'Deja tu tierra: Representaciones y realidades de la diáspora y la inmigración en Puerto Rico' Por: Lcdo. Francisco J. Concepción Los que vienen y los que se van: El fenómeno de las migraciones es el elemento fundamental de la identidad del siglo 21. El caso de Puerto Rico no es una novedad en cuento a la migración. El movimiento de poblaciones hacia Puerto Rico y fuera de la Isla se caracteriza por las construcciones de identidades que se manifiestan en las distintas formas de ver los rostros de aquellos que vienen y de los que se van. Uno de los debates fundamentales, al momento de hablar de las migraciones, es la forma en que el colectivo puede asumir dicho movimiento. En cuanto a los que llegan tenemos dificultades tratando de lograr una mayor integración de los mismos. Normalmente nuestra forma de trabajar con los inmigrantes está marcada por el racismo, que en nuestra sociedad es muy marcado. Sobre al tema de los que se van tenemos debates igualmente agrios, pero que asumen características de mayor violencia. Si los que se van son traidores, si los que nacen allá son boricuas, si los que están allá pueden ser parte del colectivo puertorriqueño. Esos debates marcan profundamente las representaciones que elaboramos sobre los migrantes, tanto de los que vienen como de los que se van. Los que salen: Podría comenzar esta presentación diciendo que se han ido muchos. Terminamos la discusión, se han ido muchos puertorriqueños de la isla. Una de las preguntas que queda es si la salida de dichos sectores es realmente un escape. Un aspecto que es imposible describir es la forma en que esos que salen continúan siendo parte de las comunidades que han abandonado. En este contexto la palabra abandonado no está dirigida a emitir un juicio moral sobre los actos de los que salen. Más bien tenemos que asumir que esos grupos salen manteniendo un lazo profundo con la isla de origen. De hecho, y esto es parte del gran debate, los que salen comienzan a elaborar una identidad más marcadamente boricua a la luz de su propia salida del territorio. 1
El instituto de estadísticas de Puerto Rico ha dicho que los que ha salido constituyen el 1.5% de la población de Puerto Rico. Durante el 2012 salieron de la isla hacia Estados Unidos un total de 75 mil personas, durante el mismo año se mudaron a la isla unas 21 mil personas lo que significa que se ha dado una pérdida de unas 54 mil personas durante el año 2011-2012. Este proceso migratorio es significativo. Las preguntas importantes sobre este proceso son las que se refieren a la identidad de los que se han ido, por qué se han ido, los que regresan y por qué regresan. En este sentido el conocer los números no es tan importante como comprender lo que se esconde detrás de los procesos. Sobre el movimiento de personas a largo plazo, entre los años 2005 y 2009 se fueron de Puerto Rico unas 300 mil personas y se mudaron hacia la isla unas 160 mil personas, Esto equivale a una pérdida neta de población de unas 144 mil personas o un 4% de la población. Estos números, que se computan según las estadísticas del Censo no tienen en consideración los inmigrantes de los que tenemos que hablar posteriormente. De todas maneras hablar de una pérdida neta de un 4% de la población es significativo. Una de las explicaciones para que este fenómeno sea de esta manera es que las fronteras entre Puerto Rico y los Estados Unidos son porosas puesto que la isla pertenece a pero no es parte de los Estados Unidos. La condición política de Puerto Rico, donde los boricuas son ciudadanos de Estados Unidos pero no se consideran como estadounidenses como tal, provoca que la migración de los puertorriqueños esté marcada por características interesantes. Una de ellas es que los puertorriqueños viajan dentro de los Estados Unidos a cualquier parte sin necesidad de temer a la migra, sin embargo, al localizarse en áreas de baja densidad de puertorriqueños se van confundidos con grupos latinos anteriormente localizados en dichas regiones. Esta realidad también tiene como efecto el hecho de las múltiples migraciones. Me refiero a aquellos boricuas que han migrado, hacia Estados Unidos y desde los estados Unidos hacia la isla más de una vez. De este modo tenemos el fenómeno de los migrantes nómadas, con los efectos económicos que esta realidad puede implicar. Un aspecto que las estadísticas no contemplan es la nueva realidad de las familias divididas. Dichas familias consisten de un esposo viviendo en Puerto Rico y la esposa en Virginia con los 2
