El doctorado como quinto nivel de la educación Susana Asela Garduño Román* Introducción El avance científico y tecnológico ha llevado a una transformación del entorno, y las condiciones del contexto social también se han modificado de manera evidente debido a los cambios en el modelo económico. Aunado a esto se evidencia una búsqueda por nuevas respuestas que aclaren el panorama actual, inmerso en una tendencia globalizante que ha propiciado la creación de bloques económicos regionales. Se observa, sin embargo, una creciente ambivalencia: por un lado están los cambios científicos y tecnológicos que han conducido a la modificación de los procesos de producción y al uso de tecnología de punta de manera cada vez más amplia debido a su accesibilidad. Por otro, se manifiestan las modificaciones de las estructuras sociales y la presencia de una creciente violencia, originada en la cada vez más profunda pobreza. En este entorno, la educación formal enfrenta grandes retos, ya que se ve rebasada por los avances científicos y tecnológicos que se precipitan día con día sobre la sociedad y que, dada su vertiginosa escalada, dejan atrás cualquier reforma educativa que se opere. Así, la escuela se empeña por estar al día, pero estos cambios le impiden lograrlo, existiendo un desfase que se manifiesta más intensamente en los niveles educativos relacionados con la producción de nuevos conocimientos. Tal sería el caso de las instituciones de educación superior, que tienen. la enorme tarea de apoyar desarrollo del país para hacerlo más competitivo en el ámbito mundial. Con el propósito de resolver la presente problemática se han elaborado documentos como el Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000, que indica las políticas a seguir en todos los niveles educativos. Aquí se "considera a la educación como factor estratégico del desarrollo, que hace posible el asumir modos de vida superiores y permite el aprovechamiento de las oportunidades abiertas por la ciencia, la tecnología y la cultura de nuestra época" (Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000). Este programa también señala que se deberá "consolidar un auténtico sistema de educación media superior y superior que haga posible mejorar la calidad, pertinencia y equidad de la educación, e impulsar la capacidad de investigación y desarrollo tecnológico mediante la ampliación de la base científica nacional." En este sentido, en la educación superior han surgido nuevas carreras y modificaciones a algunas de las ya existentes; también se han fortalecido las relaciones interinstitucionales con el fin de ofrecer servicios de calidad y, sobre todo, para estar vigentes ante el acelerado desarrollo de la ciencia y la tecnología, buscando alternativas viables de operación. Para hacer frente a estos retos, la educación formal tiene a los posgrados que, según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) "son programas de estudio que se ofrecen para quienes han completado los estudios de licenciatura y desean continuar su educación hacia niveles más altos.
Tienen por objeto la especialización en algún campo profesional o la formación científica" (ANUIES, 1995). En México hay tres tipos de posgrado vigentes: la especialidad, la maestría y el doctorado. La especialidad, señala la ANUIES, "forma personal para el estudio y tratamiento de problemas específicos de un subcampo, rama o vertiente de las licenciaturas y puede referirse tanto a conocimientos y habilidades de una disciplina básica, como actividades específicas de una profesión determinada." Por su parte, la maestría "forma personal para participar en el desarrollo innovativo, el análisis, adaptación e incorporación a la práctica de los avances de una área o aspectos específicos del desarrollo profesional [...] La formación que se busca es más bien panorámica y de extensión." La ANUIES considera que el doctorado es el nivel que "forma personal altamente capacitado para hacer avanzar el conocimiento, participar en la investigación y el desarrollo tecnológico, generar y aplicar conocimiento en forma original e innovadora, preparar investigadores y dirigir grupos de investigación cumpliendo con una función de liderazgo intelectual en la nación. El egresado debe poseer un dominio pleno de su área, hasta alcanzar la frontera del conocimiento o de sus aplicaciones." Las diferencias entre las tres definiciones se hacen más evidentes aquí, ya que la maestría y la especialidad muestran características semejantes que varían únicamente en la profundidad y amplitud de las acciones a las que se refieren, mientras que el doctorado está enfocado a la formación de investigadores líderes en el desarrollo de su área de conocimiento, que propicien las innovaciones para. avanzar en el conocimiento a través de tareas únicas de indagación que requieren condiciones especiales para llevarse a cabo (ANUIES, 1995). En este sentido, los programas de doctorado deben estar construidos desde la perspectiva del cambio de paradigmas ocasionados por los avances científicos y tecnológicos y de la globalización a escala mundial, que han llevado a nuevas formas de vida