PLANTEAMIENTO DE JORDY HERRERA FLORES, SECRETARIO DE ENERGÍA En la actual Administración, la visualización sobre el sector energético tuvo una variable distinguible que tiene que ver con la sustentabilidad, producto de la visión del presidente Felipe Calderón, incluso desde que era secretario de Energía. La sustentabilidad es aprovechar al máximo nuestros recursos energéticos sin sacrificar las oportunidades y los recursos de las siguientes generaciones; esto es, incorporar todo el concepto verde al sector energético sin que esto signifique renunciar a la riqueza petrolera. La transición energética que ha iniciado el país requiere de la riqueza petrolera para poder financiar las inversiones hacia un sector sustentable y con un fundamento en el cuidado y respeto del medio ambiente hacia los años por venir. Dentro de esta nueva concepción y las necesidades del sector, la presente administración ha sido la que más ha canalizado recursos directamente en inversión física dejando de lado nómina y todo aquello que no sea productivo, que suma 1,8 billones de pesos durante los últimos cinco años, tanto en Pemex como en CFE. Este nivel de inversión no tiene precedentes. Tan sólo en CFE se invirtieron 300 mil millones de pesos, la cifra más alta en la historia. En los últimos dos años ha habido dos cambios estructurales fundamentales que han llevado a la definición del modelo energético: 1.- Los precios relativos de crudo y de gas, particularmente en Norteamérica. En materia de gas, México tiene gran potencial en shale gas y existe la certeza de que actualmente los recursos que están en el Golfo de México son altamente promisorios. Por ello se requiere rápidamente buscar un esquema fiscal para el shale gas cuando no se encuentre asociado con líquidos. Así, hay un cambio estructural que tiene que ver con precios relativos, con la certeza que existe ahora de las reservas y con la idea de cómo avanzar hacia la transición energética, aun teniendo petróleo, y cómo ir reduciendo la dependencia de este último recurso en términos energéticos y económicos. 2.- Cambio climático. El último reporte de las Naciones Unidas marca que lo que se tenía pensado y modelado sobre lo que iba a suceder en el año 2100, ahora está la certeza de que se va a adelantar por lo menos 50 años y que la meta aspiracional de evitar que la temperatura promedio del planeta en este siglo superara los dos grados, ya la tenemos que desechar porque ahora la esperanza es que no supere los cinco grados. Si se rompe esa meta de cinco años, ya no se puede predecir qué va a suceder con el clima.
Esto es un punto estructural y de decisión para las siguientes administraciones, así como para insertarlo en el diseño de políticas públicas, especialmente en países como el nuestro que estarán en la disyuntiva de seguir aprovechando los recursos hidrocarburos mientras sean rentables (el costo del CO2 hará que estos recursos sean cada vez menos rentables) y el aprovechamiento de los vastos recursos naturales para generar energía limpia y renovable. 3.- Tasas de crecimiento de la demanda por energía eléctrica cada vez más ligadas al PIB. Además de estar ligada a los ciclos económicos, la demanda presenta picos posteriores a periodos de decrecimiento económico, particularmente en los años 2004 y 2007. En 2011 y lo que va del 2012 se presentan tasas de crecimiento mucho más altas de la demanda de energía que de crecimiento económico. Esto obliga a contar con infraestructura lo suficientemente holgada para atender los picos de demanda eléctrica y lo suficientemente justa para no cargar el sobrecosto de la energía a las tarifas eléctricas. Hemos sembrado la semilla para un sector energético sustentable, con: 1.- Restitución al cien por ciento de las reservas probadas. Esto nunca se había logrado en la historia del país y es fundamental para la viabilidad no sólo de Pemex, sino que es lo que le da viabilidad a la transición energética. 2.- Se logró detener la caída de la producción petrolera. En 2012, por tercer año consecutivo, se ha podido sostener la producción en alrededor de los 2,5 millones de barriles diarios; la expectativa es poder cerrar este año lo más cercano que se pueda a los 2,6 millones. Lo que se prevé hacia adelante es que, como se ha vuelto a invertir en exploración, será relativamente sencillo volver a la senda de la producción de petróleo en los años por venir. En un escenario conservador, se podría llega a una producción de 2,8 millones de barriles diarios, pero con una reforma energética y con una inversión mucho más agresiva se podría llegar a los 3 millones de barriles. Por su parte, el gas se ha convertido en un factor estructural de cambio y tenemos que ver la manera de aprovechar la riqueza que tenemos en este energético. Hace un par de años llegamos a una producción de 7 bcf (miles de millones de pies cúbicos), pero ha afectado tanto el cambio estructural en los precios relativos que al día de hoy hay muchos proyectos de gas que no son rentables en nuestro país. Uno de los grandes retos que debemos visualizar hacia adelante tiene que ver con el tratamiento fiscal que le vamos a dar al gas asociado, al no asociado, al convencional y al gas no convencional como es el shale.
