1 PERSONA Y PRESENCIA DEL ANALISTA. XXVII CONGRESO DE FEPAL. CELOS, COMPLEJO DE CASTRACIÓN, LETARGO y REACCIÓN TERAPÉUTICA NEGATIVA. Por Fidias Cesio En estas líneas vamos a hablar en particular del carácter que imprime al tratamiento psicoanalítico el complejo de castración del analista. En lo inconsciente, a partir de la identificación directa con las protofantasías edípicas que comprenden la tragedia edípica -el complejo de castración-, nos encontramos con el trauma primordial. El mismo cobra presencia personal con el trauma de nacimiento y el trato que recibe el niño en sus primeros años, constituyendo una formación que, por las representaciones mortuorias con las que aparece en la conciencia, y por sus manifestaciones clínicas, sobre todo letargo - muerte aparente- denominamos el muerto. En la situación analítica, en el campo transferencial, encontramos, además del letargo, las más diversas manifestaciones parciales del mismo, las neurosis actuales aburrimiento, cansancio, sueño, y demás conversiones actuales somáticas. Un paciente que lo experimentaba.letargo en grado extremo lo describía: Ésto lo siento en todo el cuerpo, como un peso en el pecho, las manos como dormidas, la cabeza apretada, como si me hundieran los ojos. Es algo doloroso, es algo que hace pensar en la muerte. El analista lo experimenta con variada intensidad. En Edipo Rey de Sófocles aparece expuesta la tragedia edípica, el incesto (Edipo abandonado a la muerte en el monte Citerón por sus progenitores, Yocasta y Layo, filicidio-, el asesinato de Layo por Edipo parricidio-, y, completando el incesto, la unión sexual de Edipo con Yocasta, el suicidio de esta última y el cegarse de Edipo). En cada individuo concebimos en su constitución, en lo inconciente no reprimido, en lo que nunca fue conciente, en lo sepultado, la tragedia edípica, el complejo de castración, el muerto, el trauma primordial, y, en
2 sus series complementarias, los traumas secundarios, los de la infancia, los que le dan representación. El muerto en cada analista representa al destino del complejo de castración, participa en el proceso psicoanalítico desempeñando un papel fundamental en el campo transferencial actual, inconsciente. Aparece sobre todo en representaciones correspondientes a las de los traumas secundarios que tuvieron lugar en la infancia a partir de la escena primaria, la representada por los padres mientras el bebé, así como Edipo en el monte Citerón, permanece abandonado en su cuna. La denominamos escena primaria pues conlleva la protoescena sexual que llega desde el más allá, del ello, dándole el inmenso poder que posee. En cuanto inconsciente el complejo de castración carece de tiempo y espacio, mas, al analizarlo desde construcciones que toman como material los traumas de la infancia, lo describimos con representaciones correspondientes al bebé en la relación con sus padres poniéndole así tiempo y espacio, cualidades de la conciencia. Concebimos en los padres del niño, el analista en la transferencia, los celos asesinos tal como los de Edipo y Yocasta, que los mueven al fiicidio, y los de Edipo, apasionados, que lo mueven al parricidio y a/o la unión sexual con la madre.. El analista es el pastor que en la tragedia de Sófocles salva a Edipo de la muerte, y, al entregarlo a Pólibo y Mérope, los reyes de Corinto, lo introduce en el complejo de Edipo secundario, mas también el pastor, el único que sabe de la tragedia, es la voz del oráculo que reactiva las memorias trágicas primarias, que convertidas en acto han movido a Edipo al asesinato de Layo. La tragedia edípica está en el campo transferencial y cuando se activa configura la Reacción Terapéutica Negativa RTN- Buenas interpretaciones descubren la tragedia que, al estar cerrado el camino a la conversión en palabra o manifestaciones somáticas, es actuada. Veamos la manifestación de la tragedia en el letargo que toma al analista, en un breve fragmento de sesión: Un paciente -P- le cuenta al analista -A- que la noche anterior su mujer salió para encontrarse con una amiga pero P se
3 quedó pensando que iba a una cita con un amante. El analista oyendo el relato siente malestar, sopor, letargo, se le caen los párpados y a la vez experimenta una cierta excitación sexual. A posteriori, autoanalizando esa experiencia recordó una oportunidad en la que con una excusa salió una noche a encontrarse con su amante y que mientras estaba con la misma sentía angustia pensando en lo que pudiera sentir el marido de la mujer. A, al oír al paciente hablando de sus fantasías celosas encuentra en las mismas las propias. Se excita en él la vivencia correspondiente a la visión de la escena primaria cuando abandonado en la cuna -así como Edipo en el monte Citerón- asiste a la escena de los padres en coito y se avivan sus celos criminales. Buscando crear una escena que nos permita acceder con la palabra al trauma que aparece en la sesión construimos la escena primordial sepultada en la que A celoso asesina a la pareja que le presenta P, el muerto queda sepultado en lo inconsciente de A y se manifiesta en el letargo, una reacción melancólica por identificación con el muerto. El drama se desarrolla en el campo transferencial en el que ambos participan. El relato de P es la escena que A vivió cuando salió con una mujer engañando a la suya, Así como P, A es protagonista de la tragedia. En todas las sesiones en el campo transferencial tiene lugar un drama edípico con características dadas por el complejo de castración de paciente y analista, Veamos los contenidos que concebimos en el complejo de Edipo trágico, que también describimos como complejo de castración, en una versión esquemática, con representaciones concretas para hacerlo más comprensible. Concebimos que la madre aloja en su vientre al feto en el que consideramos la existencia de un yo, al que con A. Rascovsky denominamos yo fetal. Se trata de un yo permeable al que llegan configurándolo los contenidos de los yoes anteriores, los pulsionales. Ocupa en la madre el papel del falo. Con el nacimiento tiene lugar la castración fálica de la madre, que pierde entonces al falo figurado por el feto-bebé, su majestad el bebé ; mas la niega reteniendo al bebé como algo propio. Pasado un tiempo el padre reclama ese lugar en la madre y su penefalo lo ocupa. El bebé se siente abandonado. -Edipo abandonado a la muerte en el monte Citerón-. Al bebé le quedan dos opciones, mata al padre y vuelve a ocupar