académica y a un fortalecimiento de la investigación relacionada con necesidades reales, así como también por la vinculación entre las instituciones que ofrecen los doctorados, y de éstas con las empresas que desarrollan y emplean la ciencia y la tecnología. De aquí que se delineen nuevos derroteros en la forma y el contenido de los programas doctórales dado que ahora se necesita están más directamente enfocados al desarrollo de la investigación con el sector productivo para que tengan un impacto más decisivo sobre aspectos reales encaminados a satisfacer demandas concretas, así como de adelantarse en la formación de nuevas tendencias para el futuro. Esto es porque los modelos vigentes de doctorado acusan serios rezagos en el logro de los objetivos, que se evidencian en los bajos índices de titulación y en el tiempo excesivo de permanencia tanto en el programa doctoral como en la elaboración de la tesis de grado. En este caso, si la demanda es por alcanzar niveles de producción de conocimientos que sean adecuados a la realidad del mundo actual, se hace imprescindible revisar la concepción y las estrategias de los programas doctórales así como los lugares donde se ofrecen que, con muy pocas excepciones, son los mismos donde se ofrece la licenciatura. Aquí se argumenta que las características de los doctorados, sobre todo hoy en día, son únicas, por lo que resulta inconveniente que se les sitúe en el mismo nivel que las especialidades y
maestrías ya que se inhibe su desarrollo para la formación de doctores con la calidad requerida. Para que los programas doctórales cumplan con sus objetivos y logren los resultados esperados, deben ubicarse, jerárquicamente, en un nivel educativo por separado con la atención suficiente para consolidarse y así desarrollar líneas de acción definidas que les permita construir relaciones más sólidas y de mayor impacto con los otros niveles educativos. Objetivos del doctorado Los propósitos del doctorado en México han estado enfocados a lograr los propósitos definidos por las instituciones lideres del nivel superior como son la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN). La UNAM y el IPN encabezan grupos sólidos y claramente identificados: la primera el subsistema universitario y el segundo el subsistema tecnológico. El primero está formado por "39 instituciones públicas y 49 particulares. De las 39 públicas, 36 son autónomas. Dentro de las particulares se incorporan sólo aquellas instituciones de mayor grado de consolidación académica que ofrecen estudios profesionales en tres o más áreas del conocimiento" (Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000). A este grupo pertenece la UNAM, que ha marcado la línea a seguir en cuanto a los estudios universitarios y, sobre todo, es pionera en la investigación en todas las áreas del conocimiento. En este grupo también está la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), diseñada a partir de un modelo distinto al de la UNAM y que, comparativamente, a pocos años de haber sido fundada, ha alcanzado niveles que la distinguen por la calidad del trabajo de docencia e investigación que realiza. Por otra parte, "el subsistema tecnológico del nivel superior esta conformado, por el IPN, su Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) y por 110 institutos tecnológicos (industriales, agropecuarios y del mar) distribuidos en el territorio nacional. De estos, 94 son coordinados por instancias federales y 16 operan como organismos descentralizados de los gobiernos estatales" (IPN, Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000). En el nivel de doctorado, las diferencias en este grupo están marcadas por el gran desarrollo que ha alcanzado el IPN a través de algunas de sus instituciones, en particular el CMVESTAV, que ha. diseñado un modelo de avanzada, que entre otras cosas le ha permitido vincularse con las empresas del sector productivo para llevar a cabo proyectos que responden a realidades específicas y, de esta forma, ampliar sus fuentes de financiamiento con el propósito de desarrollar investigaciones de primer nivel. Estas diferencias entre los dos subsistemas hacen necesario revisarla concepción que cada una de las tres instituciones de educación superior más importantes del país le dan a los posgrados. La revisión se efectuará a partir de dos categorías de análisis: la formación de investigadores y de docentes. La UNAM establece en el artículo 1 de su Reglamento General de Estudios de Posgrado que "son estudios de posgrado los que se realizan después de. la licenciatura y tienen como finalidad la formación de académicos y profesionales del más alto nivel. Al término de los estudios de posgrado se otorgará grado de