En un escenario conservador, con la explotación de recursos que tenemos hoy a disposición, podríamos llegar a 9 bcf. Esta cifra permitía cerrar la brecha de importación actualmente estamos las importaciones se ubican por encima del bcf, apenas hace cinco años era 0.2 bcf, esto es, 200 millones de pies cúbicos, está creciendo rápidamente la importación y tener un estímulo y un excedente para la petroquímica. En cuanto a la red de gasoductos, está cumpliendo alrededor de 15 años y quedó totalmente saturada con niveles por encima del 95% en su capacidad de transporte. Es decir, tenemos ahora un precio muy atractivo de gas, vastos recursos en nuestro país, estamos dentro de la región más barata del mundo, pero hoy en día tenemos la imposibilidad física para poder llevar este combustible a los grandes centros de consumo del país, que son las tres grandes ciudades: México, Guadalajara y Monterrey. En esta administración se ha intentado tener mayor capacidad de transporte cerca de las zonas metropolitanas y ampliar la red en zonas productivas del país que hoy no cuentan con este insumo que haría toda la diferencia en términos de integración de cadenas de valor en distintas áreas, particularmente en el sector agropecuario, como es el caso del gasoducto del Noroeste que va a contribuir de manera significativa a dar valor agregado a toda la producción agrícola que se tiene en el norte de Sinaloa y el sur de Sonora. Este proyecto integral de nuevos ductos en la Red Nacional de Gasoductos se presentó apenas en octubre del año pasado, le tomará de dos a tres años para madurar. Se ha avanzado con varias de las licitaciones de la propia CFE y, si lo aprueba el Consejo de Administración de Pemex, se habrá de construir la nueva columna vertebral del sistema del ducto de Ramones que va a permitir en el corto plazo importar gas para la industria, y en el mediano y largo plazos realizar el transporte de nuestro propio shale gas que se encuentra en la misma zona una vez que se desarrolle todo nuestro potencial en este recurso. En el sector de hidrocarburos, en Petróleos Mexicanos, se han invertido 1,5 billones de pesos, que representa el doble de lo que se invirtió en los primeros cinco años de la administración anterior y es dos veces y media lo que se invirtió en la última administración del siglo pasado. Para poder sostener la producción de petróleo y poder quizá llevarla al 2,8, para poder incrementar la producción de gas a 9 bcf, para poder tener la infraestructura que se requiere, se estima que en un horizonte a diez años se van a necesitar 2,1 billones de pesos, cifra importante en términos de finanzas públicas, tan sólo para abastecer el mercado interno de México. Sector eléctrico Desde el año 2000 hemos tenido una generación efectiva que se ha ido incrementando a la fecha.