niños, sin que haya un divorcio o la ruptura del vínculo matrimonial. Este movimiento que se da a causa de la necesidad de conseguir empleos constituye una novedad para los puertorriqueños quienes tradicionalmente viajaban en familia o mandando al esposo a buscar suerte y luego mandar a buscar al resto de la familia. En este caso a causa de las nuevas estructuras familiares el esposo se queda o se va, la esposa se queda o se va y mantienen contactas a larga distancia pero utilizando las redes sociales como instrumentos para preservar las relaciones entre los miembros de la familia. Una pregunta importante en este contexto es, cómo las iglesias ministran a estas familias? En este contexto tenemos que considerar la novedad de las comunicaciones. Las familias siguen estando en contacto, y continúan creando estructuras de comunidad utilizando medios como facebook, el correo electrónico, los mensajes de texto y los teléfonos celulares. Muchas de estos migrantes, incluso aquellos que no dejan a sus familias en la isla siguen manteniendo sus números de teléfono de la isla en sus celulares. Este hecho marca una aspiración profunda o tal vez, interesantemente, un vínculo que no se ha roto. De este modo los que se van siguen siendo miembros del colectivo de Puerto Rico. Desde esta perspectiva las iglesias tienen que responder a la necesidad de ministrar a miembros de sus comunidades que se van pero siguen manteniendo un vínculo profundo con la comunidad e donde han salido. Otro efecto de las migraciones es el envejecimiento de la población. Hace treinta años las iglesias organizaban su pastoral entrono a la juventud y los grupos de jóvenes. Hoy hay que comenzar a construir una comunidad religiosa entorno a la realidad de la vejez. Una nueva estructura pastoral que es fruto de las migraciones, contrario a lo que hemos pensado si tenemos una población que se está envejeciendo tenemos que elaborar nuevas teologías y estructuras pastorales que respondan adecuadamente a las necesidades de dicha población. Otras realidades: Hoy hay más puertorriqueños en Estados Unidos que en Puerto Rico. Ese dato ya era conocido, lo que realmente es una sorpresa es ver a dónde en Estados Unidos se están mudando los puertorriqueños. Contrario a las tendencias originales, de hace unos sesenta años, la diáspora puertorriqueña no se está mudando hacia Nueva York sino fuera de Nueva York. Los destinos 3
que más han crecido están en el sur de Estados Unidos, el preferido es Florida, pero también elijen a Texas, Mississippi, Georgia y Virginia. Los Boricuas se están mudando a los estados confederados. Esa si es una noticia importante. Recientemente, en la presentación del libro Puerto Ricans at the Dawn of the New Millennium, en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico el Dr. Edwin Meléndez explicó los descubrimientos que el Centro de Estudios Puertorriqueños, adscrito al Hunter College de Nueva York, ha realizado concerniente a la población de puertorriqueños en Estados Unidos. Uno de los datos que es más importante es que se demuestra que la famosa fuga de cerebros de la que tanto se habla no es verdad. No es cierto que se están yendo los productivos y que los vagos y derrotados son los que se quedan. No es verdad, tampoco, que los que se van lo hacen para recibir ayudas del gobierno. Es decir, estos estudios nos colocan ante un país que se está comportando de forma poscolonial en tiempos de colonialismo. La población de Puerto Rico ha roto con el estado. Fuga de cerebros? Los números nos dicen, en primer lugar, que aquellos que se van están constituidos por 29% con menos de escuela superior, 30% con diploma de escuela superior, 15% con bachillerato y 5% con maestría o un grado académico más alto. En Puerto Rico, entre los que se quedan, esas poblaciones están representadas por un 32% con menos de un diploma de escuela superior, 25% con diploma de escuela superior, 16% con bachillerato y 6% con estudios graduados. Esto significa que aquellos que tienen estudios universitarios están igualmente representados entre los que se van y los que se quedan. La salida de profesionales de la isla corresponde a la representación de los mismos dentro de la población local. Esto quiere decir que no existe tal cosa como una fuga de cerebros. Este dato tiene una gran importancia para superar la condición de derrota que ciertos medios corporativos tratan de imponer a los boricuas en la isla. Las nuevas diásporas: Otro dato interesante, que de hecho se estudia por primera vez en las poblaciones puertorriqueñas es el fenómeno de la migración interna en los Estados Unidos. Esto se refiere a 4