maestro, grado de doctor o diploma de especialización" (UNAM, Reglamento General de Estudios de Posgrado, 1996). Aquí la categoría que se privilegia es la formación de académicos y profesionales, pero se diluye la que se refiere a la formación de investigadores, lo que no sucede en la definición de la UAM que señala en su Reglamento de Estudios de Posgrado, en su artículo 2, que "los estudios de posgrado que se realicen con posteridad a los de nivel licenciatura serán los de maestría, doctorado y especialización. También se considerarán estudios de posgrado los de actualización cuando así se especifique en la convocatoria correspondiente", y en el articulo 3 precisa que "los estudios de posgrado tendrán como finalidad la formación de investigadores, profesionales y profesores de alto nivel académico que, en diversas áreas del conocimiento correspondan a las necesidades de la sociedad en relación con las condiciones del desenvolvimiento histórico" (UAM, Reglamento de Estudios de Posgrado, 1979). Por lo que se refiere al Reglamento de Estudios de Posgrado del IPN, el articulo 4 especifica que "son estudios de posgrado los que se realizan después de la licenciatura y tienen la finalidad de formar recursos humanos del más alto nivel. Comprenden los cursos de propósito específico y los programas de especialización, maestría y doctorado" (IPN, Reglamento de Estudios de Posgrado del Instituto Politécnico Nacional, 1991). En este caso no se aclara la categoría de la formación de investigadores y no se especifica la preparación para la docencia. En los tres casos la definición queda abierta, aclarando solamente el tipo de programas que se consideran. como posgrados, situándolos en la misma categoría. Así, de inicio, se deja implícito que el doctorado es semejante a los otros dos programas: la especialidad y la maestría. En este sentido, la formación para la docencia y la investigación deben estar presentes en los objetivos que cada una de las instituciones bajo estudio han establecido para la especialización, la maestría y el doctorado y así conocer el énfasis que se le da a cada uno de los programas de posgrado. Para la UNAM, "los estudios de maestría proporcionarán al alumno una formación amplia y sólida en la disciplina y tendrán al menos uno de los siguientes objetivos: iniciarlo en la investigación; formarlo para el ejercicio de la docencia de alto nivel; o desarrollar en él una alta capacidad para el ejercicio académico o profesional", según lo señala el artículo 13 del Reglamento General de Estudios de Posgrado. Por otra parte, el artículo 40 indica que "los estudios de especialización tienen como objetivo profundizar y ampliar los conocimientos y destrezas que requiere el ejercicio profesional en un área específica"; en este caso la formación se enfoca exclusivamente a una actualización constante en una área específica, encontrándose gran contraste con respecto al objetivo que se establece para el doctorado. El artículo 20 dice que "el objetivo de los estudios de doctorado es preparar al alumno para la realización de investigación original, así como proporcionarle una sólida formación disciplinaria, ya sea para el ejercicio académico o el profesional del más alto nivel." En los casos de la maestría y el doctorado la investigación constituye el fundamento; en la maestría se aclara que será en ella donde se iniciará al alumno en la investigación, mientras que el doctorado necesita de condiciones especiales, si es que quiere lograr la originalidad de la investigación.
En cuanto al Reglamento de Estudios de Posgrado de la UAM, en su artículo 15 indica que "los estudios de especialización que imparta la universidad tendrán como objetivo: 1. Proporcionar a los alumnos conocimientos específicos que les permitan profundizar en el estudio y en el análisis de problemas de carácter científico tecnológico, humanístico o artístico." Los estudios de maestría, según lo establece el articulo 16, tienen como objetivo "1. Capacitar a los alumnos en el ejercicio de actividades de investigación o desarrollo orientados a la generación de conocimientos originales", mientras que en el artículo 17 se señala que "los estudios de doctorado que imparta la Universidad tendrá como objetivo: 1. Formar investigadores capaces de generar y aportar por si mismos nuevos conocimientos científicos, técnicos, artísticos y humanísticos a través de la realización de trabajos de investigación originales. "En los tres casos, los objetivos se ubican en la misma línea que los de la UNAM, profundizando el conocimiento, en la especialización, iniciando a los alumnos en la investigación en la maestría, desarrollando investigaciones originales que aporten resultados innovadores en el doctorado. En el IPN, el Reglamento de, Estudios de Posgrado, en su artículo 6 dice que "los programas de especialización tienen por objeto formar personal experto en el estudio y tratamiento de aspectos específicos de una disciplina científica o tecnológica determinada."el artículo 7 indica que "los programas de maestría tienen por objeto, formar personal capacitado a través de la investigación para participar en el desarrollo innovativo, analizar, adaptar e incorporar a la práctica los avances de la investigación y prepararlo para la docencia, a través de un conocimiento amplio del área de estudios correspondiente," El artículo 5 dice que "los programas de doctorado tienen por objeto formar investigadores capaces de generar y aplicar el conocimiento científico en forma original e innovadora y aptos para preparar y dirigir investigadores o