La cueva de Altamira y su museo

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ISSN 1699-0889 http://cuadernosdearterupestre.es La cueva de Altamira y su museo The cave of Altamira and its museum Pilar Fatás 1 José A. Lasheras 2 1 Subdirectora Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. Secretaría de Estado de Cultura. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España. 2 Director Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. Secretaría de Estado de Cultura. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España. RESUMEN La cueva de Altamira - su arte rupestre - es uno de los paradigmas del arte rupestre paleolítico europeo, el lugar donde se identificó el primer Arte de la humanidad, sitio representativo por reunir casi todas las técnicas y temas, con una amplia cronología. Por ello fue inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial en 1985, a los pocos años de creada la Convención y recién suscrita por España. Desde su creación en 1979 el Museo de Altamira es instrumento para la gestión de la cueva, su investigación y conservación, con fines de conocimiento, educación y disfrute público. La conservación ha sido la principal encomienda del Museo, y lo sigue siendo; diversos proyectos a lo largo de tres décadas han permitido caracterizar los parámetros ambientales, principales factores de afección de la conservación del arte. Hoy el régimen de visitas a la cueva siempre provisional permite el acceso a 250 personas anualmente, en una visita de 37 minutos de duración. Es el Museo y su principal propuesta, la exposición permanente Los tiempos de Altamira que incluye la reproducción tridimensional de la cueva, la Neocueva, el que cumple con la misión de facilitar el acceso al conocimiento y al disfrute cultural de Altamira a los 250.000 visitantes de media que anualmente lo visitan. INFORMACIÓN INFORMATION Palabras clave Altamira, Arte Rupestre, Patrimonio Mundial, Museo, Neocueva, Paleolítico Recibido Junio 2014 Aceptado Enero 2015 Revisado Noviembre 2015 ABSTRACT The prehistoric art of The cave of Altamira is one of the paradigms of European Palaleolithic cave art, the site where the first Art of humankind was identified. It is well-known for collect almost all the themes and techniques of this style in a wide chronological context. For this reason it was inscribed in the UNESCO World Heritage List in 1985, few years after the Convention was created and just after Spain has ratified it. The Museum of Altamira is, since its founding in 1979, a tool for the management, research and preservation of the cave, for public knowledge, education and enjoyment purposes. Preservation has been the main duty of the Museum, and remains so; several projects over three decades have allowed to characterize environmentals parameters, that are the main concerns for preservation of imagery. The current regulation of visiting -always provisional- allows access to the cave to 250 people per year, in a 37 minutes tour. The mission of provide the public knowledge and cultural enjoyment of Altamira to an average of 250,000 people per year is achieved by the Museum and its main offer, the permanent exhibition The times of Altamira, including the three dimensional reproduction of the cave which is known as New Cave or Neocueva. Keywords Altamira, Cave Art, World Heritage, Museum, Neocave, Palaeolithic Received June 2014 Accepted January 2015 Revised November 2015 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE, 7, 2014: 25-35

1 Figura 1 Techo de los policromos - Pedro Saura 26 1. LA CUEVA DE ALTAMIRA La cueva de Altamira se encuentra a 156 metros sobre el nivel del mar, en la parte alta de una de las colinas calcáreas que rodean Santillana del Mar, una pequeña villa de Cantabria, cerca de Santander. Mide 270 metros de longitud y, en general, su altura oscila entre 2 y 12 metros y su anchura entre 6 y 20 metros. Durante el Paleolítico, cuando la cueva fue habitada y pintada, una gran boca abierta hacia el norte permitía la iluminación del área vestibular. Un derrumbe natural ocurrido en época paleolítica la cegó y hoy se accede por una puerta abierta en ese mismo lugar tras su descubrimiento. Toda la cueva está salpicada de figuras y signos grabados, dibujados y pintados, aunque es el conjunto del llamado techo de los policromos, con los famosos bisontes, lo más interesante, espectacular y reconocido de Altamira. Tras más de 22 000 años de acumulación de vida y arte en Altamira, y tras el largo periodo de cierre que se inició con el derrumbe ocurrido hace 13 000 años, su historia se reanudó en 1879 con el hallazgo de D. Marcelino Sanz de Sautuola. A él se debe el descubrimiento y la identificación del primer arte de la humanidad, del arte de las cavernas de Europa, su primer estudio y la certera atribución al Paleolítico, su publicación científica y la divulgación pública. Altamira es el descubrimiento para la ciencia y para toda la sociedad del arte rupestre paleolítico. La sorpresa que produjo fue seguida de una intensa polémica sobre su autenticidad o su antigüedad que solo fueron aceptadas por todos a partir de 1902, tras descubrirse en Francia otras cuevas con arte rupestre paleolítico y reconocerse públicamente el error e injusticia cometidos desde hacía veinte años con M. Sanz de Sautuola. La consideración de Altamira como patrimonio cultural y como recurso para el turismo es muy temprana. En las dos primeras décadas del siglo XX el Ayuntamiento de Santillana asumió la gestión de la cueva y su conservación: instaló una puerta metálica, nombró un guía y estableció normas

