionar cuidadosamente y conducir en forma eficiente los proyectos de desarrollo, y exigir a los gobiernos que no ejerzan presiones para la ejecución de proyectos de dudoso retorno, o de muy larga maduración, por empresas de sus países o consorcios internacionales. Tercero, que el sistema financiero internacional sea flexible al adoptar programas de ajustes, de acuerdo con las características estructurales de cada país y la realidad social vigente en los mismos para garantizar la solución del problema financiero; es decir, la ejecución de proyectos de crecimiento económico que aseguren paz y desarrollo estables. Cuarto, que los países industrializados otorguen un trato justo en lo referente a los precios de nuestros productos de exportación, apertura de mercados, eliminación de prácticas restrictivas y discriminatorias, y facilidades para la transferencia y absorción de tecnologías que permitan incrementar nuestra producción y mejorar la productividad, para elevar el nivel de bienestar de nuestros pueblos.
6 Quinto, que se limite el pago por servicio de la deuda, de manera que no exceda de un porcentaje del total de las exportaciones, tal como hemos planteado en diferentes foros internacionales sobre deuda externa. Ello podría forzar a los países que quieren hacer efectiva la recuperación de sus créditos, permitiéndoles una mayor expansión de las exportaciones hacia sus mercados y mejoras en la cotización internacional de nuestros productos, reactivando la actividad económica para lograr el bienestar de nuestros pueblos. Muchas gracias. (Prolongados aplausos del público). *** *** ***