grupos de investigación. Este tipo de programa confiere el grado académico de doctor en ciencias."aquí, al igual que en las otras dos instituciones, se enfatiza la investigación en la formación de doctores, y además aclara la importancia que tiene crear y aplicar conocimientos innovadores en las ciencias, lo que también se enfatiza en la UAM donde se incluye la preparación para la docencia. Las categorías que se han evidenciado en los objetivos de los tres programas que integran los posgrados indican que se imparten para formar investigadores, cosa que empieza desde la maestría en los casos de la UAM y del IPN, y la participación de los egresados en el desarrollo de innovaciones en el país. En cuanto a la preparación para la docencia, sólo se especifica en la UNAM y en el IPN, mas no así en la UAM. En cuanto a la especialización, las tres instituciones coinciden en la formación del personal en cuanto, a la profundidad de los conocimientos en un área específica. Así, en la especialización y en la maestría los objetivos están enfocados a sentar las bases del conocimiento para la investigación y la formación para la docencia. Esto no sucede en el doctorado, ya que aquí existe unicidad del propósito encaminado a la formación de investigadores que generen y apliquen conocimientos originales e innovadores. Es necesario entonces revisar qué tan funcional es ubicar al doctorado junto con la maestría y la especialización en el cuarto nivel del sistema educativo si, como se encontró en los objetivos, los doctorados se dedican a formar investigadores, lo
que requiere de condiciones únicas que creen la atmósfera propicia para esta delicada tarea. Los niveles educativos Al hablar del posgrado o cuarto nivel de la educación se está siguiendo una clasificación elaborada por la UNESCO para. establecer criterios aplicados a los sistemas educativos del mundo, con el fin de facilitar su estudio. De esta forma se trata de hacer más comprensibles las diversas formas que emplean los países para identificar los niveles en que dividen su educación formal. De acuerdo con esta clasificación, el primer nivel educativo abarca a la educación básica, obligatoria o elemental; el segundo nivel corresponde a la secundaria media, intermedia, o liceo, nombres con los que también se le identifica; el tercer nivel corresponde a la educación superior o pregrado, que tiene un amplio espectro de opciones y otorga diferentes tipos de certificados. Por último, el cuarto nivel o posgrado, en el que se ubican las especialidades, las maestrías y los doctorados, pero, en ocasiones, también los diplomados y hasta los cursos de actualización (Holmes, 1980). Por lo que se refiere a México, se llega al posgrado, o cuarto nivel, después de obtener la licenciatura ya sea en el subsistema universitario o en el tecnológico. El alumno accede a este nivel para profundizar y ampliar los conocimientos propios de su área profesional; para iniciarse y desarrollar investigación innovadora y creativa en el área correspondiente a su formación. Pero de acuerdo con los objetivos ya revisados de los tres programas de posgrado especialización, maestría, y doctorado, aquí se cuestiona si el doctorado debe permanecer en este nivel, ya que su función está enfocada a la formación de investigadores capaces de originar conocimientos innovadores y por tanto requiere de condiciones de trabajo específicas. Además, se está hablando de nuevas estrategias de operación para el doctorado a partir de en una internacionalización de los programas y de la cooperación interinstitucional en el nivel público y privado (Brice, 1997). Así, hoy en día se tienen doctorados interinstitucionales en los que participan diferentes universidades e institutos de educación superior, tanto en el ámbito nacional como en el mundial; también se habla de doctorados a distancia, los cuales ya tienen muchos años de estar en operación. Se practica además el intercambio de estudiantes de doctorado, sobre todo a través de estancias de investigación que los alumnos cumplen en los países donde, en ocasiones, se ubican sus directores de tesis. En cuanto a la investigación, existe una mayor vinculación con el sector productivo, tomando en cuenta líneas que se derivan de necesidades reales para trabajar proyectos y que se traducen en el financiamiento otorgado para el desarrollo de estas investigaciones. En ocasiones esta vinculación se da también entre las instituciones que hacen investigación, aunque todavía es incipiente el número de ellas que tienen estos programas. Los programas de doctorado forman investigadores, ya que aquí los estudiantes adquieren las habilidades de investigación y, por principio, se deben dedicar de lleno a esta tarea. Los alumnos de doctorado son, entonces, los que se deberían