En esta administración hay un deseo y una convicción de que el PIB seguirá creciendo y, ante los picos de demanda de energía eléctrica, debemos de tener la capacidad de generación efectiva suficiente para poder administrar estos picos. De ahora a 15 años, en el mejor de los casos, se va a tener que incrementar entre 75% y 80% la capacidad instalada que se tiene históricamente en el país. Es un salto matemáticamente exponencial el reto que viene. Hay un reto más. Cuanto más se tenga en la matriz de generación de energía renovable, mayor tendrá que ser la capacidad en el sistema por la intermitencia de las primeras. Si México decidiera no invertir en energía nuclear, el incremento del 75-80% en la capacidad eléctrica tendría que ser doble. La red de transmisión eléctrica de 2000 a la fecha ha tenido 26% de crecimiento porque al día de hoy más del 96% de los mexicanos ya cuenta con servicio eléctrico vía red. Lo que puede crecer es relativamente poco y se vuelve marginal. Lo que queda por hacer al país es hacer las dos interconexiones restantes, que son las de Baja California y Baja California Sur, que quedarán listas para mediados de la próxima administración, para tener un solo sistema eléctrico integrado. Ambos proyectos ya se encuentran incluidos en el POISE. En materia de inversión, en los próximos diez años se van a requerir aproximadamente 1,4 billones de pesos, cifra equivalente a la inversión que se le destinó a Pemex en esta administración. Para los próximos años, lo fundamental es analizar si existen recursos públicos suficientes para el financiamiento de la nueva infraestructura que requiere del país. Eficiencia energética En esta administración se han tratado de implementar medidas integrales: 1.- Sustitución de focos incandescentes, el más grande del mundo. De hecho, se está buscando hacer el registro en el Record Guiness. En la primera etapa se logró la sustitución de 22,5 millones de focos. 2.- Modificación de normas de iluminación. Aplicable a hogares, edificios públicos y alumbrado público. La idea es incidir en la oferta y la demanda, esto es, en la forma en que se consume la energía eléctrica en el país. Mientras más dependa el futuro del dinero público para el sector energético, se vuelve más importante el disminuir la intensidad energética en términos de consumo.
La norma aplica también a aparatos eléctricos y, recientemente, a eficiencia vehicular, ya que se trata de adaptar al consumidor común a las capacidades reales energéticas que tiene el país. 3.- Gasolina. Actualmente ya existen tecnologías que permiten consumir menos gasolina que antes. Es urgente que nos movamos como país hacia este tipo de tecnologías, de gasolinas y diesel con alto contenido de azufre a coches eléctricos, coches híbridos (a eléctricos o a biocombustibles). Cambio climático Ya se cuenta con mediciones de las emisiones tanto de Pemex como del CFE. En el caso mexicano, una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero también tiene un costo al erario público porque hay que ver cómo dar presupuesto a las dos paraestatales para hacer la reducción de sus emisiones y, además indirectamente, cómo tener mejores combustibles Se tiene proyectado que a la tasa de crecimiento del sector energético inevitablemente seguirá en crecimiento las emisiones totales y las emisiones per cápita. Se trata, entonces, que crezcan menos en términos proporcionales que la demanda de energía. En este sentido, la actual administración ha comenzado con el proyecto de cogeneración en Nuevo Pemex, en donde es más eficiente el proceso industrial de separación y preparación de gas y generar electricidad al mismo tiempo, así como con el proyecto integral Manzanillo de la CFE donde se deja de quemar combustóleo, se utiliza gas natural, con gran beneficio de ambos proyectos para el medio ambiente. Retos al futuro 1.- Finalizar el proceso de internalización de estos cambios estructurales en el sector: precios relativos de los hidrocarburos, cambio climático y monto creciente de inversiones que se van a requerir. 2.- El cien por ciento del esfuerzo a realizar para la transformación sustentable del sector, si se hace con recursos público, lleva a preguntar: a qué se le va a quitar para poder hacer esto? Tendrá que venir una profunda y amplia discusión sobre la viabilidad financiera dado el esquema constitucional que tiene el sector energético. 3.- Modificación del marco legal y el regulatorio. En el primero existen muchas decisiones por delante (viabilidad a modificaciones constitucionales) y en el segundo se debe profundizar las condiciones de competencia en las áreas que no están reservadas para el Estado. Los tres puntos anteriores deben reflejarse en el tema del shale gas. Este subsector no se va a desarrollar con la misma velocidad del país con el mismo
marco jurídico, con la misma restricción presupuestal y con la misma visión del sector que venía teniendo tiempo atrás. Las ventajas del shale gas: a) Intensa creación de empleos regionales. b) Muchas inversiones. c) Creación de sectores de servicios. d) Posible no dependencia de otros países en términos de energéticos. e) Permite tener una nueva petroquímica para el país. El problema de este subsector no es presupuestal, sino la falta del insumo. 4.- Velocidad de incorporación de tecnologías limpias, como la nuclear. La incorporación de este tipo de energía impacta necesariamente en las tarifas eléctricas. 5.- Seguir profundizando en la parte de la eficiencia energética reduciendo la intensidad energética actual y reducir incluso los costos financieros.