2 Figura 2 Bisonte tumbado en el Techo de los policromos - Pedro Saura para su visita. En 1924 fue declarada Monumento Histórico Artístico y se creó la Junta o Comisión de Investigación y Exploración de la cueva de Altamira, presidida por el jefe de la Casa Real. En 1924 se construyó el primer edificio vinculado al monumento para vivienda del guarda-guía y para exponer, en un gran salón de la planta baja, los objetos encontrados en la cueva en las excavaciones que se encomendaron a Hugo Obermaier; para facilitar la visita de los turistas se amplió la puerta de la cueva y se hizo una carretera que permitía llegar en coche hasta ella. En 1940 se creó el Patronato de la cueva de Altamira, transformado cuatro años después en Patronato de las cuevas de la Provincia de Santander, ampliando sus competencias al resto de cuevas con arte y al Museo Provincial de Prehistoria de Santander. A finales de los años 60 del siglo XX se realizaron nuevas obras para facilitar su visita: se amplió la carretera de acceso, se construyeron tres pabellones para una pequeña exposición, venta de entradas a la cueva, tienda de recuerdos, cafetería y restaurante. Y se intervino radicalmente en el interior de la cueva: el suelo se transformó para crear un ancho y cómodo camino que la recorría íntegramente; se instaló a lo largo del mismo una iluminación multicolor, efectista y, ante el miedo a un derrumbe, se levantaron grandes muros de sustentación en el vestíbulo que aislaron la sala de policromos tanto del área vestibular la del yacimiento arqueológico- como del resto de la cueva. Todas estas obras y las luminarias instaladas fueron camufladas y enmascaradas con arcilla obtenida en la propia cueva para darles una apariencia de naturalidad, para que pasaran desapercibidas o no molestaran la visita. Por entonces la cifra de visitantes a la cueva de Altamira alcanzó las 170.000 personas al año, duplicando las de los museos nacionales de arte contemporáneo y de arqueología de Madrid; simultáneamente se inició la reflexión y el análisis del grave riesgo que tal cantidad de 27

visitas suponía para la conservación del arte. En 1978 el Gobierno de España, ante la preocupación que causaba ese régimen de visita masiva respecto a la conservación de las pinturas adquirió la propiedad de la cueva y ordenó su cierre. En 1979 el Ministerio de Cultura creó el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira como instrumento para la gestión de la cueva, para su investigación y conservación con fines de conocimiento, educación y disfrute público. La creación del museo puso fin a la explotación turística, lo que supuso en Cantabria una fuerte polémica pública fomentada por el incipiente regionalismo. En 1982, tras un estudio encargado a la Universidad de Cantabria, se reabrió la cueva para las visitas públicas con un régimen que se consideró compatible con la conservación: sólo 8000 personas al año, en grupos de cinco acompañadas por un guía, entre dos y ocho grupos diarios en número distinto cada mes de acuerdo con un modelo ambiental estacional. La cueva de Altamira fue inscrita en 1985 en la Lista de Patrimonio Mundial creada por la UNESCO según la convención que había suscrito España en 1982. Fue una de las primeras aportaciones del patrimonio español junto con las ciudades de Oviedo, Ávila y Santiago de Compostela, la Alhambra de Granada, la catedral de Burgos, el Monasterio de El Escorial y la mezquita de Córdoba, cuando todas las inscripciones parecían obvias. 3 Altamira, junto con las cuevas del valle de la Vézère (inscritas en la Lista en 1979) es considerada quizá el más destacado paradigma del arte rupestre paleolítico europeo, el lugar donde se identificó el primer Arte de la humanidad, el sitio representativo por reunir casi todas las técnicas y temas con una amplia cronología. La inscripción se produjo una vez que el Ministerio de Cultura había resuelto la conservación del bien acabando radicalmente con los riesgos generados por una insostenible visita masiva. En 2008 se amplió la inscripción en la Lista y el bien pasó a llamarse La cueva de Altamira y el Arte Rupestre Paleolítico 4 28 Figura 3 Bisonte pintado en negro en el Techo de los policromos - Pedro Saura Figura 4 Uro grabado en la Galería V - Pedro Saura