involucrar directamente, junto con los investigadores, en generar conocimientos innovadores que resulten de gran interés para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, lo que ya es evidente en los países industrializados donde hay una tradición en el trabajo en este campo. Por reglamento se atienden especificaciones propias del posgrado, pero al mismo tiempo existen incongruencias que limitan la operación de un nivel diferenciado ya que en la práctica se limitan los procesos de operación porque no se tienen las condiciones adecuadas. De esta forma, la clasificación de la educación por niveles es para efectuar los procesos administrativos, pero actualmente se debe considerar indispensable atender directamente al doctorado debido a las nuevas demandas que han determinado la formación de diferentes tipos de doctorado: unos que desde un principio enfatizaron la formación de investigadores y otros que sólo incluían la preparación para la docencia. Por lo tanto, es necesario indagar, en la realidad histórica, los cambios que ha experimentado el doctorado y sus tipos. Aspectos relevantes de los tipos de doctorado Los tipos de doctorado responden a realidades específicas, pero aquí hay una separación entre el deber ser y la realidad, aunque en ambos aspectos se trate de responder a los nuevos paradigmas. En consecuencia se cambian los modelos, pero cuando se trata de llevarlos a la práctica se enfrentan a tradiciones e inercias que detienen el transcurso de la operación de los planes. Así, se encontró que, desde antes de los años sesenta, los primeros doctorados estaban enfocados a la formación del personal de alto nivel que se desempeñaba en las instituciones de educación superior, dándole énfasis a la docencia y dejando a la investigación en un segundo plano. De esto resultó que los primeros programas doctorales se ofrecían para ayudar a los docentes a que escalaran la pirámide meritocrática que les diera más prestigio a ellos y a su institución. Sin embargo, hubo casos en que los programas doctorales se desarrollaban con la participación de un tutor por cada estudiante; así lo menciona Andoni Garritz cuando habla del doctorado en química, que en su inicio, en 1941, estaba enfocado a la formación de doctores dedicados a la investigación "para la obtención de hormonas esteroidales a partir de productos naturales [...] la tutoría alcanzó un carácter legal, al ratificarse con la aprobación de las Normas Complementarias al Reglamento General de Estudios de Posgrado, en 1980" (Garritz, 1989). En cuanto a los doctorados en la Facultad de Filosofía y Letras, inicialmente incluían como requisito el "haber profesado sin interrupción la docencia de manera satisfactoria, demostrar aptitud para la investigación, conocer dos lenguas vivas y presentar una tesis que se discutía con un jurado nombrado por la Facultad" (Dieterlen, 1995). Otro ejemplo de tutoría lo constituyeron los doctorados en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en 1970. En esta etapa inicial, la mayoría de los doctorados, con las excepciones aquí mencionadas, seguían un modelo basado en cursos que en ocasiones eran tantos que constituían una excesiva carga para los alumnos porque tenían que acreditarlos antes de desarrollar un trabajo de investigación que les permitiera
elaborar la tesis para obtener el grado. Con el propósito de conocer esta realidad, el Programa Indicativo de Posgrado de 1990 obtuvo importantes resultados, entre los que destacan el bajo índice de titulación, los largos tiempos de permanencia en el programa, y el número de años que les tomaba a los estudiantes titularse (Programa Indicativo de Posgrado, 1991). Estas dificultades llevaron a revisar la estructura en la que se basaba el doctorado, y como resultado se propusieron modificaciones que condujeron al diseño del modelo tutoral de doctorado. Este modelo tuvo en la UNAM un primer reconocimiento en 1980 al ser incluido en la normatividad, pero no es sino hasta la década de los noventa cuando en México se empieza a difundir su operación. Por ejemplo, en 1994 se hace la revisión del modelo tradicional del Doctorado en Ciencias Administrativas de la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), plantel Santo Tomás del IPN, y en 1995 se pone en práctica el modelo tutoral. A partir de esta experiencia se realiza una investigación sobre los retos y aciertos del doctorado tutoral en México y en Latinoamérica, de donde se han identificado las características siguientes: 1) Seminarios: se basa en un número mínimo de seminarios vinculados a la investigación que ha sido definida por el alumno desde su ingreso, y se le designa un tutor y un director de tesis, o en ocasiones el tutor es también el director. Aquí tiene un programa de trabajo que se evalúa cada fin de semestre. 2) Proyecto de investigación: el alumno diseña su proyecto con la asesoría de un director de tesis, tienen citas regulares según lo programen desde un principio, y lleva a cabo la investigación por su cuenta; la evaluación de avances se realiza a través de un comité de evaluación al que puede pertenecer el director de tesis. 3) Investigación in situ: el alumno realiza su proyecto en la misma línea de un investigador, con quien trabaja y que puede ser su director de tesis. Elabora su programa de trabajo y los avances son evaluados por un comité que se reúne cada fin de semestre, y el director de tesis puede ser parte de este comité. 