4 el lugar de pene-falo en la madre Edipo mata a Layo y se une a Yocasta, su pene sustituye al de Layo- o se somete al pene del padre con la ilusión de que así recupera el falo. En cuanto tiene lugar la primera opción tal como en Edipo- el padre muerto retorna desde la sepultura y lo arrastra a la muerte. La otra opción es la entrega al pene-falo del padre con la ilusión de que por ese medio lo recupera y a la vez se queda con el pene-falo del padre, lo castra. En el campo transferencial encontramos estas vicisitudes En el material que describimos más arriba A, en sus celos asesinos, mata a la pareja y, melancólicamente identificado con el muerto, a la vez muere -el letargo que experimenta-. La vaga excitación sexual de A corresponde al sometimiento homosexual al padre en una identificación con la madre, Por otra parte desde su posición femenina A experimenta celos por la unión del padre con la madre. Al entrar en el letargo A no puede analizar, a olvidado los recuerdos y no tiene palabra. Mientras conserva la conciencia solo sufre y cuando la pierde, junto a todas las memorias está en el lugar del `muerto.. Esta vicisitud nos trae al recuerdo la pérdida de las memorias que según el mito griego experimentan los que en su camino al Hades el lugar donde están los muertos- atraviesan el río Lethe, el del olvido, pero que las recuperan al salir atravesando nuevamente el Lethe. A, en el proceso que le lleva al letargo - muerte - ha probado las aguas del Lethe y ha perdido sus memorias, mas las recupera cuando sale del letargo del Hades- y puede entonces autoanalizar su experiencia. El letargo de A resulta de los celos primordiales excitados por el relato de P que ponen en movimiento la tragedia sepultada y los muertos lo arrastran a la sepultura, algo semejante a lo que ocurre en la melancolía. De la muerte que se manifiesta por letargo se puede retornar, tal como en el caso de A, mas los recuerdos asociados al elemento que motivó la represión-sepultamiento son las más de las veces olvidados y difícil de recuperar. En algunas oportunidades, cuando el letargo no ha sido muy intenso, el yo puede incluso enriquecerse por el domeñamiento de pulsiones que participan del mismo. Cuando la tragedia ha alcanzado gran intensidad el yo ya no puede retornar y tampoco las memorias. Una hipótesis que concibo y publiqué en un artículo sobre los celos es que los
5 olvidos sin retorno, por ejemplo en la enfermedad de Alzheimer y demás lesiones en la corteza cerebral resultan de que la intensidad de los celos llevan a la muerte de las memorias presentada en términos somáticos. Ahora bien, en todo analista, como en todo ser humano, encontramos estas formaciones inconscientes, el muerto, resultante de la presencia del complejo de castración, que le trae los síntomas que hemos descrito. El analista puede padecer celos más o menos concientes y las tragedias a los que dan lugar, hasta la muerte-letargo tal como vimos en el caso de A. Cuando despertando del letargo paciente y analista vivencian en el campo transferencial el complejo de castración, la tragedia edípica, el análisis sufre, y con menor o mayor intensidad la tragedia se manifiesta en la realidad objetiva configurado la RTN. La misma tiene diversa intensidad, que puede llegar hasta la que se manifiesta como muerte del análisis, definida por la separación de P y A.. En síntesis, la participación en el análisis de los pacientes del complejo de castración sepultado del analista, el muerto, determina gran parte de las vicisitudes dramáticas del tratamiento así como de su final. DESCRIPTORES: Complejo de castración. Letargo. Reacción Terapéutica Negativa.
6 RESUMEN 1 PERSONA Y PRESENCIA DEL ANALISTA. XXVII CONGRESO DE FEPAL. CELOS, COMPLEJO DE CASTRACIÓN, LETARGO y REACCIÓN TERAPÉUTICA NEGATIVA. Por Fidias Cesio Se trata de las características que imprime a un análisis el complejo de castración del analista, la tragedia edípica - el muerto -. Se trata de una formación inconsciente, sepultada, que aparece en la conciencia en representaciones fúnebres, y que se manifiesta en los síntomas actuales que sufre el analista, sobre todo letargo y sus variantes aburrimiento, cansancio pesadez, etc.- En una breve viñeta de una sesión psicoanalítica el autor muestra el papel de los celos en la constitución del muerto y en su manifestación en el letargo que padece el analista. También se extiende en el papel de la tragedia edípica en el olvido, que llega a su manifestación extrema en la enfermedad de Alzheimer. Por fin nos habla de la Reacción Terapéutica Negativa, la tragedia que aparece en el campo transferencial determinando la muerte del análisis. 1 DESCRIPTORES: Complejo de castración. Letargo. Reacción Terapéutica Negativa.
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