Figura 5 Detalle del gran signo pintado en rojo - Pedro Saura 29

Figura 6 Tareas de conservación en la cueva de Altamira - Museo de Altamira 30 del norte de España, representado por otras diecisiete cuevas de Asturias, Cantabria y del País Vasco, objeto de otro artículo en esta misma publicación. 2. EL ARTE RUPESTRE DE LA CUEVA DE ALTAMIRA La cueva de Altamira alberga uno de los ciclos pictóricos más completos del arte rupestre paleolítico europeo, y es en el techo de los polícromos donde alcanza mayor espectacularidad y excelencia. Hasta apenas hace tres años el periodo de realización de pinturas y grabados se fijaba entre hace 22 000 y hace 13 000 años, desde el Gravetiense final hasta el Magdaleniense inferior cantábrico. El proyecto de investigación de la cronología a partir de dataciones por las series del uranio en la calcita sobrepuesta a la pintura desveló en 2012 la existencia de una figura con más de 36 000 años de antigüedad, lo que retrotrajo más de diez milenios la antigüedad del arte en Altamira. Altamira reúne todos los temas, técnicas y estilos artísticos del arte rupestre paleolítico cantábrico. Los temas representados son una selección intencionada de animales, signos abstractos y representaciones humanas. Si bien el bisonte es el animal más reconocido, auténtico icono de Altamira, es el ciervo - macho y hembra- el más representado a lo largo de toda la cueva y en todas sus variedades técnicas: grabado a línea, grabado relleno con estrías, dibujo y pintura. Completan el animalario de la cueva caballos, cabras y uros. Junto a ellos encontramos representaciones no figurativas, abstractas, que calificamos como signos. Al igual que en el caso de los animales, los signos repiten las formas típicas del norte de España y sur de Francia. Por último, con un porcentaje escaso, se hallan las figuras casi humanas, nada naturalistas, llamadas antropomorfos por su apariencia medio humana, medio animal e incluso en algunos casos, casi fantasmagórica. Dentro de esta categoría se incluyen las conocidas máscaras de la galería final de la cueva: unos simples trazos negros sobre las formaciones angulosas de la roca representan ojos, cejas, nariz y boca de unos rostros, dando vida a la roca y pareciendo que seres fantásticos surgen de ella en este reducido pasillo final de la cueva. Respecto a las técnicas, los artistas de Altamira utilizaron todo el repertorio, con usos diferenciados en unos y otros momentos. La cabeza de un toro se realizó marcando con los dedos la arcilla permanentemente húmeda y tierna; paredes y techos están cubiertos de grabados de animales y signos delineados con trazo fino o ancho y profundo; algunos están rellenos de trazos o estrías y resultan característicos del centro de la región cantábrica durante el Magdaleniense. Algunas figuras se dibujan a línea en un solo color, rojo o negro, otras se rellenan también con tinta plana roja (ocre previamente diluido en agua) y, en algunas, se dibuja difuminando el carbón en tonos grises en una técnica de carboncillo que no volveremos a ver en el arte hasta el Renacimiento europeo. La mayor complejidad está en las figuras policromas, aunque en realidad sea el uso de sólo dos colores, rojo y negro, a los que se suma el color dorado que aporta la roca del techo.