4) A distancia: el alumno elabora un programa de trabajo que es avalado por el director de tesis asignado; lleva a cabo la investigación por su cuenta en el lugar de su residencia o en donde decida hacerlo, y se le designa un director de tesis con quien se comunica, por lo regular a través de medios electrónicos, y a quien ve esporádicamente. Estos cuatro tipos de doctorado identificados, sin ser exhaustivos, ofrecen una panorámica del contexto existente en la actualidad. Los puntos de coincidencia que sobresalen son la dedicación a la tarea de investigación, propia del doctorado, y la presencia de un director de tesis y, en ocasiones, también de un tutor, asesor o consejero de estudios. Esto depende de la institución de que se trate; por ejemplo, en la UNAM el Reglamento General de Estudios de Posgrado señala en su articulo 25 que "a todos los alumnos inscritos en programas de maestría y doctorado se les asignará un tutor principal y a los de doctorado, además, un comité tutoríal", y el articulo 27 establece que "el tutor principal tendrá la responsabilidad de establecer, junto con el alumno, el plan individual o de actividades académicas que éste seguirá, de acuerdo con el plan de estudios, y de dirigir la tesis de grado." En el IPN el Reglamento de Posgrado indica en los
artículos 82 y 83 que "todo alumno regular inscrito en un programa de maestría o doctorado deberá tener asignado un consejero de estudios". "El consejero de estudios orientar al alumno en su proceso de formación y lo dirigirá en la elaboración de su tesis, o en su caso propondrá un director de la misma." El Reglamento de Posgrado de la UAM no especifica la función de esta figura o de otra semejante. Como se puede observar, el perfil de los tutores o consejeros de estudios ha sido definido por estas dos instituciones de manera semejante: como un guía y apoyo para que el estudiante alcance los objetivos de su investigación, de manera que lo lleven elaborar su tesis y obtener el grado. Hoy en día, para ofrecer un, programa doctoral se unen recursos humanos, financieros y materiales; se intercambian directores de tesis y miembros de los comités de evaluación de avance de los doctorandos o de Jurados para los exámenes de grado. Por otro lado los avances de la tecnología han facilitado esta comunicación a través de una amplitud de medios; también han elevado los criterios de calidad establecidos. Se busca también diversificar las fuentes de financiamiento estrechando la vinculación de los programas doctorales con centros de investigación y el sector empresarial, así como diseñando y desarrollando proyectos de investigación derivados de las necesidades reales de los usuarios, quienes aportan fondos para el financiamiento de las investigaciones que se acuerde realizar y en las que se ubica equipos de investigadores experimentados junto con su ayudantes y alumnos de doctorado. Esto también ha permitido enfocar los conocimientos desde diferentes perspectivas, favoreciendo la diversidad y el aprovechamiento de recursos con el fin de elevar la calidad de los servicios. Sin embargo, el deber ser se enfrenta con la realidad de las instituciones que ofrecen los doctorados y de los alumnos que los cursan. La formación de investigador de alto nivel, en la mayoría de los casos, se queda en una práctica limitada porque la infraestructura es inadecuada, al igual que los procesos administrativos que funcionan en las instituciones. En consecuencia, la atención ve coartada. por una serie de limitaciones materiales que en ocasiones determinan el ritmo y calidad del trabajo los programas doctorales. Infraestructura para los doctorados La importancia de los programas de doctorado en la formación de investigadores es reconocida en la literatura por la normatividad, y en los planes de desarrollo como su raz6n de ser, en lo que existe consenso mundial. Sin embargo, las condiciones en las que se trabaja el doctorado son insuficientes e inadecuadas. En estos casos se provocan roces y conflictos y una desvinculación que no favorece a ninguno de los niveles. Esto se debe principalmente a que las escuelas han sido formadas, en su origen, para impartir licenciaturas y la estructura organizativa de que está dotada está llamada a servir a ese propósito inicial" (OMNIA, 1995). Así, los programas doctorales están en desventaja, ya que llegan a parecer cursos eminentemente teóricos alejados de la realidad porque las condiciones imperantes en las escuelas limitan su desarrollo. En este caso los programas y planes de desarrollo reconocen la necesidad de que los estudios de doctorado sean semilleros de cuadros técnicos y científicos más