los puertorriqueños que, viviendo en los Estados Unidos, se mudan a otros estados. Esta migración es la que es responsable de la salida de los boricuas del área de Nueva York y de la llegada a los estados del sur. De los 4.9 millones de puertorriqueños en Estados Unidos durante la década del 2000 al 2010 se mudaron 1.5 millones. Muchos de ellos buscando empleos. Un elemento importante en este análisis es que el movimiento de los puertorriqueños está fundamentalmente atado al empleo. La gente no se mueve por que hace más o menos frío, y tampoco buscando solamente calidad de vida, sea lo que sea que eso significa, lo que si hay certeza es que los movimientos de estas poblaciones están relacionados con la búsqueda de empleo. Los datos también indican que los que se mudaron dentro de los Estados Unidos en su mayoría son aquellos puertorriqueños nacidos en los Estados Unidos. Los que se mudan desde la isla usualmente se establecen en un lugar y se quedan ahí. Por último está el dato de los puertorriqueños localizados en la nueva diáspora del sur, es decir aquellos que viven en estados del sur tales como Alabama, Arkansas, Georgia y Luisiana, en los cuales no era normal su presencia. En esos estados el aumento de los puertorriqueños durante la última década ha sido de entre 103% en Georgia y el 93% en Alabama. Si consideramos que el 25% de los boricuas se mudaron para buscar empleos ante la crisis del 2008-2009, podemos concluir que esas poblaciones se han ido constituyendo en estados no tradicionales como respuestas a la crisis. Siendo la nostalgia el aspecto principal de la experiencia del que migra tenemos que, por último, plantear el problema de cómo las iglesias pueden ministrar esa experiencia de la nostalgia. Los inmigrantes: Haciendo la distinción sobre el rol de los migrantes puertorriqueños en el futuro de los inmigrantes extranjeros en Estados Unidos hay que señalar que la participación política de los puertorriqueños es esencial para dicho futuro. La posibilidad de una reforma migratoria que le haga justicia a los inmigrantes en estados Unidos pasa por el proceso político. Por eso la pregunta sobre cómo es que las iglesias ministran para que los migrantes participen en el proceso político es inescapable. 5
En el caso de la población inmigrante en Puerto Rico la población inmigrante constituye el 8% de la población. De esa comunidad los dominicanos son el 20%, los cubanos el 5% y otros grupos, tales como chinos, palestinos, haitianos argentinos y otros constituyen el 12% de la población inmigrante. Como sabemos, por razón de la condición política de Puerto Rico, las leyes sobre inmigración que aplican en Puerto Rico son las de Estados Unidos. Esto significa que los inmigrantes dependen de que se haga una reforma migratoria en Estados Unidos para que puedan beneficiarse de la misma. Cuando una persona está en proceso de deportación no existen derechos procesales reconocidos. Entre los derechos que no son reconocidos está el derecho a tener abogado. Esto quiere decir que el inmigrante tiene que contratar servicios de abogados privados e incurrir en gastos exorbitantes. Para desgracia en Puerto Rico no existen servicios gratuitos de representación legal para inmigrantes. En Texas o Virginia existe este tipo de servicios, usualmente provisto por las iglesias, en Puerto Rico aún no hay iglesias con el suficiente interés como para proveer dicho servicios. La última pregunta que hay que hacer es, cómo las iglesias en Puerto Rico pueden ministrar los derechos de los inmigrantes de forma efectiva? La migración sigue siendo un reto. Ante el mismo hay que comenzar a dar respuestas que sean históricamente pertinentes y socialmente trascendentes. 6
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