5 Figura 7 Vista aérea del Museo. El círculo marca la entrada de la cueva de Altamira Los bisontes policromos de Altamira destacan por la maestría de su ejecución; quien los pintó tenía una técnica precisa y realizó una ejecución magistral, sin comparación con el resto del arte de la cueva ni con la mayoría de figuras que se han conservado en otras cuevas hasta nuestros días; sería una persona que destacaría igual que Miguel Ángel, Goya, Frida Kahlo o María Blanchard lo hicieron en su época y como maestro o maestra lo reconocemos y es reconocido por sus colegas contemporáneos cuando visitan Altamira. Destaca sin duda su capacidad para dotar de volumen a las imágenes representadas; el techo de los policromos se caracteriza por una geología sugerente con una serie de notables abultamientos que el artista utiliza de manera diversa: para encajar toda la figura de un bisonte tumbado o revolcándose, para dibujar sólo su cabeza vuelta hacia atrás, destacada del cuerpo, para sugerir la preñez de una gran cierva, etc. Encontrar explicación al arte de Altamira, al arte rupestre paleolítico es una tarea difícil, casi imposible. Sabemos que es un arte de comunidades cazadoras recolectoras que no explica la caza: no hay una correspondencia o relación unívoca entre los animales representados en las cuevas y los restos de animales consumidos que hallamos en el depósito arqueológico de esas mismas cuevas; se trata de representaciones codificadas de acuerdo a unos valores y significados que compartía el grupo, la comunidad, que compartieron grupos y comunidades de diversas regiones de Europa a lo largo de milenios; imágenes que expresaban sus pensamientos importantes, quizá trascendentes, en relación con su manera de comprender el mundo, su lugar en el mismo y su relación con los demás seres. 3. LA INVESTIGACIÓN PARA LA CONSERVACIÓN DE LA CUEVA DE ALTAMIRA Desde los años 80, tras la creación del museo, la conservación ha sido su principal encomienda, la que más recursos ha requerido y de forma más permanente. El cierre de la cueva en 1978 resolvió el gran riesgo para la conservación: la visita masiva. Desde entonces se ha centrado el esfuerzo en el mejor conocimiento del microclima cavernario, de su alteración por la presencia de personas en la cueva y de los efectos sobre las pinturas. El Ministerio de Cultura promovió y costeó un convenio de colaboración con la Universidad de Cantabria para desarrollar el Proyecto científico técnico para la conservación de las pinturas de Altamira, bajo la dirección del profesor Eugenio Villar. Los resultados de este estudio permitieron establecer un modelo físico lineal en relación a los parámetros ambientales que se tradujo en un patrón de visitas anuales aplicado entre 1982 y 2002. En 1992 se analizaron los riesgos medioambientales naturales y antrópicos, reales y potenciales que había en el entorno inmediato de la cueva y, al año siguiente, el Patronato del Museo aprobó el Proyecto Museológico para Altamira para afrontar simultáneamente la investigación para la conservación y para el conocimiento arqueológico, así como su divulgación y la de los valores de Altamira. La conservación era uno de los objetivos generales del proyecto, cuyo resultado más público fue la construcción del nuevo Museo de Altamira inaugurado en 2001. Los objetivos específicos planteados y alcanzados en el 31

8 Figura 8 Vista de la boca de entrada y recreación de la excavación en la Neocueva - Museo de Altamira 32 proyecto, directamente vinculados a la conservación de la cueva fueron: la realización de estudios de las condiciones ambientales de la cueva de Altamira que afectan a su conservación y la aplicación de medidas de conservación preventiva: adquisición de la propiedad del suelo en la vertical de la cueva y en su área impluvial; control del entorno a través de un Plan Especial de Protección; supresión del tráfico rodado en las inmediaciones de la cueva y, la restitución del paisaje del entorno de la cueva; supresión de infraestructuras, viviendas e instalaciones ganaderas en el área impluvial del techo de los policromos. En 1993 se pone en marcha el estudio de la Geología, a través de un convenio con el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC bajo la dirección de M. Hoyos. Dentro de este proyecto se instaló un sistema de registro ambiental permanente con el objetivo de monitorizar los parámetros ambientales con el régimen de visitas de ese momento y evaluar el modelo teórico en el que se basaban las visitas desde 1982. En 2002, poco después de inaugurar el nuevo museo, se propuso un nuevo cierre de la cueva a la visita pública como medida preventiva urgente ante un grave riesgo microbiológico: se habían detectado colonias de algas activas y en expansión -manchas verdes- en el techo de los policromos. Era el momento de realizar una nueva fase de la investigación sobre los parámetros ambientales y la conservación de las pinturas, que integrara el trabajo de años anteriores y los problemas detectados en ese momento, así como la evaluación de los parámetros ambientales con la cueva cerrada, sin la perturbación de las visitas. Sendos convenios con el CSIC culminaron la caracterización de los parámetros ambientales, principales factores de afección de la conservación del arte: humedad, temperatura y composición del aire, condensación de agua sobre las pinturas y, fauna y flora microbiana. En 2012 el Patronato del Museo aprobó la propuesta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para realizar el Programa de Investigación para la conservación preventiva y régimen de acceso de la cueva de Altamira, liderado por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, institución del propio Ministerio. Tras los resultados de este programa de investigación, que incluyó un ciclo anual de visitas experimentales con el objetivo de analizar el impacto de la presencia humana en la conservación de la cueva, el Patronato decidió la apertura de la cueva con un régimen altamente restrictivo: cinco personas un día a la semana (250 personas anualmente) acceden a la cueva de Altamira en una visita de 37 minutos de duración, de los que sólo 8 se permanece bajo el techo de polícromos (el sitio con arte más destacado de la cueva, y a su vez lo más frágil). Para acceder los visitantes han de llevar un mono desechable, calzado especial y mascarilla para minimizar la introducción de elementos exógenos potencialmente perjudiciales. Los parámetros están monitorizados permanentemente y su estudio integrado en un