calificados, y que deben dedicarse a la investigación para formar investigadores. Sin embargo, como reconoce el Programa para. la Modernización Educativa (1989), en las instituciones que ofrecen el doctorado "carece de la infraestructura necesaria para el desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y las Humanidades. Hay desactualización del equipamiento y de los acervos bibliohemerográficos" (OMNIA, 1995). Hay una pobre capacidad instalada para la investigación, que es el trabajo medular del doctorado; no se cuenta con salones adecuados para el trabajo de investigación; los investigadores trabajan en condiciones precarias; tienen bibliotecas con acervos reducidos y obsoletos, o con un número insuficiente de ejemplares para el trabajo de investigación que se lleva a cabo. Por otra parte, la tecnología es anticuada o insuficiente. El número de catedráticos está por debajo de las necesidades de atención a los alumnos aunque, según información de la ANUIES, "en el año de 1993 la población de doctorado era de 2 mil 151 y el número total de miembros del sistema nacional de investigadores es de 6 mil 233, así que la relación es de 2.9 investigadores por alumno, indicación clara de que se tiene capacidad para formar doctores con una buena política de planeación del posgrado" (OMNIA, 1996). Sin embargo, la realidad es que no todos los investigadores se dedican a la docencia, por lo que sigue existiendo desequilibrio en el número de alumnos y de doctores que los atiendan. Por otra parte, los doctorandos tampoco tienen lugares adecuados para un intercambio académico con otros estudiantes o para trabajar, de manera adecuada, con los directores de tesis, consejeros de estudios o tutores. Como resultado, la investigación se realiza sin contar con los apoyos requeridos para el logro de los objetivos. Por otra parte, los recursos que se dedican a la formación de doctores tienden a ser insuficientes ya que los procesos administrativo-burocráticos resultan ser un impedimento para la designación y distribución adecuada de los montos designados. Esto es porque los recursos se ubican en el posgrado en general, sin que se determine a dónde van dirigidos; y así su ejercicio es desequilibrado dado que las maestrías, por tener el número más elevado de demandantes, se llevan la mayor parte de los recursos, lo cual pone a los programas doctorales en desventaja. Se puede decir entonces, que en los programas doctorales existe una contradicción entre, su objetivo de formar investigadores y las condiciones que prevalecen en las escuelas para lograr este fin. En virtud de esto será difícil tener doctores de excelencia a pesar de los cambios que se hagan en el modelo de doctorado. Se deben, por tanto, tomar medidas paralelas para que el modelo de doctorado tutoral, que se ofrece como alternativa para la formación de verdaderos investigadores y también para elevar los índices de titulación, cuente con los medios necesarios para su buen funcionamiento, porque a investigar se aprende investigando. Entonces se debe eliminar el rompimiento existente entre las políticas establecidas y las necesidades dimensionadas en el país. Sugerencias de cambio Para enfrentar la problemática expuesta se incluyen algunas ideas que ubican al doctorado como el quinto nivel educativo. Esto intenta propiciar una participación
más intensiva de todos los responsables e interesados en los programas de doctorado, que den a este nivel una orientación más directa. hacia la formación de investigadores. Las propuestas se ubican en los siguientes rubros: planeación, objetivos, investigación, vinculación interinstitucional y con el sector productivo, operación, financiamiento, y apoyo a estudiantes. Planeación Se debe definir una planeación razonada y copartícipe, para lo cual es importante reestructurar el doctorado, detallando aún más sus objetivos y sobre todo relacionándolo con las necesidades reales de los diferentes sectores con los que se involucra, para que sea capaz de desarrollar investigaciones relevantes y vinculadas con el sector productivo. En esta misma línea se debe diseñar y operar un programa indicativo del doctorado que defina las áreas del conocimiento que deben cubrir los doctorandos. Objetivos Se deben establecer a partir de bases interinstitucionales que formen investigadores capaces de propiciar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y además hay que definir los medios para establecer líneas claras de relación. Investigación Se deben establecer líneas de investigación que deriven de un análisis realizado entre las instituciones con programas de doctorado, las áreas gubernamentales correspondientes y el sector productivo. De ese modo, estas líneas podrán formar parte de un plan nacional de investigación que integre las necesidades del país. Vinculación interinstitucional Se debe continuar y fortalecer la vinculación entre universidades e institutos tecnológicos que ofrecen doctorados para que los programas tengan posibilidades de proyectarse tanto nacional como internacionalmente. Aquí también se podrían establecer las líneas generales para vincular los programas doctorales con el sector productivo e incrustarse en el movimiento de cambio que favorezca el desarrollo y la innovación de la ciencia y la tecnología. Operación Se proponen también algunos aspectos operativos encaminados a ubicar la formación de doctores en institutos o centros de investigación, como los de la UNAM o el CINVESTAV del IPN, por mencionar sólo algunos. Otro punto que se considera importante es la definición de criterios de calidad para las instituciones de educación superior que ofrecen doctorados, lo que podría ser definido por el CONACyT.
