Por Roberto Desachy Severino Peña Nieto presentó a los medios su propuesta de reforma a los artículos 27 y 28 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, en la que solicita al Congreso de la Unión modificar la Carta Magna para que desaparezcan de ellas varios sectores estratégicos de los hidrocarburos y las empresas privadas del país y trasnacionnales puedan hacer jugosos negocios con actividades que, por ahora, solamente pueden efectuar Pemex y CFE. Lo que la reforma peñista NO INCLUYE son propuestas o medidas concretas para que bajen de precio las gasolinas, la luz o demás productos que Pemex y CFE dan al consumidor. Tampoco hizo un compromiso para modernizar ambas todavía paraestatales y solamente se concretó a proponer lo que le interesa al Ejecutivo federal; es decir, que la IP del país y, sobre todo, extranjera, se quede con buena parte de las ganancias del petróleo y la electricidad. Desde luego que la propuesta de reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto tiene claros tintes privatizadores contra Pemex, como lo refiere la página 11 del documento que el Ejecutivo enviará a la Cámara de Senadores, en el que reconoce que su proyecto implica: eliminar la prohibición de que el Estado celebre contratos para la explotación de 1 / 5
hidrocarburos, debido a que según el documento peñista ni Pemex ni el gobierno federal cuentan con los recursos o la tecnología suficiente, para explorar el subsuelo y extraer petróleo de las aguas profundas. Cabe preguntarse por qué o a beneficio de quién el gobierno de Peña Nieto prefiere que sean empresas privadas las que ganen dinero con la exploración y extracción de los hidrocarburos, en lugar de modificar el régimen legal y gremial de Pemex, para que con los propios recursos de la empresa - se lleven a cabo estas actividades productivas y la renta petrolera no sea compartida con la IP, sino que sea totalmente para las arcas públicas. Pemex paga en impuestos cerca del 56 por ciento de sus ingresos (El Economista, 29 de febrero) y es la empresa petrolera más sangrada fiscalmente por gobierno alguno en todo el mundo. Pemex es la industria que más ingresos genera en México (adelante de América Móvil) y la 2da más rentable en toda América Latina (Jornada, 5 de agosto 2012), ello explica por qué las trasnacionales del sector quieren quedarse con buena parte de sus ganancias, pero no por qué Peña Nieto quiere permitírselos. MÁS PROPUESTAS PRIVATIZADORAS PEÑISTAS En la página 12 de la iniciativa enviada por Peña Nieto se vuelve a lanzar una propuesta claramente privatizadora: sustraer de las áreas estratégicas del Estado a la petroquímica básica y dar certeza a nivel constitucional para que las actividades de la industria petrolera, 2 / 5
tales como el procesamiento de gas natural y la refinación del petróleo, así como el transporte, almacenamiento, distribución y comercialización de dichos productos y sus derivados, puedan ser realizadas tanto por organismos del Estado, como por los sectores social y privado, a través de permisos que otorgue el Ejecutivo Federal. En pocas palabras, la propuesta presidencial abriría la puerta para que empresarios ( amigos de Peña Nieto, mecenas de campañas del PRI, etc?) se queden con el negocio del transporte, almacenamiento, distribución y comercialización del petróleo, gas natural y sus derivados, solamente con la obtención de un permiso del mismo gobierno federal. También en el rubro de la energía eléctrica, el gobierno peñista plantea que la solución a los problemas económicos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es dejarle el negocio a la iniciativa privada, como lo estableció él mismo en las páginas 22 y 23 del documento que presentó públicamente hoy: permitir la generación de energía eléctrica por parte de particulares, facilitará dar a los mexicanos y a los sectores público, privado y social energía más barata. La iniciativa de reforma constitucional pretende generar un marco constitucional idóneo para que, en atención al interés general, se desarrolle un sistema eléctrico nacional basado en principios técnicos y económicos, impulsado conjuntamente por la CFE y por particulares, bajo la conducción del Estado, tal y como lo marcaba el espíritu de las reformas legales realizadas por el Presidente Lázaro Cárdenas. 3 / 5
GASOLINA Y LUZ BARATAS PARA LOS CONSUMIDORES, FUERA DE LA PROPUESTA PRESIDENCIAL Aunque en su discurso Peña Nieto prometa que - si se abren todavía más a la iniciativa privada nacional y extranjera Pemex y la CFE - los mexicanos seremos beneficiados con gasolina y energía eléctrica baratas para los consumidores, en ninguna de las 29 hojas que el presidente dio a conocer este lunes existe una promesa, planteamiento o compromiso en este sentido. Lo cierto es que el documento presidencial no establece obligaciones, tiempos, mecanismos o compromisos por los que CFE y Pemex vayan a bajar los costos de sus productos a los consumidores, una vez que sean reprivatizados. Tampoco se dice que la gasolina o la electricidad generadas por dichas empresas del gobierno federal vayan a entrar en esquema de abierta competencia con otros negocios, pese a que solamente así podría haber una reducción en los precios a la gente. Incluso, ni siquiera se establecen compromisos o medidas concretas para que Pemex y CFE se modernicen con su reprivatización. Peña Nieto tampoco incluyó esquemas para acabar con la sangría financiera y opacidad gremial que generan los sindicatos de ambas empresas. Y si se toma en cuenta que no se cumplió la promesa que hicieron el año pasado Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, acerca de que la reforma laboral que ambos impusieron y aprobaron sus diputados federales levantadedos generaría más y mejores empleos y mayores 4 / 5
inversiones, la realidad es que todo apunta a que la propuesta energética presidencial solamente lo ayudará a él a cumplir sus compromisos de campaña, con las trasnacionales, los órganos financieros mundiales y con los seudo empresarios aliados del PRI. http://robertodesachydebate.blogspot.com/ http:/// 5 / 5