9 Figura 9 Vista del Techo de los policromos en la Neocueva - Pedro Saura Plan de Conservación Preventiva. El Plan prevé la interrupción de las visitas ante cualquier anomalía o riesgo grave, y es tarea primordial del museo la permanente atención a la mejor preservación del arte de Altamira, y su compatibilidad con el acceso de los ciudadanos, por mínimo que sea. Por esto, el régimen de visita a la cueva, sea el que sea, siempre será provisional, sujeto a cambios en función del control del estado de conservación que realiza el museo. 4. EL MUSEO DE ALTAMIRA, LA HERRAMIENTA DE GESTIÓN DE LA CUEVA DE ALTAMIRA Los edificios de 1924 y de los años 70 del siglo XX cumplían la función de ser centro de acogida de visitantes y de breve presentación del arte y la arqueología antes de la visita a la cueva, pero desde la creación del Museo este asume todas las funciones propias -investigar, conservar y divulgar-en relación con la cueva, su razón de ser y el principal patrimonio histórico que tiene encomendado. El proyecto museístico inaugurado en 2001 cubría objetivos de diversa índole, pero destacar el proceso de reflexión que permitió su definición en cuestiones diversas como la conservación, la investigación, la divulgación científica, el acceso y el disfrute cultural sostenible del bien. Respecto a la conservación del monumento, el Proyecto ha permitido la protección integral del entorno inmediato y su recuperación (eliminando construcciones e infraestructuras sobre la vertical de la cueva), la ordenación del uso del suelo y de los vertidos (con la delimitación del área impluvial de la cueva). La cueva de Altamira está ahora en mejores condiciones de conservación y es mejor conocida gracias a los actuales estudios científicos pluridisciplinares (arqueología, geología, historiografía ) Respecto a la divulgación del conocimiento y de los valores patrimoniales de Altamira, el renovado Museo nació con voluntad de comunicación, de emitir un mensaje interesante, atractivo y accesible intelectualmente para el público general al que se destina la exposición permanente y esa sala especial llamada Neocueva (reproducción facsímil de Altamira), un producto cultural con la voluntad de ser un museo para todos. A partir de un recurso cultural de primera magnitud Altamira- se plantea el conocimiento de las formas de vida de los grupos cazadores recolectores y de su Arte. La reproducción de Altamira, la Neocueva, permite conocer la Altamira paleolítica. Es un libro abierto con una única ilustración en tres dimensiones reales, no virtuales, en las que se introduce el visitante. Está concebida a partir del rigor científico pero con el objetivo de informar al visitante, de establecer una comunicación con él en torno a los valores originales y actuales de Altamira. La Neocueva presenta Altamira como un lugar del Paleolítico, un lugar habitado y que conserva su arte, su creación plástica simbólica acumulada durante milenios. Reproduce la cueva tal y como era 33