Financiamiento Se debe propiciar la búsqueda y consolidación de otros medios de financiamiento generados por las propias instituciones. De esta forma, ellas definirían los medios necesarios para hacerse de recursos, como serían los servicios de investigación y asesoría que ofrezcan los mismos actores de los programas doctorales. En este caso, se podría hablar de un financiamiento mancomunado entre sector público, sector privado y agencias internacionales, así como de los recursos que ingresen a las instituciones por cualquiera de los servicios a los que se contraten. Los doctorandos, entonces, se podrían incorporar a la investigación efectuando contratos específicos para la investigación, venta de servicios, u otro tipo de actividades. Por otro lado se financiaría a los alumnos con el fin que se dedicaran de tiempo completo al trabajo de investigación; se les otorgarían becas que derivaran de investigaciones contratadas con el sector productivo privado o público, o que también podrían ser otorgadas por las mismas universidades o institutos tecnológicos que ofrecieran los programas, o por las instituciones que tradicionalmente han financiado a los estudiantes por medio de becas. Estas se designarían para los estudiantes que se hicieran acreedores a ellas a partir de criterios establecidos por padrones de excelencia como el (CONACyT y de los criterios de las áreas de conocimiento definidas. Las becas las podrían otorgar los comités formados por representantes de las mismas instituciones, que tendrían que ser personas de probado prestigio y excelente trayectoria en el campo de investigación de las áreas de conocimiento definidas por el CONACYT Infraestructura Se debe contar con instalaciones propias para el problema doctoral, donde se pueda realizar la investigación, cuenten con los avances tecnológicos que permitan el desempeño de las tareas de los programas. Deben ser suficientes como para. dar cabida tanto a los catedráticos investigadores como a los alumnos; la biblioteca y las áreas de laboratorios y de cómputo deben estar equipadas los últimos adelantos de la tecnología y tener acceso a información procedente de bancos de datos diversos. Conclusiones Estos son algunos aspectos que se han considerado relevantes en la ubicación de los programas doctorales c( el quinto nivel de la educación, debido a que la formación de doctores es una actividad que cuenta con características únicas y su propósito es formar investigadores propicien el desarrollo científico, tecnológico y económico del país, por lo que se le debe atender de manera muy especial. Aunque la inversión de recursos materiales, económicos y humanos fuera alta, se lograría llevar a los doctorados a un nivel que les garantice atención exclusiva, y así, los programas se realizarían bajo condiciones más propicias. De esta forma se estaría asegurando la vinculación del doctorado con las maestrías de manera más óptima y productiva.
Se tendría también la oportunidad de propiciar una interrelación más estrecha y productiva entre los doctorandos y los estudiantes de maestría de diferentes instituciones nacionales e internacionales que se apoyarían mutuamente y podrían construir proyectos en líneas comunes de investigación. Sólo de esta manera será posible elevar los índices de graduados en el doctorado y la calidad de los mismos, ya que de seguir como hasta ahora, se corre el riesgo de perder la oportunidad de lograr la independencia tecnológica que tanto necesita el país. Referencias ANUIES, La Educación Superior en México. 2a edición, p.31, México, 1995. Brice, Luis Felipe, La internacionalización de la enseñanza superior. Página uno, suplemento del periódico uno más uno, núm. 833. 21 de septiembre, 1997; Un pupitre en el aula global. Página uno. suplemento del periódico uno más uno, num. 835, octubre 5. 1997,p. 15. Dieterlen Struck, Paulette, El Posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras, Sánchez Puentes Ricardo (comp.), El posgrado en ciencias sociales y humanidades en la UNAM. Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, Centro de Estudios Sobre la Universidad, p. 4 1, México, 1995. Garritz Ruiz, Andoni y Martín López Ávalos, Tutoría: el perfil del docente en el posgrado, OMNIA, año 5. núm. 17, diciembre. pp. 62-63,1989. UNESCO, International Year Book of Education, Volume XXXII- 1980, Prepared for the International Bureau of Education by Holmes Brian, París, 1980. IPN, Reglamento de Estudios de Posgrado del Instituto Politécnico Nacional. Aprobado por el H. Consejo General Consultivo en su cuarta sesión ordinaria. 30 de abril de 1991. Gacela Politécnica, año XVII, vol, XVII, núm. 317, p. 4, mayo de 1991. Poder Ejecutivo Federal, Programa de Desarrollo Educativo 1995 2000. Secretaría de Educación Pública, México. 1996, p. 9. Programa Indicativo de Posgrado 1990. Análisis de la problemática del posgrado nacional. (Fotocopia), México, 1990. UAM, Reglamento de Estudios de Posgrado, Aprobado por el Colegio Académico en su sesión número 26 del 24 y 25 de julio de 1979, p. 1. México, 1992. UNAM, Reglamento General de Estudios de Posgrado. Aprobado por el Consejo Universitario, el 14 de diciembre de 1995, publicado en gaceta UNAM el 11 de enero de 1996. Secretaría General, p. 3 México, 1996. Revista OMNIA: Características de los estudios de posgrado. OMNIA, IX Congreso Nacional de Posgrado, p. 65, México, 1995 Organización académico administrativa del posgrado". OMNIA. IX Congreso Nacional de Posgrado, p. 47. México. 1995. Políticas de desarrollo y apoyo institucional. OMNIA, IX Congreso Nacional de Posgrado. p. 99, México, 1995. * SEPI-ESCA, Santo Tomás/IPN