34 cuando fue habitada y pintada, con su arquitectura natural, como era el lugar prehistórico y no como ha llegado hasta nuestros días, es decir, suprimiendo los derrumbes naturales y las intervenciones artificiales del siglo XX. La Neocueva es producto de la investigación, cuyo resultado se presenta a los visitantes de una forma accesible física e intelectualmente, haciendo ameno el conocimiento y estimulando la reflexión personal y el diálogo con otras personas. La Neocueva es la sala especial de la exposición permanente Los tiempos de Altamira. Junto con otros espacios más convencionales o semejantes a los de otros museos, presenta a los protagonistas del Paleolítico, su aspecto, su forma de vida, los objetos que idearon y fabricaron, y cómo los usaron; en suma: quienes protagonizaron la vida en los tiempos de Altamira y cómo se relacionaban con la naturaleza de la que formaban parte. En cuanto a las instalaciones el Museo incluye un recinto de 160.000 m2 que sugiere el territorio paleolítico y que permite interpretar y entender el paisaje actual, y el tránsito de aquel a éste; el edificio principal incluye las áreas internas de trabajo técnico científico, además de todos los servicios públicos o semipúblicos: la exposición, tienda, cafetería, espacios para talleres, o el salón de actos, la biblioteca, el archivo y el laboratorio que incluye el almacén de objetos arqueológicos. Los antiguos pabellones de los años 70 se han rehabilitado como espacio polivalente, para realizar exposiciones temporales, congresos y otras actividades, y está en fase de rehabilitación la antigua casa de 1924 que quedará al servicio del trabajo en la cueva entre otros usos previstos. Trabajamos en el museo 54 personas con relación laboral directa y estable con el Ministerio, y 34 personas a través de contratas de servicios (cafetería, tienda, seguridad, mantenimiento, limpieza y jardinería); además, anualmente una veintena de personas trabajan para Altamira a través de becas, estancias profesionales o contratos temporales. Los recursos económicos proceden de los Presupuestos Generales del Estado. Más del 50% de los gastos del museo corresponden a recursos humanos, en torno a un 30% a bienes corrientes y servicios y un 10% nuevas inversiones. 5. ALTAMIRA Y EL TURISMO Altamira y el turismo han sido binomio prácticamente desde comienzos del siglo XX. En los años 20 se asoció la cueva al turismo como un atractivo culto y exclusivo para quienes veraneaban en Santander. Esta situación fue en aumento con la generalización del veraneo y las vacaciones laborales; en los años 60 la cueva y Santillana del Mar se había convertido en principal imagen de la región y reclamo turístico culto; de ahí las múltiples intervenciones para su mejor Figura 10 Exposición Los tiempos de Altamira - Museo de Altamira Figura 11 Página siguiente, taller de Prehistoria sobre las técnicas del arte rupestre - Museo de Altamira accesibilidad, cuyos efectos ya hemos tratado. El cierre de 1978 generó una fuerte polémica avivada por empresarios turísticos que creían que se desvanecía uno de sus activos fundamentales 10 para el desarrollo turístico regional, y también por políticos locales regionalistas que se señalaron creando un conflicto y una seña de identidad partidista a partir de Altamira. Tras varios proyectos fallidos de buscar alternativas para el turismo en torno a Altamira, a mediados de los 90 se produjo el acuerdo interadministrativo e institucional favorable a la realización del actual Museo de Altamira, un producto cultural que es, a la vez, el principal recurso cultural para el turismo de Cantabria, cuya excelencia y valoración se halla a la altura de la propia cueva. El Museo, como espacio para la cultura, puede ser utilizado y es utilizado por los agentes turísticos para incluirlo en sus productos turísticos. Es un producto acorde con el surgimiento de los nuevos estilos de ocio de finales del siglo pasado, el turismo cultural. Frente a los 170.000 que visitaban Altamira en los años 70, hoy cerca de 250.000 personas al año conocen el arte de Altamira a través de la Neocueva y resto de salas de exposición, de las exposiciones temporales que se programan y de la propuesta permanente de actividades que el museo ofrece a quienes visitan el museo en todos los momentos del año. Desde el punto de vista económico que también tiene el Patrimonio, en los últimos años se han clarificado algunas conclusiones: el museo, con sus más de 250.000 visitantes, genera un impacto directo en el PIB regional de más de 20.000.000 (calculado en 2013/2014); la apertura de la cueva no afecta la tendencia de visitas a Altamira ni altera el producto que los agentes turísticos diseñan. Esto es constatable comparando los visitantes al museo en los años en que la cueva estuvo absolutamente cerrada y el periodo en que la cueva se ha visitado de forma experimental o ha estado abierta al público desde 2014. Según un estudio económico realizado en 2014, la reapertura de la cueva no provocaría ningún impacto económico apreciable sobre el del museo. Justificar la apertura de la cueva en términos económicos y de desarrollo del turismo -de un supuesto efecto llamadacarece de fundamento objetivo. Los ciudadanos entienden y asumen que la cueva deba estar cerrada o con un régimen de visita mínimo para garantizar su conservación. Es misión del Museo la adecuada conservación de Altamira pero también facilitar el acceso tal como dice la Ley de Patrimonio Histórico Español, que puede ser directo y personal, intelectual o virtual. Y esta es la perspectiva de presente y futuro del Museo de Altamira: trabajar para la mejor accesibilidad al conocimiento y al disfrute cultural de Altamira.

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